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Por Fanny de Himmelstern
Número 37
Nuestras
prácticas cotidianas se han visto influenciadas y transformadas
por el uso de Internet. Las nuevas experiencias tecnológicas
han alterado las bases de gran cantidad de disciplinas, de la mayoría
de nuestras costumbres y de gran parte de los análisis culturales.
La relación triple entre cultura, tecnología y ciencia
esta convertida en una sola amalgama que se intenta esclarecer desde
diferentes perspectivas. No se trata esta vez, de simplemente analizar
la utilización de nuevas tecnologías en la cultura,
esta vez, el uso del Internet ha modificado nuestras percepciones
y nuestros modos de hacer de una forma tan radical, que podemos
hablar de estar viviendo una nueva cultura, un nuevo orden. Hay,
pues, una nueva cultura por definir.
La gente se comunica en forma diferente, ahora
se habla más con los amigos en el “chat” que
con los vecinos del edificio o del barrio. La gente lee y escribe
en forma diferente, los hipertextos y las ventanas, los enlaces
y las páginas “web” nos enseñan a leer
y escribir de otra manera. Incluso El Tiempo, el periódico
más tradicional y de más prestigio en nuestro país,
acaba de lanzar un nuevo diseño y un nuevo formato muy acorde
con las propuestas gráficas que se identifican con el Internet,
donde se invita a los lectores no a leer el periódico, como
se acostumbra a hacer con los materiales impresos, sino a navegar
en él. En fin, las personas obtienen toneladas de información
a través de tecnologías que todavía no dominan
y que por lo mismo, producen angustia e inseguridad. Hay una cultura
multiplicada, interactuada, globalizada pero a la vez solitaria
e individualista que se intenta comprender.
Me propongo en este artículo, desarrollar
un ejercicio en donde se toman prestadas algunas categorías
de la Teoría del Caos y se utilizan como explicaciones y
como relaciones para comprender mejor el Internet. Existen asociaciones
de ideas que nos ayudan a definir y explicar nuevos aspectos culturales,
hay nociones para aplicar a esta nueva cultura, que nos sirven como
modelo, más allá de utilizarlas solamente como metáforas
que se aproximan; porque hay una reproducción y también
una recreación del mundo que a su vez se vuelve metáfora
para “hacerlo” y para comprenderlo.
Pareciera, como lo decía
Calabrese1, que “más
allá de la superficie exista una forma subyacente que permite
las comparaciones y las afinidades. Una forma, es decir un principio
de organización abstraído de los fenómenos
que preside su sistema interno de relaciones.” Es a este principio
de organización al que intento acercarme, para proponer un
modelo que nos ayude a comprenderlo, porque los medios tecnológicos
ya no se conciben como simples objetos, sino como los lugares sociales
en donde se intercambian los discursos simbólicos.
Entropías, procesos
de información y de comunicación
Los usos del Internet
plantean nuevos interrogantes frente a las transformaciones que
se vienen presentando en los procesos de información y de
comunicación. La naturaleza de los mismos ha ido cambiando,
e inclusive se modifican nociones tan importantes como las de tiempo
y espacio, por mencionar apenas las más evidentes.
La Teoría de la Información contribuye con conceptos
que, si bien partieron de bases matemáticas, aclaran y permiten
hoy comprender muchos de los procesos de información de esta
era globalizada. La noción de información aquí,
parte del término latino “informare” que significa
poner en forma. In-formar, es pues, dar forma, lo que se expresa
ya como la organización de un sistema que se relaciona con
ordenar, con organizar y clasificar.
Cuando se dejan a un lado las nociones lineales
de emisor, canal y receptor, de las que parten los modelos de la
Teoría de la Información, por considerarlas nociones
aplicables solamente al espectro de las telecomunicaciones, aparecen
planteamientos como el de la retroalimentación y el paradigma
de redes, que rompen con los conceptos mecanicistas tradicionales.
Indudablemente, estos modelos y paradigmas explicativos de la comunicación,
pueden relacionarse directamente con los modos de hacer actuales
y los procesos de comunicación en red que plantea el Internet.
Si nos remontamos a las bases de
la Teoría de la Información, que fue desarrollada
inicialmente a finales de los años 40 y comienzos de los
50, basada en la obra de Shannon y Weaver, “Mathematical Theory
of Communication”,se analiza la comunicación como la
transmisión de mensajes; aquí, los métodos
establecidos tienen como objetivo conseguir eso: una buena y eficiente
transmisión de mensajes. Partieron de estudios matemáticos
y de ciencias como la termodinámica de donde nacieron las
nociones de entropía, redundancia, ruidos, interferencias,
incertidumbre. Estos elementos, fundamentales para las telecomunicaciones
en términos de búsqueda del rendimiento y la rentabilidad
permitieron más adelante, concebir modelos que muchos analistas
han aplicado a todo el espectro de la comunicación humana.
La noción de entropía,
por ejemplo, nos ayuda a comprender , el concepto de información,
desde la mirada primaria de la transmisión de información,
como el paso de energía de un lugar a otro, hasta
las aproximaciones actuales en los procesos de comunicación,
donde se habla de poner en común, de producción de
sentido y de significación.
Las explicaciones iniciales que
dieron lugar a la creación del término entropía,
con la aparición de la máquina de vapor en el siglo
XVIII y la ciencia del calor, descubren que cada vez que se pone
una máquina en funcionamiento, parte de la energía
que se inyecta con el pistón para hacerla funcionar, se pierde,
se degrada y por lo tanto hay disminución del rendimiento.
La energía se ha vuelto desorganizada, caótica. La
descripción del fenómeno de energía que se
degrada por el paso del calor al frío, llevó a la
idea de la entropía, noción que condujo a los principios
de la termodinámica2. A
su vez, la noción de entropía cobró importancia
como una de las más útiles herramientas para re-elaborar
el modelo de la teoría de la información desde las
telecomunicaciones en cuanto a la búsqueda de rendimiento
y rentabilidad, ya que se trataba de eliminar cualquier ruido o
interferencia que pudiera disminuir la claridad en el canal de la
transmisión de la información: a mayor entropía,
menor información y viceversa.
La entropía sirve como noción
que permite medir el mayor o menor grado de probabilidad y de incertidumbre
que puede presentarse en una transmisión de información.
La incertidumbre puede disminuirse, disminuyendo las interferencias
y los ruidos en la transmisión por el canal. Si se controla
lo previsible, lo medible y se logra no dejar al azar esa transmisión,
eliminando los ruidos y las interferencias, se obtendrá menor
entropía y por lo tanto, mayor información.
Estas nociones fueron poco a poco
interesando a los científicos sociales, para interpretar
y utilizar modelos que sirvieran en la transmisión ya de
significados y de comunicación, logrando así reflexiones
como las de Umberto Eco en Obra abierta donde afirma que
a mayor incertidumbre y mayor impredecibilidad, habrá mayor
información, puesto que existe una mayor cantidad de posibilidades
dejadas al azar; posibilidades de interpretación y de significación3.
Pero el azar aquí, en vez
de alterar el orden complejo y destruírlo, causa variaciones
en las interpretaciones y por lo tanto puede conducir a nuevos ordenes,
crear nuevos ordenes , según nos explican Briggs y Peat4.
La entropía es pues, un agente del desorden y del caos, que
puede generar una destrucción de significados con el fin
de crear otros.
Desde estos planteamientos, algunos aplicados
a aspectos de tipo científico y otros de tipo social, la
noción de entropía se convierte en directamente proporcional
a la información: A mayor entropía, mayor información.
La teoría de la información se revalúa y con
ella, la teoría de la comunicación también
se replantea ciertos fundamentos.
En los procesos que vivimos al navegar
por Internet, nos aproximamos a enormes experiencias entrópicas
que nos proporcionan enormes cantidades de información. Transitamos
constantemente del orden al desorden y viceversa. Lo hacemos a través
de un sistema de redes que se interconectan entre sí, para
proporcionarnos acceso a esa gran cantidad de información,
o para permitirnos la comunicación con personas apartadas
geográficamente, que se acercan inmediata y simultáneamente
mediante el Internet. Estamos hablando de experiencias tecnologicas
que se insinúan inpredecibles, recorridos llenos de incertidumbres,
con inumerables posibilidades. Tecnologías que proponen variedad
de senderos y de interpretaciones. Estamos experimentando transformaciones
en los procesos tanto de información como de comunicación.
Estamos viviendo experiencias entrópicas que a la luz de
los pricipios del caos, contribuyen a generar nuevos ordenes a partir
del desorden.
¿Cómo se
nombra el Internet?
Redes: desorden y
orden
Los ingenieros utilizan conceptos
y terminología de la vida cotidiana para construir los sistemas
digitales y para explicarlos. El usuario del Internet se desplaza
por el ciberespacio desde la lógica de lo tecnológico,
pero desde la comprensión de los usos cotidianos. Definiciones
acerca de ventanas, portales, navegadores, y otras, nos remiten
a lenguajes comunes y poco sofisticados, pero son al mismo tiempo,
los que definen el Internet. Son “juegos de lenguaje”
que evidencian la forma como nos aproximamos a los usos de esta
tecnología.
Básicamente Internet es una red de
redes que interconecta a millones de usuarios de computador en todo
el mundo. Esa enorme red de redes crece y se modifica diariamente,
cambia, se autotransforma y por lo tanto produce incertidumbre e
impredecibilidad. Las páginas de Internet se actualizan periódicamente,
se modifican en su contenido y presentación a grandes velocidades.
Los usuarios y el número de páginas que aparecen a
diario aumenta exponencialmente. Los nodos y los enlaces se multiplican
de manera que cada día se encuentra más información,
más gente con quien comunicarse, más invitaciones
a transitar por la red, más posibilidades.
Los efectos de la turbulencia, es
decir, las corrientes caóticas, que pueden definirse como
corrientes entrópicas, que van del orden al desorden, de
la incertidumbre a la predecibilidad, apuntan a que el orden y el
caos están dinámica y misteriosamente interrelacionados.
Orden, información, estabilidad, organización, o también
autoadaptación que proviene de desordenes, entropías,
inestabilidad, caos. El científico social Derrick de Kerckhove
dice que que el Internet ”es una entidad autoorganizada, tanto
porque indvidualmente nadie puede responsabilizarse de su orden
como porque resuelve las diferencias sobre una base ad hoc,
autoadaptándose a cada instante a unas condiciones que vacían
constantemente, aunque su efecto general se mantenga estable”.
Habla de un “inconsciente conectivo” que se integra
y se auto-organiza5. Pareciera
como si el Internet creciera por sí solo, pareciera que nos
conectamos y nos comunicamos sin tener real conciencia de la magnitud
de sus posibilidades.
Roman Gubern en su libro “El
eros electrónico” afirma que vivimos en una época
definida por normas estéticas laxas, donde la sociedad se
caracteriza por el eclecticismo y por una sensibilidad plural y
poliédrica en materia de señales de identidad. “Hoy
coexisten –dice- sin escándalo la alta costura con
el punk y los blue-jeans”6
Y agrega, “los usuarios de Internet pueden beneficiarse de
un principio fundamental de la teoría del caos, a saber,
que pequeñas causas –como el aleteo de una mariposa-
pueden generar grandes efectos, según la fórmula del
multieco (repetición multiplicadora de los usuarios). De
éste modo en esta ágora informática abierta
se pueden producir revoluciones mediáticas inducidas desde
el ciberespacio, haciendo realidad el principio de la diversificación
cultural democrática”7
Gubern dice también que el
modelo de red de Internet no tiene centro y se enlaza en relaciones
asimétricas complementarias o discrepantes. Y explica que
la información se difunde de modo rizomático, entendiendo
que un rizoma es un tallo subterráneo de una planta, de múltiples
raíces finas que se encuentran todas interconectadas entre
sí. Agrega, entonces que Internet es un medio centrífugo
y ramificado capilarmente, según principios de ubicuidad
y de equiprobabilidad de las conexiones, “que transforma la
ilusión audiovisual de viajar con la mirada en la realidad
de viajar con el pensamiento”8
El término navegar, que se emplea para desplazarse
por la red, implica movimiento constante, embarcarse, abordar y
estar a la deriva también.
La cultura electrónica nos obliga a
repensar así toda las formas culturales, económicas
y políticas de nuestro tiempo. Los sistemas de valores también
se tornan laxos y amoldables. Los nuevos patrones del comercio electrónico,
los intercambios culturales, las políticas de propiedad y
de autoría se vienen modificando al tiempo con los desarrollos
de Internet. Nos inducen a analizar el mundo y a la vez, a examinarnos
a nosotros mismos, porque transitamos en una superautopista de la
información, con otro tipo de pasajeros, aquellos que mantienen
el medio en constante movimiento y que se encuentran de una manera
turbulenta y desordenada. El Internet se descubre como un modelo
de red, con una nueva forma de interpretación del mundo,
dentro de la que no existen limitaciones de tipo geográfico
o temporal. La realidad virtual trasciende los límites del
mundo físico.
Navegadores inestables y
entrópicos (laberínticos)
La inmersión
al Internet parte de un sistema que permite trasladarse, desplazarse
o “navegar” a partir de los Navegadores o “browsers”
que son los programas que permiten a un usuario moverse, leer información
y en general, interactuar con Internet. Hay sensaciones de mutación,
de inestabilidad, de movimiento, de traslados en el espacio, de
cambio de sitio.
Hay un laberinto de posibilidades.
Pero se trata de un laberinto que en lugar de conducir a una salida,
parece ser que nos atrae hacia una “llegada”. Se transita
por el laberinto de las redes para llegar a algún sitio,
para obtener una información, para solucionar un punto de
partida o para dejar al azar la llegada o de pronto la no llegada,
porque cada cual recorre su propio camino. Laberinto de redes como
un tejido, donde siempre se entrelazan unos hilos sobre otros, donde
aparecen multiplicidad de desenlaces, cada uno es el punto de partida
de otras bifurcaciones. Alguna vez los senderos de ese laberinto
convergen, nos decía Borges: “Tsúi Pen no creía
en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series
de tiempos. En una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes,
convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan,
se bifurcan, se coartan o que se ignoran, abarcan todas las posibilidades...”9
Los desplazamientos son inmediatos
e instantáneos, se desarrollan a unas velocidades que en
el tiempo real convencional, se tornan inmedibles. Los espacios
también se modifican porque el navegador le permite al usuario
estar aquí (frente al teclado y la pantalla), pero allá
(con relación al sitio al cual el usuario se ha desplazado).
Los navegadores permiten abrir y
cerrar ventanas, permiten tareas simultáneas que se desarrollan
a la vez. Ofrecen la posibilidad de encontrar en el camino varios
lugares, pero además recorrerlos todos al tiempo. Hay una
aleatoriedad en estos recorridos que se torna entrópica.
Motores de búsqueda:
robots turbulentos que convierten al usuario en creador
Los navegadores interconectan
millones de páginas (web pages) de información, sin
lograr obtener una visión de conjunto. Los motores de búsqueda,
también denominados robots, permiten realizar una búsqueda
sobre un dato en particular. Aquí encontramos una relación
metafórica directa con el caos y el azar. Se parte de un
desorden para llegar a un orden, pero es un orden con multiplicidad
de posibilidades, es un orden que se construye sobre el camino,
un orden creado no por el “emisor” sino por el “receptor”.
Un nuevo orden si se quiere, a partir del caos de miles de redes
pequeñas, situadas en infinitud de lugares e interconectadas
entre sí.
Los motores de búsqueda como
Yahoo o Alta Vista, ofrecen un orden a partir del desorden. Se trata
de unos recorridos que pueden hacerse redundantes. Ofrecen una nueva
organización que no es rígida, tiene la flexibilidad
de lo imprevisible y de las incertidumbres, porque organiza solamente
de acuerdo al orden que el usuario quiera encontrar.Es una organización
que cobra vida, al igual que el universo y sus formas vivas; la
entropía y la incertidumbre, tienen una base azarosa pero
no accidental. La fuerza del azar y del no azar coexisten en el
marco de una relación complementaria. Crear, exige actuar
en un límite borroso entre el orden y el caos. En la perspectiva
de Darwin, los organismos complejos aparecen debido a la copia,
mutación, copia de mutaciones. En suma un sistema que puede
evolucionar por selección natural es un sistema vivo10.
Pero hay que entender el caos no como turbulencias y cambios sin
rumbo, sino como una forma, otra froma que le da paso al orden.
La turbulencia está siempre presente en la naturaleza: en
las corrientes de aire, en los ríos y mares que modifican
las líneas costeras, , en los desastres metereológicos
que experimentamos en todos los sitios de la tierra: temblores,
huracanes, volcanes. Cuando tratamos de describir nuestra era globalizada
e informatizada, podemos coincidir en que se trata de una época
turbulenta y veloz, que se mueve entre nuevas nociones, replanteamientos
de las nociones anteriores y desordenes que conducen a nuevos ordenes.
Aparecen copias y mutaciones que se recrean en su propia creación.
El lenguaje virtual no tiene lugar y sus formas
son fluidas, plásticas, paradójicas. Se crean personajes
´reales´ en ambientes y espacios dotados de características
desconcertantes. Se transforman las identidades se reagrupan las
comunidades. Son modos de pasar del orden al desorden somultáneamente
y sin pausas.
Portales que invitan a transformar
en la inestabilidad
Los portales son
definidos en el Internet, como creadores y agregadores de contenidos
que tomando diferentes fuentes, organizan sus contenidos y su información
de acuerdo a intereses comunes. Hay portales por temas de interés
o portales por países, ciudades, actividades etc.
Un portal es como el vestíbulo
de una casa, una casa que invita a conocer todas sus habitaciones,
sus colores, sus estilos, sus aromas, sus costumbres.
Los portales en Internet se organizan
de la misma manera. Invitan metafóricamente a que el visitante
entre a navegar en un orden propuesto, pero un orden que puede ser
transgredido y re-creado por el visitante. Un orden que se construye
en conjunto entre emisores y receptores y que puede ser constantemente
alimentado por todos los integrantes. Portales, en fin, que son
creados a partir de propuestas entrópicas y si queremos turbulentas,
porque proponen diseños que tienen rupturas y recurrencias.
Los recorridos se hacen por medio de hipertextos, mediante una interactividad
en que el visitante es a su vez el creador.
El principio de la turbulencia: cuyo diseño
muestra rupturas, rizos, recurrencias de toda clase es otro de los
principios fundamentales para la comprensión de la teoría
de caos, aparece para describir una sensación de inestabilidad,
que redundó en los modelos no lineales: si se ejerce un cambio
en algun punto de presión del universo, se puede producir
un impacto desproporcionado en otro. Los hipertextos y enlaces,
de los que hablamos a continuación, parecen reflejarse en
este principio.
Hipertextos y enlaces
He mencionado los
hipertextos, como las formas mediante las cuales se desplazan los
usuarios dentro del Internet. Se trata de sistemas de escritura
y presentación que permiten que el texto contenga enlaces
a otros documentos. El cursor del computador se coloca sobre una
frase, una imagen o una palabra y al hacer el “click”,
automáticamente aparece un enlace que lo ha conducido a otro
texto, pero es otro texto u otra imagen que tiene relación
directa con lo anterior. El usuario se ha desplazado re-creando
su propio recorrido, eligiendo su propio camino, a partir de rupturas
y recurrencias que le han permitido llegar a otros sitios. El laberinto
se autoconstruye y se autorecorre con la participación interactiva
del usuario.
Las experiencias que sensibilizan
al hombre en el computador, parecen experiencias caóticas,
porque nos permite re-elaborar nuevo ordenes. Los recorridos que
hacemos entre las páginas web del Internet, la utilización
de hipertextos que nos permiten saltar de una información
a otra y efectuar recorridos laberínticos, se semeja mucho
a las concepciones entrópicas de la información y
a la naturaleza compleja de los fractales. El concepto de realimentación
en la teoría del caos, apunta a que todos los sistemas están
interrelacionados, al multiplicar un término por sí
mismo producimos realimentación o “iteración”
y no linealidad. En las teorías del aprendizaje este término
se aplica para explicar que lo que se aprende ahora esta relacionado
con la cantidad de información incorporada anteriormente.....
La realimentación se ve entonces como autoorganización11.
En el lenguaje de los computadores,
en las lógicas binarias, las paradojas iterativas conducen
al caos y al desorden porque si se repiten constantemente ciertas
cifras o figuras, las máquinas dejan de comprender su “lógica”.
Se dice que para los seres humanos tienen el efecto contrario, pues
conducen a la intuición creativa e incluso a a la iluminanción.
En este sentido podemos aún pensar en el lenguaje como una
manera de dar forma al pensamiento utlizando recurrencias circulares
y autorreferenciales. Más aún, las propuestas físicas
sugieren que la iteración hace que la estabilidad
y el cambio no sean opuestos sino reflejos mutuos. En esta misma
línea, los estudios indican que siempre el potencial caótico
primero se condensa y luego se despliega y que la condición
inicial determina el proceso; cualquier leve modificación
de una señal, modifica la información y esta a su
vez transforma la forma; por supuesto que hay formas más
sensibles a las iteraciones que otras12.
Lo anterior nos confirma que es pertinente mencionar los fractales
y la iteración como nociones para comprender y producir rupturas
mentales: el movimiento, la transformación un repliegue que
produce creación y a su vez caos.
Así, en nuestros recorridos por la
red de Internet, se repite la forma pero no la trayectoria: hay
autoreferencialidad, hay iteración para la transformación
y en la transformación somos nosotros mismos los que le damos
esa nueva forma del espiral de rizoma. En estos sistemas dinámicos
se ha encontrado una nueva perspectiva de realidad, perspectiva
que puede comprenderse mejor aplicando las nociones que aquí
se esbozan.
Hasta aquí me he limitado
únicamente a un primer esquema explicativo de cómo
se autodefine el Internet y hemos encontrado algunas nociones que
se adaptan y se vuelven referenciales tanto de los quehaceres cotidianos,
como de los lenguajes comunes y además de los principios
generales del caos y el orden. Queda por analizar toda la gama de
usos que se aplican al Internet en la vida cotidiana, usos que parten
de la búsqueda de información, hasta el intenso ejercicio
de comunicación globalizada. El solo tema de los correos
electrónicos, los “chats”, los “ICQ”
y las comunidades vistuales daría para otro artículo
en esta misma línea. Lo mismo sucede con las aplicaciones
que se han venido multiplicado velozmente en el campo del comercio
electrónico y del entretenimiento ( los juegos de realidad
vistual).
Como lo afirmaría Isaias
Berlin, en esta era nos encontramos, ante una perspectiva que tiene
una visión dispersa y múltiple de la realidad y de
los hombres, que no integran lo que existe en una explicación
u orden coherente pues se percibe el mundo como una compleja diversidad
en la que, aunque los hechos y fenómenos particulares gocen
de sentido y coherencia, el todo es tumultuoso contradictorio,
inapresable13
La información también se reorganiza.
Se accede a ella en forma hipertextuada y recorriendo caminos sin
conocer la meta, aprendiendo en el camino a abrir “ventanas”,
a conocer “portales” y motores de búsqueda y
navegadores. Los mismo términos empleados son las metáforas
de esa nueva realidad y de ese nuevo orden que nos agrede y que
agredemos. Nos encontramos ante un nuevo orden, una nueva manera
de in-formar.Y este nuevo orden ha sido impuesto por la mediatización
tecnológica. Una era en continuo movimiento. Un movimiento
que se fragmenta y se reordena siempre en el límite. Límite
entre realidad y virtualidad, entre orden y caos. Entre el azar
y la certidumbre. Estamos aquí y ahora, pero también
allá y en otro tiempo. El mapa espacio temporal se desdibuja
y la tecnología nos obliga a recorrer otros espacios y otros
tiempos. Lugares en los no lugares. Es una era que se puede resumir
en la fascinación y el temor caótico, pero un caos
desde la posibilidad de un nuevo orden.
Notas:
1
CALABRESE, O. La era neobarroca. Madrid, Catedra,1989
2Ver ESCARPIT, R. Teoría
general de la información y de la comunicación.
Icaria.1976
3 Vease ECO, U. Obra abierta.
Barcelona, Ariel, 1962 y 67
4 BRIGGS, J y PEAT, D. Espejo
y reflejo: del caos al orden. Barcelona,Gedisa,1990. p.22
5 de Kerckhove ,Derrick. Inteligencia
conectada y mente colectiva en Revista de Occidente No.206,
junio,1998.p.42
6
GUBERN, R. El eros electrónico.
Madrid, Taurus,Alfaguara,2000.p.47
7
Briggs y Peat, Op.cit ,p.77
8
Ibid.,p.122
9
Borges, J.L. El jardín de los senderos que se bifurcan, en
Ficciones, Madrid, Emecé,1992
10
EMMECHE, C. Vida simulada en el ordenador. Barcelona, Gedisa,1998
11
Briggs y Peat Op.cit pgs.66-77
12
Ibid, pgs.66-77
13
BERLIN, I. El erizo y la zorra. Barcelona, Muchnik, 1998
Fanny
de Himmelstern |