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Por José Fernández de Castro-Heller
Número 20
Desde Julio Verne,
pasando por H. G. Wells, Ray Bradbury, Carl Sagan e Isaac Asimov,
entre muchos otros más, los escritores de ayer y hoy se han
preocupado por hacer de la ciencia, y principalmente la tecnología,
la pieza central de sus ficciones, como factor influyente, más
no determinante, en la vida e interacción humanas. Estos
escritores han imaginado utopías futuristas en las que las
tecnologías de comunicación sirven para enlazar a
los individuos a través de grandes distancias (inclusive
a años luz de lejanía), pero también han profetizado
sobre posibles mundos en los que el individuo vive alienado a causa
de las mismas tecnologías que se suponía debían
conectarlo al resto de la humanidad.
Es característica de la obra del autor William Gibson el
destacar la ambivalencia del avance tecnológico, y especialmente
de las tecnologías de comunicación, las cuales, si
carecen de una orientación adecuada, podrían producir
terribles aberraciones comunicativas que aíslan al ser humano
de la interacción real - aquella que se experimenta en el
contacto directo con seres de carne y hueso. Pero Gibson resalta
también que la tecnología, guiada por la razón
y la sensibilidad humanas, y no bajo el yugo del determinismo, sería
capaz de liberarnos de nuestros límites más primigenios
y lanzarnos hacia un universo de complejas interrelaciones (entres
sistemas computacionales y humanos); un mundo de potencialidad pura,
en el que todo sería posible.
El propósito de este ensayo es examinar la factibilidad de
que las tecnologías de comunicación descritas en una
de las novelas de Gibson - Virtual Light - se conviertan en realidad
tangible y cotidiana, analizando al mismo tiempo las implicaciones
que estas tendrían (de ser factibles) en la actividad, razón
y espiritualidad humanas. La literatura nos ofrece la visión
de un mundo entre muchos posibles, brindándonos la oportunidad
de reflexionar sobre qué es lo que realmente queremos lograr.
¿Cómo querremos que sean las tecnologías de
comunicación del mañana? ¿Queremos dejar el
rumbo de su desarrollo, aplicación y regulación a
la deriva, o queremos tomar el control en base a los ideales, creencias,
deseos y aspiraciones comunes a todos los seres humanos?
Navegando un mar de canales
La novela Virtual Light comienza
con una visión un tanto desconcertante de lo que podría
ser el futuro de la televisión y el entretenimiento: Se nos
presenta al protagonista acostado en un cuarto de hotel en la Ciudad
de México, bebiendo vodka con toda tranquilidad (y naturalidad)
mientras mira, sin sorpresa ni asombro alguno, un monitor de TV
en el cual se proyecta una imagen principal rodeada de veintiocho
imágenes periféricas de menor tamaño. En la
sección central se transmite un película pornográfica
rusa, mientras que en los cuadros circundantes se puede ver una
gran variedad de programas, incluyendo un reporte climático
y una imagen religiosa islámica. ¿Realmente pone atención
el protagonista a estas imágenes periféricas, o "downlinks"
(palabra que las vincula a redes informáticas)? William Gibson
nos presenta a un personaje retraído, indiferente, que parece
ver la televisión más como una especie de "collage"
visual que como una colección de programas. El autor nos
muestra dentro de esta extraña visión una cultura
en la cual el acto de ver televisión ha dejado de ser un
acto de expectación o recepción coherente (a través
del seguimiento de una sola línea de atención visual),
convirtiéndose en una experiencia fragmentada en la que la
única cohesión es formal (la organización espacial
de las imágenes dentro del cuadro que enmarca la pantalla
o monitor), más no existe unidad dentro de los contenidos
(¿existe acaso una relación entre las condiciones
climáticas en Kansas y el fundamentalismo religioso?).
Sin embargo, existen claras indicaciones desde diversos frentes
informáticos y tecnológicos de que esta estructura
de visualización es el futuro de la televisión. La
tendencia proviene de la necesidad de monitoreo, la cual se vio
realizada por primera vez durante la década de los cuarentas
y cincuentas, momento en el que aparecieron los primeros sistemas
de visualización multi-pantalla. Estos sistemas se desarrollaron
originalmente con el propósito de implementar medidas de
seguridad restrictivas en instalaciones militares, pero rápidamente
se extendieron a otras áreas de organización humana,
como la seguridad privada y el monitoreo de procesos industriales.
El objetivo primordial de los sistemas multi-pantalla es el de permitir
a un menor número de "inspectores" el monitorear
un mayor número de áreas o procesos simultáneamente,
reduciendo costos al mismo tiempo que se incrementa la capacidad
de control.
Posteriormente, tecnologías similares se fueron extendiendo
para abarcar también el ámbito casero y el del entretenimiento
y arte. En el primero, a través de los equipos de seguridad
caseros, muy similares a los privados. Pero en el ámbito
de entretenimiento y el arte el principio multi-pantalla encontró
formas de utilización muy diversas, principalmente como expresión
experimental. Por ejemplo, durante la década de los sesentas
se presentaron en festivales de cine películas que hacían
uso de pantallas subdivididas o pantallas múltiples, en ocasiones
utilizando técnicas de expresión literarias (como
el principio de vasos comunicantes, en el que varios episodios o
escenas aparentemente sin relación entre sí se presentan
simultáneamente, afectando así el sentido simbólico
de la escena general), o simplemente para mostrar escenas que suceden
simultáneamente en distintos lugares (como dos personas hablando
por teléfono). Sin embargo, pasarían todavía
muchos años para que el principio entrara a las vidas de
los consumidores mediáticos, de los cuales nos ocupamos en
el presente ensayo.
Es a finales de los ochentas cuando la transnacional Sony introduce
al mercado japonés y estadounidense una línea de televisores
con la función "Picture-In-Picture" (Cuadro en
Cuadro), cuyo propósito era que el televidente pudiera monitorear
la programación de más de un canal a la vez. Aunque
esta tecnología sigue presente en algunos de los modelos
de televisores Sony (como la línea Trinitron), su implementación
no se ha extendido demasiado porque la funcionalidad del cuadro
en cuadro está limitada por la incapacidad del ser humano
de prestar atención (coherente) a más de una pista
sonora a la vez.
Más recientemente, los avances en las tarjetas de video de
computadoras y la implementación de tecnologías multi-pantalla
en los sistemas operativos más populares (Mac OS y la línea
MS Windows) han permitido que el usuario tenga acceso a dos o inclusive
más fuentes simultáneas de video, haciéndolo
a través de paquetes multimedia, diversos periféricos,
o bajándolas directamente de Internet. Pero aún con
todos los avances tecnológicos, es necesario remitirnos a
la misma pregunta. ¿Es capaz el ser humano de interpretar
más de una fuente de información (al menos audiovisual)
a la vez? En caso de no ser así, ¿de qué serviría
la proeza técnica de combinar varios canales televisivos
en una sola interfase?
Parece ser que la principal limitante no sería una técnica,
sino neurológica: Según la teoría del "filtro"
de Donal Broadbent (formulada en 1958), el cerebro humano posee
un solo canal central de información cuya capacidad para
procesar información es limitada. Este canal sólo
podría seleccionar una fuente sensorial (como la vista) a
la vez, por lo que el individuo necesita "filtrar" o discriminar
ciertas informaciones para poder aceptar otras. Adicionalmente,
se crearían lapsos de atención en los momentos en
los que los circuitos cerebrales se encuentran realizando funciones
múltiples y se intentara concentrarse en más información
de la que éstos son capaces de procesar (Gregory, Richard
L.; 1989:59-61).
Aunque la teoría de Broadbent se basa en gran parte en la
teoría informática de la comunicación (derivada
de la comunicación entre máquinas), es evidente que
tiene cierta aplicación para el estudio de la atención
humana. ¿Cómo podría la mente del televidente
del futuro superar las incongruencias visuales - imágenes
que pertenecen a registros distintos y hasta contradictorios - y
alcanzar la comprensión de aquello que ve? El televidente
que no cuenta con las herramientas para discernir contenidos dentro
del mar de imágenes es similar al guardia de seguridad que
se queda dormido en su estación frente a las pantallas de
monitoreo: Finalmente, la capacidad técnica no garantiza
por sí sola una mayor capacidad de control (o comprensión)
y de discernimiento de informaciones relevantes.
Claro, se podría argumentar también que la estructura
monocanal (en cuanto a simultaneidad) de la televisión actual
tampoco promueve ejemplarmente la atención irrestricta del
intelecto humano. El fenómeno o acto conocido como "channel
surfing" (navegación de canales) ha sido catalogado
por muchos como un acto irracional que no involucra necesariamente
un esfuerzo de concentración. Aún así, es mucho
más fácil concebir en este momento un proceso de decisión
y contrastación de informaciones bajo el actual sistema que
bajo el descrito en Virtual Light, el cual es tan práctico
aparentemente que podría eliminar casi por completo la necesidad
de cambiar canales (aunque probablemente habrá tantos que
será imposible tenerlos todos en pantalla simultáneamente).
En este contexto, la elección de qué canal escuchar
(accesar el audio) se limitaría a que el televidente hiciera
una selección basada en criterios irracionales - como el
qué tan atractivas/llamativas son las imágenes que
se presentan en la periferia del cuadro televisivo principal.
A pesar de las dudas expresadas anteriormente sobre la forma (bastante
factible) que asume la televisión en la ficción de
Gibson, sería absurdo descartar algunas de las virtudes que
dicha tecnología podría ofrecer. Primordialmente,
la combinación de varios canales en una sola pantalla podría
servir como una especie de índice interactivo que simplificara
la tarea de navegar dentro de un mar prácticamente ilimitado
de información audiovisual. Además, dicho sistema
permite al espectador monitorear eficientemente el campo o cuadrante
televisivo, de manera que se vería reducida la posibilidad
de perder información relevante. Sin embargo, para que esto
sea así, sería necesario incorporar un sistema de
información que haga de esa composición de canales
un verdadero índice de contenidos, y no solamente un catálogo
de imágenes. Quizás una forma de lograr esto sería
incorporando etiquetas textuales que el televidente podría
monitorear a todo momento - sin abandonar el canal en el que se
encuentre - con el propósito de tener una visión global
de la programación presente del canal del cual se examina
la etiqueta textual, para luego proceder a cambiar o no de canal
basándose en una decisión informada.
De cualquier manera, esta tecnología nos remita forzosamente
a la imagen mítica de la bola de cristal - la cual ofrece
una visión total del mundo - o bien a la imagen de un Dios
que mira desde su lugar privilegiado en las nubes todo lo que ocurre
en el mundo de los humanos. ¿Pero nos convierte la capacidad
de ver desde una perspectiva global en dioses informáticos,
con control total sobre los que vemos y escuchamos, o más
bien en entes pasivos que navegan el mar de canales sin una claro
sentido de adónde se dirigen ni cuál es el propósito
de su viaje?
Luz Virtual
Aunque alguna vez fui ciego, ahora
puedo ver.
Juan 9:25
El nombre de Virtual Light (Luz
Virtual) es descriptivo de una de las tecnologías que cobran
singular relevancia durante el desenvolvimiento de la trama. Esencialmente,
Virtual Light es el nombre de un dispositivo que consiste en unos
lentes obscuros con los cuales se puede tener acceso a dominios
o ambientes virtuales. Lo que diferencia a tal dispositivo de realidad
virtual de aquellos disponibles (o en estado de prototipo) actualmente,
es que no requiere de una fuente de luz que se proyecte directamente
sobre los ojos, sino que está conectado directamente al nervio
óptico, estimulándolo eléctricamente para crear
la impresión de luz. Por tanto, el dispositivo podría
ser utilizado incluso por alguien que no tuviera ojos, siempre y
cuando el nervio óptico no se encontrara dañado.
Las ventajas de tal dispositivo serían evidentes: En primera,
ofrece todas las virtudes ya conocidas de la realidad virtual -
la capacidad para diseñar, navegar y hasta interactuar dentro
de ambientes simulados, con diversos propósitos (de entrenamiento,
entretenimiento, y diversos fines profesionales). Segundo, ofrece
la posibilidad a la población invidente no sólo de
ver (nótese la ausencia de comillas en la palabra), sino
de operar más allá de restricciones físicas
en muy diversos ambientes. Tercero, el dispositivo permitiría
reducir la multitud de cables que ocupan valioso espacio, crean
confusión y dilapidan recursos humanos y económicos
en gastos de reparación y mantenimiento. Finalmente, la "Luz
Virtual" ofrecería múltiples ventajas sobre los
dispositivos de luz que funcionan por medio de proyecciones sobre
la retina humana, ya que sería más seguro (el bombardeo
constante de fotones sobre la superficie de la retina podría
dañarla eventualmente), y posibilitaría una resolución
de imagen óptima (mientras los dispositivos de luz convencionales
están limitados por un cierto número de pixeles sobre
una superficie, la "luz virtual" tendría solamente
la limitación de resolución del propio ojo humano).
Por todas estas razones y otras más (como la posibilidad
de integrar comunidades de personas dentro de ambientes virtuales),
la "Luz Virtual" ofrecería un alto grado de funcionalidad
que facilitaría la realización de un sinnúmero
de tareas y actividades, quizás insospechadas en este momento.
En la novela, dicha tecnología se utiliza con dos propósitos
radicalmente distintos: El primero es un mapa virtual del estado
de California, con planos de construcción de una ciudad renovada
simulados sobre el terreno. El usuario de la "Luz Virtual"
sería capaz no sólo de ver dichos planes en diversas
perspectivas tridimensionales, sino también de navegarlos
en primera persona, mirando las edificaciones desde diversas perspectivas
para poder apreciar su dimensión y funcionalidad. El segundo
propósito por el cual se utiliza la tecnología dentro
de la novela es el placer sensual, con un programa denominado "McDonna",
el cual es básicamente una simulación de una mujer
exuberante que puede ser utilizada con fines sexuales.
Las dos funciones de "Luz Virtual" descritas anteriormente
no son demasiado innovadoras en principio, ya que actualmente existen
programas que permiten navegar ambientes arquitectónicos
virtuales (como 3D Studio Max), y programas multimedia orientados
a estimular el libido. Aún así, es obvio que ninguna
de las tecnologías disponibles actualmente ofrecen el detalle
en simulación que sería posible a través de
la "Luz Virtual".
Pero quizás los más sorprendente de la "Luz Virtual"
es que, a pesar de suena como un dispositivo proveniente en efecto
de la ciencia ficción, no está tan lejos de convertirse
en una realidad. Desde 1993, se ha venido desarrollando un dispositivo
llamado Virtual Retinal Display (Proyección Retinal Virtual),
el cual proyecta una imagen directamente sobre la retina del espectador.
Sin embargo, este dispositivo todavía opera bajo el principio
de luz física. En cambio, el proyecto MIVIP (Microsystems
Based Visual Prosthesis, o Prótesis Visual Basada en Microsistemas),
programado para tres años y patrocinado por diversas empresas
y universidades (principalmente europeas), como SME NeuroTech (Bélgica)
y los laboratorios universitarios Gren y Dice, es mucho más
ambicioso, ya que está orientado a la rehabilitación
de personas ciegas a través de la implantación de
un prótesis visual que consiste en:
A) Un ojo artificial
B) igros. Gibson resalta de esta forma el doble filo de las tecnologías
de información, las cuales "liberan" al hombre,
pero sólo si éste está dispuesto a pagar el
coste que esa nueva libertad implica.
Sin duda el desarrollo de una dispositivo como la "Luz Virtual"
traería consigo múltiples virtudes para la actividad
humana, especialmente para las personas invidentes. ¿Pero
tendría también un aparato de "Luz" como
este un lado oscuro? Un pensamiento ominoso: Conforme se extendiera
el uso de la "Luz Virtual", podría llegar el momento
en el que las imágenes "reales" y las virtuales
se confundieran gradualmente hasta llegar a un punto en el que sería
imposible distinguir entre ambas. ¿Qué significaría
esto para nuestra especie? Seguramente implicaría un cambio
radical en los criterios de verdad utilizados para separar los hechos
de la mera ficción, ya que, ¿cómo distinguir
entre la "luz real" y la virtual? Fácilmente podríamos
convertirnos en esclavos de un mundo de apariencias (si es que no
lo somos ya).
Dejando la carne atrás
¿Qué no podríamos
expresar si se nos permitiera dejar atrás las limitaciones
de nuestro cuerpo y nuestro lenguaje, dando rienda suelta a nuestra
imaginación de una manera libre y espontánea? Las
posibilidades serían vastas, ¿pero cómo comunicar
un sueño, una imagen mental o la sublimación del alma?
William Gibson nos da una pequeña probada en Virtual Light
de lo que se podría lograr con la tecnología adecuada:
El protagonista de la novela entra a un bar y se ve sorprendido
por la fantasmal aparición de una extraña bailarina
de rasgos asiáticos. Al preguntar al cantinero sobre la identidad
de la misteriosa bailarina, el personaje descubre que lo que ve
no es una mujer real, sino un holograma. Y más sorprendente
aún es el hecho de que el holograma está siendo controlado
por una mujer gorda e invalida (utiliza silla de ruedas), que sentada
a un costado del escenario, dirige el acto a través de una
técnica llamada 'projecting' (proyectarse), la cual combina
imágenes holográficas con el comando mental de un
controlador.
Cierto, la "proyección mental" podría convertirse
en un fantástico espectáculo. Pero las posibilidades
no paran ahí: Por ejemplo, ¿cuántos problemas
de comunicación no podrían ser evitados si pudiésemos
mostrar una imagen visual de nuestras ideas o pensamientos a nuestros
interlocutores? Y quizás, sólo quizás, el hombre
podría dejar atrás todas sus limitaciones físicas
y realizar cualquier sueño (en la comodidad de su propia
casa).
¿Pero es factible una tecnología así? Los esfuerzos
científicos por producir hologramas han sido numerosos y
vastos, aunque los resultados no han sido siempre satisfactorios.
En los mejores casos, se ha logrado proyectar imágenes que
aparentan profundidad, pero al intentar cambiar de perspectiva,
el espectador descubriría que carecen de verdadera tridimensionalidad.
Aún así, existen muchas tecnologías en desarrollo
que parecen muy prometedoras, las cuales no enumeraré en
este momento porque las técnicas que utilizan son muy diversas
y se acercan al problema de la proyección holográfica
desde muchos ángulos distintos: Por ejemplo, algunos equipos
funcionan a través de cilindros gruesos de cristal que cuentan
con un rayo láser giratorio en su eje. Al girar a altas velocidades
y emitiendo distintas intensidades y colores de luz en diferentes
áreas, el láser crea un efecto holográfico.
Otra aproximación a este problema es un sistema de sensores
que "persigue" el movimiento de los ojos del espectador,
haciendo los cálculos pertinentes y proyectando sobre la
ratina imágenes desfasadas que al combinarse en visión
estereoscópica provocan la ilusión realista de profundidad.
Pero el enorme reto de crear una proyección holográfica
de calidad parece un juego de niños cuando se compara con
la proeza técnica que implica la otra parte de la "proyección"
de Gibson: La capacidad para emitir comandos mentales y/o proyectar
imágenes mentales. Aún así, por increíble
que parezca, ya existe investigación en este campo e inclusive
hay algunos productos disponibles en el mercado. Uno de ellos, el
sistema IBVA (Interactive Brainwave Visual Analyser, o Analizador
Visual Interactivo de Ondas Cerebrales), consiste en un dispositivo
(y su respectivo software) que hace posible el análisis en
tiempo real de las ondas cerebrales y un intricado control de bioretroalimentación
interactiva que hace posible asociar patrones cerebrales a comandos
informáticos, y a funciones de casi cualquier aparato digital
electrodoméstico (y profesional). Lo más increíble
es que dicha tecnología está disponible en este momento,
y a un precio que a pesar de no ser bajo tampoco se aleja de las
posibilidades del curioso consumidor adinerado. Y por si fuera poco,
el IBVA es inalámbrico. Sin embargo, esta tecnología
no es próxima aún a la "proyección"
descrita por Gibson, ya que es muy distinto (al menos en términos
técnicos) asignar comandos a patrones de ondas cerebrales,
a la capacidad de poder proyectar imágenes mentales de manera
íntegra. Aún así, es necesario reconocer que
el IBVA es una clara indicación de que el progreso de la
investigación en este campo ha avanzado mucho y las expectativas
a futuro hacen vislumbrar un desarrollo acelerado y fértil.
Pero, suponiendo que la tecnología de "proyección"
llegara a ser disponible algún día, ¿cuáles
serían sus implicaciones en términos de espiritualidad
y comportamiento humano? Por un lado, la "proyección"
podría hacer por primera vez la aspiración cristiana
de separar el "alma", o más bien el ser intelectual
o creador, del cuerpo material - entidad grosera y limitada (dentro
de la idiosincrasia cristiana) cuando se le compara con la imaginación
y el potencial creador. ¿Traería esto consigo una
nueva etapa de esplendor artístico en la que el ser humano
dejaría atrás las barreras de la expresión
convencional, destruyendo al mismo tiempo los tabúes de comportamiento
y pensamientos asociados al deseo y la violencia corpórea?
Quizás, pero también cabría imaginar la pesadilla
que sería ver realizados (hechos visibles) los pensamientos
torcidos, perversos e invisibles de las personas, los cuales se
han ocultado tradicional y naturalmente de la interacción
cotidiana por medio de filtros de lenguaje y convenciones sociales
(además de la dificultad intrínseca que conlleva el
expresar imágenes mentales). Adicionalmente, ¿no sería
la "proyección" una tecnología que borraría
aún más las fronteras entro lo real y lo imaginado,
haciéndonos en el proceso incapaces para lidiar con las exigencias
que nos presentase el mundo material? ¿Qué rumbo tomaremos?
¿La libertad sobre el mundo material, o el sometimiento a
un mundo de las ilusiones engañosas - de terribles espejismos?
Dios está en la TV
El crítico mediático
Neil Postman a señalado en varias entrevistas y publicaciones
que la televisión se ha acercado cada vez más al borde
de la blasfemia (en el contexto de la idiosincrasia cristiana) al
presentar imágenes exaltadas de TV-evangelistas, cuya presencia
podría opacar inclusive la figura de Jesucristo y los mensajes
contenidos en los textos bíblicos. Pero William Gibson va
aún más lejos, planteando la posibilidad de que la
televisión podría llegar a convertirse en la pieza
central del culto cristiano (o por derivación, de cualquier
culto), al menos de forma sectaria. A estos "nuevos cristianos"
los llama "Fallonites" (¿Falonitas?), y su principal
creencia es que Dios está presente en la TV, de alguna manera
manifiesto en el fondo o entre los pixeles de la imagen. Su forma
de adoración es una especie de meditación en la que
miran atentamente la televisión por horas y horas, esperando
que el espíritu de Dios se revele ante ellos y los infunda
con su verdad y bondad. Curiosamente, esta forma de adoración,
definitivamente blásfema bajo la doctrina eclesiástica
actual, no escapa el poder del dogma. Lo que esto significa es que
los "Falonitas" de Gibson consideran que no todos los
programas televisivos son vías de manifestación de
Dios, sino que hay programas - prohibidos por supuesto - que infunden
influencias diabólicas.
¿Podríamos llegar al punto en el que esta macabra
visión del autor de "Virtual Light" se transforme
en una realidad? Los hombres, alienados por el vertiginoso cambio
tecnológico y sometidos a un ambiente de eficiencia técnica
y productiva en el que la espiritualidad no es valorada, y en el
que los descubrimientos científicos invalidan rápidamente
la antiguas creencias (por su falta de pragmatismo), podrían
tornarse a la misma tecnología que les arrebató la
paz del alma para satisfacer sus inseguridades existenciales y recobrar
la esperanza. Quizás el híper-funcionalismo e impersonalidad
de las vastas redes de comunicación los obligaría
a buscar a Dios entre los pixeles de la pantalla de televisión,
actividad que sería en ese contexto más remunerable
espiritualmente que la búsqueda infructuosa de una voz humana
comprensiva.
¿Qué tan lejos estamos de ese mundo? El cantante Marylin
Manson ya lo anuncia en sus canciones (que se asemejan más
a himnos de adoración divina): Sí, Dios está
en la TV. Y con conciencia de esta afirmación o sin ella,
millones de personas adoran diariamente una caja luminosa y a los
personajes que ahí se presentan, con una devoción
casi fanática hacia los nuevos mitos de la edad telemediatizada.
¿Pero podrá realmente ese Dios pixelado responder
a las necesidades espirituales de las generaciones futuras?
Conclusión.
La reflexión más sensata
que se puede hacer sobre lo anteriormente expuesto es que, probada
la factibilidad de las situaciones y recursos tecnológicos
de comunicación descritos en "Virtual Light", es
momento de debatir y plantear la forma y sentido que deberán
asumir dichos recursos en la actividad humana. Es necesario hacerlo
porque las tecnologías de comunicación no sólo
afectaran las funciones productivas, sino que filtrarán su
influencia a todos los ámbitos del haber humano - inclusive
alterando nuestras más profundas y arraigadas creencias sobre
el ser, Dios y el significado de la vida. Y debemos de hacerlo ahora,
antes de que sea demasiado tarde y nos veamos arrastrados por la
avalancha arrolladora del progreso y el determinismo tecnológico.
Porque el rumbo que le demos al desarrollo de las nuevas tecnologías
de comunicación hoy, a través de la crítica
y la discusión, será nuestro legado a las generaciones
futuras.
Bibliografía
Gregory, L. Richard (Ed.). The Oxford
Companion to the Mind. Oxford University Press. E.U.A., 1989.
IBVA TECHNOLOGIES, INC.
IBVA Core System
http://www.ibva.com/IBVA%20docs/IBVAcore.html
SonyStyle (Página de la línea
de televisiones Trinitron)
http://www.sonystyle.com/sonystyle/4784/5626/5627/6123.default.html
Virtual Retinal Display (VRD) Group
http://www.hitl.washington.edu/research/vrd/
Laboratoire de Génie de la
Réhabilitation Neurale.
MIVIP - Microsystems Based Visual Prosthesis
http://www.md.ucl.ac.be/entites/fsio/gren/Projets/MiViP.html
MIVIP
http://www.dice.ucl.ac.be/Mivip/summary.htm
Transcripción de la entrevista
realizada a Neil Postman
por la Canadian Broadcasting Corporation
Reproducida en la página http://cerebro.cem.itesm.mx/tecnologias/np.html
José Fernández de Castro-Heller
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