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Por María Scherer Ibarra
Número 20
La última
obra de Dominique Wolton, director de investigaciones del CNRS (Centre
National de Recherche Scientifique), explica a lo largo de un capítulo
como la televisión y -de un modo más general-la radio
y la prensa, salen de una lógica de la oferta mientras que
los nuevos medios de comunicación proceden de una lógica
de la demanda.
El director del proyecto 'Comunicación y Política'
en dicho centro, autor también de Elogio del gran público
y Sobre la comunicación, destaca que no deben ponerse a competir
los medios masivos con los llamados 'nuevos medios'. Ambos son útiles
y, advierte, "pronto nos daremos cuenta de que la elección
entre las dos depende mucho de la naturaleza de los servicios y
de las preferencias de los individuos, sin que haya ninguna jerarquía
en esta elección".
Estoy de acuerdo con Wolto. Aunque a veces se sugiera, preferir
el ordenador a la televisión no es una prueba de inteligencia
o de adaptación al progreso.
Sin embargo, al progreso se le identifica con las nuevas tecnologías.
Se habla de la 'revolución de Internet' y se dice que "la
sociedad del mañana está en los teclados".
Creo que aún somos muchos más -millones, de hecho-
quienes accesamos a los medios tradicionales. Particularmente en
el tercer mundo, los internautas son minoría. Dice Wolton
al respecto: "
la realidad es mucho menos multimedia de
lo que los discursos afirman".
El autor sostiene que las nuevas tecnologías de comunicación
gustan tanto, en particular a los jóvenes, "por la idea
de apertura, el rechazo a la omnipresencia en los medios de comunicación
de masas, el deseo de responder a la innegable angustia antropológica,
la atracción por la modernidad y finalmente, la búsqueda
de nuevas solidaridades con los países más pobres".
Me parece un poco romántica la última razón
del investigador, pero estoy de acuerdo que después de años
de que la teoría de la comunicación nos expuso la
enajenación de los medios masivos, optar por un medio 'hecho
a nuestro modo' hace sentir que uno se separa del proceso de alienación.
Wolton atribuye también el éxito de las nuevas tecnologías
a tres circunstancias, que resume en tres palabras 'clave': autonomía,
organización y velocidad.
Coincido: navegamos y nos sentimos protagonistas, sin intermediarios.
Nos sentimos libres y receptores autónomos, incluso con cierta
sensación de poder. Nos entusiasma la variedad de las ofertas
virtuales. "A causa de su abundancia, los sistemas de información
se parecen un poco a los supermercados: es "la gran comida"
de la información y de la comunicación", expresa
Wolton.
Agrega que las nuevas tecnologías adquieren una dimensión
social pues representan en parte 'una nueva oportunidad' para todos
aquellos que han fracasado en la primera. En este sentido difiero.
Soy, en lo personal, una consumidora más frecuente de los
medios masivos que de los nuevos 'medios', pero no me siento inadaptada
en el contexto de la llamada 'era de la información' ni agradezco
una segunda oportunidad.
Wolton clasifica al correo electrónico y las funciones anexas
de tratamiento de texto como las aplicaciones más seductoras
de Internet. "Escribir, intercambiar, almacenar y borrar, sin
límite, sin esfuerzo, continuamente, fuera de las obligaciones
del tiempo y del espacio, constituyen el principal triunfo de los
sistemas automatizados", dice. Me parece ésta una afirmación
cierta, los resultados de búsquedas sencillas, y rápidas,
seducen.
Apoyo también por eso otra de sus reflexiones: el progreso
es real también por el acceso a las bases de datos. "Escoger,
acceder, circular uno mismo y crearse su propia información
permite no sólo ganar tiempo, sino también acceder
a reservas de conocimientos totalmente imprevistos. Indudablemente,
hay una apertura para el gran público en algunos servicios
documentales. Resulta a la vez práctico y directo. Es evidente
que, para muchas profesiones, el acceso a los bancos de datos necesarios
para la evolución de éstas es una ventaja".
Sin embargo, anota Wolton y lo respaldo, el límite de esto
lo constituye la competencia, que existía antes o simultáneamente
a la aparición de las tecnologías. Hace falta, también,
saber qué información pedir y qué uso hacer
de ella. "El acceso directo no suprime la jerarquía
del saber y de los conocimientos. Hay algo de fanfarronada en el
hecho de creer que uno se puede instruir sólo con tener acceso
a las redes", remata Wolton.
Otro aspecto positivo que concede a los nuevos medios concierne
al hecho de que las nuevas tecnologías satisfacen una necesidad
de actuar. Es el do it yourself que encontramos en todas las esferas
de la vida práctica.
Aunque sin destacarlo demasiado, lo cual me parece injusto, el investigador
francés acepta que los nuevos medios de comunicación
animan la capacidad de creación. Creo que aunque recrean
la cultura de los medios tradicionales en cuanto al soporte de la
imagen, la red ha creado su propia cultura y su estilo particular,
más propio de la posmodernidad.
Fiel a su postura crítica, Wolton subraya que es necesario
no confundir nueva tecnología y nueva cultura y advierte
que debemos cuidarnos de mirar a la red como "soporte de una
nueva solidaridad mundial".
"En un mundo con falta de utopías, donde la caída
del comunismo no ha hecho más que confirmar la victoria de
un capitalismo que sólo propone una sucesión imprevisible
de crisis y de fases de expansión, ¿por qué
no buscar otros principios de solidaridad? Después de todo,
la globalización se impone y sabemos que hace, a unos y a
otros, más interdependientes y frágiles, de modo que
hay algo de tranquilizador en encontrar en los sistemas de información
automatizada la base de una nueva solidaridad mundial".
En contra de la postura sarcástica del autor, considero que
si bien estas son sólo buenas intenciones, "utopías"
como él mismo señala, constituyen quizá, la
parte humanista de estos nuevos medios.
Extensa parte del libro de Wolton está dedica a distinguir
entre medio de comunicación y sistema de información,
donde ubica a Internet. Las diferencias entre ambas son:
-Sus funciones
-La inserción social de las nuevas tecnologías.
"El mundo de los medios es estable en la medida que el de
las nuevas tecnologías es inestable. Los medios de comunicación
han encontrado su inscripción social y cultural, mientras
que la red todavía no lo ha hecho", refiere.
-Los medios profesionales y las culturas. "Mientras que el
mundo de la radio y la televisión enseguida ha conseguido
prestigio, un prestigio vinculado a la política, a la cultura,
al espectáculo, a la prensa
, el mundo de la informática
no ha conocido esta notoriedad. Es cierto que los ordenadores
han seducido, pero el ámbito de los técnicos y de
los ingenieros goza de poca publicidad". En este punto, parece
que Wolton olvida que los mensajes, idealmente, no son producidos
por ingenieros 'poco publicitados' sino, precisamente, por los
expertos en comunicación.
Para que haya comunicación
mediática, sostiene, hace falta un vínculo entre el
emisor, el mensaje y el receptor, y "un gran número
de actividades en Internet no sugieren la lógica de los medios
de comunicación". Me parece que de pronto Wolton se
excede en sus críticas a las nuevas tecnologías. Internet
ofrece, aunque no en todos sus rincones y sus sitios, el vínculo
que menciona. El correo electrónico funciona en buena medida
como el teléfono (mejor, quizá) y en varias ocasiones
la interactividad rebasa la calidad de comunicación que se
alcanza en otros medios.
Remata: "Además, la definición de un medio de
comunicación no evoca sólo la representación
de su público, sino que también integra una visión
de la relación entre la escala individual y la escala colectiva,
es decir, una cierta visión de las relaciones sociales. Es
por ello que los medios de comunicación siempre están
vinculados a alguna comunidad de lengua, de valores, de referencias.
No existen medios de comunicación mundiales porque no existe
lector ni oyente ni telespectador mundial".
Indica que con la red estamos al lado de la emisión, "es
decir, de la capacidad de transmisión sin una reflexión
previa sobre el receptor, que puede ser cualquier internauta en
el mundo. Por el contrario, sólo puede haber medio de comunicación
si existe alguna reflexión sobre lo que pueden ser la demanda
y el público".
Así expone que estas 'estrictas' condiciones explican la
existencia de numerosos sistemas de información que no son
medios de comunicación aunque, aún cuando sean más
productivos que éstos en términos de producción
y de distribución de la información. De otro modo
dice: "La radio o la televisión puede ser un sistema
de información peor la Red, y ésta, un peor sistema
de comunicación". Como mencioné, me parece que
en Internet encontramos suficientes ejemplos para demostrar que
puede ser, o bien no ser, un medio de comunicación. En la
variedad está la riqueza.
"Actualmente nos equivocamos sobre el significado profundo
de la Red. Vemos en ella un ámbito de comunicación
libre, sin obligaciones, un espacio de libertad con relación
a todas las obligaciones que vencen los medios de comunicación
clásicos, mientras que lo esencial de su innovación
no está allí, sino en la construcción de sistemas
proveedores de información de todo tipo. Estamos frente a
un sistema de información integrado, cuya finalidad está
más del lado de una economía-mundo que del lado de
una mejora de las relaciones interpersonales", concluye.
Apoyo el señalamiento crítico de Wolton al consumismo
promovido por Internet. También a la situación del
individuo frente a los nuevos medios, que describe así: "Con
Internet, hemos entrado en lo que el autor llama 'la era de las
soledades interactivas'. Esto es la evidencia de la inmensa dificultad
que existe para encontrar en contacto con los demás. El símbolo
de esta suma de las soledades interactivas se ve en la obsesión
creciente de muchos por estar localizables. Por el contrario, vemos
dibujarse extrañas angustias en ellos, como no recibir bastantes
llamadas o no ver llegar el correo electrónico. No sólo
la multiconexión no garantiza una mejor comunicación,
sino que, además, deja intacta la cuestión del paso
de la comunicación a la comunicación humana".
Sin embargo, estoy convencida de que la 'era de las soledades interactivas'
comenzó antes de la aparición de los nuevos medios.
Vivíamos ya en un mundo fragmentado antes de Internet. Como
ha concluido Denis McQuail en varios de sus textos, los medios (masivos)
cohesionan como fragmentan.
* * * * *
La más despiadada
crítica de Wolton a las tecnologías de la comunicación
aparece cuando habla de la modernidad. Considera falso que el gran
éxito de éstas consista en haber alcanzado a todos
los públicos, todos los medios sociales y culturales. De
entrada, yo creo que es la afirmación del escritor la que
es falsa. ¿Cómo puede decir que los nuevos medios
han alcanzada a todos los públicos? Evidentemente, no toma
en cuenta a las naciones desarrolladas, marginadas de sus beneficios.
El autor manifiesta que el símbolo de la sociedad actual
es el tríptico: sociedad de consumo, democracia de masas
y medios de comunicación de masas. Advierte que el gran público
de los medios de comunicación de masas es el equivalente,
en cultura, al sufragio universal en política. "La revolución
de la comunicación es una ruptura radical, pero también
una realidad adaptada a la sociedad de masas del siglo XX",
dice.
Wolton expone con preocupación que "apenas nos hemos
acostumbrado a esta escala de los medios de comunicación
de gran público cuando llega una nueva revolución
con la multimedia que individualizan y permiten acceder a un número
incalculable de cadenas de televisión y servicios informáticos".
Me parece que no hay razón para la alarma; el ser humano
ya pasó por revoluciones informativas. No sin rupturas, por
supuesto, pero todo avance implica crisis, y desorden.
Para el autor la paradoja de la comunicación es la siguiente:
"si la historia larga de la comunicación, la de las
tecnologías es, por el contrario, extraordinariamente reciente.
Y los hombres todavía no se han habituado a unos sistemas
de comunicación que cambian considerablemente su percepción
del mundo, su modo de vida y de trabajo, y ya deben prepararse para
la etapa siguiente. Aún así, hay pocas discusiones
sobre las tecnologías de la comunicación y es porque
la idea central que se trata es la del progreso. El ideal del progreso
se ocupa de la reflexión, evitando que no se plantee esta
simple cuestión: ¿Para qué sirven las tecnologías
de comunicación? ¿Qué relación hay entre
las necesidades de comunicación de los hombres y de las sociedades
y esta explosión de tecnologías? ¿Qué
desigualdades y qué relaciones de fuerza se desprenden de
ello? ¿Qué problemas resuelven estas tecnologías?
El dogma actual, sin embargo, identifica la felicidad individual
y colectiva con la capacidad de estar conectado y multiconectado
con la consecuencia siguiente: toda crítica y todo escepticismo
expresa y descubre un rechazo al progreso y al porvenir, ya que
la idea del progreso se identifica estrictamente con las nuevas
tecnologías de comunicación".
Considero exagerado manifestar que las preguntas que plantea no
han sido, por lo menos, consideradas y estudiadas. Es verdad que
son más quienes plantean una aceptación ciega a las
nuevas tecnologías, pero así ha sido en el pasado.
Falta que una, o varias mentes lúcidas describan el problema,
y lo ilustren, con mayor claridad.
El autor ofrece esta tesis: "todo cambio técnico o estructuración
de un nuevo mercado, no es una ruptura en una economía generalizada
de la comunicación, puesto que una economía de la
comunicación a escala individual o social es diferente a
una tecnología. Si una tecnología de comunicación
juega un papel esencial, es porque simboliza, o cataliza, una ruptura
radical que existe simultáneamente en la cultura de esa sociedad.
No ha sido la imprenta la que, por sí misma, ha cambiado
Europa, sino es el vínculo entre la imprenta y el profundo
movimiento de reconocimiento ejercido por la Iglesia Católica.
Es la Reforma la que ha dado el sentido a la revolución de
la imprenta; y no la imprenta la que ha permitido la Reforma".
Cierto. Es, a mi juicio, una afirmación llena de sabiduría.
Concluye así que es precisamente el rechazo a pensar verdaderamente
en la comunicación lo que explica la influencia excesiva
del discurso tecnológico y económico.
Resumen: "Si las tecnologías son el elemento evidente
de la comunicación, la esencia es, entonces, el modelo cultural
que transportan y el proyecto relacionado con el rol y la organización
del sistema de comunicación en una sociedad; pero el salto
adelante en las técnicas presenta la ventaja considerable
de evitar una reflexión del conjunto y de ofrecer una comprensión,
aparentemente, inmediata".
Pienso que también influye el hecho de que la tecnología
es una moda, y las modas van en la misma dirección: la sumisión,
la ciega creencia en la tecnología y en el mercado, la certeza
de que todo va a cambiar gracias a la tecnología, que abre
paso a la modernidad.
No obstante, apoyo a Wolton cuando asegura que cada nueva generación
tecnológica resuelve algunos de los problemas anteriores,
desplaza a otros y crea otros nuevos. Puntualiza que la moda de
un nuevo medio "no constituye una superación de la problemática
de los medios de comunicación de masas, sino que más
bien constituye una adaptación a la evolución actual,
a una individualización de los gustos de los comportamientos.
Pero en el proceso se dejan intactos muchos problemas más
complicados de nuestras sociedades, como la cuestión de la
comunidad nacional o de la convivencia cultural en el seno de la
comunidad internacional".
El debate de estos problemas no se ha dado, según el autor,
porque la sociedad occidental experimenta un síntoma de desconfianza
en la comunicación a gran escala. La comunicación,
estudiada en su plano individual, es siempre acusada de transformarse
en arma de manipulación en el plano colectivo. Puede tener
razón Wolton pero hasta cierto punto porque ya nadie habla
de manipulación masiva. Todas las teorías coinciden
en el punto de la soberanía del receptor. Su comentario suena
desfasado.
Añade: "Esta desconfianza es paradójica porque
se considera a la vez a la comunicación como un valor de
emancipación. Desde el siglo XVI, es el complemento y la
condición de todas las emancipaciones del individuo. Durante
el siglo XX, se vinculó la comunicación a la llegada
de la democracia de masas, con el sufragio universal y la información
para todos. La lucha por la igualdad, la libertad individual son
inseparables de la problemática de la comunicación".
"Sin embargo, simultáneamente en el siglo pasado, hemos
creído que la transmisión más eficaz acentuaba
los mecanismos de influencias, y, como se pasaba de la sociedad
liberal individual a la sociedad igualitaria de masas, hemos insistido
en castigar violentamente el efecto de estandarización y
de manipulación de los medios de comunicación de masas.
Esto es lo que explica la seducción de las nuevas tecnologías,
pues poseen todas las virtudes rechazadas por los medios de comunicación
de masas; quizás porque el carácter individual y lúdico
parece abrir una nueva etapa".
Respeto una idea central de Wolton en el libro que se refiere a
que las nuevas tecnologías, como los medios masivos, "traducen"
el problema de la comunicación interpersonal.
Con respecto a su señalamiento de que la desconfianza en
los medios masivos es provocada en buena medida por la ausencia
de interés por los numerosos trabajos teóricos sobre
la posición de la comunicación en la cultura occidental,
difiero. Exagera de pronto el autor. Sobran los estudios, precisamente
en la sociedad occidental, y sobran también, sus lectores.
Ejemplifica: "Cuando afirmamos que la generalización
de las redes de ordenadores y de satélites permitirá
una mejor comprensión dentro de la comunidad internacional,
estamos confundiendo, voluntariamente o no, comunicación
normativa y comunicación funcional. Así reducimos
la capacidad de comprensión entre pueblos, culturas y regímenes
políticos que, por otro lado, todo separa, al volumen y al
ritmo de intercambios entre las colectividades permitido por las
redes. ¡Como si la comprensión entre las culturas,
los sistemas simbólicos y políticos, las religiones
y las tradiciones filosóficas dependiera de la velocidad
de circulación de las informaciones!
Como si intercambiar
mensajes más rápido significara entenderse mejor".
Esto puede incluso provocar el efecto contrario, ciertamente. Me
sorprende el paso del investigador de declaraciones sabias, lúcidas,
a exageraciones y prejuicios difíciles de explicar.
Tiene razón, sin embargo, cuando detalla que la idea de una
gran filosofía de los medios de comunicación de masas
apareció, después de los años setenta, 'desfasada'
y la continuidad económica y tecnológica finalmente
se la llevó. Nos hemos olvidado, al paso de las nuevas tecnologías,
de discusiones de la importancia del derecho a la información.
En Internet aparecen miles de contenidos que denigrarían
y escandalizarían a los consumidores de los medios masivos.
Por eso el autor pide reivindicar el papel social y cultural para
los medios y la comunicación.
La negativa de la sociedad que no demanda conocimientos de comunicación
tiene, a su juicio, varias razones:
-El fantasma del poder total y
de la manipulación de los medios de masas.
-La dificultad del análisis de los procesos de comunicación.
-La omnipresencia de las tecnologías en todos los actos
de la vida cotidiana.
-El temor de las elites que se han sentido amenazadas por los
medios de comunicación masiva que han desplazado las fronteras
entre cultura de elite, cultura mediana y cultura de masas, sin
reconsiderar su papel.
-La debilidad de una demanda de conocimiento por parte de la sociedad-
-La amplitud del movimiento con el cual las elites, los políticos
y los periodistas, contrariamente a lo que había pasado
con los medios masivos, se movilizan por las nuevas tecnologías.
* * * * *
Luego de su incisiva
crítica, Wolton ofrece sus conclusiones al modo de propuestas
para 'repensar' los nuevos medios de comunicación. En mi
opinión, es una aportación brillante.
La tesis de este libro se basa en que es urgente desatar el yugo
de la tecnología en lo que respecta a la comunicación,
ya que lo esencial de ésta no es de orden cultural y social.
"Lo esencial es la manera en que los hombres se comunican entre
ellos y la forma en que una sociedad organiza sus relaciones colectivas.
Si la comunicación está, por tanto, siempre definida
por los elementos, técnico, cultural y social, y si la dimensión
tecnológica cambia rápidamente, las otras dos dimensiones
son al menos igual de importantes".
Afirma Wolton que la historia de la comunicación y de sus
teorías muestra tres fenómenos: "una verdadera
revolución existe cuando hay un encuentro entre una innovación
tecnológica y mutaciones culturales y sociales en los modelos
de comunicación, hecho éste que resulta extraño.
Después, las tres dimensiones interaccionan, evidentemente,
son las dimensiones sociales y culturales las más importantes,
incluso aunque parezcan en general menos espectaculares que las
innovaciones tecnológicas. Las nuevas tecnologías
no bastan para cambiar la sociedad, para modificar la organización
social y el modelo cultural de comunicación".
"De momento, las nuevas tecnologías, igual que los medios
de comunicación de masas, reflejan la misma sociedad, la
sociedad individualista de masas, las nuevas tecnologías
tienen la ventaja de estar al mismo nivel que la lógica individualista
dominante en la sociedad, mientras que los medios de comunicación
de masas están al mismo nivel que la problemática
del gran público y la democracia de masas. Una mutación
cultural y social de la comunicación aportará quizás
mañana otra significación a las nuevas tecnologías,
pero esto aún es incierto".
Por tanto, sugiere que para prevenir inevitables contradicciones
vinculadas a la instalación masiva de las nuevas tecnologías
de comunicación es conveniente recordar que éstas
no surgen de la nada. Recordemos que esas tecnologías, aunque
se ha anunciado, no anulan el papel y la utilidad de las otras tecnologías,
sobre todo las de los medios de comunicación. ¿Cuántas
veces se ha difundido que las revistas y los diarios desaparecerán
y sólo quedarán modernas versiones virtuales? La tecnología
ofrece alternativas, por ejemplo para quien está lejos y
no accede a un ejemplar impreso, pero no anulan a los medios impresos,
como tampoco a los electrónicos.
Añade: "..en todo estado de causa, si los modelos culturales
y sociales de la comunicación no evolucionan conjuntamente
ante la llegada de las nuevas tecnologías, habrá,
tras una fase de adaptación, profundas resistencias".
El problema no es la llegada de las nuevas tecnologías, creo,
ni que sean el futuro. Los medios de comunicación, viejos
y nuevos son, en realidad, complementarios.
Wolton alerta sobre el actual peligro grave que concierne al determinismo
tecnológico que ve en la tecnología la esencia de
la comunicación. ¿Por qué? "En primer
lugar, porque la amplitud de sus aplicaciones durante los diez años
siguientes será tal que existe el riesgo de que aparezcan
numerosos conflictos sociales, políticos y económicos.
Las otras dos dimensiones, sociales y culturales, efectuarán
entonces un regreso más o menos pacífico para compensar
esta sobredeterminación. Después, porque la revolución
tecnológica está tan vinculada a intereses económicos
potentes, vinculados ellos mismos al proyecto de la globalización
económica, que será necesaria más y más
energía y voluntad para evitar que esta dimensión
económica y funcional de la comunicación conduzca
a la dimensión normativa". Convence Wolton.
Sus conclusiones, a continuación:
-El objetivo de la comunicación
no es tecnológico, sino que concierne a la comprensión
de las relaciones entre los individuos y entre éstos y
la sociedad. Es la elección entre socializar y humanizar
la tecnología o tecnificar la comunicación. "Lo
esencial de la comunicación no es de tipo tecnológico,
sino antropológico y cultural; por eso la productividad
de las tecnologías no puede jamás sustituir a la
lentitud y las imperfecciones de la comunicación humana,
sino que, por el contrario, esto explica por qué se dotan
regularmente las tecnologías de comunicación con
la capacidad de resolver los problemas de comunicación
humana y social".
-Desarrollar los conocimientos para relativizar la ideología
tecnológica. "Si bien las nuevas tecnologías
constituyen un evidente progreso tecnológico, ello no basta
para crear un progreso en la historia y en las teorías
de la comunicación. Todo lo que es nuevo no es moderno.
Todo lo que es moderno no es mejor".
-Es importante una oferta de calidad por medio de los medios de
comunicación. "El progreso no se sitúa exclusivamente
del lado de la lógica de la demanda que se realiza en las
nuevas tecnologías. La lógica de la oferta es un
verdadero reto, no tecnológico sino cultural". Me
parece justo la idea de ofrecer al público una gama amplia
de productos y contenidos de comunicación, de manera que
todas las diferencias culturales y sociales encuentren una oportunidad
de satisfacción. Los medios deben representar y satisfacer,
a todos.
-La comunicación a distancia no sustituirá a la
comunicación humana directa. "Cuanto más puedan
comunicarse los hombres a través de medios sofisticados,
interactivos, más ganas tendrán de verse; el reto
de la comunicación tecnológica no se sustituye por
la necesidad de la comunicación directa". Es verdad,
pero Wolton olvida que la tecnología, ante la imposibilidad
de comunicarnos, por ejemplo con los que viven lejos, es un bálsamo.
-No se deben singularizar demasiado estas tecnologías,
porque nos olvidamos que pertenecen a una historia muy antigua.
"Además, las tecnologías han podido dominar
la naturaleza y la materia a costa de cambios económicos
y sociales y de desequilibrios que nadie había previsto".
Quiero rescatar en este punto un gran aprendizaje que nos brindó
la lectura de Neil Postman, en el sentido de que siempre hay un
precio que pagar por el progreso.
-Es preciso desconfiar de la multiconexión. "Es suficiente
ver la esclavitud que representa el teléfono móvil
para entender lo que es la enajenación de la conexión.
Son las máquinas las que se conectan, además, no
los hombres".
-Si la comunidad internacional es una realidad en constante construcción,
la mundialización de la comunicación no sabrá
ser su símbolo. "No hay nada más falto que
la idea dominante, según la cual la mundialización
de las tecnologías es el medio de conseguir esta comunidad
internacional. Son, sin duda, una condición necesaria,
ya que no es posible la cooperación sin un mínimo
de medios técnicos que permitan la circulación de
la información, aunque esta cooperación minimalista
deja del lado el sentido esencial que concierne a las condiciones
de acercamiento y de intercomprensión".
Wolton cierra el
libro con una buena ilustración:
El teléfono
y la radio, para ejemplificar -dos medios de comunicación
antiguos-recuerdan también que lo esencial de su papel consiste
en la ayuda modesta, aunque indispensable, que aportan a los hombres
para que se entiendan mejor: tratar de entenderse, a falta de verse.
Me pregunto: ¿Acaso no ofrecen las nuevas tecnologías
esta misma posibilidad? Vence en ocasiones a Wolton su desconfianza,
que critica en el caso de los medios masivos, en contra de las nuevas
tecnologías. Aunque hace aportaciones valiosas, noto en su
obra un prejuicio. Lamento que le haya faltado al autor el equilibrio..
María Scherer Ibarra
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