Por Octavio Islas y Fernando
Gutiérrez
Número 28
¿Cómo pasamos del
"yo no pago para que me peguen" al "yo no leo porque
me pegan"?
Las relaciones entre la prensa y el poder, en tiempos de la "presidencia
imperial", admiten ser calificadas como "simbiótico-incestuosas".
En 1992 el periodista Rafael Rodríguez Castañeda,
hoy director del semanario Proceso, así las describía:
En los últimos cinco decenios
prensa y gobierno en México han vivido enredados en una
trama de relaciones equívocas. Resulta poco menos que imposible
precisar dónde se originan los vicios que desde los años
cuarenta entorpecen, enrarecen y distorsionan la información
periodística en el país: ¿en la mano que
pide, en la mano que soborna, en la mano que recibe, en la mano
que golpea? En la insana relación prensa-gobierno se mezclan
los intereses económicos, políticos y aún
facciosos -locales, regionales o nacionales-, que utilizan a los
medios impresos como instrumentos de influencia o presión.
Y también, por supuesto, los intereses muy particulares
de periodistas, políticos y funcionarios. De sexenio a
sexenio, de Presidente a Presidente, la situación prevalece:
un gobierno que ejerce el autoritarismo prácticamente sin
limitaciones; una prensa en su mayoría domesticada; y un
público que desconfía por igual de la prensa y del
gobierno. Desde el funcionario de más bajo nivel hasta
el Presidente de la República, las instancias gubernamentales
han asumido la tarea de cortejar, corromper y aun reprimir en
la búsqueda de una prensa sumisa e incondicional. En contraparte,
muchos periódicos y periodistas--desde los reporteros de
nota roja hasta directores y gerentes- han hecho suyo el hábito
de cortejar y dejarse cortejar, adular, corromperse, chantajear,
someterse, ponerse al servicio del gobierno en su conjunto o del
funcionario en lo personal, con las excepciones de quienes están
dispuestos a enfrentar los riesgos de romper las reglas del juego2.
El destacado periodista Raymundo
Riva Palacio, en un artículo que fue publicado hace doce
años en la Revista Mexicana de Comunicación,
se dio a la tarea de identificar cuáles eran las inercias
históricas que obstruían el desarrollo de una prensa
más crítica e independiente:
La impunidad con que se mantienen
los viejos esquemas de corrupción en la prensa capitalina,
son inconcebibles para la sociedad moderna (...) No pueden existir
ya más jefes de prensa que corrompan a los periodistas,
que no son lo más corrupto del sistema pero sí a
quien se fustiga por ello. Las prebendas, las gratificaciones,
o los embutes como coloquialmente se conoce al dinero allegado
irregularmente, son utilizados por un buen número de empresarios
periodísticos como complemento a los salarios que pagan,
lo cual es una desviación ética y profesional. No
son pocos los dueños de periódicos que, cínicamente,
llegan a decir que pagan bajos salarios porque las fuentes de
información, complementan la paga. De esa manera, los periódicos
reciben un subsidio adicional muy peculiar, que abate los costos
de las nóminas y, así incrementan las ganancias3.
El candidato Vicente Fox sintetizó
la voluntad de cambio de millones de mexicanos. "La epopeya
del 2 de julio del 2000 -afirma el periodista Ricardo Rocha- tuvo
un protagonista indiscutible y una palabra mágica: Vicente
Fox y el cambio. La conjunción de un candidato carismático
y una promesa tan esperanzadora fueron una combinación formidable"4.
Afortunadamente el recurso de las
urnas y no el uso de las armas -como había advertido el líder
sindical Fidel Velázquez- bastaron para exorcizar al "ogro
filantrópico". Con el cambio de régimen fue posible
concebir un México radicalmente diferente. En medio del júbilo
fue factible suponer que las difíciles relaciones entre la
prensa y el poder podrían transformarse de una vez por todas.
"La esperanza del cambio -señala atinadamente el periodista
Ricardo Rocha- era alta que nada de lo nuevo que aparejaba podría
ser rozado ni con el pétalo de una crítica"5.
En los meses recientes es posible
advertir el sensible deterioro de las relaciones del presidente
Vicente Fox con la prensa. Algunos colaboradores intentan convencerlo
del "complot" que han emprendido los "enemigos del
gobierno del cambio" a través de los medios impresos,
como afirma Raymundo Riva Palacio:
El desgaste del discurso presidencial
sigue viento en popa, Fox y su equipo insisten en culpar a los
medios de que les tergiversan las palabras, a los partidos de
oposición de que están bloqueando todos los cambios
propuestos, y a los ciudadanos de no entender el esfuerzo que
está realizando para refundar la nación6.
Leo Zuckermann, investigador del
CIDE, en un artículo que fue publicado en El Universal
consigna la relación de sustantivos y calificativos que
suele emplear la prensa al referirse a la presente administración
y al presidente Vicente Fox:
Los sustantivos "parálisis",
"fracaso", "carencia", "decepción",
"reyetas", "desperdicio", "sobrevivencia",
"engaño", "ingobernabilidad", "errores",
"amateurs" e "incapacidad" son algunos de
los usados por la opinión publicada a propósito
del segundo aniversario del 2 de julio. "Disminuido",
"irritado", desdeñoso", "débil",
"lento", "inepto", "mediocre" o
"estancado" son los adjetivos. En los últimos
días hemos sido testigos de una verdadera avalancha de
críticas implacables. No hay duda, Fox está perdiendo
los medios. ¿Debería preocuparse?7.
La intensidad de las críticas,
y particularmente las expresadas a través de algunos medios
impresos, sin duda alguna se han convertido en un asunto incómodo
para el presidente Vicente Fox, al grado de aceptar que no lee
más los periódicos. Inclusive en reciente gira por
el estado de Querétaro, el presidente Fox se declaró
incrédulo de lo que publican los medios de comunicación
sobre la situación del país:
a veces parece, cuando uno lee
medios de comunicación, que las cosas están mal
en nuestro país. Yo quiero decirles que cada que recorro
las comunidades indígenas, los pueblos, las comunidades
rurales, las ciudades, las capitales, las cabeceras municipales,
me motivo fuertemente porque encuentro este espíritu de
optimismo, de esperanza que se respira aquí, en este lugar8.
El presidente Vicente Fox incurre
en un desafortunado error al aceptar que no lee más los periódicos
por considerar que éstos no reflejan las verdades y realidades
que él percibe. En toda democracia es tan indispensable el
disenso como el consenso.
Las afirmaciones del presidente
Vicente Fox inevitablemente conducen a generalizaciones injustas
y peligrosas. A nadie conviene una prensa sumisa. A nadie conviene
un presidente parcialmente informado o desinformado. En realidad
son los aduladores y los incompetentes quienes más daño
han hecho al presidente Vicente Fox, no los críticos. A las
pruebas nos remitimos...
El conflicto de San Salvador
Atenco exhibe a un presidente desinformado
Si el presidente Fox ya
no lee periódicos, podría suponerse que en las síntesis
informativas que diariamente recibe en Los Pinos debió ser
consignado el progresivo malestar de los campesinos de San Salvador
Atenco. También sus principales colaboradores debieron informarle.
Sin embargo todo hace suponer que no fue así. Sólo
de ese modo podría entenderse el desempeño reactivo
del "gobierno del cambio" ante un conflicto que todavía
podría derivar en un clima de violencia de proporciones insospechables.
Algunos de los periodistas que posiblemente
resultan "incómodos" para el presidente Vicente
Fox, con oportunidad advirtieron las posibles repercusiones de la
desatención gubernamental a las demandas de los campesinos
de San Salvador Atenco. El lunes 15 de julio, el periodista Ricardo
Rocha publicó en El Universal el mismo artículo
que fue publicado el lunes 19 de noviembre de 2001. Sólo
modificó el título. Entonces el periodista ya advertía
la gravedad de la desatención gubernamental a las peticiones
de los campesinos de San Salvador Atenco. No se equivocó.
Mientras tanto ¿qué hizo Pedro Cerisola además
de reunirse con Bill Gates y consultar a los patos?
Pedro Cerisola y Weber secretario
de Comunicaciones y Transportes, no sólo exhibió franca
impericia política -jamás se tomó la molestia
de platicar con los campesinos de San Salvador Atenco, a quienes
pretendió pagar el menor precio posible por las tierras expropiadas
(siete pesos por metro cuadrado)-, además ocultó información
al presidente Vicente Fox relativa al proyecto "Plan Terminal
2", del cual es firme promotor el empresario Juan Sánchez
Navarro, vicepresidente de Grupo Modelo, quien afirmó: "las
palabras del presidente Fox fueron muy claras: "A mí
no me habían informado de esto; yo no sabía nada"8.
De las declaraciones del presidente
Vicente Fox y del empresario Juan Sánchez Navarro, es posible
deducir que Pedro Cerisola y Weber sencillamente no consideró
indispensable informar al presidente Fox de la existencia del proyecto
alternativo "Plan Terminal 2". Además el secretario
de Comunicaciones y Transportes ni siquiera recibió al piloto
Alfredo Lezama y al arquitecto Carlos Hurtado, autores del proyecto.
Sin duda alguna el proceder de Pedro
Cerisola ante la oposición de los campesinos de San Salvador
Atenco al proyecto del nuevo aeropuerto, por lo menos admite ser
calificado como irresponsable. ¿Por qué Cerisola ocultó
al presidente Vicente Fox información relativa al "Plan
Terminal 2?. ¿Cuánta más información
oculta el secretario Pedro Cerisola al presidente Vicente Fox?.
¿Por qué el secretario de Comunicaciones y Transportes
tajantemente ha negado la existencia de un "plan B", despreciando
el aparente optimismo que generó en el presidente Vicente
Fox el proyecto presentado por el empresario Juan Sánchez
Navarro?
El presidente Vicente Fox no puede
señalar a la prensa como responsable de la sensible pérdida
del incuestionable prestigio político con el cual accedió
a la Presidencia, cuando en realidad algunos de los prominentes
miembros de su publicitado gabinetazo no han estado a la altura
de las circunstancias.
La prensa internacional
Si efectivamente el presidente Vicente
Fox ha optado no leer los periódicos nacionales por considerar
que sistemáticamente ocultan el espíritu de optimismo
y la esperanza que él advierte en los mexicanos-, también
tendrá que prescindir de la lectura de importantes medios
informativos internacionales, los cuales han empezado a refutar
las razones del optimismo presidencial.
El bono democrático que
la prensa internacional ha concedido al presidente Vicente Fox empieza
a agotarse. También la prensa internacional advierte cómo
los días de la euforia han dado paso a días de reclamo.
En junio, el mensuario latinoamericano Gatopardo, La Vanguardia
de Barcelona, The Washington Post y El País de Madrid
publicaron severos cuestionamientos al presidente Fox y a su "gabinetazo",
el cual incluso fue calificado por el Washington Post como "administración
contenciosa" -"remember the Alzheimer"-.
El periodista Javier Solórzano
advierte cómo en términos de imagen pública,
el presidente Vicente Fox es uno fuera y otro dentro.
El Fox de fuera parece firme,
decidido y hasta contento. El de dentro se ve invariablemente
preocupado. Es obvio que los terrenos son diferentes, pero también
es obvio que desde el primero de enero se ha ido perdiendo la
chispa y quizá se ha dejado escuchar a la crítica,
pieza central para que Fox se convirtiera en una esperanza de
cambio real. Todos sabíamos que no iba a ser fácil,
pero el gobierno lo ha hecho todavía más difícil.
El Fox de fuera, el que llama la atención, al que se le
presenta un reconocimiento, ha dejado de ser el de dentro9.
La prensa internacional empieza
a ver diferente al presidente Vicente Fox y al "gobierno del
cambio". Algunos prestigiados medios internacionales empiezan
a emplear los mismos sustantivos y calificativos de la prensa nacional.
El destacado periodista Ricardo Rocha afirma:
Si hasta ahora Fox pareciera no
tener demasiado en cuenta a las críticas internas, las
de afuera sí que deben importarle e importunarle. Acostumbrado
como está a las visiones de su canciller para el cual sólo
lo publicado en esos medios es digno de tomarse en cuenta10.
Los funcionarios responsables de
comunicación social de la Presidencia de la República
no han sido capaces de diseñar una efectiva estrategia de
comunicación social para el llamado gobierno del cambio.
Al respecto Raymundo Riva Palacio afirma:
La Presidencia foxista lleva año
y medio, tres directores de Comunicación Social y una cadena
de torpezas. La primera directora fue la hoy esposa de Fox, cuya
oficina intentó censurar a corresponsales extranjeros en
vísperas de la visita del presidente Aznar que coincidió
con la boda presidencial. Uno de ellos fue Enrique Serbeto, corresponsal
del periódico madrileño ABC a quien le condicionaron
una entrevista con Fox a que no hiciera preguntas sobre el Toallagate
-El presidente está muy deprimido por ello-, le explicaron.
Serbeto consultó con sus jefes y acordaron aceptar la entrevista
y preguntarle de cualquier forma sobre el tema. No fue necesario.
Fox sacó el tema del costoso menaje de la casa presidencial
para ensalzar los cambios en su gobierno y la libertad de expresión
reinante. Una vez más el presidente caía en contradicción
(...) La esperanza de mejor trato con Elizondo quedó en
un sueño por su desconocimiento sobre los medios. Esa ha
sido la constante. La ignorancia de la señora Sahagún
era tal que ni siquiera conocía a la agencia estadounidense
AP, que tiene 16 mil clientes en el mundo. Ortiz, ni conocía
ni le interesaban los medios de prensa, salvo como vehículos
mercadológicos. La política de comunicación
foxista ha sido un desastre, en lo que no hay gran diferencia
con anteriores gobiernos. El problema es que el autoritarismo
de aquellos era sofisticado y sutil, mientras que el de éstos
es rupestre, por lo que de bajar, el conflicto seguirá
escalando11.
El controvertido político
Manuel Camacho Solís afirma que "la mejor inversión
política que Fox puede hacer en este segundo aniversario
del 2 de julio es contestarse, a sí mismo, dos preguntas:
¿Por qué ha perdido capital y prestigio político?
¿De qué depende que lo siga perdiendo o que pueda
recuperarse?"12.
Si al responder esas preguntas,
el presidente Vicente Fox culpa a la prensa nacional e internacional,
estaría faltando a la verdad.
Suspensión de autocrítica
y abuso de propaganda
A pesar de que el presidente Vicente Fox se declaró incrédulo
de lo que publican los medios de comunicación sobre la situación
del país, la Presidencia de la República ha desplegado
una intensa campaña propagandística: "El cambio
en México ya nadie lo para", la cual incluye costosísimos
anuncios en horarios "Triple A" de los principales noticiarios
de Televisa y TV Azteca, un amplio número de spots en radio
y la inserción de desplegados de plana completa en periódicos
como El Universal. También la Presidencia de la República
ha recurrido al cómic -tres millones de historietas- para
difundir los logros del presidente Vicente Fox13.
El presidente Vicente Fox debería
emprender la profunda autocrítica de los actos y las omisiones
de su gobierno. De acuerdo con las afirmaciones de la inteligente
periodista Carmen Aristegui, la autocrítica permanece como
un asunto en suspenso:
"La autocrítica no
cabe. Hace algunos meses, ante la petición de Círculo
Rojo para ejercer la autocrítica, la respuesta fue:
"No hay nada mal". Hace apenas unos día el corresponsal
de The Economist pidió respuesta a una sola pregunta.
¿Qué ha hecho mal y qué haría para
remediarlo?".Una respuesta similar con la que concluyó
un encuentro de apenas cuatro minutos".
Los responsables de la comunicación
estratégica del actual gobierno efectivamente van perdiendo
la "batalla mediática". Las constantes filtraciones
a los medios -un día sí y otro también- revelan
la ausencia de efectivas estrategias de comunicación social.
La agobiante propaganda afirma la suspensión y el aplazamiento
de la autocrítica, nunca tan indispensable como ahora.
El presidente Vicente Fox insiste
en guardar las "tarjetas rojas" que tanto ha tardado en
aplicar a algunos de los miembros de su gabinetazo. Los resultados
de los comicios realizados en Nayarit permiten afirmar que el "ogro
filantrópico" todavía no ha muerto y está
de vuelta. Es la última oportunidad para que la transición
democrática no quede en una simple alternancia. Ojalá
sí informen de ello al presidente Vicente Fox.
Notas:
1
La primera versión de este texto fue entregada a Le Monde
Diplomatique, versión mexicana, y se publicará en
el número correspondiente a agosto de 2002.
2 Rafael Rodríguez Castañeda,
Rafael (1992): Prensa vendida. Los periodistas y los presidentes:
40 años de relaciones. México. Grijalbo.
3 Raymundo
Riva Palacio: "Los medios y la antidemocracia". En Revista
Mexicana de Comunicación. Número 11. Mayo-junio
de 1990. México.
4 Ricardo Rocha: "2 de julio:
¿para qué?". El Universal. 1 de julio,
2002. A 10.
5 Ricardo Rocha: "Golpe de
timón: ya viene". El Universal. 1 de julio, 2002.
A 8.
6 Raymundo Riva Palacio: "El
sexenio corto". El Universal. 26 de junio, A 22.
7 Leo Zuckermann: "Está
perdiendo Fox en los medios", El Universal. 1 de julio,
2002, A.28.
8 Alejandro Ángeles: "Gusta
a Fox el plan Terminal 2". El Universal. 17 de julio,
2002. B.3.
9 Javier Solórzano Zinser:
"El fox de adentro y el fox de fuera". El Universal.
10 de julio, 2002. A 15.
10 Ricardo Rocha: "2 de
julio: ¿para qué?". El Universal. 1 de
julio, 2002. A 10.
11 Raymundo Riva Palacio: "Luna
de hiel". El Universal. 22 de julio, 2002. A29.
12 Manuel Camacho Solís:
"Los Pinos: o gobernar o polarizar". El Universal.
1 de julio, 2002, A.28.
13 Alejandro Torres Rogelio:
"Recurre Fox al cómic para difundir logros". El
Universal. de julio, 2002, A 9.
Dr.
Octavio Islas y Mtro. Fernando Gutiérrez
Investigadores del Proyecto
Internet del Tecnológico de Monterrey,
Campus Estado de México |