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Por José Luis Campos
Número 38
Uno de los debates
actuales a propósito del impacto cultural de la innovación
tecnológica de los medios, versa sobre si la comunicación
digital contribuye a la democratización de la sociedad en
la medida en que facilita el acceso a ciertos bienes culturales
a través de medios como Internet. Desde el surgimiento de
Internet un gran número de autores han tratado el tema y
las opiniones más críticas ponen en duda que las nuevas
tecnologías de la información por sí mismas
fomenten la democratización de la vida política, aunque
se admite que tienen un impacto significativo con cambios que no
deben considerarse con neutralidad (Cairo, 2002: 28).
Como otras revoluciones tecnológicas en
la historia de la humanidad la aparición y desarrollo de
la Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación
(NTIC) supone una transformación de las relaciones sociales
y políticas, abriendo posibilidades a menudo contradictorias
y muchas veces sin determinar un curso concreto de acción.
En horas previas a las elecciones generales que se celebraron el
14 de marzo en España, el correo electrónico y el
envío de mensajes a través de telefonía móvil,
jugaron un papel crucial para movilizar el voto de los jóvenes,
ante la manipulación que con fines electorales estaban llevando
a cabo los medios público sobre la información de
la masacre del 11 de marzo en Madrid. No era la primera vez que
la comunicación digital funcionaba como vía alternativa
de información, pero sí es el primer precedente de
su impacto para un decisivo cambio de gobierno.
Sabemos también que Internet ha ejercido
una considerable influencia para que en los años recientes
la información sea un sector fundamental en las sociedades,
como nunca antes había ocurrido en la historia de los medios.
Con el acelerado aumento del número de usuarios que Internet
ha experimentado en los últimos años, suele afirmarse
que el tratamiento de la información se ha vuelto un sector
fundamental por primer vez desde la invención de la imprenta
(Velazco, 2001: 78), no sólo para la cultura sino para un
gran número de actividades humanas, entre las que destaca
desde luego el ámbito económico
Respecto al mundo de la economía, son considerables
los cambios que están experimentando los sistemas de gestión
económica con la emergencia nuevas vías de acción
productiva, apoyadas en soportes digitales. Las mismas bases de
la misma economía está experimentando cambios decisivos
con otra forma emergente de producir valor, en la que percibimos
una gradual irrelevancia de las relaciones de propiedad y a cambio
una creciente importancia de las relaciones de acceso. En los últimos
años el acceso a servicios ha cobrado mayor importancia por
encima de la acumulación, la posesión de bienes y/o
de medios de producción.
El autor José Antonio Pérez Tapias
(2003: 107-108) nos dice que en esta dinámica económica
las empresas realizan todo tipo de prácticas para rentabilizar
su producción y no desgastarse con la adquisición
de bienes, el mantenimiento de instalaciones o la renovación
de maquinaria. También las relaciones entre vendedores y
compradores de bienes han sido desplazadas a las relaciones entre
proveedores y usuarios de servicios, intercambiándose continuamente
de papeles y a la vez formando redes comerciales. Los activos económicos
del industrialismo han quedado atrás y ahora son los activos
intangibles como las comunicaciones en red las que nutren un capital
productivo que hoy es capaz de circular con rapidez a través
de los canales de las llamadas "infoestructuras" (Pérez,
2003: 108). Activos fundamentales de este tipo lo constituyen también
la innovación tecnológica y empresarial, la imagen
corporativa, el acceso a mercados y una gestión efectiva
de recursos.
Mientras esto ocurre en el ámbito
económico otros autores provenientes de diversas disciplinas
también están investigando hasta dónde llega
el impacto de las plataformas digitales dentro de la producción
cultural en términos conceptuales. El autor catalán
Jaume Radigales (2002: 127), remitiéndose a Mestres Quadreny,
señala la idea de que las nuevas tecnologías han comenzado
a sobrepasar la idea de haber sido destinadas a resolver problemas
y necesidades para incidir en la alteración de conceptos
básicos como territorio, identidad, comunicación y
autoría. Reconociendo esto último entonces es posible
plantear que estamos asistiendo a importantes alteraciones semióticas
que se extienden a muchos campos de la cultura y el conocimiento
y que en futuras entregas continuaremos comentando.
Referencias:
Cairo Carou, Heriberto (ed.) (2002):
Democracia digital. Límites y oportunidades, Madrid,
Trotta.
Pérez Tapias, José Antonio (2003): Internautas
y náufragos. La búsqueda del sentido en la cultura
digital, Madrid, Trotta.
Radigales, Jaume (2002): Sobre
la música. Reflexions a l'entorn de la música i l'audiovisual,
Barcelona, Trípodos.
Velazco R. (2001): "La
cara oculta de la economía digital", en El noticiero
de las ideas, Num. 6, Madrid, 2001, p. 78.
Mtro.
José Luis Campos García
Investigador en música y comunicación digital |