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Por Miguel Méndez
Número 43
De Gutenberg a los barrios
populares mexicanos
Desde la invención de la imprenta por Gutenberg en el siglo
XVI y la revolución industrial del siglo XVIII, ningún
otro avance tecnológico había impactado en tan grande
escala a la sociedad como el INTERNET. Recientemente el Instituto
Tecnológico de Massachussets (MIT por sus siglas en inglés),
hizo públicos los resultados de una extensa encuesta en donde
se planteó a los interrogados que indicaran cuál o
cuáles consideraban eran los principales desarrollos tecnológicos
que habían cambiado el mundo. El INTERNET ocupó el
primer sitio, por encima de los teléfonos celulares, las
computadoras portátiles, las memorias portátiles,
el DVD, la biotecnología o la medicina genómica. En
muchos sentidos, puede decirse que el INTERNET ha creado una antes
y después, de la misma manera que ocurrió hace muchas
décadas con la invención y popularización de
la televisión, o del teléfono o de la radio. Tal vez
no sea exagerado considerar que la brecha cultural es más
parecida a la surgida con la invención de la imprenta que
a cualquier otra. Pero en este caso, la enorme cantidad de información
disponible y la velocidad con que se puede acceder a ésta,
han hecho a esta revolución tecnológica más
acelerada y con un impacto más profundo.
Muy pocas personas hoy en día
se encuentran fuera de la esfera de influencia de la Red de Redes
(la “dataesfera”), la cuál día con día
aumenta su importancia y su alcance en cientos de miles de nuevos
usuarios. El INTERNET es una herramienta efectiva del proceso de
globalización y acerca lo mismo a un estudiante mexicano
universitario conectado en su campus, que a un hombre de negocios
europeo en su centro de trabajo o a un niño coreano en un
cibercafé cerca de su casa. Y su expansión
se ve ayudada por programas nacionales e internacionales que buscan
promover su adopción en países que todavía
no han aprovechado, mercados que aunque en desventajas económicas,
sociales y culturales, prometen ayudar a disminuir las brechas de
información entre todos los habitantes del mundo.
En este sentido, un estudio realizado
en 1997 mostró que la gran mayoría de los encuestados
consideraban que el INTERNET continuaría su desarrollo acelerado
en el futuro sin problemas (Méndez-Rojas, 1997). Un 15% consideró
a esta tecnología vital para sus actividades cotidianas.
Un 71% hacía uso del INTERNET para fines académicos
o educativos. Un 29% de los encuestados no eran estudiantes, de
los que un 15% eran profesionistas que empleaban en alguna medida
el INTERNET en sus trabajos (de hecho, la cultura informática
ha generado incluso prohibiciones de empleo no autorizado del correo
electrónico en las empresas, con fines ajenos al laboral,
o la consulta de sitios informáticos con contenidos que atenten
contra la moral o la ética de la empresa).
Los objetivos iniciales del INTERNET
fueron académicos, de manejo de información especializada
y de investigación, hoy en día éstos se han
visto opacados por una ola enorme de nuevos servicios y una gran
demanda por mejores tecnologías para el procesamiento de
datos, video y sonido, en donde los estándares son medidos
en millones de bits de información por segundo (GB por segundo)
y en resoluciones de millones de pixeles, todo con el fin de satisfacer
las necesidades de los nuevos mercados de entretenimiento, negocios
y telecomunicaciones (Arnold and Arnold, 1997).
De lo anterior es evidente que existen
usos (y mercados) para el INTERNET que no son necesariamente académicos.
La mayoría de los usuarios lo emplean para consultar correo
electrónico (e-mail), acción que ha reducido en proporciones
alarmantes el empleo del correo postal tradicional, y que amenaza
seriamente la tradición de intercambiar notas personales
por escrito. En muchos países, las oficinas postales han
incorporado módulos de INTERNET desde donde las personas
envían mensajes a sus conocidos, debidamente protegidos de
intercepción por parte de terceras personas, o de la posibilidad
de envío de virus informáticos.
Mucha gente navega el ciberespacio
en la búsqueda de información de diversa índole.
Entre los usos no académicos destacan la búsqueda
de entretenimiento, la transferencia e intercambio de archivos e
información, la creación de espacios virtuales para
realizar negocios, y en menor medida para usos empresariales. Al
menos en México, aunque ya es posible comprar mercancías
(incluyendo comida), pagar adeudos o hasta trabajar a distancia
empleando el INTERNET, aun no se ha llegado a los extremos de generar
individuos totalmente ajenos a su realidad e imbuidos en una realidad
virtual, informática y sin contacto social (pero en esa dirección
se mueven algunos sectores, en especial los más jóvenes).
El mercado del ciberespacio tiene un gran tamaño (cercano
a los 70 millones de usuarios en todo el mundo, la gran mayoría
menores de 30 años), de forma que la información especializada
crece a una velocidad muy alta, y cabe decirlo, descontrolada (Arnold
y Arnold, 1997). Sin una manera efectiva de regular la colocación
de nueva información y de verificar la veracidad de sus contenidos,
numerosos sitios contienen información mal estructurada,
distorsionada o incluso falsa.
La red ha creado necesidades, pero
también nuevos problemas. Desde un barrio popular mexicano
(o brasileño, o centroamericano), un cibernauta puede acceder
a información personal confidencial de otro, a miles de kilómetros,
y ocuparla para fines ilícitos. O puede enviar a un “conocido”
(aunque en estos mundos cibernéticos pocos se conocen físicamente)
dicha información, a cambio de software hackeado,
archivos de audio y video robados y listos para ser quemados
y distribuidos en mercados ilegales o mucha otra información.
Como la espada de Damocles, esta tecnología tiene dos caras
filosas, y no puede desligarse lo benéfico de lo perjudicial.
Nuevas tecnologías
de la información y comunicación (NTIC) y cultura
El INTERNET es la principal NTIC a la que estamos expuestos. Pero
hay muchas otras que poco ha poco nos van invadiendo, gracias al
poder de las telecomunicaciones y la electrónica. ¿Cuándo
fue que perdimos perder nuestra intimidad y nuestro espacio personal
en pos de la información instantánea? Ahora le toma
unos pocos segundos a nuestros jefes o compañeros de trabajo
encontrarnos, ya sea en la oficina, nuestro hogar o nuestras vacaciones.
Casi no hay escondite al que no tenga alcance el espectro electromagnético.
Y con los gadgets tecnológicos modernos y portátiles,
podemos intercambiar imágenes, video y sonido en tiempo real
con quien sea, donde sea y cuando sea. El profesor, el párroco
o el cinéfilo pueden dar fe de lo molesto que es ser interrumpidos
(en la clase, el sermón o la película, respectivamente)
por un teléfono sonando o brillando, y un individuo que le
da lo mismo contestar en voz alta, que salirse a contestar su “mensaje
urgente”. Lo urgente se ha vuelto instantáneo, y no
hace distinciones con lo banal y lo cotidiano. Ante la necesidad
de más información, más rápida, más
instantánea, el cibernauta actual se aburre ante
un libro, le pierde interés a la educación formal
y no encuentra que hacer cuando las baterías se han agotado.
¿Es esta una manifestación cultural, de la misma manera
en que el cubismo, el mestizaje o el rock-and-roll lo han
sido en distintas épocas?
Por lo regular, dentro de la mayoría
de las sociedades, asociamos a la cultura con aspectos históricos,
literarios, artísticos e incluso deportivos. Muy pocas veces
consideramos al desarrollo tecnológico y científico
como una manifestación de la cultura. “La ciencia no
es cultura”, habían llegado a aseverar los editores
de algunas publicaciones culturales de habla hispana; lo mismo se
podía aplicar para la técnica. Sin embargo, es interesante
notar como hoy en día, con el auge de las NTIC y su entrada
en prácticamente todos los aspectos de nuestra vida cotidiana,
muchos de dichos espacios impresos y electrónicos de difusión
de la cultura han incorporado en alguna sección o columna,
a la ciencia y la tecnología, ya sea en su forma más
aplicada o en sus aspectos más básicos. Incluso las
modas se han modificado y no es raro hallar ropas que incorporan
espacios para los distintos dispositivos electrónicos, mochilas
que incluyen reproductores de audio y video-juegos e incluso electrodomésticos
capaces de conectarse a la red cuando algún producto escasea
y pedirlo en nuestro lugar, para que nunca falte nada. Algunos libros
se han digitalizado y pueden ser llevados como e-book en una PDA,
copiando aquellas partes que nos interesan y avanzando rápido
con el mousepad en aquellas partes que no.
Se publica en medios electrónicos
la nueva información antes que en los medios impresos (libros
o periódicos). Libros y revistas electrónicas (“e-zines”)
se están convirtiendo en artículos de uso común
entre todos los usuarios, aunque aun sin convertirse en una amenaza
real para la industria editorial tradicional, que aparentemente
seguirá acompañando a la humanidad por otros siglos
más. Por eso, y aun cuando podemos seguir considerando a
los libros y materiales impresos como el principal vehículo
de transmisión del conocimiento y la información (Cox,
1997), las tendencias marcan el uso y comercialización de
materiales mixtos (libros acompañados de un CD-ROM o DVD
que extiende los alcances y sobrepasa las limitaciones propias de
un material impreso; sitios web conteniendo información
complementaria, entre varias posibilidades).
La generación del INTERNET
es joven, y esto es entendible ya que la tecnología nació
en la década de 1970. Esta generación ha convivido
con computadoras desde su infancia y les es muy natural el uso de
la red. Conocen los atajos en la supercarretera de la información
y muchos de ellos no emplean los motores de búsqueda más
populares (LYCOS, YAHOO, Google). Muchos iniciaron su aventura informática
al principio por pura curiosidad, mientras que otros por la necesidad
que el trabajo o la escuela les imponían. Lo cierto es que
ahora consideran a las tecnologías de la información
importantes en sus vidas pues hace la búsqueda de información
fácil y económica, hacen mucho más eficientes
y sencillos sus trabajos y facilitan las telecomunicaciones. Muy
pocos han aceptado que el INTERNET puede hacerlos más flojos,
irritables o que ha afectado en alguna medida su capacidad de interacción
social.
No todo el INTERNET es miel sobre
hojuelas. La absoluta libertad existente en cuanto al contenido
de páginas crea situaciones que pueden ser (y son) empleadas
para fines criminales, pornografía, búsqueda de información
confidencial por parte de hackers, entre otros problemas
que hemos mencionado anteriormente. Algunos individuos han desarrollado
trastornos de personalidad que hacen pensar a psicólogos
y sociólogos en un problema de “adicción informática”,
con sintomatologías y problemáticas similares a la
drogadicción. Además, la brecha que esta nueva tecnología
de la información está abriendo entre aquellos con
acceso a ésta y quienes no lo tienen, genera un abismo cultural
más grande entre países desarrollados y no desarrollados.
El control de la información por parte de solo unos cuántos,
crea un nuevo tipo de discriminación y desigualdad social.
La tendencia actual indica que la
información será el vehículo de intercambio
en los distintos mercados globales de este siglo, tendencia que
la sociedad está adoptando de diversas formas (Méndez
y Ramírez, 1996; Saunders, 1997). La moneda de intercambio
para la generación cyberpunk es la información.
Information must be free proclaman, y por eso la distribuyen
libremente.
En estas épocas, la sociedad
de la información (SI) vive un auge que hubiera sido difícil
de predecir varios años antes. Simultaneo a la creación
diaria (por miles) de sitios de Internet con contenidos variados,
millones de nuevos usuarios en todo el mundo han ido incorporando
a sus hábitos cotidianos la consulta (navegación)
de información, al alcance de un simple “clickeo”
en sus teclados. Y ya que la mayoría de la información
está en inglés, se están creando nuevos logismos,
nuevas expresiones, nuevos lenguajes.
Perspectivas futuras
El sentimiento general de la gente es que las bibliotecas de papel
no desaparecerán, sino que se modernizarán; aun cuando
la información pueda ser digitalizada, la memoria en papel
es más confiable y sencilla de preservar por más tiempo
que la memoria magnética (discos compactos, discos duros,
cintas magnéticas, discos ópticos…). Pero las
facilidades económicas y de espacio de estos últimos,
generan una cierta desconfianza entre algunos usuarios, que ven
en ello el cumplimiento de un destino oscuro, sin libros, sin información
impresa, escenario que varios escritores de ciencia-ficción
han imaginado y diseñado en historias diversas. Pero un futuro
al estilo de “Fahrenheit 451” se antoja complicado de
ocurrir (aunque el temor que ocurra siempre es latente, en especial
en todo país donde la libertad de prensa y expresión
sigue siendo vulnerada día a día); por tanto, el futuro
de los libros impresos está asegurado, al menos en el corazón
y la conciencia de las personas que aun disfrutan más de
leer un libro que de mirar al monitor de una computadora. Sin embargo,
debemos estar preparados para las sorpresas.
El INTERNET es un mundo nuevo, si
reglas ni fronteras. Cuánto puede hacer cambiar el comportamiento
de la sociedad, se podrá ver en los siguientes años,
no muchos, porque la red evoluciona y crece rápido, muy rápido.
Hoy en día una cultura subterránea se encuentra peleando
por más libertad, mayores espacios y acceso a mejores tecnologías
en el ciberespacio. Los ciberpunks, hackers, crackers
y otros “adictos a la información” son los primeros
frutos del impacto del INTERNET en la sociedad actual. El futuro
no es claro. Tal vez el eslogan de los grupos ciberpunk es la única
respuesta clara: “No hay futuro”.
Referencias:
Méndez-Rojas,
M. A. “The impact of internet in modern society”, Aleph
Zero 12 (Noviembre-Diciembre), 1997. <http://alephzero.udlap.mx/archivo/historico/az12/interwork.html>
Arnold S.E. and Arnold E.S., "Vectors of Change", On-Line,
(1997) July-August, 19-33.
Cox, R.J., "Taking sides on the future of the book", American
Libraries, (1997) February, 52-55.
Mendez, M.A. and Ramirez J.L., "Interview with a cyberpunk:
a friendly talk with Jose Luis Ramirez, director of FRACTAL",
Aleph Zero (1996), January-February (2). <http://www.udlap.mx/~aleph/alephzero2/joseluis.html>
(23 October, 1997).
Sanders M.L., "INTERNET 2: An overview of the next generation
of the INTERNET", Computers in Libraries (1997), 17(3):
57-59.
Dr.
Miguel Angel Mendez Rojas
Profesor e investigador del Departamento de Química y Biología
de la Escuela de Ciencias y director de la revista electrónica
de divulgación de la ciencia ALEPH ZERO, Universidad
de las Américas-Puebla, Puebla, México |