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Por Javier Esteinou Madrid
Número 25
I.- LA EVOLUCION
DE LA CONCIENCIA DE LA COMUNICACION EN AMERICA LATINA Y LA FORMACION
DE IMAGINARIOS
La producción de la conciencia
científica sobre los fenómenos de la comunicación
en América Latina, ha sido un largo, sinuoso e inacabado
camino que han construido palmo a palmo los pensadores e investigadores
latinoamericanos. La trayectoria que ha seguido este esfuerzo intelectual
para producir claridad sobre la identidad cultural del continente,
ha oscilado de extremo teórico a extremo teórico,
y en algunas fases, ha sido fundamentalmente influenciada por los
patrones racionales que ha marcado la investigación de la
comunicación en los centros intelectuales de los países
centrales1.
De esta forma, a groso modo, podemos pensar que desde el origen
de los medios de difusión electrónica en la región,
la elaboración de los conocimientos sobre las realidades
informativas, han atravesado por 3 grandes momentos imaginarios
de su historia cultural: la fase clásico-humanista (1900-1945),
la fase científico-teórica (1945-1965) y la fase crítico-
reflexiva (1965-1984)2.
Así, en un primer momento,
en la fase clásico-humanista (1900-1945), el estudio de la
comunicación fructificó en un terreno netamente filosófico
empirista que la explicaba como una simple parte del fenómeno
humano. En estos inicios, la comunicación no fue objeto de
análisis sistemático, con la salvedad de los trabajos
de crítica literaria, algunos estudios sobre la propaganda
y otras aplicaciones de carácter comercial.
Los principales métodos adoptados
durante este periodo de imaginarios siempre fueron pragmáticos
y, básicamente, se refirieron a la eficacia de la comunicación
como instrumento de persuasión. Se emplearon muchos modelos
teóricos y prácticos para buscar el modo de mejorar
la publicidad, organizar campañas electorales, conocer las
debilidades de la opinión pública, aumentar la venta
de periódicos, superar la imagen institucional del estado,
etc.
Derivada de esta matriz conceptual, la enseñanza de la comunicación
en esos años, se caracterizó por la presencia del
enfoque humanista. Por influencia de este modelo, se dio "gran
énfasis a la cultura general y poca importancia de la formación
técnico profesional. La preparación se redujo al estudio
del periodismo impreso que fue analizado en sus dimensiones literarias,
ético-jurídicas e históricas. Esta propuesta
de enseñanzas localizó su inspiración en la
concepción dominante de la educación que veía
la cultura como un bien reservado para las capas privilegiadas de
la sociedad"3.
En síntesis, estos paradigmas
conceptuales apuntaron a la adaptación de las personas a
las normas sociales vigentes y produjeron una comunicación
conductista que concebía a los individuos como meros sujetos
de consumo informativo (teoría estimulo-respuesta). Dichas
investigaciones e imaginarios conceptuales obedecieron a razones
comerciales o políticas, y no consideraron como marco de
interpretación las relaciones existentes entre la comunicación
y muchos de los principales problemas que retrasaban el desarrollo
histórico de los pueblos. Estas orientaciones heurísticas
determinaron los presupuestos teóricos y metodológicos
más corrientemente empleados en el campo de la comunicación,
y que en la actualidad, siguen implementándose en muchos
contextos de la misma.
En un segundo momento, en la fase científico-técnica
(1945-1969), el nuevo orden económico creado por la gran
concentración de la producción, la economía
de escala, la unificación del mercado y los cambios introducidos
en las actividades productivas exigieron el rápido desarrollo
de la ciencia de la comunicación para asegurar el funcionamiento
adecuado del sistema social.
Así, después de la Segunda Guerra Mundial se inició
una nueva fase de la investigación de la información
que dio origen a nuevos imaginarios conceptuales que substituyeron
las raquíticas metodologías cualitativas, por otras
de base cuantitativa, con el fin de privilegiar las conquistas del
desarrollo fundadas en el equilibrio del sistema. Se introdujo el
estudio de la difusión de innovaciones, solicitado en la
agricultura que abriría las pautas para la aplicación
de nuevos modelos de adaptación, se iniciaron los trabajos
experimentales de los psicólogos del comportamiento que promueven
las teorías del aprendizaje para la utilización de
los medios de información con fines instructivos; se aplicó
un enfoque más científico de la teoría de la
comunicación que retomó técnicas de laboratorio,
métodos estadísticos muy perfeccionados y encuestas
sicológicas de fondo. Surgió un mayor interés
por el estudio de los efectos reales que provocan los medios y por
los modelos teóricos homogéneos que pudieran aplicarse
a diversos tipos de sociedades, que por el cuestionamiento histórico
de los mismos.
Con todo ello, se avivó la
tendencia para desplazar al centro de gravedad de la reflexión
de los medios de comunicación, hacia los sujetos receptores.
Mediante este criterio, se redujo la pertinencia de lo investigable
al simple contenido de los mensajes, único contenido detectable
empíricamente y analizable estadísticamente. Esto
produjo una fuerte fragmentación del mensaje cuya única
relación provenía de operaciones sumatorias4.
En una idea, durante estos años
se cambiaron los temas de análisis por algunos más
novedosos, pero no aparecieron modificaciones sustanciales en sus
concepciones, ni en metodologías de interpretación.
La comprensión de la comunicación permaneció
todavía desvinculada del ser que le daba vida: la sociedad
global.
En este periodo, se amplió
"el campo de estudio de la comunicación que se extendió,
además al periodismo impreso a la televisión, cine,
radio, publicidad y relaciones públicas. Además, prolongó
el interés por el examen de nuevos aspectos de la comunicación,
tales como el psicológico, sociológico y antropológico.
La enseñanza adquirió un carácter tecnicista
y pragmático cuyo objetivo fue formar operadores de medios
que supieran utilizarlas nuevas tecnologías introducidas
por el avance de las comunicaciones (televisión, computadoras,
telex, etc.)".
"Esta formación profesional
se tornó técnica no solo en lo que se refirió
al control del medio externo al hombre, sino sobretodo la técnica
extendió su acción al interior del individuo. La preparación
de profesionales procuró así reforzar el entrenamiento
en la manipulación de las técnicas y la ingeniería
de las emociones, sin cuestionar las dimensiones éticas de
estos procedimientos"5.
Así, se continuó y
amplió la concepción positivista de la enseñanza
e investigación de la comunicación que se tradujo
en la persistencia del enfoque estadístico, la teoría
fraccionada y la práctica empírica de la misma. Fue
la fase del apogeo del funcionalismo cultural y del reinado de la
concepción fragmentada del mundo y de la vida.
Finalmente, en un tercer momento,
en la fase crítico reflexiva (1965-1984), el agotamiento
de los modelos de desarrollo de los países latinoamericanos
y la necesidad urgente de cambio de las estructuras sociales, obligó
a comprender a los intelectuales de los estados nacionales en vías
de desarrollo, que en su práctica de investigación
estaba influenciada por modelos conceptuales de corte colonizante
que no correspondían ni resolvían las necesidades
endógenas de sus comunidades y países. Se inició
entonces una actitud crítica frente a la herencia teórica
y metodológica recibida que generó profundos cambios
epistemológicos que gradualmente dieron vida a una nueva
concepción nacional de la comunicación, que más
tarde fue reconocida por algunas corrientes europeas y del primer
mundo como la revitalización del pensamiento comunicacional.
Con ello, comenzó el germinar
de una nueva etapa intelectual que examinó la comunicación
como parte de los procesos de reproducción estructural de
lo social. Esto enriqueció notablemente la teoría
de la comunicación y abrió ampliamente la temática
de la observación al incorporar en la reflexión problemas
sobre la estructura de poder de los medios, el flujo nacional e
internacional de información, las condiciones sociales de
producción de los discursos, la socialización de las
conciencias por las industrias culturales, la democratización
de los sistemas de información, la subordinación y
dominación de las culturas nativas, la apertura a la comunicación
alternativa popular, el impacto de las nuevas tecnologías
de comunicación, la instauración de un nuevo orden
mundial de la información, la construcción de una
nueva hegemonía, etc.
En este periodo, las investigación
de la comunicación quiebra sus fronteras teórico metodológicas
tradicionales que analizan la comunicación desde sí
misma e inicia una gradual ruptura conceptual a partir de la lenta
asimilación de los aportes de la economía, la historia,
la antropología, la sociología, la ciencia política,
el psicoanálisis, la lingüística, la biología,
etc. que explican esta realidad, desde una perspectiva más
amplia. Pero por encima de este adelanto, se avanza en la comprensión
histórica de la función que realizan los medios de
comunicación, al analizarla ya no como instituciones aisladas
del conjunto de los fenómenos sociales, sino como producto
de la amalgama de relaciones sociales que soportan a la sociedad
donde actúan.
Se inician así, las primeras
reflexiones que pretenden explicar la comunicación dentro
del marco histórico que le da la vida: la totalidad social.
II.- EL FERMENTO INTELECTUAL
DEL CIESPAL
Es dentro del contexto de la segunda
fase de evolución de la ciencia de la comunicación
en América Latina, etapa científico-técnica
(1945-1969), que a iniciativa de la UNESCO, la OEA, la Universidad
Central de Ecuador, el gobierno del Ecuador e institutos privados
internacionales como la Fundación Ford, surge en 1959 el
Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicaciones para
América Latina (CIESPAL) con sede en Quito, Ecuador. A partir
de este momento, podemos pensar que para la ciencia de la comunicación
latinoamericana, se inicia un nuevo horizonte reflexivo sobre los
fenómenos informativos de la región.
Este importante esfuerzo intelectual
en América Latina, no ha sido analizado profundamente por
ninguno de los investigadores dedicados al examen de la evolución
de la ciencia de la comunicación en el continente. No obstante
esto podemos pensar que los primeros 25 años de vida de CIESPAL,
su aportación atravesó por dos grandes fases: la etapa
del despegue conceptual (1959-1970) y la fase de la creación
propia (1970-1984).
En la fase del despegue conceptual
se destacó el empeño teórico del CIESPAL por
terminar con las influencias europeas, francesa e italianas que
mantenían un peso importante sobre los primeros análisis
de la comunicación que se realizaban en Latinoamérica.
Sin embargo, la influencia del pensamiento funcionalista de origen
norteamericano que se hereda en la región no puedo ser superado
por los trabajos teóricos de CIESPAL en este lapso, y la
institución actuó como centro difusor de esta matriz
conceptual en la zona.
De esta forma, con apoyo de CIESPAL
las teorías organicistas y los métodos cuantitativos
con todas sus variantes, penetraron transparentemente en muchos
de los planes de estudio de las escuelas de comunicación.
Los esquemas de Laswell, Lazarfed y Scharmm fueron los modelos imaginarios
dominantes que durante más de 10 años se emplearon
para comprender la comunicación 6.
Durante este periodo, la comunicación
social fue examinada fundamentalmente desde el ángulo periodístico
y los cuadros profesionales formados en este terreno, fundamentalmente
adquirieron los conocimientos y destrezas para el ejercicio periodístico
y no para otras prácticas informativas. Las escuelas y facultades
de periodismo y de comunicación, "recibieron con
ello un nuevo impulso; dieron un paso adelante, aunque en la dirección
señalada por los organismos internacionales rectores que
definieron la línea que se debía seguir en la economía,
política, educación, etc. De esta manera, los planes
y programas de estudio, los métodos bibliográficos
y técnicas de enseñanza e investigación de
la comunicación fueron diseñados por CIESPAL y recomendados
a las universidades de la región como los modelos básicos"7.
Dentro de este contexto, en una
actitud autocrítica y como representante del Centro, Marco
Ordóñez, Ex Director General de CIESPAL, reconoció
en 1979 que "los centros de formación profesional
en comunicación dedicaron sus esfuerzos, básicamente,
a preparar periodistas e informadores que pudieran satisfacer las
demandas del sistema de producción de contenidos culturales
que, naturalmente, corrió de modo paralelo con las demandas
del sistema productivo de la sociedad en general
Las escuelas
de periodismo por lo tanto, procuraron formar profesionales para
que el sistema mantuviera su vigor y se desarrollara. Es fácilmente
explicable su actitud, porque no podrían por sí solas,
superar una situación que, en la mayor parte de los países,
no ha sido vencida por la Universidad misma. Se mantuvo esa simbiosis
entre una sociedad que genera una demanda de profesionales para
el reforzamiento del sistema productivo - lo que implica la imposición
de una ideología de dominación- y una universidad
que dirige sus esfuerzos hacia esas mismas metas a pesar de que
a veces e beligerante en sus planteamientos contra el sistema"8.
Sin embargo, pese a estos antecedentes,
una evolución positiva de CIESPAL durante este periodo nos
lleva a concluir por lo menos que dicha institución poseyó
"el mérito de haber iniciado en nuestro medio la
difícil labor de tender puentes de contacto, reunir algunos
esfuerzos demasiado dispersos, alentar iniciativas de investigaciones,
respaldar incipientes escuelas de periodismo, realizar censos y
simposios y una cantidad de otros éxitos. No obstante, con
todo ello, comenzó a hacerse evidente un cierto exceso de
dependencia de aquel organismo de las pautas ideológicas
y de los parámetros de análisis de la comunicación
masiva oriundas de los Estados Unidos"9.
Finalmente, en esta primera época,
podemos decir que fue palpable la ausencia de imaginarios y alternativas
humanísticas para analizar los fenómenos informativos
desde una perspectiva de crítica y de nueva creación
latinoamericana.
Después de permanecer algunos
años inmerso en esta primera fase de afirmación institucional,
gradualmente CIESPAL experimentó de 1970 a 1984 una notable
evolución intelectual que lo colocó en un nuevo periodo
de madurez cultural: la fase de creación propia. Es decir,
con la experiencia acumulada durante más de 10 años,
a partir de la década de los 70s., el organismo inició
una nueva búsqueda por los senderos de la reflexión
crítica y los quehaceres prácticos de la comunicación
creativa para dar respuesta a las múltiples y urgentes necesidades
culturales que planteó la convulsionada historia latinoamericana.
Es a partir de este momento, que
con enorme empeño y constancia CIESPAL encabezó un
serio y sistemático esfuerzo original para cubrir el enorme
vacío teórico, metodológico y técnico
que originó la sorpresiva aparición y expansión
de los medios de comunicación en el continente.
Con este compromiso creativo cambiaron
laicos de comunicación?, ¿Cómo
emplear los medios de comunicaciones para la difusión de
innovaciones?, ¿Cómo producir programas de radio?,
etc.; por las nuevas interrogantes ¿Cuál es la estructura
de poder de las industrias culturales en América Latina?,
¿Qué tipo de conciencia generan los medios de comunicación
en la región?, ¿Cómo fermentar la comunicación
popular y democrática?, ¿Cómo aprovechar los
medios de información para generar otro desarrollo social?,
¿Qué impacto generan las nuevas tecnologías
de información en América Latina?, ¿Cómo
construir las políticas nacionales de comunicación?,
¿Cómo acelerar la instauración de un nuevo
orden mundial de la información?, etc.
Dentro de este significativo panorama
de avances, uno de los aportes más valiosos de esta segunda
fase, no sólo consistió en el creativo despertar intelectual
de la institución, sino en la amplia difusión y distribución
de sus frutos que realizó con casi todas las escuelas de
comunicación, centros de investigación, organismos
internacionales y analistas dedicados a la enseñanza de los
problemas culturales.
De esta forma, más que en
el primer ciclo, en esta segunda etapa, CIESPAL sostuvo desde 1970
una estrecha relación con la mayoría de las 174 escuelas
de comunicación distribuidas en 20 países de América
Latina, donde poco a poco y de forma silenciosa, sembró su
semilla de cambio intelectual (Cuadro
No. 1 y Gráfica
No. 1).
Para alcanzar este objetivo con
gran cobertura, CIESPAL intensificó la realización
de sus cursos, seminarios, congresos, asesorías, conferencias,
becas, intercambios de profesores, investigaciones y publicaciones
de libros, revistas, documentos, manuales, folletos, etc., con el
fin de mantener una amplia red de relaciones con las instituciones
de comunicación en el hemisferio. De esta manera, para 1997
CIESPAL "organizó 55 cursos internacionales en todas
las áreas de comunicación, concluyó 39 proyectos
de investigación, formó más de 1500 becarios
de todos los países de América Latina, y publicó
una enorme colección de documentos y textos que lo convirtieron
en el primer centro editor de comunicación de nuestro continente"
(10). Para 1984 se formaron 4,608 becarios en 74 cursos, 38 seminarios,
36 talleres y 18 asesorías.
De todas estas actividades efectuadas
por CIESPAL, destacó por su particular importancia para la
construcción de una nueva ciencia de la comunicación
latinoamericana, el desafío editorial emprendido por dicho
centro. A través de este empeño, en pocos años
germinó un enorme enriquecimiento conceptual de la conciencia
latinoamericana en el campo de comunicación, que giró
desde el registro de los nuevos fenómenos informativos que
surgieron, el apoyo técnico para las distintas prácticas
de comunicación y apoyos didácticos para la enseñanza;
hasta la evaluación del avance de la ciencia de la comunicación
latinoamericana, la difusión de las principales corrientes
metodológicas en comunicación, intentos de ruptura
con los modelos recibidos, aperturas de nuevas discusiones conceptuales
y propuestas de alternativas culturales para América Latina.
Así mismo, la temática
tratada por las publicaciones se enriqueció mucho al oscilar
desde la comunicación institucional, la metodología
de investigación de la comunicación, la enseñanza
en el periodismo, la contabilidad en la emisora popular, lecciones
de opinión pública; hasta el papel de la comunicación
en el desarrollo nacional, las políticas en la planeación
de la comunicación, la incomunicación en América
Latina, la censura en Brasil, la comunicación alternativa,
el futuro de las nuevas tecnologías en Latinoamérica,
etc.
De igual forma, la intensidad del
desarrollo de las problemáticas abordadas por CIESPAL variaron
significativamente en estos primeros 25 años de vida. Efectuando
un balance general de los textos, libros, documentos, artículos,
folletos, revistas que la institución publicó durante
este período, observamos un cambio sustancial en la importancia
concedida a las diversas temáticas. Así, encontramos
que hasta julio de 1984 el 21.4% de las temáticas tratadas
se refirieron a las políticas nacionales de comunicación,
el 13.4% a la prensa y a los periodistas, el 6.5% a la investigación
de la comunicación, el 6.5% a la enseñanza de la comunicación,
el 6.2% a la radio, el 5.8% a las nuevas tecnologías de la
información, el 5.5% a la teoría de la comunicación,
el 5.1% a la comunicación alternativa y popular, el 4.8%
a las agencias de noticias, el 3.8% a la televisión, el 3.4%
a la comunicación grupal, el 2.7% a la comunicación
y educación, el 2.7% a los medios de comunicación
en general, el 2.42% a la democratización de las comunicaciones,
el 2.07% al derecho ala información y el nuevo orden informativo
internacional, el 1.73% a la radiodifusión, el 1.38% al cine,
el 1.03% a la publicidad, el 0.69% a la propaganda, el 0.34% a las
relaciones públicas (Cuadro
No. 2 y Gráfica
No. 2).
Con estas colaboraciones CIESPAL
elaboró un nuevo horizonte reflexivo que silenciosamente
enriqueció los marcos de razonamiento de la ciencia de la
comunicación latinoamericana. Esta aportación cultural
y muchas otras iniciativas más que introdujeron en este período
otras organizaciones como el Instituto Latinoamericano de Estudios
Transnacionales (ILET) en México, el Instituto de Estudios
Interdisciplinarios en Comunicación (INTERCOM) en Brasil,
la Asociación de Investigadores de Comunicación (ALAIC)
en Colombia, el Taller de Investigación para la Comunicación
Masiva (TICOM) en México, el Centro de estudios de la Realidad
Nacional (CEREN) en Chile, el Instituto de Investigación
de la Comunicación (ININCO) en Venezuela, la Federación
Latinoamericana de Periodistas (FELAP) en México, el Centro
de Estudios de Cultura Transnacional (IPAL) en Perú, la Asociación
Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER) en
Ecuador, el Centro de Estudios de Promoción Para el Desarrollo
(DESCO), la delegación de la UNESCO en Medios de Comunicación
para América Latina, la Asociación Latinoamericana
de Radio y T.V. (UNDA-AL) en Colombia, la Comisión Evangélica
Latinoamericana de Educación Cristiana (CELADEC) en Perú,
las diversas Asociaciones Nacionales de Investigación de
la Comunicación y muchas otras instituciones más;
fueron los detonantes intelectuales más importantes que provocaron
un cambio de mentalidad y de formación de imaginarios comunicativos
en las escuelas y centros de investigación de América
Latina.
En síntesis, podemos pensar
que a lo largo de sus primeros 25 años de vida, CIESPAL colaboró
a labrar las conciencias de estudiantes, investigadores, especialistas
y profesionales de la información en América Latina
con la introducción de nuevos imaginarios sobre esta disciplina
y su vinculación con la sociedad. En los surcos de conciencia
que abrió enterró nuevas semillas de inquietud intelectual
y reflexión crítica sobre la comunicación latinoamericana.
Después de varias décadas de cultivo mental, especialmente
a través de sus publicaciones, algunas de estas simientes
germinaron en la región dando vida, entre otros, a los siguientes
frutos culturales:
En primer término, CIESPAL
fungió durante más de dos décadas como el principal
puente de comunicación entre los especialistas, las escuelas
y los diversos centros de reflexión de la información
en Latinoamérica. Fue el sistema nervioso más importante
que nutrió con nueva sangre a las múltiples células
de comunicación dispersas por todos los extremos del continente.
Con ello, se redujo sustancialmente la enorme brecha incomunicante
que tradicionalmente nos aisló como profesionales de la comunicación
en la región.
En segundo término, a partir
de su segunda época, con la difusión de sus publicaciones,
CIESPAL inició y sostuvo un importantísimo esfuerzo
de reflexión original sobre los problemas de la comunicación
latinoamericana.
Este empeño contribuyó
muy significativamente a crear una nueva ciencia de la comunicación
regional. Incluso podemos decir que, sin la presencia activa del
CIESPAL en este contexto, el desarrollo de la ciencia de la comunicación
latinoamericana hubiera retrasado su línea de evolución
que actualmente ha alcanzado, especialmente en la zona centro y
sur del hemisferio.
En tercer término, a través
de la monumental tarea de edición de sus títulos y
la formación de su centro de documentación especializado,
CIESPAL construyó la mayor memoria histórica sobre
los medios de información que se tenga noción en toda
el área latinoamericana. Con ello, colaboró a sentar
las bases de una identidad ideológica propia en materia de
comunicación. Este fue un importante germen que se diseminó
a favor del despertar crítico del pensamiento latinoamericano
en el terreno cultural y que gradualmente contagió a otras
disciplinas afines.
Finalmente, en cuarto término,
con la realización de las actividades anteriores y muchas
otras más, CIESPAL aportó un pequeño grano
de arena para producir las rupturas teóricas en el espacio
de la comunicación que tanto requería el impulso independiente
del pensamiento latinoamericano. Con ello, la institución
contribuyó a abrir pequeños rayos de luz que iluminaron
las reflexiones nacionales sobre los problemas de comunicación.
Con la aportación de estas
cimientos, CIESPAL logró sembrar los nuevos embriones culturales
que produjeron, a mediano y largo plazo, una moderna conciencia
informativa en la región. De esta forma, los imaginarios
informativos generados por CIESPAL impulsaron significativamente
la gestión y organización de una nueva ciencia de
la comunicación latinoamericana que posibilitó la
creación de bases conceptuales para la formación de
un nuevo orden comunicativo mundial.
Notas:
1
Para una visión sintética sobre la evolución
de la comunicación en el mundo capitalista, consultar de
Daniel Prieto Castillo, Elementos para una Teoría de la Comunicación,
(ILCE), Estudios Superiores, México, D.F. 1977, p. 129-136;
Miguel de Moragas Spa, El Trabajo Teórico y las Alternativas
a las "Mass Media", en Alternativas Populares a las Comunicaciones
de Masas, José Vidal Beneyto, 1ª. Ed. Centro de Investigaciones
Sociológicas, Madrid 1970, p. 63-66; Carlos Villagrán,
Los Problemas de la Ideología y la Ciencia de la Comunicación,
en Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales No.
86-87, FCPyS, UNAM, México, D.F. enero 1976, marzo 1977,
p. 75-84; Jesús Martín Barbero, Comunicación
Masiva Discurso y Poder, Colección Intiyán No. 7.
CIESPAL, Quito Ecuador, 1ª. Ed, 1978 p. 21-24; y Mabel Piccini,
La Investigación Sobre Medios de Comunicación en América
Latina, Simpósium Nacional de la Comunicación: La
Experiencia de EUA, Universidad Iberoamericana, Depto. De Comunicación,
abril de 1978, p. 10-16.
2
Los criterios centrales para realiza esta producción de la
historia de la investigación en América Latina han
sido tomados de Un Solo Mundo. Voces Múltiples: Comunicación
e Información en Nuestro Tiempo, Ed. Fondo de Cultura Económica,
México, D.F; 1ª. Ed. 1980, p. 383-a 385; y José
Salomaó David Amorío, El Papel de la Enseñanza
y de la Investigación en Comunicaciones en América
Latina, en Actas de III Encuentro Nacional de Investigadores de
la Comunicación, Instituto de Investigaciones de la Comunicación,
Facultad de Humanidades y Educación, Universidad Central
de Venezuela, Caracas, 1977, p. 239 a 241.
3
José Salomaó Amorío, El Papel de la Enseñanza
y de la Investigación en Comunicaciones en América
Latina, Obra cit; p. 239.
4
Jesús Martín Barbero, Comunicación Masiva Discurso
y Poder, Obra cit; p. 21-24.
5
José Salomaó Amorío, El Papel de la Enseñanza
y de la Investigación en Comunicaciones en América
Latina, Obra cit; p. 240.
6
Para ampliar esta concepción que difunde CIESPAL, consultar
de Raymond B. Nixon, La Enseñanza del Periodismo en América
Latina, en Rev. Comunicación y Cultura No. 2, Ed. Galeana,
Buenos Aires, Argentina 1974, p. 200 a 203; y Marco Ordóñez
A. Pedagogía de la Comunicación: Evaluación
Crítica de las Experiencias Latinoamericanas, en Rev. CHASQUI
No. 3 (Primera Época), CIESPAL, Quito, Ecuador, 1973, p.
35-48.
7
Manuel Corral Corral, La Ciencia de la Comunicación en México:
Origen, Desarrollo y Situación Actual, Departamento de Educación
y Comunicación, Universidad Autónoma Metropolitana,
Unidad Xochimilco, Cuadernos del TICOM No. 15, México, D.F.,
julio 1982, p. 60.
8
Marco Ordóñez, Las Condiciones Ideológicas
en la Formación Profesional de Comunicólogos en América
Latina, Curso de Invierno, FCPS-UNAM, Centro de Estudios de la Comunicación,
Invierno 1979. México, D.F. Para ampliar este panorama de
CIESPAL, consultar de Manuel Corral Corral, La Ciencia de la Comunicación
en México: Origen, Desarrollo y Situación Actual,
Cuadernos del TICOM No. 15, Depto. De Educación y Comunicación,
Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, julio 1982,
México, D.F; y de José Heliodoro Jiménez la
Ciencia de la Comunicación en América Latina: Un Caso
de Dependencia Científica, Cuadernos del TICOM No. 13, Depto.
De Educación y Comunicación, Universidad Autónoma
Metropolitana-Xochimilco, enero de 1982, México D.F.
9
Hugo Assman, Evaluación de Algunos Estudios Latinoamericanos
sobre Comunicación Masiva, XI Congreso latinoamericano de
Sociología, San José, Costa Rica, p. 13.
10
Luis E. Proaño; Un Nuevo CHASQUI, Revista CHASQUI No. 1.
(II. Época) CIESPAL, Quito-Ecuador, octubre-diciembre, 1981,
p. 1.
Dr.
Javier Esteinou Madrid
Investigador Titular del Departamento de Educación
y Comunicación de la Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Xochimilco, México, D.F., México. |