Número 12, Año 3, octubre 1998 - enero 1999

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NUEVAS EXPERIENCIAS DE COMUNICACIÓN MASIVA: LAS RADIOS “PIRATAS” DEL D.F.. UNA HISTORIA HACIA LA DEMOCRACIA.

Mónica Palomino González
 

Se cuentan con la mano las experiencias de radios comunitarias o radios independientes que México ha tenido. Hasta hace dos meses eran básicamente dos las radios de este tipo en nuestro país, las dos ubicadas en el estado de Veracruz: Radio Cultural Campesina, en Teocelo, y Radio Huayacocotla, en el municipio del mismo nombre. Lamentablemente la radio de Teocelo fue cerrada recientemente por autoridades de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pretextando haber irregularidades en el estatuto de posesión legal de la radio. Seguramente quienes hacen y mantienen a la radio de Teocelo tendrán mucho que contar y desmentir al respecto. No es el propósito de este escrito profundizar en la experiencia de la radio de Teocelo. Este texto pretende esbozar el contexto político en el que nacen nuevas experiencias de radios que pretendían servir a la sociedad y realizar esta función con un carácter democrático. Son experiencias muy breves, pero importantes en tanto que amplían la historia de los medios de función social. Además sirvieron para impulsar otros proyectos radiofónicos que, éstos sí, están empezando a consolidarse. Cabe hacer la aclaración de que sobre estas experiencias no se ha escrito a profundidad, prácticamente sólo se cuenta con las notas periodísticas para reconstruir su historia y entender sus motivaciones y objetivos.
 

 1. Sus orígenes: La discusión nacional sobre los medios de comunicación.

El año de 1994 fue muy importante para la evaluación de la labor de los medios de comunicación mexicanos. Las elecciones presidenciales de ese año provocaron innumerables artículos y análisis periodísticos, así como trabajos universitarios y académicos en torno al papel que jugaron los medios de comunicación, particularmente los electrónicos,  en el proceso electoral más observado de toda nuestra historia. Esas primeras opiniones desencadenaron una fuerte polémica en el ámbito político nacional sobre el acceso de espacios en la comunicación masiva por parte de los partidos políticos para difundir propaganda electoral, y más aún, para tener presencia en ellos no sólo en coyunturas electorales. “Nunca quizás, como en el pasado 21 de agosto, los partidos políticos apreciaron el tamaño del error de no haber peleado desde tiempo atrás y no sólo en términos de espacios en épocas electorales, sino también desde las Cámaras, por una revisión a fondo del funcionamiento de los medios de comunicación en general”1 .

Se evidenciaba, en esos debates, la parcialidad de los medios en el trato de la noticia sobre cada campaña partidista y sobre cada candidato; además de que salieron a la luz, las sorprendentes diferencias en cuanto a la repartición de recursos de campaña para los diferentes partidos; cuestión que ponía en ventaja al PRI y en serios aprietos al resto de los partidos, para poder producir sus campañas propagandísticas y después contratar espacios para su difusión2 . “ (...) el PRD declaró haber gastado en toda su campaña presidencial apenas 12 millones de nuevos pesos. (...) El costo total de la campaña presidencial del PRI fue de mil 250 millones de dólares, es decir, de acuerdo con el tipo de cambio actual (sept.1994), 4 mil 250 millones de nuevos pesos”3 .

Los meses siguientes a las elecciones, el tema de los medios estuvo en la mesa de la discusión. En la Cámara de Diputados los debates giraban en torno a la equidad de los medios, la libertad de expresión y “las reglas en el uso de las concesiones de radio y televisión”4 , para elegir el eje de análisis que debía guiar la evaluación de los medios electrónicos de comunicación.

A su vez, los líderes políticos pugnaban por la reestructuración de los medios para hacerlos cumplir con su función de dar información “veraz, plural, diversa, suficiente”5 , además de “poner fin al monopolio de Estado” y convocar a un “gran diálogo nacional” para crear nuevas “instituciones, leyes y prácticas democráticas”6 .

El desequilibrio entre el número de concesiones y permisos7 , particularmente en el medio radiofónico, también forma parte de las denuncias, así como la revisión del marco jurídico que norma el otorgamiento del uso de los medios. Este tema se vincula al monopolio virtual de información que poseen los medios, así como su posición acrítica frente al gobierno8 .

Había, pues, un empeño por mostrar la importancia de los medios en el esfuerzo del país por transitar a la democracia.

Para que los medios respondiesen con la lógica de reforma del Estado había que revisar a fondo la ley que los norma. “La actual ley, además de ser muy antigua (1960), no contempla ni las innovaciones tecnológicas, ni las innovaciones políticas de una sociedad que ya no está resignada a estar bajo la tutela del Estado, que durante años se ha erigido como el gran supervisor de los mensajes y contenidos”9.

El derecho a la libertad de expresión, principio básico de la democracia, estimula la propuesta de la creación de un ombudsman de la comunicación, que vigilara el “correcto hacer” de los medios. Esta propuesta, y otras de igual importancia, también formó parte de las demandas hechas por Comunicadores por la democracia, grupo formado años atrás por investigadores de la comunicación y comunicadores de los medios, que desde su formación (1991) ya habían cuestionado la labor de los medios; pero fue hasta 1994 que esas demandas tuvieron un campo fértil.

Con todas estas críticas y denuncias sobre el ambiente poco favorable a la democracia que reinaba en los medios, se empieza a preparar el terreno para lo que sería el evento nacional más importante, en los últimos años, en lo que a medios se refiere: la Consulta Pública en Materia de Comunicación Social. Su importancia “no sólo reside en sus efectos en el campo de la información colectiva, sino sobre todo en que constituye una realidad estratégica que afecta la reforma del Estado Mexicano.”10

La Cámara Baja llevó a cabo, del 8 de junio al 11 de julio de 1995, la Consulta Pública en Materia de Comunicación Social, dentro del marco de la reforma del Estado. Para tal efecto, se realizaron foros y conferencias regionales a lo largo del país, que convocaron a distintos sectores de la sociedad (empresarios de los medios, comunicadores, académicos e investigadores de la comunicación, estudiantes, organizaciones civiles, artistas, etc.) quienes opinaron sobre la comunicación social y su marco jurídico vigente, que norma a los medios electrónicos de comunicación masiva  en nuestro país: “(...) consultar a la ciudadanía y recoger opiniones para que hagan efectiva y salvaguarden la libertad de expresión, amplíen y fortalezcan el derecho a la información, adecuen el marco jurídico a las transformaciones ocurridas en el ámbito de la información y la comunicación, y propicien los versátiles cambios tecnológicos en los medios impresos y electrónicos”11 . Lo importante de esta consulta es que la sociedad exteriorizó el “deber ser” de los medios electrónicos: 1) “Democratizar la comunicación social por medio de reformas en el sistema de concesiones de los medios y en las normas que garanticen  la libertad de expresión y que brinden espacios a las distintas manifestaciones sociales”. 2) “Crear una política democrática de comunicación social donde de cara a la sociedad, medios y gobierno se comprometan a seguirla en beneficio de la sociedad a la que se deben”. 3) “Promover que la aplicación normativa de la comunicación social democrática esté en manos de los ciudadanos”12 .

 Esta consulta develó la visión de la sociedad13  sobre la presente carencia de medios de comunicación que cumplan a plenitud con su labor de atención y desarrollo social y propicien la participación de la población en ellos.

 Este es el panorama en el que se enmarca el breve pero significativo “brote” de radios ciudadanas que ampliaron la historia de las radios mexicanas de función social.
 

 2. Las radios ciudadanas piratas del Distrito Federal.

 Bajo el impulso del debate nacional sobre los medios, empezaron a emerger radiodifusoras sin permiso legal de transmisión que fueron fundadas y dirigidas básicamente por la Asamblea de Barrios (organización relacionada con la reivindicación de la vivienda) y militantes del PRD. El objetivo de estas radios era “la derogación de la Ley Federal de Radio y Televisión”14  y terminar con el monopolio informativo al permitirle a los diversos sectores de la sociedad la posesión de medios propios para expresarse a través de ellos.

 La primera en nacer fue Televerdad. Inició sus transmisiones el 9 de Septiembre de 1994, se autodenominó “estación radiofónica pirata”. Se ubicó en el camellón del cruce de las importantes avenidas Insurgentes y Reforma del Distrito Federal,  en una caseta provisional de lona. Transmitió en el 89.1 de F.M., con un transmisor de cinco watts de potencia que le hacía cubrir “el área que va de Antonio Caso a la calle de Aguascalientes, en la Colonia Roma”, 17 horas diariamente.

 Sus primeros mensajes invitaban a una movilización ciudadana para inaugurar más medios que tuviesen el mismo espíritu democrático. “Vamos desde aquí, a convertir a miles de ciudadanos en portadores de información a todos los lugares”15.

 El proceso de desincorporación de los canales estatales de televisión 7,13 y 22, es parte de los estímulos del nacimiento de Televerdad. En el proceso de licitación de los canales 7 y 13, como es ya sabido, los principales postores fueron los empresarios de la Radio y Televisión, lo que implicaba la reiteración de que los medios de comunicación masiva sólo podían ser obtenidos y utilizados por el mismo grupo económico que ya los explota. Este proceso de desincorporación, también propició la polémica porque, como lo dijo uno de los fundadores y principal ideólogo de Televerdad, Marcos Rascón: “La privatización al igual que el estatismo han destruido el espacio público y ambos no consideran a la sociedad civil como un sujeto capaz de resolver la integración de instituciones”16 .

 En su artículo, el autor define a Televerdad como un “ejemplo de comunicación comunitaria y de la sociedad civil”. Reafirma que los diversos sectores de la sociedad (“mujeres, jóvenes, campesinos, defensores de los derechos humanos, organizaciones de barrio y de colonias”) deben empezar a ganar espacios en la comunicación masiva.

 Y señala la creación de otros radiodifusoras por la sociedad, como la estrategia para reformar a los medios masivos. Bajo este principio operarán y bajo esta lógica se inscribirán las radiodifusoras que nacieron pocas semanas después.

 El 9 de octubre de 1994 inició sus transmisiones Radio Pirata, “desde la Plaza Hidalgo del zócalo de Coyoacán, en el 90.1 de F.M.”17 . Transmitía los sábados, durante 3 horas, de 12 a 3 p.m.; su cobertura se entendía desde el centro de Coyoacán hasta Ciudad Universitaria, Río Churubusco y Viaducto. Su fundación se explica por “la necesidad de un grupo de ciudadanos cansados de las mentiras y comentarios tendenciosas transmitidas por los monopolios de la comunicación”18 .

 En su inauguración participaron militantes del PRD como la entonces diputada Patricia Ruiz Anchondo, Carlos Imaz (exdirigente del Consejo Estudiantil Universitario), y la entonces asambleísta del PRD, Laura Itzel Castillo. Todos expresaron la función y razón de ser de Radio Pirata: difundir “información cultural, económica, política y social, sin distorsiones y sin cambios”19 , así como servir de canal de expresión sin censuras para todo el que lo requiera.

 Esta radiodifusora, Radio Pirata, surgió y se hizo eco de los principios de Televerdad. Su carácter ilegal, al igual que su hermana de Insurgentes y Reforma, la ponía en una postura de clara confrontación y resistencia frente a la normatividad de los medios y frente al gobierno. “El problema de las concesiones no es técnico o financiero, sino esencialmente un obstáculo político que impide que el gobierno otorgue más concesiones, sobre todo en el cuadrante de F.M., que prácticamente está solo”20 .

 Bajo la misma lógica nace Radio Vampiro, el 16 de noviembre de 1994, en “las calles de Durango, en la colonia Condesa”21 . Transmitía en el 89.1 de F.M., y se instalaba en donde la gente la solicitara, siempre y cuando no se saliera de las Colonias Roma o Condesa22 . A su inauguración también asistieron miembros del PRD. Su fundadora, Patricia Ruiz Anchondo, mencionó en aquella ocasión que era necesaria una reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión ya que esto posibilitaría que las instituciones públicas y asociaciones de ciudadanos accedieran a concesiones de los medios.

 Sin embargo, el encanto duró poco. Un mes después de la fundación de Televerdad y 12 horas después de fundada Radio Pirata; Televerdad es cerrada por la Policía Judicial Federal e inspectores de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT)23 . El poco y pobre equipo y material con el que funcionaba le fue incautado, conforme al artículo 104 bis de la Ley Federal de Radio y Televisión,  el cual dice que el que explote u opere estaciones de radiodifusión sin permiso o concesión perderá sus bienes muebles e inmuebles24 . La Ley también marca que la SCT tendrá que oír al infractor y poner un plazo para que se regularice su situación. Esto no ocurrió así en el caso de Televerdad.

 Hay que hacer notar que Televerdad no se había apegado al trámite que marca la ley para recibir un permiso, como se ha mencionado en párrafos anteriores. ¿Y cuál es ese trámite que no siguió Televerdad? En primer lugar no presentó la solicitud correspondiente, que debe contar con la comprobación de la legal constitución de la persona moral que solicita; con el proyecto de inversión para la instalación y operación de la estación; con fuentes y comprobación de recursos financieros; con declaración de los propósitos generales que motivan al solicitante a pedir el permiso, entre otros más25 .

 Dejando de lado el análisis de la factibilidad de estos requisitos para emisoras micro (con muy pequeña inversión, con pocos watts de potencia, sostenida con recursos de los bolsillos de quienes la echan a andar y de boteo), se debe enfocar la atención en un fenómeno aún más sorprendente: la selección o  discriminación en el proceso de otorgamiento de permisos y concesiones. Para entenderlo dos ejemplos: el 13 de octubre de 1994, Emilio Gamboa Patrón, entonces secretario de Comunicaciones y Transportes, anunciaba que se habían otorgado 40 concesiones26  en poco menos de 10 días27 , para estas fechas la Universidad de Puebla cumplía alrededor de 22 años de haber hecho la solicitud a la SCT para obtener el permiso que haría funcionar a la radiodifusora de esta universidad, en el mismo caso se encontraba la Universidad de Zacatecas, la cual cumplía 19 años de haber hecho dicho trámite. Aún contando con todos los requerimientos técnicos que marca la ley, la SCT no actuaba en consecuencia.

 Estos son elementos para entender un poco el cierre de Televerdad y para entender la ilegalidad de sus transmisiones en el marco de una ley obsoleta, confeccionada a la medida estrecha de los empresarios de la comunicación, una ley colador, que sólo le permite el paso a unos cuantos.

 Después de serles incautado el equipo, Marcos Rascón y la Asamblea de Barrios prometió volver a transmitir por diversos puntos de la ciudad28 . Promesa que no fue cumplida. Asimismo realizaron la petición formal a la SCT y pidieron la devolución del equipo, en un mitin frente a las oficinas de la SCT, en Xola29 . Hasta ahora Televerdad  no ha vuelto a transmitir.

 Radio Vampiro desaparecería por sí misma. Y Radio Pirata pudo cumplir un año de vida y después dejó de transmitir.

 Hemos visto que estas experiencias las pusieron en marcha, básicamente, militantes del PRD, tenían por tanto una función partidista. Sin embargo, permitieron que otros sectores de la sociedad (estudiantes, intelectuales, organismos no gubernamentales) se expresaran a través del medio. Su corta vida fue lo que impidió que pudieran realizar una labor más sólida, más perdurable y firme, hacia la sociedad. Su experiencia y su ejemplo, sin embargo, hizo reflexionar sobre todos los elementos antidemocráticos que existen en la comunicación masiva de nuestro país. Podemos pensar que su existencia sirvió de estímulo a otros proyectos radiofónicos que actualmente siguen en marcha. El estatus legal en el que se encuentran estos proyectos (no cuentan aún con permiso de transmisión), nos impide mencionar sus nombres y ubicación. Pero ahí están y existen, empiezan a consolidarse y a darle a la sociedad mexicana otro tipo de medios de comunicación, coherentes con el proceso y el espíritu democráticos de este tiempo.
 

1 Alva de la Selva, Alma Rosa.” TV: el voto electrónico”. Periódico El Financiero. 02 de septiembre de 1994. Sección Cultural, pag. 51.

Para tener una idea del enorme gasto que representa anunciarse por televisión y/o radio, le recomiendo leer el artículo de Enrique Velasco en esta misma edición.

Meyer, Lorenzo. “El partido de Estado postmoderno”. Periódico Reforma. 1 de septiembre de 1994. Sección Negocios, pag.7.

4 “Critican legisladores de oposición la falta de equidad en medios electrónicos”. Periódico La Jornada, 1 de septiembre de 1994. Sección El País, pag. 11.

5 Delgado, René. “La democracia pendiente”. Periódico Reforma. 3 de septiembre de 1994, Sección “A”, pag. 8.

Ibidem.

1225 son estaciones concesionarias en un universo de 1391 radiodifusoras, esto es, 88% del total son concesionadas. SCT. Dirección General de Sistemas de Difusión. 1995.

8 -Rivera Loy, Guadalupe. “Aparentemente, la radio cultural está abandonada por el público”. Periódico El Financiero. 12 de octubre de 1994. Sección Cultural, pag. 61.
-González Rodríguez, Sergio. “Libertad comunicativa”. Periódico Reforma: El Angel (Suplemento). 4 de septiembre de 1994. Pag.2
-“Diversificar frecuencias”. Periódico La Jornada. 10 de septiembre de 1994. Sección Editorial, pag.2.

9 “Plantea Raúl Trejo urgente modificación de la actual normatividad de los medios”. Periódico El Nacional. 27 de septiembre de 1994. Sección País, pag. 11.

10 Esteinou Madrid, Javier. “Los aciertos de una esperanza por renovar el marco legal”. En Revista Mexicana de Comunicación. No.42. Noviembre de 1995-Enero de 1996. Pag.31.

11 Comisión Especial de Comunicación Social de la LVI Legislatura de la Cámara de Diputados. Consulta Pública en Materia de Comunicación Social. Primera Etapa: Relatoría Foros Regionales de Consulta. México, 25 de octubre de 1995.

12 Ibidem. Pag. 70.

13 Tales expresiones no fueron sólo provenientes de intelectuales y académicos de la comunicación, sino de otros sectores de la sociedad, entre ellos los que han jugado hasta ahora el papel de “receptores” de los medios.

14 “Televerdad inició sus transmisiones radiofónicas”. Periódico La Jornada. 10 de septiembre de 1994. Sección El País, pag. 11.

15 Ibídem.

16 Rascón, Marcos. “Televerdad: la disputa por las ondas hertzianas”. Periódico La Jornada. 18 de septiembre de 1994. Sección El País, pag.16.

17 “Surge Radio Pirata estación hermana de Televerdad”. Periódico El Financiero. 8 de octubre de 1994. Sección Política, pag. 17.

18 Ibídem.

19 García, Conrado. “Radio Pirata, una opción para informar sin censura a los capitalinos: M. Rascón”. Periódico Excélsior. 9 de octubre de 1994. Sección A, pag. 47.

20 Declaración de Marco Rascón en Barbiaux, Inés. “Radioverdad. La nueva estación pirata representa un espacio libre de expresión”. Periódico El Financiero. 8 de octubre de 1994. Pag.35.

21 García Granados, Marco A. “Emprendió actividades Radio Vampiro; casi es clandestina porque regatean el permiso: Ruiz”. Periódico Excélsior. 17 de noviembre de 1994. Sección A, pag.25.

22 Grupo SLO4CC. La radio comunitaria en México: un modelo de comunicación democrático. (Trabajo terminal del área de concentración en Radio Comunitaria) UAM Xochimilco, México, 1996. Pag. 25.

23 Esquinca, Vianey. “Cierran ‘Televerdad’”. Periódico Reforma. 10 de octubre de 1994. Sección Ciudad y Metrópoli, pag. 1.

24 Ibidem.

25 Grupo SLO4CC. La radio comunitaria... op.cit., pag. 103.

26 En México, la concensión se otorga al medio que será explotado comercialmente y cuyos objetivos son de lucro. El permiso se le otorga a los medios que tienen fines culturales, de educación, que generalmente, al menos en nuestro país, le pertenecen a instituciones educativas (algunas propiedad del estado, algunas privadas) o a instancias estatales.

27 Martínez, Blanca. “Se han otorgado 40 concesiones de radio, en menos de 10 días: Gamboa”. Periódico El Universal. 13 de octubre de 1994. Sección 1A, pag. 9.

28 Rascón, M. “CIRT, Televisa y el gobierno contra Televerdad”. Periódico La Jornada. 11 de octubre de 1994. Sección El País, pag.16.

29  -Esquinca, Vianey. “Pide ‘Televerdad’ permiso a la SCT. Periódico Reforma. 12 de octubre de 1994. Sección Ciudad y Metrópoli. Pag.8B.
-Guarneros, Fabiola. “Exige la AB la devolución del equipo de ‘Tele-Verdad’ que incautó la SCT”. Periódico El Universal. 12 de octubre de 1994. Sección Nuestra Ciudad, pag. 1,3.
-“Pide Televerdad se le concesionen todas las frecuencias libres”. Periódico La Jornada. 12 de octubre de 1994. Sección El País, pag 22

 
 

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