Por Marta de Arévalo
Número 38
1
Sobreviviente de Amor y los amores
extrañas noches me ausento de mi sueño
y del brazo de la magia enamorada
voy andando los antiguos laberintos
de la sangre estremecida de emociones.
Entornadas una a una aquellas puertas
ya por siempre desligados los secretos
en intensas vibraciones y en dolor.
Sobrevivo en esta tierra donde he
amado
y sufrido los amores en derrota.
Condenada del Amor a andar desnuda
de ilusiones en el tramo, sobrevivo.
La consciencia alucinada va despierta
en las lindes más profundas de mi sueño.
Voy dormida y voy despierta en sobresalto
de fantasmas que me amparan en auxilio.
2
Vuelvo al río de recuerdos
sin futuro
a encontrar en los vestigios las verdades.
Los antiguas sensaciones en colores
se transforman en inútil claridad.
Canto al viento voy descalza y sin
bagaje.
Y vidente ya mi sombra reconoce
las señales de mi esencia desolada
Canto al viento para nadie. Para extraños
que no entienden mi lenguaje extraterrestre
y que miran la mujer estrafalaria
en la gasa del incienso y de la gloria
que le ofrece como premio su sudario.
Inconsútil vestimenta tributaria
me reviste con mi piel de respetable
y en la noche sin testigo voy sin velos.
Sólo un alma que descubre su verdad.
3
En la gracia inusitada de esa noche
fue llegado con olímpica belleza.
Sorprendida del encanto como antiguo
por su anuncio voy serena y ya medito.
Dulce tiempo que me viene a contratiempo
roto el dique de los tiempos del ensueño.
Voy callada ensimismada en los delirios
de esta vida tan secreta y pasional.
Nada tengo con el cielo entre mis
manos
y un infierno de recuerdos me retiene.
Oigo un llanto que quisiera no escribir
mientras canto sin retorno hacia aquel ciclo.
Agonía de perder lo haber
tenido
en constante vibración desde mi esencia.
Seguir siendo la intérprete del sueño
de la vida. Mientras ando y voy sabiendo.
Marta
de Arévalo
Escritora uruguaya. |