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Por Mariano Zukerfeld
Número
53
Resumen
Este
artículo presenta un resumen de un marco
teórico en elaboración. Marco orientado
a la comprensión sistemática de
los cambios en la comunicación, la cultura
y la economía en relación al surgimiento
y difusión de las llamadas ´tecnologías
de la información´. Para eso se
propone en primer lugar una Tipología
del Conocimiento en base a los soportes
que lo sustentan, de la cual se obtiene
entre otros, el concepto de Información
Digital. Tal concepto se utiliza, a su vez,
para definir nuestra noción central: la
de Bienes Informacionales, que subdividimos
en tres tipos. A continuación, caracterizamos
a la etapa signada por la producción,
el intercambio y el consumo masivo de Bienes
Informacionales como Capitalismo Cognitivo
o Informacional y analizamos dos
de sus rasgos centrales en comparación
con el capitalismo industrial: la importancia
del concepto de Acceso frente al de Propiedad
y la potenciación de esferas de circulación
no capitalistas.
Introducción
El
presente trabajo es una síntesis de elementos
que integran los avances de una tesis doctoral
en curso. Pretendemos en él mostrar una
versión resumida de nuestro marco teórico
para conceptualizar las transformaciones que
vienen produciéndose desde mediados de
la década del ´70 en relación
al surgimiento y difusión de las llamadas
tecnologías de la información.
Numerosos trabajos
han tratado de dar cuenta de los cambios operados
en la comunicación, la economía
y la cultura en correspondencia con el vertiginoso
desarrollo tecnológico que caracteriza
a las últimas tres décadas. Conceptos
como Globalización, TIC´s, Sociedad
de la Información, Economía Basada
en el Conocimiento, Capitalismo Informacional,
Imperio y otros aparecen como herramientas fundamentales
en los procesos de conformación de nuevos
campos teóricos. Esto es, surgen conceptos
que no son propiedad de una ciencia en particular,
sino que aportan al consenso existente respecto
de que la división disciplinaria que marcó
al siglo XX (entre comunicación, sociología,
economía, filosofía, etc.) se revela
como ineficaz frente a las transformaciones en
curso. Detengámonos un instante en este
punto. Y pensemos, por ejemplo, en las Ciencias
de la Comunicación y en la Economía.
Ambas estaban fuertemente separadas en el siglo
pasado por la sencilla razón de que la
producción de mercancías y la comunicación
lo estaban. Una cosa era una cadena de montaje
y otra, bien distinta, un diario. Sin embargo,
hoy ya estamos acostumbrados a que una misma
tecnología (el protocolo TCP/IP o, si
se nos disculpa cierta imprecisión, Internet)
sirva del mismo modo a fines productivos
y comunicativos. En Internet se ensamblan partes
de un programa de software (equivalente como
generador de ganancias de productividad a los
bienes de capital fordistas) y se leen los diarios
intercambiando, en ambos casos intercambiando
bits. La cadena de montaje y el papel
del periódico han encontrado cierta forma
de equivalente general al ser traducidos
a señales electrónicas. Así,
la coincidencia de los objetos de estudio debería
llevar a una hibridación de disciplinas
teóricas que desemboque en nuevas regiones
epistémicas.
Nuestro trabajo
apunta en este sentido. Creemos firmemente en
la necesidad de herramientas plurales, generales
y sistemáticas para la aprehensión
de los temas bajo estudio. Y, más allá
del invalorable aporte de las contribuciones
teóricas que sustentan los conceptos aludidos
más arriba, entendemos que ellas presentan
tres tipos de carencias: por un lado, en la desnaturalización,
definición, tipologización y sistematización
de conceptos como Conocimiento, Tecnología
y Técnica, (y en algunas, de los de: TIC's
Sociedad de la Información y afines).
Conceptos que en todos los casos son decisivos
en los marcos teóricos propuestos por
los autores. Por otro, en el reconocimiento,
debate e incorporación de aportes distantes
en términos académico-disciplinarios,
ideológicos o aun geográficos de
los propios. Finalmente, en la articulación
de herramientas teóricas que den cuenta
del parentesco entre las transformaciones en
curso en los campos de las tecnologías
digitales y las biotecnologías.
La estructura
expositiva de esta versión resumida consistirá,
en primer lugar, en una breve reseña de
algunos trabajos cuyos aportes pretendemos integrar
a la arcilla de nuestra de nuestro esquema. En
segundo término, nos internaremos en nuestra
propuesta con la presentación de una Tipología
del Conocimiento, de la cual obtendremos, entre
otros, el concepto de Información Digital,
que servirá de nexo para la tercera sección.
Ésta, expondrá y discutirá
la noción que consideramos nuestro aporte
principal: la de Bienes Informacionales. En cuarto
y último lugar utilizaremos esa herramienta
teórica para intentar definir la etapa
actual, a la que nombraremos, siguiendo a varios
autores, como Capitalismo Informacional o Cognitivo,
y de la cual señalaremos algunas de sus
características más salientes.
Algunos puntos de referencia
Respecto
de la importancia del conocimiento como
bien económico, la primera mención
suele referirse a Michael Polanyi (Polanyi, 1958
y 1967) y sus conceptualizaciones sobre el conocimiento
tácito, aunque las mismas no hayan
sido elaboradas con el sentido que se les da
por parte de los economistas que echan mano de
ella. Más recientemente, son dignos de
destacar los trabajos de Von Hippel (Von Hippel,
1994), que desarrollan el concepto de conocimiento
´sticky´, y Cowan, Foray y David
(Cowan Foray y Davis, 2000) donde se relativiza
el carácter ontológicamente tácito
de ciertas formas de conocimiento. Mucho menos
citado, pero no menos importante en el recorte
del campo que pretendemos, es el conjunto de
trabajos de Hillman Chartrand (Chartrand, 2005),
en los que aparece una tipologización
original del conocimiento, distinguiendo entre
tooled, embodied, codified
y personal. Sin embargo, ninguna
de estas conceptualizaciones aporta una sistematización
exhaustiva de las formas de existencia del
conocimiento como bien.
En relación
al concepto de Información, los
aportes de Machlup (Machlup, 1962) y Porat (Porat
et al. 1977) son significativos en tanto que
elaboran las primeras operacionalizaciones del
mismo y las testean empíricamente al mensurar
la producción de información en
los EE.UU. Arrow (Arrow, 1962) es quizás
el primero en señalar la particular estructura
de costos de la Información: altos costos
fijos y bajos costos marginales. Ya a fines del
s. XX Varian (Varian, 1995, 1998, Shapiro y Varian,
2000) da un paso decisivo a los efectos de la
conformación de nuestro marco teórico
cuando define a la Información como todo
aquello que pueda ser digitalizado y por ende,
reproducido con costos casi nulos. Retomando
la teoría de la discriminación
de precios de Pigou, este autor conceptualiza
el diferential pricing junto con el
versioning como técnicas para
fijar precios de lo que llama bienes de información.
Pero estas reflexiones presentan el grave defecto
de desconocer las transformaciones que la masificación
de la Información provoca en el orden
capitalista.
La mayoría
de los autores mencionados en los párrafos
anteriores están tácita o explícitamente
incluidos en la conceptualización que
realiza la OCDE sobre lo que llama Knowledge
Basesd Economy (OCDE, 1996, 2002). Los artículos
de la OCDE revisten un enorme interés
por el hecho que actúan como codebooks,
marcos de referencia de un gran conjunto de investigadores
y actores políticos. Sin embargo, presentan
limitaciones originadas en que sus análisis
acentúan la producción y circulación
de conocimientos al interior de las empresas.
Esto implica desconocer la importancia de los
conocimientos que, producidos y circulando por
fuera de las firmas, afectan su performance de
manera decisiva. Aún más, tal concepción
lleva a dejar totalmente relegado el análisis
de los conocimientos que no circulan en torno
de la producción capitalista.
Pasando del
énfasis económico al sociológico,
la cita obligada es la de los trabajos de Castells
(Castells, 1997, 2001), que quizás sean
los únicos a los que quepa caratular como
clásicos en estos temas. Entre
sus méritos se cuentan: proponer la primera
sistematización de lo que él llama
Era de la información, integrar
en un mismo esquema fenómenos económicos,
culturales, políticos y filosóficos,
aportar el concepto de capitalismo informacional
y desarrollar la interesante y discutible tipología
asociada a la pareja modo de producción
-modo de desarrollo. Sin embargo, Castells
no identifica la ontología replicable
de la información digital (ver más
adelante) ni propone una conceptualización
clara de las distintas formas de conocimiento.
Rifkin (Rifkin,
2000), desde una perspectiva más orientada
al gran público que a la academia, resalta
la importancia del concepto de Acceso
para dar cuenta de la etapa actual. La limitación
que presentan los sugestivos trabajos de este
autor radica en la falta de profundidad que presentan.
Un aporte poco conocido es el del australiano
Butt (Butt, 2004), que desarrolla una sistemática
y original teoría de la estratificación
social en lo que el caracteriza como Information
Society. Lamentablemente, a nuestro jucicio
su marco teórico no capta las especificidades
del impacto de las tecnologías digitales.
Avanzando hacia
la izquierda y hacia un acento disciplinaria
que podría tildarse de filosófico,
encontramos un conjunto de pensadores italianos
y franceses, con mayor o menor cercanía
con el autonomismo, que desarrollan
el concepto de Capitalismo Cognitivo (Boutang,
1999; Rullani, 2000; Corsani, 2001) poniendo
énfasis en el nuevo proceso de enclosures
(comparando esta etapa con la de la acumulación
originaria del capitalismo) que se estaría
produciendo a través del cercamiento de
conocimientos sociales vía patentes y
copyright. Otra línea de trabajo de este
grupo, encabezada por Virno, (Virno, 2003a, 20003b,
2004) remite a la actualización de la
noción marxiana de General Intellect.
En tercer y último lugar varios de los
autores de este campo suelen tomar como concepto
central el de trabajo inmaterial, para
dar cuenta de la situación de la fuerza
de trabajo en esta etapa. Este es, particularmente,
el caso de Negri y Hardt (Negri, 1999; Hardt
y Negri, 2002) - que añaden las versiones
mas conocidas de los conceptos de Imperio y Multitud-,
Lazzaratto (Lazzarato y Negri, 2001) y Cocco
(Cocco et al, 2003). De manera inversa a lo que
ocurría con los economistas mentados más
arriba, todos estos autores conceden un gran
espacio a la tensión que las tecnologías
digitales provocan en el modo de producción
capitalista, pero carecen de definiciones (especialmente
operacionales) de los conceptos con los que trabajan,
muchos de los cuales aparecen como postulados
cuya validez empírica no requeriría
ser demostrada.
Hacia
una Tipología del Conocimiento
Desde tiempos
inmemoriales, el Conocimiento ha sido un objeto
privilegiado de la reflexión humana. En
la filosofía primero y en la epistemología
después el acento de las indagaciones
ha estado, en general, en la verdad o falsedad
del conocimiento, en la posibilidad o imposibilidad
de conocer y en el método para obtener
conocimientos útiles. Por el contrario,
disciplinas como la antropología y la
sociología se han concentrado en como
se legitima un cierto saber, como se lo construye
como válido y como se ejerce poder a través
de él. Pero en el presente trabajo nos
interesa enfocar el problema desde otro ángulo.
A los efectos
de nuestra investigación el concepto de
Conocimiento hará referencia
a un tipo de ente que tiene la característica
distintiva de que su uso no lo consume, no lo
desgasta. Por caso, mientras cualquier rueda
en particular tiene una vida útil inexorablemente
ligada a la magnitud del uso que se le dé,
la idea de rueda (una forma de conocimiento)
puede usarse infinitamente sin que su utilidad
merme. Llamamos a este rasgo definitorio Perennidad
del conocimiento. El desgaste, así, opera
sobre los soportes del conocimiento
(sobre el objeto metálico que llamamos
rueda, sobre el libro en el que el diseño
de la rueda ha sido codificado, sobre la mente
de los individuos que atesoran tal idea, etc.)
y no sobre el conocimiento mismo. Sin embargo,
salta a la vista, en primer lugar, que el conocimiento
sólo puede existir apoyado en algún
tipo de soporte. En segundo lugar, resulta
evidente que el soporte de cualquier conocimiento
determina varias de las propiedades que tal conocimiento
asume. En este sentido, y siguiendo con el mismo
ejemplo, que la idea de rueda exista subjetivamente
como representación mental individual,
como objetivación en un artefacto determinado
o como codificación en un texto, confieren
a ese conocimiento posibilidades muy disímiles
de, por caso, difundirse, ser considerada eficaz
o caer en el olvido. En tercer lugar, el concepto
de soporte nos lleva a pensar en el significado
práctico de las traducciones
que se operan en los pasajes de un contenido
de conocimiento a través de distintas
formas de sustento. Por estos motivos, nuestra
primera propuesta fuerte es la de utilizar a
los soportes como línea divisoria para
conformar una Tipología de los Conocimientos.
Así distinguimos
entre cuatro tipos de conocimiento, que intentamos
caracterizar de manera resumida a continuación,
aunque nos disculpamos de antemano por la posible
falta de claridad a la que lo apretado de la
síntesis pudiera llevarnos.
• Conocimiento de soporte biológico
(CSB): Consiste en los flujos de datos codificados
que circulan como información genética,
nerviosa o endocrinológica en todos los
seres vivos. Distinguimos entre los flujos
naturales u orgánicos (cómo
la información genética que porta
una semilla proveniente de un fruto natural)
y los sociales o posorgánicos
(como la información genética
de una semilla surgida de la manipulación
biotecnológica).
• Conocimiento
de soporte subjetivo (CSS): Es aquél en
el que el soporte del conocimiento es la subjetividad
humana, conciente e inconciente. Podemos usar
tres variables, con las múltiples combinaciones
de sus dimensiones, para subclasificarlo.
En primer lugar
puede dividirse entre CSSs procedimentales
(aquellos que se desenvuelven en un hacer
corporal o intelectual) y sapienciales (aquellos
que consisten en una idea determinada). La habilidad
manual de un carpintero para crear una mesa o
el mecanismo para realizar una suma son ejemplos
del primer tipo, mientras el recuerdo de una
mesa dada o el de un número en particular,
lo son del segundo.
Una segunda
división se da en lo que hace a la forma
en que fue subjetivado ese conocimiento: pudo
serlo de manera instrumental (como medio
para la futura consecución de un fin determinado)
o no instrumental (cuando la adquisición
subjetiva del conocimiento es un fin en si mismo
o se hace de manera involuntaria). El ejemplo
del primer caso sería el del carpintero
que aprende su oficio enderezado a generarse
un sustento económico, mientras el del
segundo sería el de quien, teniendo otra
actividad profesional, aprende a trabajar la
madera por el placer que la actividad misma le
produce
En tercer término
podemos dividir el CSS en función de la
forma en que es utilizado. Puede ser explícito,
cuando la realización de una tarea requiere
de la recolección conciente de conocimientos
adquiridos previamente, o implícito,
cuando los conocimientos acumulados son invocados
de manera no intencional o conciente -esta idea
está basada en el concepto de implicit
memory de Shacter (Shacter, 1987)- . Como
ejemplo pensemos en un trabajador que comienza
a utilizar un cierto programa de computadora.
En sus primeras experiencias probablemente hurgará
en su memoria de manera explícita
a cada paso, buscando recuerdos de cómo
se hacía tal o cual que tarea. Sin embargo,
una vez que se halle familiarizado con el programa
en cuestión, los conocimientos respecto
de su funcionamiento del programa fluirán
de manera implícita; inconciente
y automática.
El interés
de las variables propuestas radica, creemos,
en los resultados que arrojan las distintas combinaciones
de sus dimensiones. Quizás sirva un ejemplo
de una categoría resultante: la de Técnica,
que definimos como una forma de conocimiento
subjetivo procedimental adquirido de manera instrumental
y ejercido de manera implícita.
• Conocimiento
de soporte intersubjetivo (CSI): Es aquél
que cuenta como soporte a las relaciones sociales
humanas. Incluye tres categorías. Por
un lado, el Conocimiento codificante
y decodificante, que hace referencia
a la capacidad humana no sólo de codificar
y decodificar conocimiento, sino también
de crear códigos. Es decir, si bien tanto
una proteína como un ser humano pueden
decodificar información, sólo el
segundo puede crear formas de codificación
y decodificación, puede fundar códigos.
Esta capacidad de codificar y decodificar aparece
como CSI y no como CSS porque entendemos que
se trata de un conocimiento que se apoya en el
ser genérico humano y no en la individualidad
subjetiva.
La segunda categoría
del CSI es el Reconocimiento, que consiste
en el conocimiento mutuo presente en toda relación
social, en sentido weberiano. Es el conocimiento-de-otro,
que puede referirse tanto al concepto de capital
social de Bourdieu, como al know who de la OCDE
o a la posesión de ´contactos´
en el lenguaje coloquial.
Finalmente,
tenemos el Conocimiento axiológico,
que hace referencia a todas las formas de valores
y normas.
Por supuesto,
detrás de la inclusión de esta
categoría en el CSI está el supuesto,
que no podemos detenernos a discutir aquí,
de que todo valor, del tipo que fuere, es una
construcción intersubjetiva. De que por
más que se traduzcan mediante la internalización
subjetiva, los valores sólo existen en
tanto que construcción colectiva.
• Conocimiento
de soporte objetivo (CSO): Es el conocimiento
social que se halla solidificado por fuera de
la subjetividad humana. Se divide en dos tipos.
En primer lugar, el CSO objetivado,
que se manifiesta cuando el conocimiento que
está en juego se cristaliza en la forma
del objeto soporte. Esa cristalización
puede a su vez ser no-instrumental (como el objeto
lúdico construido por un niño o
la escultura modelada por un artista) o instrumental
(como un papel, una herramienta o una computadora).
En este último caso estamos frente a una
Tecnología, definida como
conocimiento instrumental materializado en un
objeto determinado (Chartrand, 2005). De
la enorme variedad de tecnologías producidas
por la humanidad, nos interesa destacar las Tecnologías
Digitales, que son aquelllas que procesan,
transmiten, almacenan o generan Información
Digital (término que enseguida definiremos).
En segundo lugar,
tenemos el CSO codificado, en el que
el conocimiento involucrado se refugia en el
contenido simbólico del objeto
soporte. También aquí tenemos una
forma no instrumental (como la de los dibujos
que hacemos en los márgenes de los cuadernos
de una clase aburrida) y una instrumental (como
la de las anotaciones que realizamos en los renglones
de ese mismo cuaderno). Llamamos Información
a este conocimiento instrumental codificado.
Entre las numerosas formas de información,
queremos mencionar una y concentrarnos en otra.
La primera nos obliga a volver al Conocimiento
de Soporte Biológico y a nombrar como
Información Posorgánica a
una parte de aquél, correspondiente por
ejemplo, a las manipulaciones genéticas
operadas por los científicos. Pero el
tipo de información en la que nos interesa
focalizar la atención es la que denominamos
Información Digital (ID) y definimos
como toda forma de conocimiento codificada
binariamente mediante señales eléctricas
de encendido-apagado.
Llegados a este
punto debemos señalar que así como
el conocimiento tenía como característica
definitoria su perennidad, el rasgo distintivo
de la ID es que puede clonarse (es decir, reproducirse
de manera idéntica) con un costo cercano
a 0. (Varian, 1995, Cafassi, 1998, Boutang, 1999,
Rullani, 1999). Llamamos a esta característica,
cuya importancia creemos difícil sobreestimar,
replicabilidad de la ID.
Pero antes profundizar
en esta idea en la próxima sección,
presentamos una síntesis gráfica
de la Tipología del Conocimiento. Los
casilleros en blanco ocultan conceptos que, por
no haber podido ser desarrollados en el texto
que antecede, preferimos omitir en el esquema
para no aumentar la ya farragosa cantidad de
términos con los que ha de lidiar el lector.
Un detalle importante. La tipologización
en base a soportes no habla necesariamente del
origen de un contenido de conocimiento, solo
clasifica las formas que ese contenido adopta.
De hecho, entendemos que el origen de todo
conocimiento -con excepción de CSB
natural u orgánico- es social,
independientemente de la forma que asuma.
Gráfico
nro 1: La Tipología del Conocimiento
El
concepto de Bienes Informacionales
Podemos
ahora definir a los Bienes Informacionales
(BI) como aquellos bienes obtenidos
en procesos productivos cuya función de
producción está signada por un
importante peso relativo de los gastos (en capital
o trabajo) en producción y acceso a la
ID Este es el caso de los procesos productivos
con altos valores de R&D Intensity (OCDE,
1996) y/o de gastos en patentes. Obviando detalles
técnicos respecto de cómo construir
matemáticamente la función de producción,
digamos que los sectores productores de BI1 son
los siguientes: software, equipamiento de
comunicaciones, semiconductores y otros componentes
electrónicos, equipamiento médico,
industrias farmacéuticas y medicinales,
aplicaciones varias de información genética,
computadoras y equipos periféricos, Industrias
editorial, discográfica, y audiovisual.
(Nacional Science Foundation, 2001). Podemos
distinguir tres tipos de BI:
a) Los BI1,
que son los bienes informacionales en sentido
más estricto, tienen la característica
de que están hechos puramente de Información
Digital. Se trata de software, música,
imágenes, textos, etc.
b) Los BI2, tienen como rasgo distintivo
que procesan, transmiten o almacenan ID. Así,
del grupo amplio de los BI que mencionamos más
arriba, se recortan como BI2 un conjunto de tecnologías
digitales: los chips (y las computadoras,
que dependen de ellos), las fuentes de almacenamiento
-como por ejemplo CD´s-, y las de
transmisión -como los semiconductores
de silicio- de ID. Los procesos productores de
BI2 tienen la particularidad de que los productos
obtenidos en un proceso determinado se usan como
insumos en la próxima fase del proceso
productivo, generando círculos virtuosos
de innovación (cosa que, en alguna medida,
explica a la Ley de Moore, que se mencionará
más abajo).
c) Los BI3, que sólo tienen el
rasgo general de que la ID sea su insumo decisivo,
careciendo de las características de los
BI1 y BI2. Es el caso de todos los productos
que resultan de la aplicación de biotecnologías:
industria farmacéutica, aplicaciones vegetales
o animales de la genética, etc
Vemos así
que si bien los tres tipos de BI surgen de distintos
tipos de Conocimiento, en todos los casos la
ID es un insumo decisivo en los procesos productivos
que les dan origen. Intentamos reflejar esto
en el gráfico siguiente.
Gráfico
nro 2. La Tipología del Conocimiento y
los Bienes Informacionales
La justificación
para reunir bajo el concepto de BI a bienes tan
diversos se basa en que todos se producen en
ciclos productivos en los que los costos fijos
(o los de producir la primera unidad) son muy
elevados mientras que los costos marginales (los
de producir las siguientes unidades) son casi
nulos. Producir un primer ejemplar un software
(BI1), de una PC (BI2) o de un remedio (BI3)
significa un gasto considerable (sea de trabajo,
sea de capital) porque para eso deben crearse
y codificarse cuantiosos volúmenes de
conocimiento nuevo. Pero el costo de las unidades
siguientes tenderá a 0 dado que el principal
insumo de cada producto (la ID) es replicable.
A su vez, los insumos no replicables (el soporte
óptico en que vienen el software o la
película, el armazón que constituye
el gabinete de la PC, las píldoras en
las que viene la droga medicamentosa) tienen
una ponderación baja en el costo de producción
total del bien en cuestión.
Por otra parte,
la importancia socioeconómica de la replicabilidad
de la ID depende, evidentemente, de la magnitud
de su producción, reproducción
y circulación. Por eso, para entender
el lugar decisivo que le asignaremos en el análisis
de la presente etapa del capitalismo, debemos
introducir algunos conceptos vinculados a ciertas
tecnologías de procesamiento y transmisión
de ID.
a) La producción
y reproducción de ID requiere de artefactos
que cuentan entre sus componentes a uno o más
chips. Ahora bien, desde mediados de
la década del ´70 viene observándose
que aproximadamente cada 18 meses, la capacidad
de estos procesadores se duplica, manteniéndose
su precio de venta constante. O, lo que es lo
mismo, para un chip de una velocidad determinada,
su precio se reduce a la mitad cada 18 meses.
Este comportamiento de las fuerzas productivas
en el área de la microelectrónica
suele denominarse Ley de Moore, y constituye
una de las causas de la difusión de la
PC y, con ella, del crecimiento del stock de
ID.
b) Si bien los soportes magnéticos (como
diskettes o discos rígidos) u ópticos
(cómo los CD´s) ya permitían
un cierto grado de circulación de la ID,
es con la aparición de Internet (con más
precisión, del protocolo TCP/IP) y la
ampliación permanente del ancho de banda,
que la cantidad de ID circulante aumenta exponencialmente.
Este crecimiento vertiginoso no se debe sólo
a la replicabilidad de la ID sumada a un medio
de intercambio, sino también a dos rasgos
particulares de Internet: por un lado, su reticularidad,
dado que la forma red en sí misma potencia
la cantidad de ID disponible. Por otro, su ascentrismo,
dado que la ausencia de un centro dificulta la
limitación de la ID que circula en la
red.
Gráfico
nro. 3 La masificación de Bienes Informacionales
El
capitalismo informacional o cognitivo
Entre otros factores,
la perennidad del conocimiento, la replicabilidad
de la información digital, la tendencia
descripta por la Ley de Moore y el ascentrismo
y la reticularidad de Internet llevan a que los
BI ocupen un lugar cada vez más importante
en la producción, la distribución,
el intercambio y el consumo de las sociedades
de la actualidad. Llamamos Capitalismo Cognitivo
o Informacional (CC) a la etapa
del modo de producción capitalista signada
por la producción de BI. Etapa que, equiparable
a las llamadas mercantil e industrial, comienza
a gestarse a mediados de los años ´70
y está todavía en su fase constitutiva.
Preferimos conservar el término Capitalismo
-frente a Sociedad de la información,
Era de la Información (Castells,
1997), Sociedad del conocimiento (Bianco
et alter, 2003), Knowledge based economy
(OCDE, 1996), Era del Acceso (Rifkin,
2000), y otros- porque entendemos que la cuestión
central en esta etapa naciente es la tensión
que se produce entre la ontología replicable
de la ID, que constituye el alma de los BI, y
la voluntad capitalista de mercantilizarlos.
Enumeraremos
a continuación dos de las varias características
distintivas del CC.
a) Acceso y
propiedad
Durante las etapas anteriores del capitalismo,
el concepto de propiedad fue utilizado desde
distintas posiciones ideológicas como
eje articulador de la dinámica del sistema.
Nuestra hipótesis en este punto -que intenta
profundizar ideas de Rifkin (Rifkin, 2000) –
es que en el capitalismo cognitivo el concepto
que ocupa ese lugar de eje es el de Acceso. Pero
no planteamos que las nociones de propiedad y
acceso sean un par dicotómico (como lo
plantea Rifkin), sino que intentamos conceptualizar
a las distintas formas de propiedad (privada
física, estatal, intelectual) como diferentes
tipos de acceso. Pretendemos, así,
que el concepto de Acceso subsuma y trascienda
al de propiedad.
Para explicar
estas ideas partamos de caracterizar la relación
social de Propiedad. Utilicemos para ello los
tres derechos del propietario que suelen mencionarse:
a)Usus: la posibilidad de exclusiva del propietario
de utilizar un bien. b)Fructus: la posibilidad
exclusiva de obtener una ganancia económica
de la utilización de dicho bien. c)Abusus:
la posibilidad de enajenarlo; alquilarlo o venderlo.
Ahora bien vemos,
en primer lugar, que en la relación social
propiedad la realización del usus
o el frucuts es incompatible con la del
abusus. Por ejemplo, un propietario
de un automotor no puede obtener el beneficio
de su venta de y conservarlo para uso personal
(aunque ciertas ingenierías contables
locales han sorteado exitosamente este tipo de
escollos). En segundo lugar, la relación
social de propiedad supone necesariamente la
capacidad de exclusión de terceros por
parte del propietario. Nadie se declararía
propietario de un auto sino pudiera decidir quien
lo utiliza y quien no (también debemos
reconocer que en algunas matrimonios este principio
no se verifica fácilmente). Ahora bien
esa posibilidad de exclusión está
indisociablemente ligada al origen de la propiedad
en relación a bienes físicos,
materiales. En tercer término,
la propiedad es independiente de que el propietario
de un bien tenga o no los conocimientos
(CSS) necesarios para su utilización.
Uno puede ser propietario de un auto sepa o no
manejarlo, más aún, uno puede lucrar
como propietario alquilándolo o vendiéndolo
careciendo de todo CSS respecto de tal automotor.
Finalmente, la relación de propiedad,
en el caso particular de los bienes de capital
(o medios de producción) se basa en la
conveniencia de la posesión a largo
plazo de tales activos. Así, las
cadenas de montaje fordistas o los grandes edificios
de las compañias del capitalismo industrial,
eran adquiridos en el marco de planes de producción
estables a mediano o largo plazo. La propiedad
de un activo sumamente costoso tenía sentido
en un marco de prolongada estabilidad productiva.
Como habrá
notado el lector, tres de estas cuatro características
son difílcilmente compatibles con lo BI:
Pensemos en el caso de un software. En relación
a las dos primeras, salta a la vista que uno
puede vender una copia y a la vez seguir utilizándolo,
dada la replicabilidad de la ID, que a su vez,
dificulta la exclusión (el fenómeno
llamado ´piratería´ habla
de este asunto). Respecto de la posesión
a largo plazo, la dinámica de la renovación
impresa por la Ley de Moore a los procesos productivos
más avanzados torna a la noción
de propiedad demasiado lenta. El asunto para
las empresas es acceder a instalaciones y máquinas
que se renuevan constantemente, por lo que relaciones
como el leasing o licenciamiento
van desplazando a la adquisición de activos
físicos.
En relación
a la tercera característica puede objetarse
que también con el software es posible
obtener un beneficio sin saber utilizarlo. Pero
aquí el eje no está en el producto
(BI o no) sino en la forma de conceptualizar
a cualquier bien. El concepto de propiedad no
puede dar cuenta de una variable decisiva: la
existencia de los CSS para sacar provecho del
activo en cuestión. Por supuesto, creemos
que el concepto de Acceso, en algunas de sus
formas, puede ser útil en este sentido.
Pasando ahora a nuestra propuesta del concepto
de Acceso, dividimos sus formas en relación
a dos variables:
a) Las características
del bien: Según se trate de Bienes Informacionales
(para simplificar la exposición nos referiremos
a BI1 exclusivamente) o no Informacionales,
de acuerdo a como los hemos definido previamente.
b) El tipo de relaciones jurídicas en
las que el bien se halle incripto: Distinguiendo
entre aquellas en las que la utilización
del bien es privativa de algunos individuos,
que llamamos Acceso excluyente y aquellas en
las que los impedimentos legales al acceso son
inexistentes o menores, que nominamos como Acceso
No excluyente.
La combinación
de estas dos variables dicotómicas nos
da un total de cuatro tipos de Acceso que intentaremos
explicar utilizando el gráfico nro. 4.
Gráfico
nro 4. Tipología del Acceso
1) La Propiedad
privada física es la forma de Acceso
que durante mucho tiempo fue característica
en el capitalismo (y lo sigue siendo en la mayor
parte del mundo). Surge en relación a
bienes con costos de reproducción elevados,
cuyo desgaste por uso es importante y en los
que, por ende, la utilización por parte
de un individuo merma la posibilidad de uso de
otros. A esta forma habitualmente nos referimos
cuando hablamos coloquialmente de propiedad y
sus rasgos son los que analizamos más
arriba.
2) Aquellos
BI regidos por la Propiedad privada intelectual
se hallan en una zona de tensión.
Como mencionamos en los párrafos anteriores,
hay tres características de la noción
de propiedad que son irreconciliables con la
ontología de los BI. Por eso, el copyright
y las patentes representan el intento de subsumir
los BI a la relación social de propiedad.
Intento que choca con varias dificultades, de
la cuales la más evidente es que el concepto
de propiedad surge asociado a la propiedad física
no por casualidad, sino porque se basa en la
idea de exclusión. Excluir de un bien
físico no es especialmente difícil.
Pero excluir de la información a los
sectores incluidos en el capitalismo cognitivo
parece más complejo. Puede argumentarse
que la historia de la humanidad está plagada
de exclusiones de la información exitosas
y prolongadas, y citarse a la Edad Media europea
como ejemplo paradigmático. Pero resulta
evidente que en esos casos no existía
nada parecido a la idea de propiedad intelectual.
Porque, justamente, no se necesitaba ningún
instrumento normativo para excluir; era el grado
de desarrollo de las capacidades productivas
humanas el que limitaba la difusión del
conocimiento. En el capitalismo cognitivo el
concepto de propiedad intelectual se opone diametralmente
al rasgo característico de los avances
tecnológicos: la potenciacion de la producción
y circulación de la información.
Así, el fenómeno de la ´piratería´
sencillamente refleja la tensión entre
cierta forma de legislación existente
y la ontología replicable de la información
digital. Por supuesto, cabe esperar para los
próximos años toda clase de batallas
jurídico- políticas alrededor de
estas cuestiones.
3) La forma de acceso no excluyente a medios
de producción físicos es la Propiedad
colectiva, cooperativa o estatal. Se caracteriza
por el hecho de que tal acceso no supone el ejercicio
de un poder-sobre (en sentido de Holloway), no
limita el acceso en lo que hace a las características
individuales (aunque si lo hace en función
del colectivo de pertenencia: la nación
o la entidad cooperativa). Sin embargo, la ontología
de los bienes no informacionales hace que se
siga operando en un contexto de eventual escasez.
Lo que implica que, ante un bien dado, en un
tiempo y lugar determinados, necesariamente la
cantidad de usuarios sea limitada. Por supuesto,
los defensores del socialismo del siglo XX pueden
argumentar que el desarrollo de las Fuerzas Productivas
es en la actualidad tan grande que en un mundo
totalmente colectivizado nadie sería
excluido de nada. Creemos que esta idea
es básicamente falaz. Si bien parece posible
que en una sociedad comunista ideal el deseo
de ciertos bienes materiales se satisfaga con
bienes sustitutos, esto no quita que
aún en ese caso siga operándose
en un contexto de escasez. Esto es, el consumo
de un bien físico por parte de un sujeto
(individual o social) dado supondría necesariamente
el no consumo de ese bien por otros sujetos.
Por ejemplo, el consumo de una vivienda dada,
tiene limitaciones muy precisas en cuanto a la
cantidad de sujetos deseosos de habitarla cuyo
apetencia puede verse satisfecha. Claro, que
en nuestro ejemplo, el colectivo social asignaría
a los sujetos excluidos de esa vivienda otra,
tan parecida como sea posible. O incluso
una que el sujeto prefiriera a la primera. Pero
lo que importa aquí es señalar
que el consumo de los bienes que se analizan
en este punto supone límites, en todos
los casos, a la cantidad de sujetos que pueden
realizarlo. Obviamente, a medida que dejamos
esa situación ideal y extrema, las limitaciones
y exclusiones se tornan menos inocuas que la
del ejemplo. Por eso entendemos que en este punto,
al igual que en el anterior, hay una tensión
latente entre el contenido y la forma. Entre
la ontología del bien y los rasgos de
las relaciones jurídicas en las que se
inserta.
4) Respecto
del Acceso público no estatal, incluimos
en esta categoría a los BI insertos en
esquemas jurídicos que no suponen un acceso
excluyente. Un posible ejemplo, aunque con ciertas
aristas abiertas al debate, es el del software
de código abierto u open source (del que
Linux es su ejemplo más conocido). Se
trata de software no necesariamente producido
con intenciones de lucro, con la posibilidad
del usuario de modificarlo a su antojo, y disponible
para ser copiado legal y libremente. Otro caso
es el de la información ofrecida voluntariamente
para el consumo social, como por ejemplo los
numerosos papers académicos que circulan
en Internet por voluntad de los autores. Las
licencias de copyleft de Creative Commons, por
ejemplo, dan un marco jurídico a esta
intención de difundir de manera no excluyente
bienes informacionales. Las características
de esta forma de Acceso vuelven a la posesión
de CSS necesarios para utilizar esos bienes un
elemento decisivo. Es decir, a diferencia de
lo que ocurría con la propiedad privada
física y con la propiedad intelectual,
no tiene sentido acceder a los bienes sujetos
si no se los va a utilizar, dado que no puede
obtenerse de ellos ningún beneficio comercial.
Dos variables
políticas han de observarse a la hora
de analizar el probable incremento de esta forma
de Acceso: Por un lado, el grado de difusión
de legislaciones que habiliten licenciamientos
y patentamientos no privativos. Por otro, la
eficacia de los intentos por frenar el drenaje
desde 2. hacia 4. Esto es, la capacidad de los
actores poseedores de diversas formas de propiedad
intelectual para detener la ´piratería`
mediante mecanismos morales, técnicos
o represivos.
b) Las esferas
de circulación de BI
Partamos en este caso de nuestra hipótesis,
que podría resumirse como sigue. Los BI
mayoritariamente circulan en la esfera capitalista
legal (EKL), pero crean o potencian otras tres
esferas: una capitalista ilegal (EKI.), otra
no capitalista legal (ENKL) y una última,
no capitalista ilegal (ENKI). Si bien esta idea
presenta perspectivas sumamente variables según
el tipo de BI, permitásenos ejemplificar
con el caso más sencillo, el de un BI1
como lo es cualquier producción musical
digitalizada. Quizás ir siguiendo el gráfico
nro. 5 sea de ayuda para desarrollar nuestro
argumento.
Gráfico
nro.5: Esferas circulación de Bienes Informacionales:
el ejemplo de la música
El camino ´normal´
de esa producción musical sería
el de la esfera capitalista legal: la compra
de un CD en una disquería. O, años
atrás, de un cassette o un vinilo. Sin
embargo, la combinación del uso de la
PC y las copiadoras de CD´s potenciaron
la copia masiva de esa producción, y con
ella, a otras esferas. Tanto la EKI, manifestada
en la venta de toda clase de ejemplares duplicados
como la ENKI, representada en las copias ´entre
amigos´. El lector objetará que
en realidad la copia masiva ya ocurría
hace años con los cassettes, tanto en
su faz cooperativa como en la del lucro ilegal.
Más aún, se dirá que el
intercambio de vinilos era una práctica
sumamente común y que con ella existía
una ENKI aún antes de la existencia de
la posibilidad de reproducción casera
de fonogramas. Sin embargo, creemos que este
argumento es incorrecto. Los formatos digitales
presentan una característica particular:
la reproducción y la copia no desgastan
el soporte (como ocurría con el cassette
o el disco de vinilo). Esta diferencia, junto
con la acción de la Ley de Moore,
favorece el crecimiento de las esferas aludidas.
Pero salta a la vista que el intercambio de CD´s,
en cualquiera de sus formas presenta una limitación
importante: debe ser efectuado cara a cara.
Es decir, refleja la llegada de la digitalización
a la reproducción, pero no a la forma
de intercambio, que sigue consistiendo en un
cambio de manos de objetos físicos.
Será
recién con la combinación de Internet
de banda ancha y los formatos de compresión
de archivos -como el mentado MP3- que la ENKI
crezca vertiginosamente, a través, por
ejemplo, de los programas de intercambio peer
to peer. Pero la posibilidad de acceso masivo
a bienes informacionales musicales vía
Internet tiene al menos dos consecuencias más.
Por un lado, muchas producciones musicales son
enviadas directamente a la red. Es decir,
grabaciones que no pasan por la EKL en ningún
momento, son ´subidas´ por quienes
las producen. Más allá de que aquellas
se encuadren legislativamente en el copyleft
o no, es claro que están constituyendo
una creciente Esfera No Capitalista Legal. Por
otro lado, las producciones musicales que buscan
realizarse como mercancías capitalistas,
también utilizan la intermediación
de la web. Las compañias discográficas
y distribuidoras encuentran con formas de pago-por-descarga
una importante fuente de ahorro en gastos de
stock, soportes, logística, etc.
Por supuesto,
la importancia de este análisis de esferas
de circulación de BI depende de la posibilidad
(que debemos explorar) de aplicarlo a otros BI1
(como el software, donde su utilización
parece factible), pero sobre todo a los BI2 y
BI3 (donde su aplicación es mucho más
adiscutible), tema que merecerá futuros
trabajos.
Resumiendo y
generalizando, digamos que mientras las esferas
no capitalistas (ENKL y ENKI) eran durante el
Capitalismo Industrial residuales y se hallaban
asociadas a formas ' primitivas', en el CC la
producción y el intercambio de BI crecen
vigorosamente en ellas y lo hacen de manera indisociable
de las formas productivas más avanzadas.
Pero señalemos
también que, de manera simultánea
y contradictoria, se observa en relación
a Bienes No Informacionales, la colonización
por parte de las esferas capitalistas (EKL y
EKI) de áreas que permanecían subsumidas
a otras relaciones sociales de producción
en etapas anteriores. Por ejemplo, el patentamiento
de bienes que eran considerados públicos
y la mercantilización de variadas formas
de producción cultural apuntan en ese
sentido (Rifkin, 2000). Entendemos, por eso,
que la discusión de las relaciones entre
estas cuatro esferas es un elemento importante
para comprender la dinámica del CC.
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