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Por Daniel
Martí
Número 38
Abstract:
Reflexión en torno a los planteamientos semánticos
de dos sentidos del hipertexto. Uno como textualización concreta
de un discurso, entre otras múltiples posibilidades textuales.
Y el segundo como estructura tecnológica que se ejercita
o se añade al proceso intelectual, pero que en un futuro
puede además intercalarse o integrarse en un proceso semiótico
de hombre y máquina.
Palabras
clave:
semiótica del hipertexto, análisis y evaluación
hipertextual, interacción cibertextual.
Introducción:
análisis semiótico de hipertextos
El hipertexto puede ser entendido como realización actual
de algunos de sus contenidos, como tecnología de la comunicación
o como transformación colaborativa entre hombre y máquina.
¿Qué tenemos que cambiar en las perspectivas semióticas
para poder ofrecer un análisis hipertextual, de websites
(si se quiere, de sedes o páginas web), un análisis
que desde múltiples perspectivas pueda ser considerado consistente
y relevante?
Las imprescindibles cuestiones nocionales que utilizo en este artículo,
sin cerrar categorías, proceden de la discusión fundamental
tanto en teoría web como en teoría postmoderna (desde
mundos científicos tan diversos que en ocasiones se enfrentan
como contrapuestos).
Para concretar inicialmente la cuestión partiré de
la dinámica noción de hipertexto en la que distingo
al menos dos, sino tres, núcleos de semantización
y definición del término. El primero como medio y
el segundo como tecnología poseen marcas y rasgos que ilustran
paralelismo a pesar de sus diferencias. El primer significado frecuentemente
aplicado a lo hipertextual en ámbitos sociales y humanísticos
se vincula a los contenidos multimediales que contiene y se sitúa
en el otro horizonte con respecto a la tecnología y las ciencias.
Por otra parte, las dos partes de este artículo se corresponden
con las dos dimensiones del hipertexto según sus más
clásicos “gurús” como Rosenfeld, Morville,
Nielsen, Norman...
En este artículo me ocupo de cómo la extensión
social de los usos informáticos afecta a conceptos raíces
de la semiótica así como a su aprendizaje y ejercicio.
El desarrollo constante de las redes, a la vista de la burbuja de
internet 1, pero también de su realidad y expansión
-desde los primitivos accesos fijos y ahora con los móviles-
extiende unas prácticas que nos alejan de las definiciones
y posicionamientos sobre el texto y sus elementos -definidos y formulados
poco antes de la postmodernidad, pero ya en debate con ella- antes
de que internet y las webistes se instalaran tecnológicamente
en los despachos y hogares de este lado de la brecha digital.
1. Textualización del hipertexto y evaluación
de la calidad informativa
Para José Luis Orihuela (2002), la segunda nota del nuevo
paradigma de la comunicación -a través de las nuevas
tecnologías digitales- es el cambio
-
de una comunicación identificada y servida por medios masivos
- a una comunicación en la que los soportes convergen (multimedialidad)
dando protagonismo a los contenidos (con su correspondiente marca
de distribución). La versatilidad de la presentación
de contenidos valiosos al usuario parece ser una de las tendencias
que se consolidan en la comercialización de contenidos.
El
hipertexto como mosaico o colección de contenidos, de variados
objetos culturales -digitales o diseñados para soportes diversos
luego digitalizados- conserva parte del viejo paradigma de la comunicación
con una enclicopedia. Metáfora por excelencia de la modernidad
y de su valoración de la memoria, que pervive en el origen
de las redes informáticas y que parcialmente conservan los
modelos del diseño de herramientas y programas informáticos
centrados en el usuario (ACM SIGCHI <http://sigchi.org/cdg/index.html>
modelo de interacción persona - ordenador en el manual Human
Centered Interaction (consulta 29/12/2003).
En esta primera interpretación del hipertexto en función
del contenido se suele hablar de “lectura”, “recuperación
de información o prestación de cualquier otro servicio”,
de “adquisición de conocimiento o de realización
de una tarea concreta”. Es conveniente que el glosario con
que definimos la actividad realizada en la comunicación hipertextual
conserve la connotación tradicional de las operaciones semióticas
sin asimilarse del todo a los procesos semióticos seguidos
con las tecnologías y medios precedentes.
Distintas comunicaciones con zonas de información de una
sede web dejan en los jueces de premios, en los expertos de evaluación
o en cualquier usuario, una imagen de la calidad de su contenido.
La experiencia de cada usuario percibe y acumula los estados sucesivos
que va presentado a su paso la website. A esta experiencia del usuario
acompaña un sentido, como actualización entre otros
posibles significados del hipertexto. Sigue las trayectorias y logros
alcanzados y deja de lado alternativas de navegación y otros
usos posibles. En este sentido, “el hipertexto constituye
el mayor desmentido en la práctica al viejo entendimiento
de la información como transmisión de significados
[....] ya que permanece continuamente abierto al uso y al sentido
que le imponen cada uno de sus usuarios/destinatarios [...]”,
comentaba a vuela pluma Antonio Caro en la lista de discusión
de Semioticians (mensaje 3909, Lun 20 Oct 2003).
Uno de los retos principales de la metodolgía semiótica,
junto a otras disciplinas, consiste en explicar la actualización
concreta, la textualización de un hipertexto de modo que
justifique los parámetros de evaluación de webistes
que plantean los profesionales de la evaluación web en sus
sistemas y modelos de calidad informativa. De acuerdo con tradiciones
evaluadoras anteriores en educación y en información,y
sobre todo con el rápido desarrollo de esta necesidad profesional,
la calidad de la información se articula en torno a cuatro
perspectivas.
1 La accesibilidad general para todo tipo de
usuarios y la seguridad y confidencialidad de los distintos accesos.
2 La cualidad intrínseca del contenido
analizada por criterios documentales como la credibilidad, la
reputación, la objetividad (relevancia, actualización,
contrastación y autoridad de las fuentes). Estos criterios
documentales disponen también de métodos de evaluación
periodística basados en la contrastación, el análisis
de contenidos de noticias (Hagen), la selección informativa,
la relevancia (en función de la proximidad y de sus consecuencias),
el interés informativo, el detalle del relato pormenorizado
y su veracidad con los contextos de los hechos y sobre todo de
causas o motivos (por ejemplo, la calidad periodística
según Jay Rosen 1988 y 2000) incluyendo el análisis
del énfasis o del enfoque principal de la noticia en evaluaciones
clásicas precedentes como la de Winfried Schulz.
3 La calidad contextual es definitiva en la evaluación
para soportes de marco reducido como la pantalla del ordenador
o a las aún más pequeñas de los móviles
o las agendas. Debe extenderse a los contextos de uso para medir
la idoneidad de la información imprescindible para la realización
de una cantidad creciene de tareas, tanto profesionales como domésticas.
En esta perspectiva de evaluación de contenidos informativos
y profesionales ya se cuenta con clásicas y actualizadas
técnicas de prueba de recursos informacionales como los
desarrollados en la Widener University Library (por ejemplo, Alexander
y Tate 1999) que se pueden aplicar a páginas de noticias,
personales... Como el universo de aplicaciones informáticas
para servicios web se encuentra en una expansión desorbitada,
este campo de evaluación deberá crecer de modo importante,
tanto para el control de las aplicaciones como para el reconocimiento
de la calidad de los servicios prestados desde sedes web.
4 La última perspectiva de la calidad
de contenido, ni menos importante ni más sencilla, se refiere
a la representación de la información con criterios
como entendible, interpretable, concisa, consistente... Parámetros
que debe integrar una semiótica multimedia, de base intersemiótica
para ser posible. No puede aplicar de modo directo, sería
perverso, procesos del análisis visual o gestual. El calibrado
del diseño supera incluso los planteamientos de la estética
análitica en la orientación profesional actual,
mucho más definida en favor de la síntesis esquemática
de los contenidos o de la presentación mostrativa (demostraciones)
de contenidos y de tareas posibles que se ofrecen desde las sedes.
Restos de las complejidades estéticas que se plantearon
con ocasión de la postmodernidad van a ser insoslayables
para el análisis de los llamados Rich Media, los
formatos multimedia enriquecidos desde complejas composiciones
y montajes de capas y de líneas audiovisuales superpuestas
(Manovich, <http://www.interact.com.pt/interact1/ensaio24.html>
consulta 11/28/2003). Primero se han generalizado en los últimos
niveles de dificultad de los videojuegos cargados de efectos especiales,
pero ya son objetivo de la calidad en publicidad y sus formatos
son cada vez más habituales en muchas estéticas
que imitan la animación del videojuego (en cine, información,
etc.).
1.1
Análisis de la interacción hipertextual y evolución
de los usuarios
Para analizar el comienzo de la comunicación con contenidos
hipertextuales también se han recuperado metáforas
y fenomenologías clásicas, como las de Edmund Husserl,
Georg Simmel (1957) o tantos otros que han construido puentes (bidireccionales),
que han pasado puertas (con distinto sentido en cada dirección)
o que se han asomado a ventanas, de esas que nos incorporan paisajes…
o simplemente que introducen luz y cambian la atmósfera de
una zona de nuestro espacio alrededor.
Desde la hermenéutica, la fenomenología y la semiótica
de la interacción me parece especialmente ilustrativa una
de las demandas de Goran Sonesson (1999, 1981, 1990a ), para que
replanteemos la semiótica de los nuevos medios como una proxémica
(Hall) extendida al contexto de la comunicación cultural
(escuela de Tartu).
Siguiendo la sugerencia de Sonesson el enlace hipertextual abre
una relación perceptual con distintos sentidos, incluso para
una misma trayectoria, según sea una navegación global
entre sites, estructural o relacional (Nielsen) o simplemente local
entre las páginas de una misma sede web.
Una trayectoria, una secuencia arbitraria de nodos – nos recuerda
Lev Manovich (1998)- no consituye una narrativa nueva, ya que no
puede escapar de la red semántica que determina el contexto
interno del site, ni tampoco evita la lógica de relaciones
que organiza la arquitectura de su información. No conviene
tomarlo por una narrrativa a la vista de las diferencias con lo
que implica una sucesión de acontecimientos en relación
a unos personajes. “The "user" of a narrative –en
palabras de Manovich- is traversing a database, following links
between its records as established by the database's creator. An
interactive narrative (which can be also called "hyper-narrative"
in an analogy with hypertext) can then be understood as the sum
of multiple trajectories through a database”.
De todos modos, personalmente tampoco estoy convencido de que la
textualización del hipertexto se pueda asimilar -como concluye
Manovich- a una secuencia de escenas, al modo de la narrativa fílmica
que este autor considera modelo dominante de textualización
desde el siglo pasado.Más específica es la descripción
de la interacción hipertextual en Jay Lemke (2002b). Define
como segunda definición del hipertexto, la que aquí
he propuesto como primera, el hipertexto en cuanto sentido de la
textualización: (...) In the case of hypertext meaning, the
object text consists of the sequence of presented visual images,
which may include navigational images as well as images of primary
content items. The semantic or semiotic text at the level of the
signifiers consists of the content and navigational items presented
through these images […]. And the meaning-text consists of
the interpreted traversal through the web. We may use the term “trajectory”
for the sequence of presented signs, and “traversal”
for the interpreted meaning experience created by making meaning
along the trajectory. Note that we make meaning with the presented
signs, but not just about them, since we always bring to the meanings
we make with texts, images, or sounds far more than the information
value they have in themselves, or even in relation to one another.
We also bring intertextual information about their typical and specific
uses in other texts, and their associations with events, feelings,
other signs, etc. <http://www-personal.umich.edu/%7Ejayl
emke/papers/hypermodality/travels5.htm>
El salto pragmático de los contextos idealizados o esperados
por los productores y distribuidores se convierte en una confirmación
de los usos reales, en una pragmática de la comunicación
(Eco) a partir del hipertexto. De todas formas tampoco podemos mantenernos
en los presupuestos intencionales de pragmáticas clásicas
como las de Sperber o Wilson. En el caso del uso de websites contamos
con datos de alcance, de respuesta y en cierto modo de eficacia,
a través de los indicadores de uso de las sedes en internet.
Desde los primeros datos sobre el uso de sedes destacadas, nos encontramos
con casos para una semiótica intercultural ya que siempre
hay algún porcentaje de visitantes transcontinentales (Lemke
2002a: 40).
Además, los especialistas en estos tipos de mediciones y
seguimientos observan variadas orientaciones generacionales de las
webs (niños y adultos), a expertos o a profesionales especializados,
hacia públicos generales, con planteamientos políticos
o corporativos u objetivos sociales, informativos, lúdicos…Y
muchas veces sin notables diferencias compositivas o redaccionales,
que justifiquen las diferencias discursivas o retóricas que
establecidas en géneros clásicos de los soportes y
los medios de comunicación precedentes (Lemke 2002a: 44).
Deseo llevar algo más lejos estas consideraciones, por si
desde determinadas experiencias o hipótesis se supone que
ya conocemos bastante los usos dominantes en la exploración,
búsqueda y navegación por arquitecturas de información
en internet.
Una parte de los jóvenes usuarios actuales están iniciando
sus experiencias web y su conducta cambiará. Aún menos
conocemos de los usuarios, más del 50%, que se puede incorporar
en un futuro próximo por exigencias personales o profesionales;
y es probable que no repitan las conductas más extendidas
en la actualidad. Y, por último sin pretender ser exhaustivo,
sin gradaciones de la interacción y de estos públicos,
que separen conceptualmente entre usuarios y clientes, turistas
o lurkers, pseudo / falsos visitantes los resultados de e-métrica
que se nos ofrecen como alcance, difusión o incluso calidad
de una comunicación conducen a errores de fondo como los
que la semiótica y el análisis de contenido han puesto
de manifiesto con respecto a la investigación empírica
de audiencias en médios masivos de comunicación.
1.2 Límites del contenido discursivo y géneros
multimedia
El éxito del análisis semiótico hipertextual
depende como otros de su concreción espacial, temporal y
en los tipos o el espectro de usuarios. Sin pretender agotar la
cuestión de los límites de esta interpretación
de textos reticulares enlazados, se puede delimitar el difuso ámbito
del contenido hipertextual a partir de la intertextualidad externa
e interna, si se me permite la expresión siguiendo notaciones
profesionales.
Los límites “exteriores” pueden indicarse a partir
de los intercambios de enlaces y la política de páginas
recomendadas con acceso directo, así como por el conjunto
de títulos o etiquetas que aparecen las relaciones de contenidos
similares de primer nivel recuperadas por motores de búsqueda
y aplicaciones específicas en internet o las redes que se
analicen. Ademas se puede dlimitar otra intertextualidad “interna”,
quizá más explícita, como la intertextualidad
propia y característica de un sitio web concreto en función
de su arquitectura.
Aún sin resolver muchas de la hipótesis, que a su
vez cuestionan estas propuestas de delimitación interpretativa,
resulta necesario, al menos pensar, en la existencia y posibilidad
de géneros multimedia, digitales o similar. Ya cuentan años
las primeras enunciaciones de la sede web como protogénero,
con relaciones en modalidades textuales anteriores, pero básicamente
diferenciada. En la misma línea se puede seguir con el chat,
la weblog o bitácora, la wiki y demás. Sus diferencias
con respecto a formatos lejanamente parecidos cada vez son más
destacadas. Pero en cada una de estas modalidades preferidas y usadas
por multitudes caben especialidades, especificaciones o subgéneros
por las orientaciones de sus promotores, por los tipos más
o menos abiertos o cerrados de sus arquitecturas, así como
por los contextos finales de uso, de almacenamiento y de recreación
(enumeración incompleta) de unos hipertextos en otros.
De nuevo es Lemke (2002a: 44) el que ha anticipado esta discusión:
It is typical in the evolution of any medium that it first seeks
to replicate familiar genres (e.g. early live television and theatre,
photography and painting, email and office memos, web chat and
conversation), but then creates new genres of its own (music videos,
strobe photographs, listgroups, the emerging distinctive CHAT
register). The webpage itself is a new proto-genre, evolving away
from its antecedents in printed page composition, and it will
likely diverge into many new genres fitting specialized functional
niches.
No
me resisto a continuar “páginas adelante”, con
algunas de las consecuencias que prefigura Jay L. Lemke derivadas
del conocimiento, y en este caso de la educación en géneros
multimedia, en su caso, para la enseñanza de conocimientos
científicos y de la lengua inglesa.
It
is presumably easier, especially at later ages, to teach students
the necessary multimedia forms and conventions in a language in
which they are proficient and otherwise experienced in dealing
with scientific topics, and then assist them to make similar connections
of mathematical formulas, diagrams, graphs, etc. to English text,
once the combined meanings of text and image have initially been
grasped. In a social semiotic perspective there is far less difference
between ‘learning science’ and ‘learning scientific
English’ (Lemke 1990a) than in theories which describe language
entirely as a matter of forms, separable from semantic content
and function, or which regard ‘science’ or ‘scientific
knowledge’ as objective or mental realities separable from
using language and other semiotic resources in social practices.
There is no science without language, and no mastery of scientific
English separate from the comprehension of some set of scientific
concepts (Lemke 2002: 21-22).
2.
El paradigma tecnológico del hipertexto
No sé exactamente lo que se pretendió con la primera
semiótica de la publicidad (Barthes 1964, Barthes 1963 y
sus continuadores en las interpretaciones lingüísticas
de los ’70 o las revisiones en los ’90). Pero la impresión
que personalmente me ha dejado es la de conseguir brillantes semiósis
de la imagen que los grandes anunciantes, a partir de unos cuantos
anuncios elegidos y glorificados, destacaron en conocidos medios
masivos de comunicación de la época. La semiótica
de la publicidad después se ha ampliado a su aportación
al contexto de cada medio en el que aparecen los anuncios, a la
aportación y desviaciones en los significados epocales o
a los sentidos y estilos de vida en unas culturas.
Por esta idea que tengo de la primera semiótica de la publicidad,
querría evitar que mis comentarios al segundo sentido de
hipertexto, el más tecnológico, se entendieran exclusivamente
dentro del discurso de la técnica.
Más bien se trata de volver a la comunicación del
paradigma; no dejar de pensar en el sentido que comunican los proyectos
tecnológicos soportados por redes de datos digitalizados.
2.1 Base de datos, algoritmo y metagénero digital
De acuerdo con Sonesson (1999) y la escuela de Praga entre otros,
la unidad de información, el datum, es significativo
a partir de su concreción en un objeto perceptual, pero hasta
nuestros días no exigía de una tecnología de
acceso y “lectura”.
En la actualidad, la mayor parte de los datos profesionales a nuestro
alcance residen en una estructura de base, jerárquica, relacional
o de objetos, que los almacena y sirve. Y a estas estructuras están
migrando muchos de los objetos culturales con los que todavía
cuenta la humanidad. Incluso los objetos culturales que no se almacenan
en estas bases, se presentan a los usuarios como los mosaicos o
colecciones a los que nos han acostumbrado los sitios científicos
y culturales, las guías o los directorios...
Un estándar, como el que define un sitio web en internet:
“a collection of interlinked Web pages, including a host
page, residing at the same network location. "Interlinked"
is understood to mean that any of a Web site's constituent Web
pages can be accessed by following a sequence of references
beginning at the site's host
page; spanning zero, one or more Web
pages located at the same site; and ending at the Web page in
question” representa el modelo, el paradigma de las estructuras
reticulares y en cierto sentido, como dicen la hermenéutica
y la iconología la forma simbólica de la cultura contemporánea.
Para algunos la relevancia del paradigma tecnológico va aún
más lejos. Representa la estructura textual por excelencia,
una especia de metagénero digital, que relativiza incluso
las manifestaciones discursivas, que se reducen a simples opciones
virtuales, nunca del todo realizadas en las textualizaciones de
los usuarios. De seguir este pragmatismo a ultranza: el libro que
no se lee ha de dejar de ser considerado como tal. Sin llegar a
esta extrapolación, Manovich (1998) afirma:
“database
(the paradigm) is given material existence, while narrative (the
syntagm) is de-materialised. Paradigm is privileged, syntagm is
downplayed. Paradigm is real, syntagm is virtual. […] Throughout
the design process new elements are added to the database; existing
elements are modified. The narrative is constructed by linking
elements of this database in a particular order, i.e. designing
a trajectory leading from one element to another. On the material
level, a narrative is just a set of links; the elements themselves
remain stored in the database. Thus the narrative is more virtual
than the database itself. (Since all data is stored as electronic
signals, the word «material» seem to be no longer
appropriate. Instead we should talk about different degrees of
virtuality.)”
2.2
La interface en el centro de la pragmática hipertextual
La presentación fundacional de Asociación Interacción
Persona-Ordenador, afiliada a las internacionales del HCI, declara
que
“la
interfaz persona-ordenador, que también es conocida como
la interfaz de usuario, es normalmente un factor muy importante
del éxito o del fracaso de un sistema interactivo”
(AIPO Manual de interacción
persona ordenador, consultada 29/12/2003).
La
interfaz de usuario anima y explica las condiciones de uso de la
sede web, presenta varios campos de alternativas orientados a servicios
e intereses concretos y permite completar una determinada construcción
textual del site. Desde hace años se investiga no sólo
como estímulo para la intercomunicación, sino incluso
como suplantación del contexto y de los tonos afectivos,
que la comunicación escritural o visual no pueden ofrecer
directamente (línea de investigación de la mediación
afeciva computerizada en el MIT,
u otros comentarios de aplicaciones similares en la bitácora
de Ron Burnett).
La
interactividad de la interface puede permitir cierta anticipación
de lo que las aplicaciones van a realizar si se escogen para confirmar
las expectativas del usuario según unas reglas de uso preestablecidas
que “interpretan” las acciones previas de la persona
que maneja el equipo (Lev Manovich, AI & society] <http://time.arts.ucla.edu/AI_Society/manovich.html>
consultado 28/11/2003
Sin embargo, al mismo tiempo que progresa en la determinación
de un hipertexto, también informa de su situación
en el cotexto estructural o global en el que se actúa. “Depending
on the implementation –explica Lemke-, the anchor item may
be replaced visually by the target item, or both may be displayed
simultaneously in separate or overlapping visual spaces. Formally
this is the hypertext “reading” medium, and it may be
combined technologically with a hypertext “authoring”
medium, in which a similar action creates a link. In many cases,
the choice of which items to link requires a means of viewing or
navigating among many items at once. For readers, there may be an
“overview” function and/or a “choice” function;
the former allows us to see many items, or their icons, and possibly
some web of relationships among them, and the latter enables us
to choose to which of several targets a link from a single anchor
will take us. For authors, links may be created by marking a unit
as an anchor and then navigating to the target and confirming the
link, or by creating a link between the icons representing the two
units in some overview. (Lemke, J.L. Working paper “Travels
in Hypermodality” appendix <http://www-personal.umich.edu/%7Ejaylemke/papers/hypermodality/travels-App.htm>
consulta 24/11/2003)”
2.3 La evaluación de la usabilidad de webistes, una
pragmática por tecnólogos
No todos los tecnólogos se interesan por la evaluación
de la usabilidad. Los más clásicos conservan
principios y técnicas de inspección de prototipos
para fabricación y comercialización. Otros prefieren
una evaluación automática con aplicaciones especializadas
para los servidores. Las razones son muy variadas y tienen razón
al menospreciar algunos datos de tráfico, los cuestionarios
y las respuestas de los usuarios, en especial, cuando se les pregunta
cómo actuarán ante algunos cambios que se van a introducir
en prototipos, etc.
En la experiencia de los evaluadores web, los usuarios no siempre
explican correctamente los procesos que realizan, cambian constantemente
de preferencias, se impacientan, “explican las cosas a su
manera” y no quieren hacer demasiados esfuerzos ante sus equipos
(A Dillon, E. Manchón 2000, etc.)
Las técnicas de evaluación de webistes (HCI Manual,
p. 26) reúnen “formative and summative evaluation techniques
[…] including, field observation methods, participant observation,
interviewing techniques, questionnaire design, psychometric methods,
video protocols, system logging, experiment design (e.g, concern
with sample bias, etc.), methods from psychological and sociological
evaluation fields, ethics of working with participants”. [glosarios
y categorías en http://www.usability
first]
Se basa en la experiencia divulgada por gurús de la red como
Jakob Nielsen y en la experiencia muy general, de que la mejora
concreta de interfaces de usuario es tres o cuatro veces más
eficaz que la mejora de algoritmos. La corrección de los
errores de usabilidad detectados a posteriori es cara e ineficiente.
El rediseño posterior de sitios supone realizar el mismo
trabajo dos veces. Para evitarlo la evaluación siempre debe
realizarse desde los primeros prototipos disponibles del sitio web.
En caso contrario solo servirá para evitar los mismos errores
en la siguiente versión del sitio, tarea que aunque importante,
en la práctica significa que el coste de la primera versión
ha sido desaprovechado.
En los términos con que aquí recojo la usabilidad
se entiende como una evaluación antecedente de la facilidad
de uso para los usuarios potenciales de una sede web y de sus aplicaciones
concretas en orden a la prestación de servicios. Se enmarca
en el ámbito de la difusión social máxima de
las tecnologías a la que se refiere la accesibilidad
(mapa conceptual usabilidad)
Los expertos dedicados a este tipo de evaluación que Nielsen
denominó heurística, pero cuya “interpretación”
se concreta en una lista de muestreo de series de indicadores, definen
los estándares profesionales según los de otras apliaciones
y teorías de la calidad. Así una website es usable
en términos generales si es
- eficaz: escala entre desarrolladores y usuarios para medir la
consecución de aquellos objetivos menos subjetivos y que
se puedan reconocer como alcanzados,
- eficiente: el coste se mide en tiempo, comparado por tareas,
tipo de usuario o marca. También como número de
pasos o número de desvíos en la ruta
- y, en definitiva, satisfactoria por los resultados y de la experiencia
remanente de sus procesos y aplicaciones.
2.4. Cibertexto y perspectiva semiótica del desarrollo
hipertextual colaborativo
A diferencia del dinamismo hipertextual derivado de la previsión,
lectora y anticipatoria (semantic web, etc), existe otro permitido
por el espacio y las posibilidades de acción ofrecidas
en determinadas zonas de algunos sites.
Este desarrollado del hipertexto de acuerdo con la semántica
y la lógica del usuario constituye para Lemke (2002b) un
tercer concepto de hipertexto. En mi opinión más
bien representa un desarrollo de la concepción tecnológica,
que ocupa la segunda parte de este artículo.
“The [hyperterxt] medium - explica Lemke- is a functionally
defined concept. It is a medium in which we can do hypertext activity
(traversing and authoring). […] The technology implements
a set of rules by which the response of the medium to an external
action depends not merely on the physical action, but on an “interpretation”
(rule application) of that action in the context of other factors
(e.g. prior actions). It is always true that the dynamics of a
semiotic medium depends on the material system of user-plus-technology-of-the-medium,
but for hypertext (and generally for the class Aarseth calls cybertext
media) their interactions are non-trivial and factorizable only
if you know the underlying rules of the technology. In a trivial
or non-trivial sense, hypertext is an “intelligent”
medium, based in an algorithmic, and so a semiotically mediated
technology. The technology in which the hypertext medium is implemented
consists of all the material systems (with their inherent physical
dynamics) and the operations (both human and machine, typical
practices and algorithmic rules-for-operation) necessary to produce
the functionality of the medium (cf Harris 19.. on the technologies
of writing). Lemke, J.L. Working Paper “Travels in Hypermodality”
appendix <http://www-personal.umich.edu/%7Ejaylemke/papers/hy
permodality/travels-App.htm> consulta 24/11/2003
En
esta línea, se han avanzado hipertextos dinámicos,
como el que emplean Calvi y de Bra (1997) como base de trabajo para
el aprendizaje de sistemas y estructuras hipermediales; un curso
en este formato prevee la automodificación de documentos
en función de los procesos de lectura y aprendizaje. Aquí
no descansa la investigación y el desarrollo tecnológico.
Por la vía de la inteligencia artificial se sustituye la
capacidad anticipatoria de los programas, todavía sin resolver
problemas nuevos como nuestra inteligencia humana, pero multiplicando
escenarios y relaciones antes de que el usuario sea consciente de
que ha olvidado o no posee una información requerida en las
siguientes fases de la línea de acciones que ha emprendido.
Proyectos como la web semántica (curiosa la decisión
del nombre), estructurados por relaciones lógicas temáticas
/ locales implican una aportación informática considerable
en la actividad semiósica del usuario. Algo que merecerá
ser analizado para conocer si se trata de herramientas suplementarias
en nuestra prolongación sensitiva mediada por la tecnología
o si por el contrario (o a la vez) implican un diálogo intercalado
de las facultades intelectuales y la máquina en un proceso
cognoscitivo. Mientras esta experiencia ampliada de usuario no nos
llegue, sólo podemos intuir sus posibilidades y efectos en
la conceptualización de la comunicación para el análisis
semiótico y la evaluación de la calidad de la interacción
cibertextual.
Referencias:
Aarseth,
E. (1997) Cybertext: Perspectives on Ergodic Literature,
The John Hopkins University Press, Baltimore.
ACM SIGCHI <http://sigchi.org/cdg/index.html>
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en <http://www2.widener.edu/Wolfgram-
Memorial-Library/webevaluation/webeval.htm> (consulta 30/12/2003)
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Barthes, Roland (1963) ”Le mesage publicitaire, révue
et poésie” en Cahiers de la publicité
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Barthes, Roland (1964) ”Rhétorique de l’image”
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Calvi, Licia y Paul de Bra (1997), “Using Dynamic Hypertext
to create Multi-Purpose Textbooks”, en <http://wwwis.win.tue.nl/~debra/ed-media97/>
(consulta 31/12/2003)
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(consulta 24/11/2003)
Daniel
Martí Pellón
Profesor Titular del Área de Conocimiento de Periodismo así
como profesor responsable de materias de diseño e investigación
en la licenciatura de publicidad y relaciones públicas y en
varios doctorados de comunicación de universidades españolas
y portuguesas. España. |