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Por Alejandro Ocampo
Número 40
Con esta edición, hemos llegado al número
cuarenta. Para nosotros, es verdaderamente un privilegio poder estar
aquí. Si como dijera Octavio Paz, “todo es presencia,
todos los siglos son este presente”, cada número actual
no es sólo el refinamiento del pensar de un nutrido grupo
de investigadores y académicos, sino la síntesis de
tantas historias, teorías e investigaciones anteriores. Para
nosotros, como puente entre ellos y los lectores, representa la
historia de este medio y la afirmación de un proyecto que
busca ser comunitario y responsable.
Junto con la edición 39, hemos colocado
un contador y un registro de visitantes. Con mayor precisión
hemos podido saber quiénes, cuándo y de dónde
nos visitan. Los datos que nos ha arrojado esta estrategia, son
francamente halagadores. Nos complace mucho poder ser punto de convergencia
de la comunidad de las Ciencias de la Comunicación, no sólo
en América Latina y España, sino en buena parte del
mundo. De verdad gracias, lograrlo no ha sido fácil, el reto
es , por supuesto, mantenerse.
Por otra parte, en la institución donde
hacemos Razón y Palabra, el Tec de Monterrey y en buena parte
de las universidades mexicanas, agosto es el mes donde nos reincorporamos
a nuestras actividades habituales. El semestre académico
comienza y con él la oportunidad de hacer las cosas de una
mejor manera desde la tribuna en donde cada uno nos desenvolvamos.
Alumnos, docentes, investigadores, etc., en lo profesional, lo importante
es no perder de vista el factor humano, el hecho de que somos personas
y por más que discutamos en el aspecto metodológico
de nuestras ciencias y disciplinas, lo importante es siempre llevar
ese discusión al plano ontológico. Ello nos permitirá
no sólo llevar a la palestra de la reflexión el muy
llevado tema, heredado de la modernidad, de la neutralidad de la
ciencia, sino ir un paso más allá y evaluar qué
tan éticas están siendo en la realidad nuestras ciencias.
El tema de la ética y la responsabilidad
adquieren hoy una vigencia no sólo pertinente, sino necesaria
si lo que nos interesa es vivir en un lugar habitable. En nuestra
América Latina, donde la pobreza crece a un ritmo descorazonador,
es indispensable ejercer la responsabilidad que cada quien tiene
con el otro. La pobreza nos interpela, diría Levinnas, nos
llama a hacer algo, a final de cuentas este triste hecho representa
el fracaso de nuestra forma de hacer las cosas por injusta. La responsabilidad
apela a la ética y es que no se conciben hombres ni instituciones
responsables que dejen de actuar éticamente, de hecho no
ser ético es ser abiertamente irresponsable. El compromiso
no soy sólo yo, mi desarrollo significa el de muchos otros,
si no es que el de todos. Desde esta humilde tribuna, hacemos un
llamado a ser responsables. Nuestro éxito no tiene porque
significar el fracaso de otro, la competencia se anula si se trabaja
en equipo. Pongamos urgentemente manos a la obra.
En este número cuarenta, nuestro buen amigo
Tanius Karam, catedrático de la Universidad de la Ciudad
de México y de la Universidad Veracruzana, se ha dado a la
tarea de profundizar y dar a conocer otra forma de entender la comunicación.
La escuela de Palo Alto, ha sido siempre una visión rezagada
de las escuelas y facultades de Comunicación, tal vez porque
no ha sido bien entendida, seguro les servirá este número
para entender de una mejor manera al a “Escuela Invisible”.
Gracias Tanius.
En el resto del número encontrarán
textos de filosofía, como el sobresaliente artículo
del admirado –y con razón-, Alberto Constante, de reflexión
ética, como los de mi estimados amigos, los doctorandos Francisco
Romero, Luz Graciela Castillo y otro de este que les escribe. En
RazónArte, Marisa nos trae cuentos, poesías y reflexiones
interesantes.
Ojalá encuentren interesante esta edición.
Un abrazo.
Alejandro
Ocampo
Director de Razón y
Palabra. |