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Por Luz Zareth Moreno Basurto
Número 25
"¿Quiere
decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí?
Eso depende mucho de dónde quieras ir, dijo el gato.
No me importa mucho, dijo Alicia.
Entonces es indiferente por el camino que vayas, dijo el gato".
Lewis Carol, Alicia en el país de las maravillas
En la actualidad
no son pocos los mecanismos ni las instancias que construyen realidades.
Además de la escuela, iglesia y familia, los medios de comunicación
de masas también contribuyen en la elaboración de
autodescripciones y memorias sociales, Luhmann (1996) citado por
Pintos (2001), a través de las cuales, de manera paulatina,
se moldea la percepción de los espectadores con el objetivo
de que realmente se crea lo que se observa en ellos. Así
la construcción de plausibilidades de un sistema social dado
se fundamenta en el marco de referencia que se plasma en los imaginarios
sociales1.
Dicha creación
y recreación de realidades en los media ha resultado una
actividad sumamente productiva, debido en parte al alto nivel de
penetración que han alcanzado radio y televisión sobre
todo. En México más del 96% de los hogares a nivel
nacional, tiene al menos un aparato de radio y cerca del 87% posee
como mínimo un televisor (Gómez, 1998). En España
el 96% de los niños entre 4 y 10 años, ven la televisión
cada día, el 93% la ven más de tres horas diarias
en promedio y para el 56% representa la única actividad en
su tiempo libre (Ferrés, 1994).
Al transformar la
información en una mercancía, se constituye un nuevo
sector productivo, el de realidades, cuyo papel central se
vierte en las tecnologías que conectan a los consumidores,
productores y vendedores. La cadena se transforma y el pago por
el bien o servicio se realiza de manera indirecta, cuando las audiencias
compran aquellos productos que anuncian las empresas mediáticas.
Este sistema de mercado
de realidades posibilita la existencia de grupos dominados y dominantes2,
puesto que el poder se centraliza en una fracción minoritaria
de la población que se encarga de elaborar discursos que
justifiquen el orden social que prevalece y por ende decide acerca
de la realidad. La contribución de los medios e imaginarios
en este punto, es legitimar cierta ideología que evite generar
prácticas o movimientos de transformación que pongan
en peligro la organización existente en las sociedades. En
este sentido la difusión de los mensajes producidos por los
mass media tiene la peculiaridad de repetir una y otra vez
la misma información con el empleo de diferentes recursos
que aminoren esta igualdad; caracterizados por emitir productos
redundantes, colaboran entonces en la realización y distribución
de lo que se conoce como discurso autoritario, consistente en "la
ideología dominante que la clase en el poder utiliza para
homogeneizar la sociedad"3.
La existencia de
relaciones sociales y sistemas de comunicación autoritarios
permiten contemplar la presencia de lo opuesto, ya que se es con
respecto a otro, de ahí que concibamos lo negro en función
de lo blanco, lo bueno con respecto a lo malo y así sucesivamente.
De forma similar en la sociedad y por ende en la comunicación,
lo alternativo se sitúa en oposición a lo autoritario.
Lo alternativo visto
como un camino que posibilita procesos de comunicación no
lineales, sirve para explicar también, las relaciones sociales
alternativas a partir de las cuales el sentido del circuito de la
comunicación y sus elementos hacen plausible la participación
del ser humano en sociedad. Aunque dicha comunicación alternativa
no se explique desde ésta, sino a partir de las relaciones
sociales alternativas (Prieto, 1991).
Lo alternativo en la comunicación
Aunque el término de comunicación alternativa no es
reciente, pues comenzó a utilizarse en la década de
los años setenta (Prieto, 1998), pensar en él hoy
día se vuelve difícil, puesto que la generalidad de
las relaciones sociales son desequilibradas y verticales. No obstante
una construcción de la realidad alternativa es posible, en
virtud de la necesidad que existe para producir mensajes que encarnen
concepciones diferentes a las que se difunden cotidianamente en
los mass media.
La comunicación alternativa
como resultado de la praxis social, pretende modificar en algún
sentido la realidad, cuestionar el statu quo y ostentar una diferencia
cualitativa respecto a los productos que únicamente poseen
finalidad mercantil y/o de entretenimiento banal, a pesar de las
limitantes del contexto mismo donde se pretende desarrollar.
Las diferencias en relación
a la comunicación autoritaria que continúan, se sitúan
a nivel del emisor, receptor, mensaje, canal y código.
Comunicación
autoritaria
|
Comunicación
alternativa
|
La elaboración del producto
queda en manos de especialistas. |
La elaboración del producto
puede o no estar en manos de especialistas y se remite a situaciones
concretas que interesan al grupo. |
El mensaje contiene un mínimo
de información, es repetitivo, redundante, califica los
datos, no hay originalidad, crea y reproduce estereotipos. |
El mensaje abandona las frases
hechas, los lugares comunes y se vincula con la realidad de
los participantes.
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El código es impuesto. |
El código es propuesto. |
La difusión es monopólica. |
La difusión pertenece
a todos. |
El proceso de recepción
es limitada, predeterminada, acrítica y acepta lo que
le es conveniente a la clase dominante. |
El proceso de recepción
es compartida, genera discusión e intercambio, hay una
conciencia y no sólo existe una oferta. |
Entendemos por comunicación
alternativa aquella que es factible a través de diversos
medios y formas, por lo tanto:
"No nos referimos exclusivamente
a medios que, por su naturaleza, sean distintos de los masivos;
o para decirlo de otro modo, no planteamos una alternativa a los
media como tales, sino en cuanto a instrumentos del poder; y a la
inversa, el medio no es así lo alternativo (o no lo es necesariamente)
sino el instrumento de una opción promovida por un grupo
de personas o por un sector social"4.
Una de entre muchas opciones viables
a elegir en este campo de lo alternativo, desde nuestro punto de
vista, es la comunicación educativa, ya que contraria
a la comunicación autoritaria (que atribuye mayor relevancia
al producto o venta), la primera concede más importancia
al interlocutor. Además de que el discurso que promueve busca
compartir, abrir caminos a la reflexión , apoyar la recuperación
de la experiencia, relacionar texto y contexto, jugar y gozar la
expresión, respetar al otro y permitir la riqueza de la comunicación
cotidiana. Su implementación facilita al individuo la comprensión
de diferentes procesos, acompaña el aprendizaje y ofrece
recursos para leer su contexto social y realidad (Prieto, 1998).
En virtud de esta capacidad que
posee la comunicación educativa para crear, recrear y leer
realidades con visión alternativa y pese a lo complejo que
resultaría instaurarla en el ámbito escolar, su incursión
sería alentadora, pues el alumno dejaría de ser el
polo terminal del proceso y formaría parte activa de éste.
Asimismo la posibilidad de formar sujetos reflexivos y críticos
aumentaría, debido entre otros factores, a la pedagogía
de la pregunta5 que acompaña
esta noción.
La incorporación de la comunicación
educativa en la enseñanza formal parte de lo descrito en
un inicio, cuando señalamos que para explicar a la comunicación
alternativa se debe partir de las relaciones sociales alternativas
y que mejor lugar que las escuelas consideradas centros del saber
e instituciones reproductoras de realidades, para combatir el discurso
autoritario que prevalece y conlleva a la formación de imaginarios
sociales que benefician a la clase que ostenta el poder a través
de los medios de comunicación masiva y los otros sectores
que contribuyen en la producción de realidades.
Al respecto somos optimistas, no
sin olvidar la problemática que enfrentamos, ya que las disociaciones
que existen sobre la escuela y el tipo de instrucción que
se genera dentro de ella, aleja e incluso se opone a las implicaciones
y consecuencias de instaurar la alternancia. Resulta obvio que se
atentaría contra el orden vigente y por ende la imagen social
transmitida por esta institución se tambalearía. Vamos
aún más lejos y a pesar de esto, concebimos la pertinencia
de implementar la comunicación educativa en los sistemas
de enseñanza formales, aunando las nuevas tecnologías
y los media como herramientas que facilitan el proceso de enseñanza-aprendizaje.
La incorporación de la
comunicación educativa en la escuela
Si entendemos la educación como un proceso social bilateral,
por el cual se transmiten elementos culturales, condicionados por
valoraciones y contextos históricosociales Scherz (1966)
citado por Prieto (1998) podremos darnos cuenta que constantemente
adquirimos patrones que nos hacen actuar en función del rol
que desempeñamos socialmente. Así el aprendizaje como
"el cambio que se produce en las relaciones estables entre:
a) un estímulo percibido por el organismo de cada individuo,
y b) la respuesta dada por el organismo"6
se efectúa dentro y fuera de las instituciones educativas.
La relevancia del proceso de aprendizaje
en el ámbito de la comunicación es que al igual que
el primero, tiene como objetivo lograr una modificación en
la conducta del receptor y si observamos detalladamente, los medios
de comunicación masiva y las nuevas tecnologías, también
contribuyen en la educación de las sociedades, pues como
lo hemos señalado a lo largo de esta reflexión, tengan
o no explícitamente el objetivo de enseñar lo hacen.
Así (Torres, 1999) la enseñanza parte de la educación,
que exige de la comunicación, debido a que sin esta última
no se puede generar la primera; entonces la relación entre
comunicación y educación es una constante.
Si los medios tienen y han tenido
un papel importante en la educación en que jóvenes
y adolescentes se desarrollan ¿por qué no utilizarlos
con fines distintos a los mercantiles?
Las relaciones de los medios con
la educación han sido particulares; bajo el fundamento de
que los primeros aportan información efímera, superficial
o sensacionalista, la escuela los ha contemplado como entes extraños,
ajenos a los objetivos que persigue. Los mass media por su
lado manifiestan su poder de convocatoria y dejan sin recursos a
la institución educativa, situación que pronuncia
la competencia existente entre ambas instancias.
Ante la incidencia y protagonismo
de los medios y las nuevas tecnologías en la vida de hombres
y mujeres en su interacción con la realidad en la forma de
entender el mundo, la educación "necesita de una renovación
y una transformación más profunda, y ello de un modo
triple: en sus programas, en sus métodos y en sus objetivos"7.
Incluso Illich (1979) citado por Amézquita y Moreno (2001)
para el logro de una sociedad capaz de educar, no son necesarias
instituciones cada vez más poderosas, puesto que los conocimientos
no se imponen desde afuera de forma autoritaria, sino que se asimilan
de forma activa, con el fin de hacer significativo el aprendizaje.
En esto las posibilidades que brindan
los medios de comunicación masiva y las nuevas tecnologías,
sobre todo en lo concerniente al almacenamiento, procesamiento y
aplicación de los contenidos para desarrollar diferentes
recursos discursivos. Ahí la alternancia del medio, ya que
en la escuela predomina el lenguaje escrito u oral y no se utilizan
otros mecanismos; faltaría analizar lo relativo al mensaje,
código, emisor y receptor, aunque no existe lo totalmente
alternativo, ni totalmente autoritario (Prieto, 1998).
Contamos con múltiples formas
de incorporar los mass media y nuevas tecnologías a la educación
formal. Sin embargo, enfatizaremos la propuesta realizada por Joan
Ferrés de educar con, educar para y educar en. El
primer rubro se sitúa en su utilización como herramienta
didáctica8, el segundo
con recepción crítica y el tercero con la elaboración
de programas instructivos.
Finalmente la comunicación
educativa simplemente es una opción y en este sentido, cada
quien con las suyas. Lo importante es enfatizar cómo los
desarrollos tecnológicos han revolucionado la forma en que
el ser humano recibe, procesa, almacena y utiliza la información,
así como la manera en que aprende, se entretiene, utiliza
su tiempo libre e interactúa con los demás, ya que
la realidad misma y sus interpretaciones cambian en función
de lo anterior, por ende los imaginarios sociales que se construyen
se modifican también.
Los medios sólo son eso y
el éxito de entablar una comunicación educativa en
la escuela, no depende únicamente de su incursión
en el aula; la cuestión es más compleja, porque intervienen
las instituciones educativas, sus políticas, sus docentes,
sus directivos, sus programas y la preparación de su personal
en áreas afines al manejo de equipo y lenguaje mediático.
Recordemos que parte de la alternancia radica en el tipo de relaciones
sociales que se establezcan en los grupos.
Pensamos que la educación formal tiene que mejorar su rendimiento
para ser más competente y eficaz, pero si una institución
como ésta que se supone provee a los individuos de interpretaciones
sobre el entorno no enseña a ver televisión, escuchar
radio y en general a leer críticamente ¿para qué
mundo educa? La escuela tiene la obligación de ayudar a las
nuevas generaciones de alumnos a interpretar los símbolos
de su cultura (Ferrés, 1994).
Notas:
1
Juan Luis Pintos, catedrático e investigador de la Universidad
de Santiago de Compostela explica que los Imaginarios Sociales son
esquemas, construidos socialmente, que estructuran la experiencia
social y engendran comportamientos e imágenes "reales".
Se remite en particular a aquello que puede ser creíble.
2. Daniel Prieto en su texto Diseño
y comunicación, indica que lo dominante se ejerce desde la
imposición de concepciones y evaluaciones de la realidad,
así como en prácticas sociales.
3. Prieto, D. (1991). Diseño
y comunicación. México: Premia Editora. p.85.
4. Simpson, M. (1998) en La escuela y los medios de comunicación
masiva. México: El Caballito. p. 134.
5. Freire citado por Prieto (1998)
en La pasión por el discurso la entiende como "no la
retórica, la vociferante, la que clama a gritos la respuesta,
sino la orientadora, la destinada a aclarar el pasado y el futuro,
la organizada de tal manera que llama la respuesta como una forma
de avanzar en la reflexión. Más aún, un discurso
educativo ayuda a preguntarse, abre espacios a la interrogación
por el contexto, por el propio ser". p. 114.
6. Berlo, D. (2000). El proceso
de a comunicación. Buenos Aires: El Ateneo. p. 67.
7. Pérez, J. M. (2000).
Comunicación y educación en la sociedad de la información.
España: Paidós. p. 183.
8. Este rubro se acerca a lo que
Ríos y Cebrián en su texto Nuevas tecnologías
de la información y de la comunicación aplicadas a
la educación denominan Tecnología Educativa, que se
ocupa del "diseño, la reestructuración, la presentación
y la optimización de instrumentos, medios y programas de
intervención didáctica". p. 16.
Referencias:
* Amézquita, I. y Moreno,
M. (2001). La odisea liberadora de los juegos de rol. México:
CONEICC-ITESO.
* Berlo, D. (2001). El proceso de la comunicación.
Buenos Aires: El Ateneo.
* Cortés, R. (1998). La escuela y los medios de comunicación
masiva. México: El Caballito.
* Ferrés, J. (1994). Televisión y educación.
Barcelona: Paidós.
* Gómez, C. (1998). Comunicación y educación
en la era digital. México: Diana.
* Pintos, J.L. (2000). Construyendo realidad (es): Los Imaginarios
Sociales. (En línea). http://web.usc.es/~jlpintos
* Prieto, D. (1998). La pasión por el discurso. México:
Ediciones Coyoacán.
* Prieto, D. (1997). Diseño y comunicación.
México: Ediciones Coyoacán.
* Ríos, J. M. y Cebrián, M. (2000). Nuevas tecnologías
de la información y de la comunicación aplicadas a
la educación. Málaga: Ediciones Aljibe.
* Torres, H. J. (1999). Caracterización de la comunicación
educativa. Razón y Palabra (Revista electrónica),
13 (4) en http://razonypalabra.org.mx
Lic.
Luz Zareth Moreno Basurto
Catedrática y Profesora de tiempo en
la Universidad Latina de América
en la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación. Actualmente
cursa la Maestría en Educación con Especialidad en Comunicación
en la UV del Instituto Tecnológico y de
Estudios Superiores de Monterrey. |