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Por Javier Esteinou
Número
50
Seis
etapas de desarrollo de la investigación
de la comunicación en México
A partir del surgimiento de la práctica
y de la profesionalización creciente de
los fenómenos de la comunicación
electrónica en México desde la
década de los años 30, diversos
acontecimientos comunicativos han sucedido en
nuestra región. Así por ejemplo,
con la presencia de los medios de información
colectiva, especialmente electrónicos
se transformó la manera de ver la vida,
la forma de organizarse, la manera de desear,
los hábitos de consumo, las estrategias
políticas, la interrelación grupal,
etc, en síntesis, se dio el surgimiento
de la video vida. Dentro de esta atmósfera
destacó significativamente el nacimiento
y el desarrollo del ejercicio de la actividad
reflexiva sobre los hechos informativos y culturales
de nuestras sociedades, vía el trabajo
de investigación que se ha realizado principalmente
en las universidades y centros de análisis
académico en México.
Así,
paulatinamente se construyó una teoría
de la comunicación que, poco a poco, fue
aproximándose e explicar teóricamente
el fenómeno de la comunicación
masiva en nuestro país. El desarrollo
de ésta tarea teórica atravesó
por las siguientes 6 etapas de desarrollo: la
fase clásico humanista (1930-1945), la
etapa científico-técnica (1946-1965),
el período crítico reflexivo (1966-1985),
el ciclo de apertura conceptual (1986-1990),
el estadío de la comunicación-mercado
(1990-2,000) y el momento del estallido reflexivo
(2000 a la fecha).
La fase clásico-humanista
Así,
en un primer momento, en la etapa clásico
humanista (1930-1945) la teoría de la
comunicación fructificó en un terreno
filosófico-empirista explicando la comunicación
como una simple parte del fenómeno humano.
En estos inicios la comunicación no fue
objeto de análisis sistemáticos,
con la salvedad de los trabajos de la crítica
literaria, algunos estudios sobre la propaganda
y otras aplicaciones de carácter comercial.
Los principales
métodos adoptados durante éste
período fueron pragmáticos y se
refirieron a la eficacia de la comunicación
como instrumento de persuasión. Se emplearon
muchos modelos teóricos y prácticos
para buscar el modo de mejorar la publicidad,
organizar campañas electorales, conocer
las debilidades de la opinión pública,
aumentar la venta de periódicos, superar
la imagen institucional del Estado, etc.
La etapa científico-técnica
En un
segundo momento, en la etapa científico-técnica
(1946-1965), el nuevo orden económico
creado por la gran concentración de la
producción, la economía de escala,
la unificación del mercado y los cambios
introducidos en las actividades productivas del
país exigieron el rápido desarrollo
de la ciencia de la comunicación como
herramienta para asegurar el funcionamiento adecuado
del sistema social. Así, después
de la Segunda Guerra Mundial se inició
una nueva fase de la investigación de
la información que sustituyó las
raquíticas metodologías cualitativas,
por otras de base cuantitativa, con el fin de
privilegiar las conquistas del desarrollo fundadas
en el equilibrio del sistema.
Se introdujo
el estudio de la difusión de innovaciones,
que marcarían las pautas para nuevos modelos
de adaptación. Se iniciaron los trabajos
experimentales de los psicólogos del comportamiento
que promovieron las teorías del aprendizaje
para la utilización de los medios de información
con fines instructivos. Se aplicó un enfoque
más científico de la teoría
de la comunicación que retomó técnicas
de laboratorio, métodos estadísticos
muy perfeccionados y encuestas psicológicas
de fondo. Surgió un mayor interés
por los efectos reales que producen los medios
y por los modelos teóricos homogéneos
que pudieran aplicarse a diversos tipos de sociedades;
que por el cuestionamiento histórico de
los mismos.
El periodo crítico-reflexivo
En un
tercer momento, en la etapa crítico-reflexiva
(1966-1985), el agotamiento de los modelos de
desarrollo de nuestra nación y la necesidad
urgente de cambio de las estructuras sociales
para crear nuevos equilibrios comunitarios, obligó
a comprender a los intelectuales del Estado Nacional
que su práctica de investigación
había sido influenciada por modelos conceptuales
de corte colonizante que no correspondían
ni resolvían nuestras realidades endógenas.
Se disparó entonces una actitud crítica
frente a la herencia teórica y metodológica
recibida durante varias décadas que generó
profundos cambios epistemológicos que
gradualmente dieron vida a una nueva concepción
nacional de la comunicación.
Con ello, comenzó
el germinar de una nueva etapa intelectual que
examinó la comunicación como parte
de los procesos de reproducción social.
Esto enriqueció la teoría de la
comunicación y abrió, en amplio
grado, la temática de observación
al incorporar en la reflexión problemas
sobre la estructura de poder de los medios, el
flujo nacional e internacional de información,
las condiciones sociales de producción
de los discursos, la socialización de
las conciencias por las industrias culturales,
el imperialismo informativo, la democratización
del sistema de información, la subordinación
de las culturas nativas, la apertura a la comunicación
alternativa o popular, el impacto de las nuevas
tecnologías de comunicación, la
instauración de un nuevo orden mundial
de la información, etc.
El ciclo de
apertura conceptual
En un cuarto momento, la etapa de apertura conceptual
(1985-1991) se caracterizó por salir del
campo tradicional de definición de la
comunicación y retomar las aportaciones
de otras áreas de conocimientos y trazar
vínculos de enriquecimiento y retroalimentación
con otras disciplinas, especialmente de las ciencias
sociales, la lingüística, el psicoanálisis,
la antropología, la economía, la
historia, la cultura y la ciencia política.
En esta fase se planteó cuál es
el objeto propio de estudio de la ciencia de
la comunicación, cuál es el estatuto
epistemológico de la misma, cuáles
son las aportaciones de las otras disciplinas
para comprender los procesos de comunicación,
etc.
El estadío
de la comunicación-mercado
En un
quinto momento, en el período del mercado
(1990-2,000) apareció una nueva tendencia
de pensamiento altamente pragmático y
eficientista que quedó determinado por
las nuevas condiciones que impuso el modelo global
de desarrollo modernizador que adoptó
México desde la década de los ochentas.
Así, debido al cultivo de esta tendencia
altamente mercantilista y pragmática que
caracterizó el desarrollo de la estructura
cultural del modelo neoliberal en México
al final de la década de los 80s. y principios
de los 90s, se acentuó la dinámica
de desproteger e incluso hacer desaparecer la
investigación de la comunicación
de carácter humanista y social; y se impulsó
desmedidamente desde las políticas oficiales
científicas y educativas del Estado nación
los estudios marcadamente tecnológicos,
pragmáticos y eficientistas de la información.
En este sentido,
por ejemplo, surgieron intensamente en el país
las investigaciones sobre las características
físicas de las nuevas tecnologías
de información, la ampliación de
la televisión directa, la introducción
de Internet, la expansión de los satélites,
el empleo de las computadoras de la nueva generación,
el estudio de las intertextualidades, el examen
del ciberespacio, la interacción de las
máquinas de información de la última
generación, el examen de la adaptación
de los medios virtuales, la comunicación
organizacional, la reflexión sobre la
interconectividad, etc; y se descuidaron u olvidaron
drásticamente el análisis elemental
de los procesos de democratización de
los medios de comunicación, el empleo
de las nuevas tecnologías para impulsar
el desarrollo social, el uso de las infraestructuras
informativas para defender la ecología,
el empleo de los medios para producir alimentos,
el aprovechamiento de dichas tecnologías
para reducir la violencia, el uso de la comunicación
para la rehumanización de las ciudades,
la utilización de los recursos comunicativos
para la conservación de las cadenas biológicas
de manutención de la vida, su uso para
la defensa de los derechos humanos, la reutilización
de las estructuras de comunicación para
crear culturas básicas para la sobrevivencia
social, su aprovechamiento para el rescate de
las culturas indígenas, la reutilización
de estos avances tecnológicos para el
incremento de la participación social,
etc.
De esta forma,
con el lugar estratégico que el nuevo
modelo de desarrollo modernizador le concedió
al mercado para ser el eje fundamental que dirigiera
y modelara a los procesos sociales y educativos
en México, éste se convirtió
en el condicionante y el disparador central del
cual se derivó el origen, el sentido y
el destino de la producción cultural y
comunicativa en nuestro país, especialmente
de la investigación de la comunicación.
Es decir, dentro del patrón de crecimiento
neoliberal que asumió México la
verdadera reactivación del proyecto de
investigación social de la comunicación
y de las culturas nacionales, no resurgió
de la antiquísima demanda de los grupos
sociales básicos por resolver las necesidades
sociales más apremiantes de la población
para sobrevivir y reforzar sus identidades locales;
sino que se derivó de la incorporación
acelerada de nuestras sociedades al mercado mundial,
que no fue otra realidad que la reactivación
y la ampliación intensiva del proyecto
económico super transnacional en la periferia.
Esto significó,
que al ser progresivamente regida la cultura
por las leyes de la "Mano Invisible"
del Mercado, el proyecto neoliberal de investigación
de la comunicación que mayoritariamente
se produjo y se sigue produciendo en nuestra
región a través de los centros
de investigación y de otras infraestructuras
culturales, fue crecientemente una propuesta
que se gobernó por los siguientes 5 principios:
En primer término,
a diferencia de las décadas anteriores
la investigación de la comunicación
buscó conseguir la ganancia, cada vez
más, a corto plazo. Mientras menor fuera
el tiempo de recuperación de la inversión
intelectual realizada, mayor atractivo fue el
proyecto de investigación. Esto significó,
que las inversiones mayoritarias que se destinaron
al terreno de la investigación comunicativa
estuvieron definidas muy directamente por la
rapidez de la recuperación de la ganancia
económica y no por otros criterios más
humanos y equilibrados del sentido de la ganancia
social que anteriormente introdujo el Estado
Benefactor o Planificador.
En segundo término,
la ganancia producida por la investigación
de la comunicación se solicitó
obtenerla, cada vez más, en términos
monetarios y no en otra forma de retribución,
como podría haber sido el "enriquecimiento
social" o la "humanización de
la población" o la formación
de una "nueva conciencia social para el
desarrollo", o la creación de una
"comunicación sustentable" para
sobrevivir. Para la realidad cultural e informativa
esto significó que aquellas actividades
que no produjeron "ganancias pecuniarias"
y de corto plazo, según la concepción
del cálculo monetarista de la vida y no
de otro tipo de enriquecimientos sociales, no
fueron apoyados por las principales instituciones
de investigación de la comunicación
de nuestro país. Por consiguiente, los
proyectos de investigación de apoyo al
desarrollo social quedaron crecientemente marginados
o desaparecieron en la medida en que no respondieron
a los intereses lucrativos del mercado.
Los reducidos
programas que sobrevivieron se refugiaron en
las pocas islas intelectuales que quedaron de
la vieja estructura del Estado de Bienestar.
En tercer término,
los pocos proyectos de investigación de
la comunicación con orientación
social que se conservaron en la región,
se refugiaron en los reducidísimos rincones
intelectuales que quedaron de la vieja estructura
del Estado del Bienestar, especialmente en las
universidades públicas de México.
Dichos proyectos reducidos no funcionaron de
manera aislada o "aséptica",
sino que también quedaron atravesados
por los reajustes de la producción del
conocimiento que impusieron las necesidades de
consolidación y modernización del
mercado.
En este sentido,
la investigación de la comunicación
realizada en los centros académicos fue
afectada por la introducción de la ideología
de la "Excelencia Académica"
neoliberal que no fue otra realidad que la aplicación
de la lógica del productivismo industrial
de las fábricas al terreno educativo,
para generar el "productivismo intelectual"
en los centros culturales. La elaboración
de dicha atmósfera productivista en las
universidades, ocasionó, entre otras,
las siguientes consecuencias para la investigación
social de la comunicación en México:
A.- Se produjeron
muchas investigaciones fragmentadas y atomizadas
que no tuvieron continuidad epistemológica
para hacer avanzar la teoría de la comunicación,
sino simplemente operaron como grandes volúmenes
de ensayos informativos o descriptivos que sirvieron
para realizar méritos académicos
para defender el salario universitario. (Lograr
puntos para avanzar en los escalafones de los
tabuladores profesionales).
B.- Las problemáticas
humanistas, éticas o filosóficas
de la investigación de la comunicación
crecientemente se deslegitimizaron para dar lugar
a las temáticas que partieron de los intereses
de la razón instrumental o pragmática.
Vivimos un "reencantamiento intelectual"
por los temas de investigación que fijó
las necesidades de la “Mano Invisible del
Mercado” y no las necesidades básicas
del desarrollo comunitario del país.
C.- Se privilegiaron
las políticas de investigación
vinculadas con los proyectos inmediatistas, utilitaristas,
fragmentados y de muy corto plazo, que en el
mejor de los casos sólo incrementaron
el conocimiento del reducido campo comunicativo
de nuestra profesión, pero que no aportaron
avances para el conocimiento de las necesidades
comunicativas fundamentales que tuvo la mayoría
de los habitantes de las comunidades nacionales.
D.- La instalación
de este contexto productivista para responder
al mercado, propició que el tipo de investigación
que se realizara en los centros académicos
fuera cada vez más de naturaleza individual,
aislada y fragmentada, y no producto de la reflexión
y dinámica del trabajo intelectual colectivo.
De esta forma, la investigación de la
comunicación que surgió dentro
del modelo neoliberal fue marcadamente individual
y no conllevó la riqueza de la reflexión
grupal. Fueron excepciones muy contadas las investigaciones
que se efectuaron colectivamente.
En cuarto término,
así como en el terreno productivo para
conservar el precio de las mercancías
la ley de la oferta y la demanda del mercado
obligó permanentemente a desperdiciar
miles de toneladas de productos en nuestros países
plagados de carencias vitales; de igual forma
la aplicación de los principios del mercado
al campo de la investigación de la comunicación
presionaron a producir a través de los
centros de reflexión culturales las investigaciones
más lucrativas y rentables para la expansión
del mercado y no las que nos constituían
como comunidades, memorias y Naciones. Es decir,
en una sociedad regida exclusiva o mayoritariamente
por los principios de la oferta y la demanda,
el mercado liquidó "naturalmente"
con su mano invisible a todas aquellos proyectos
de investigación que fueron "ineficientes"
para respaldar e impulsar el proceso de sobre
acumulación y super consumo social, y
fomentó a las que si permitieron su expansión
material.
En quinto lugar,
este proceso neoliberal de mercantilización
extrema de la investigación de la comunicación
funcionó bajo la tendencia de producir,
mayoritariamente, aquella investigación
que fuera funcional para incrementar el proyecto
de acumulación de capital, especialmente,
a escala mega transnacional; y marginó
la construcción de las políticas
de investigación orgánicas que
urgentemente requerían generar nuestros
proyectos de desarrollo natural. De esta manera,
podemos decir que al final del siglo XX, el proyecto
neoliberal introdujo de manera intensiva en la
región una nueva "Cultura Chatarra"
de la expansión del capital y una reducción
de la "Cultura de la Vida y de la Humanización"
que tanto requirió nuestra sobrevivencia
nacional y regional. Esto debido, a que el impulso
a una investigación a favor de la vida
no fue una actividad lucrativa que valiera la
pena fomentarla, a corto plazo, por la dinámica
del mercado, a menos que la evolución
del proceso social llegara a fases tan críticas
en las que el deterioro humano y social se desmoronara
tanto que entrara en contradicción con
la tasa de producción y concentración
de la riqueza monopólica.
Es decir, si
al concluir el siglo XX la investigación
de la comunicación en México fueron
regidos básicamente por los principios
de la economía de mercado y no por otras
racionalidades sociales más equilibradas,
se crearon las bases para ser conducidos como
sociedades a un sistema de comunicación
cada vez mas salvaje. Proceso de comunicación
que se caracterizó por privilegiar lo
superfluo por sobre lo básico; el espectáculo
por sobre el pensamiento profundo; la evasión
de la realidad por sobre el incremento de nuestros
niveles de conciencia; la incitación al
consumo por sobre la participación ciudadana,
el financiamiento de los proyectos eminentemente
lucrativos por sobre los humanistas, la cosificación
de nuestros sentidos por sobre la humanización
de nuestra conciencia, la homogeneización
mental por sobre la diferenciación cultural,
la comunicación de una cultura parasitaria
por encima de una dinámica de la comunicación
sustentable, etc.
Es dentro de
éste contexto que debemos de considerar
también con todo rigor que "la no
preocupación del conocimiento por la comprensión
y transformación de la realidad social,
constituye un acto de delincuencia académica
e intelectual"1
El momento reflexivo
en redes virtuales
Finalmente,
en el período de las comunidades de redes
(2000 a la fecha) surgió un nuevo conocimiento
generado por la confluencia de nuevos continentes
epistemológicos sobre la comunicación
construido por la concurrencia del trabajo de
investigación y reflexión en redes
virtuales de análisis. Esta fase reflexiva
permitió mirar a la comunicación
desde fuera de la óptica o del recorte
instrumental tradicional que se heredó
durante muchas décadas en México
y América Latina para lentamente repensarla
desde una perspectiva totalizadora de reflexión
y realizar un salto epistemológico embrionario
para ubicarla dentro de la dinámica de
los complejos procesos modernos de reproducción
de la sociedad. Los métodos y las teorías
para explicar éste fenómeno en
esta fase estallaron las estructuras de las anteriores
visiones conceptuales y retomaron eclécticamente
aportaciones de todas las ciencias existentes,
duras y no duras; viejas y nuevas, locales y
globales; empíricas y teóricas,
lineales y sistémicas, tradicionales y
avanzadas; etc, para intentar explicar de manera
más integral y compleja el fenómeno
de la comunicación colectiva en nuestro
país.
Dentro de este
escenario cobraron relevancia diversos esfuerzos
virtuales de reflexión que surgieron en
México sobre el fenómeno de la
comunicación, pero de manera especial
destacó el proyecto “Internet, Cibercultura
y Sociedad de la Información”, dentro
de los cuales sobresalió por su perdurabilidad,
a través de muchos años, la Revista
Electrónica Razón y Palabra (Primera
Revista Electrónica Especializada en Temas
de Comunicación en América Latina),
impulsada por el Instituto Tecnológico
y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus
Estado de México, (ITESM). Dicho foro
virtual, desde 1996 a la fecha, sirvió
de base para integrar y difundir en la Red un
amplio mosaico reflexivo sobre la comunicación
en México y América Latina, y formular
constantes razonamientos polémicos sobre
este campo de estudio.
Así,
esta herramienta editorial electrónica
en el ciberespacio, aportó a lo largo
de varios años, entre otros, los siguientes
6 beneficios al proceso de reflexión comunicativa
en México:
1.- A través
de su difusión en la Red la “Revista
Razón y Palabra”, creó el
primer órgano especializado para la discusión
y difusión de temas de comunicación
para México y América Latina. Ello
permitió de manera sustanciosa la expresión
de la riqueza heurística de decenas de
nuevos y jóvenes investigadores, nacionales
y extranjeros, que de lo contrario hubiera sido
muy difícil conocer su aportación
intelectual en este terreno.
2.- Operó
como instrumento de vinculación e interrelación
con otras universidades, centros de investigación,
proyectos culturales, e instituciones de gobierno
de México, América Latina y otras
áreas del mundo, permitiendo intercambiar,
disciplinaria e interdisciplinariamente, el gran
caudal de nuevos conocimientos acumulados sobre
la comunicación y las nuevas tecnologías
en México.
3.- Facilitó
las condiciones materiales para difundir y discutir
problemáticas, entre otras, como productividad
y comunicación, comunicación organizacional,
cibernética empresarial, investigación
de la comunicación, periodismo de investigación,
agenda para estudiar la comunicación,
pensamiento abierto, economía política
de la información, industrias culturales,
frentes culturales, industrias audiovisuales,
producción audiovisual, radio sin fronteras,
prácticas culturales, comunicación
internacional, mediaciones comunicativas, tecnologías
de comunicación, estado comunicativo extendido,
espacio público, televisión como
gobierno, ciudadanía comunicativa, nuevos
sujetos comunicativos, culturas populares, comunicación
política, opinión pública,
ciber campañas, concentración comunicativa,
grupos multimedia, globalización y monopolios,
comunicación en tiempos de crisis, manipulación
informativa, comunicación y poder, reforma
de los medios, transición comunicativa,
libertades informativas, democracia de la imagen.
Ética
y autorregulación, liberalización
de las comunicaciones, códigos de ética
informativa, legislación de medios, democracia
informativa, derecho a la información,
comunicación para el desarrollo, cultura
de la desigualdad, culturas populares, globalización
y soberanía cultural, comunicación
sustentable, desplazamiento educativo, comunicación
educativa, oralidad comunicativa, géneros
informativos, modas en las lenguas, transformaciones
del periodismo, periodismo de investigación,
televisión pedagógica, leguajes
digitales, géneros informativos, semiosis
dinámica, creación y expresión,
publicidad y la vida cotidiana, tiempo libre
como derecho humano, hogar electrónico,
era digital, Internet como nueva forma de relación
social, Economía digital, Comercio electrónico,
Regulación de Internet, Internet como
herramienta para investigar, Internet en cifras,
Informática y ciudadanía, realidad
virtual, comunidades virtuales, ciber mercado
global, telemarketin, homo Apocalipticus, etc.
4.- Creó
un espacio intelectual de impulso muy relevante
para el estudio y el desarrollo de la cibercultura
y la sociedad de la información México.
5.- Colaboró,
por una parte, a difundir modernas teorías
sobre las nuevas tecnologías de punta;
y por otra, a crear una cultura sobre las implicaciones
y alternativas posibles para el mejor aprovechamiento
de la sociedad de la información en nuestra
República.
6.- Finalmente,
este esfuerzo académico se convirtió
en un liderazgo intelectual sectorial en México
que lo colocó como un proyecto universitario
de referencia necesaria cuando se trata de comprender
el análisis de las comunicaciones digitales
en nuestro país.
En síntesis,
podría decirse que la revista electrónica
Razón y Palabra ha sido un proyecto
intelectual muy valioso que impulsó en
éste período el avance de la difusión
y discusión del fenómeno de la
comunicación en México y América
Latina y que contribuyó de manera importante
en el desarrollo cibercultural inteligente y
equilibrado de nuestra sociedad.
¿Qué
hacer?
Después del desempeño de éste
relevante papel de reflexión que cumplió
la teoría de la comunicación a
lo largo de las diversas fases de desarrollo
por las que evolucionó durante 70 años
en México; paradójicamente se observó
que la dinámica de comportamiento de los
medios y de otras industrias culturales se desarrolló
por un lado, los problemas de nuestros países
se dirigieron por otro, y los análisis
y las propuestas que ofreció la teoría
de la comunicación avanzaron por otro
diferente.
Ante ello, pensamos
que, con el fin de asimilar que es lo que ha
sucedido en ésta área de acción
cultural y definir cómo y por dónde
hay que caminar en los próximos años
en la teoría de la comunicación;
en esta fase de profunda transformación
del país al incorporarse a los procesos
de globalización mundial, es indispensable
preguntarse: ¿Por qué en México
los grandes problemas nacionales, los medios
y la teoría de la comunicación
han caminado por senderos distintos?. ¿De
qué han servido los miles de trabajos
de investigación que se han producido
en éstos 70 años para transformar
la realidad comunicativa de la región?.
¿Qué tipos de dinámicas
se tienen que realizar para que en la década
del 2000 se vincule la reflexión y la
acción comunicativa para generar un mismo
proceso común en México?. ¿Cuáles
son los principales problemas de la cultura y
la comunicación que se tienen que analizar
en los próximos años para hacer
avanzar la conciencia nacional?. Ante la creación
de nuevas zonas de integración regionales,
a través de la firma de los Tratados de
Libre Comercio, ¿Cuáles son los
asuntos informativos sobre los que hay que reflexionar
para encontrarles rápidas soluciones en
la región?, etc.
De aquí,
la enorme importancia estratégica al principio
del nuevo milenio de efectuar un profundo alto
intelectual en la vertiginosa dinámica
cultural de la modernidad mexicana que nos lleva
a correr, correr y correr sin saber hacia dónde
vamos, para repensar desde las condiciones elementales
de conservación de nuestras vidas cuáles
son las prioridades en el campo de la comunicación
que debemos investigar para sobrevivir como sociedades
independientes, democráticas, sabias,
sustentables y humanas en México.
Notas:
1
La no preocupación del conocimiento
por la comprensión y la transformación
de la realidad, constituye un acto de delincuencia
académica e intelectual, póster
difundido por los estudiantes de la Escuela de
Comunicación en las paredes de la Universidad
de Sao Paulo (USP), Brasil, en el año
de 1996.
Dr.
Javier Esteinou Madrid
Investigador Titular del Departamento de Educación
y Comunicación de la Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco,
México, D.F., México. |