Por Pau Llop
Número
54
A
comienzos del siglo XX, si tres jóvenes
estaban de acuerdo con una idea fundaban un partido.
Hoy, esos jóvenes con ideas en común
crean un site o un blog.
Alain Rouquie*
Muchas personas
se preguntan hoy en día qué impide
una verdadera democracia directa, sustentada
por un aparente poderío tecnológico
que crece de manera exponencial.
Posicionándonos
en un punto de vista tecnológicamente
determinista, parece no haber más respuesta
que el simple interés de los poderes políticos
que actualmente gobiernan las democracias liberales
en mantener el actual ‘statu quo’
representativo a una escala tan basta como son
los cuatro años que existen entre periodos
electorales en la mayoría de los estados
democráticos occidentales. Una escala
burda, en la que estos deterministas tecnológicos
no pueden evitar ver gruesos píxeles en
la imagen con muy poca resolución que
para ellos es hoy el actual sistema democrático.
Cuatro años en Internet son toda una eternidad
y para estas personas se hace cada vez más
difícil de comprender o comulgar con la
democracia representativa tradicional.
El sistema ‘analógico’
evoluciona a un ritmo infinitamente más
lento del que imprime la Red en su peculiar sistema
digital, tan incipiente aún y tan constantemente
sacudido por continuos cambios que, en algunos
casos, devienen en auténticas revoluciones
que no hacen si no hacer parecer al sistema ‘analógico’
aún mucho más anacrónico
de lo que es a ojos de los cada vez más
ciudadanos digitales.
Una de estas
revoluciones, a mi juicio sin duda la que está
llamada a trascender en todos los ámbitos
y acabar transformando radicalmente la sociedad
que todos nosotros hemos conocido hasta hoy,
es la que está viviendo el periodismo
y cuyo caballo de batalla más visible
es la irrupción de las audiencias en la
cadena de valor de la producción de contenidos
periodísticos: el periodismo ciudadano.
Hablamos de
revolución, y como por desgracia nos ha
enseñado la historia sobradamente, en
toda revuelta siempre se han cometido errores,
algunos de los cuales las han frustrado antes
de conseguir su fin. Pese a que Internet ya muestra
alguna cicatriz, como la dejada por el fin de
la burbuja tecnológica1
de principios de este siglo, sigue siendo un
ente adolescente y en efervescencia y esto puede
propiciar que se cometa el error más común
que encontramos en cualquier revolución
frustrada: querer llegar al objetivo lo antes
posible obviando los pasos necesarios para ello.
¿Estará ocurriendo esto con la
revolución periodística que se
está viviendo en la Red?
Dos
maneras de entender el fenómeno
Desde mi punto de vista, existen dos sitios diferentes
desde los cuales se está intentando mirar
el fenómeno del periodismo ciudadano:
el de los ‘nuevos medios’ y el de
los ‘medios tradicionales’.
Con los primeros
me referiré a aquellos que están
naciendo al calor de la esta revolución
(medios nativos) y que se caracterizan primordialmente
por cambiar el concepto de 'audiencias' por el
de 'usuarios', por ser más ágoras
que atalayas y por aprovechar las nuevas tecnologías
para potenciar el derecho, en muchos estados
de rango constitucional (como el caso de España),
no sólo de recibir información
veraz, sino de emitirla. Con los 'tradicionales'
me referiré al resto, aunque no necesariamente
sean medios analógicos.
Los
tradicionales
Las funciones teóricas comúnmente
aceptadas de los medios de comunicación
han sido siempre informar, formar y entretener.
No obstante, no es ningún secreto que
los 'medios tradicionales' llevan tiempo sin
atender su segunda misión. Además,
durante los últimos años asistimos
a un evidente proceso en el que -olvidada la
formación de las audiencias-, las fronteras
entre las otras dos funciones, la información
y el entretenimiento, se difuminan, dando lugar
al ‘Infortaiment’.
Aunque pueda
parecer un atentado contra los principios básicos
y sagrados que, supuestamente, han permitido
a los medios de comunicación de masas
tradicionales posicionarse como garantes de las
libertades y de control del poder en cualquier
sociedad avanzada y democrática, en realidad
el 'olvido' de la tarea didáctica responde
a una lógica racional. Los medios de comunicación
tradicionales hace mucho tiempo que derivaron
su papel 'garantista' de la sociedad ante el
poder establecido hacia el interesado camino
del ejercicio del famoso 'cuarto poder' que esa
función les otorgaba 'de facto'.
Una de las consecuencias
de esta estructura real mediática la vemos
en la 'Espiral del silencio'2,
la conocida teoría formulada por Elisabeth
Noelle-Neuman que asegura que un individuo es
mucho menos propenso a expresar su opinión
respecto a un tema (social, político,
etc.) ante los demás si piensa que su
postura es minoritaria, por miedo al rechazo
y la exclusión por parte de la mayoría.
Los medios tradicionales
tienen un gran poder en la percepción
de la realidad del ciudadano y por tanto de toda
la opinión pública. De esta manera,
los medios tradicionales tienen poder para que
la opinión pública respalde intereses
privativos de los medios y sus dueños
ante el poder político. Así pues,
ante esta estructura, se hace comprensible que:
1- Los medios
de comunicación tradicionales ejercen
su poder para influir en otras esferas de poder,
sea el judicial, el político o el económico.
2- Se valen
para ello de la influencia en la 'percepción'
de la 'opinión pública', 'ente'
que, a efectos prácticos, representa la
'comisión permanente' de la soberanía
popular, a la que se someten los poderes políticos
(en tanto que ciudadanos) y económicos
(en tanto que consumidores).
3- Para la supervivencia
de esta estructura, es necesario que el canal
sea unidireccional (prensa tradicional; radio
y televisión actuales) y, en caso de que
se abran nuevos canales bi- o multidireccionales,
como el caso de Internet, el control sobre éstos
reproduzca el modelo vertical analógico.
Para que esto sea así, la formación
de las audiencias nunca ha de ser encaminada
a dotarlas de conocimientos suficientes para
que adquieran la capacidad de ejercer un derecho
constitucional, el de transmitir información
veraz, que los medios tradicionales se arrogaron
hace tiempo como privilegio ante la ingente inversión
necesaria para establecerse como emisor de masas
en el mundo analógico.
Se trata pues
de un modelo injustificado actualmente: la posibilidad
de transmitir información hacia un público
potencialmente elevado es hoy asequible a cualquiera,
pensaría uno de los deterministas tecnológicos
a los que nos referíamos al principio
del artículo.
No se requieren
inversiones millonarias. Basta un simple software
de código abierto y muy sencillo de usar
para hacerlo. Quienes están aprovechando
ahora esta brecha en el 'Statu quo' mediático
tradicional son los bloggers. Pero, no nos engañemos,
se trata de una minoría social, aunque
es cierto que a veces desde el corazón
de la blogosfera se pierde la perspectiva y se
magnifica su influencia3.
Los bloggers
activos y conscientes del papel importantísimo
que están jugando en la revolución
mediática son pocos, son 'early-adopters'
sociales y en gran medida tecnológicos.
Pueden representar un problema para la estructura
mediática tradicional4,
pero no su fin, máxime si consiguen aislar
el fenómeno haciéndolo incluso,
en algunos casos, parte de esa estructura5.
Lo importante
es que el grueso de la audiencia siga siendo
eso, audiencia.
De esta manera,
vemos que grandes medios tradicionales están
comenzando a adoptar estrategias encaminadas
a, en teoría, asumir esta revolución
de la que hablamos. Proliferan en todos ellos
secciones de blogs, comentarios abiertos e incluso
secciones enteras dedicadas a la participación
de sus audiencias que en algunos casos llaman
directamente ‘seción de periodismo
ciudadano’ o, como en el caso reciente
de Elpais.com6,
‘Yo, periodista’.
En ellas alientan
a la participación de sus audiencias,
a que manden sus crónicas, fotos, vídeos,
etc. Sin duda, al menos aparentemente, es un
paso en la buena dirección, pero ¿no
se han saltado algún otro? ¿No
falta algo? ¿No están condenando
la participación de sus audiencias a permanecer
aisladas bajo secciones ‘amateurs’,
sin capacidad para competir en el verdadero agenda
setting de estos medios, ése que tiene
un papel tan importante en la configuración
de la opinión pública, ése
que acaba determinando la existencia de la ‘Espiral
del silencio’?
Creo que con
esto se pretende llegar al fin de la revolución,
el verdadero periodismo ciudadano, saltándose
algunos pasos. La rapidez es hoy un valor al
alza y mucho más si hablamos de Internet
y de un mercado con abultada competencia como
el de los medios online. El periodismo ciudadano
es ya casi cuestión de marketing para
vender una cabecera como producto en el mercado
mediático7.
Falta ese paso del que hablábamos anteriormente,
el que asegure realmente el triunfo de esta revolución,
la de un periodismo ciudadano verdadero, con
garantías de futuro y que vaya más
allá de una simple interactividad inocente.
El papel
de los nuevos medios
Frente a esta situación de contención
del cambio o de gestión del mismo para
conseguir la supervivencia de ese 'Statu Quo',
aunque sea con otra forma o aspecto, los denominados
'nuevos medios' de los que hablaba anteriormente
tienen una función muy importante, el
de andar el camino que los medios tradicionales
no creen necesario.
Han de ser éstos
quienes realmente conviertan a las audiencias
en usuarios8.
Y un usuario ha de saber 'usar'. Creo, pues,
que los nuevos medios deben rescatar la función
de la 'formación'. Una formación
entendida como alfabetización digital
del visitante que le permita convertirse en usuario.
Un nuevo medio
debe llevar el periodismo ciudadano en sus genes,
no debe ser un añadido o mejora, que es
como lo anuncian hoy los medios tradicionales.
Para ello, debe asegurar que sus visitantes son
o acabarán siendo usuarios de las diferentes
herramientas que les ofrezca el medio. Para ello,
¿qué mejor que formarlos? Enseñemos
a nuestros lectores a usar una videocámara
correctamente, a grabar vídeo con el teléfono
móvil de una manera correcta. Enseñémosles
a editar, comprimir y subir esos vídeos9
a estos nuevos medios; mostrémosles cómo
hacer podcasts; cómo acceder a las fuentes
más básicas de información;
que, como ciudadanos libres, tienen derecho a
interrogar a los poderes públicos sobre
cuestiones que les afectan directamente.
Info-social
networks
Al mismo tiempo que favorecemos la formación
de las audiencias de los nuevos medios hasta
convertirlas en usuarios, debemos repensar la
propia estructura de los medios para alojar a
estos ya ciberciudadanos que tienen los suficientes
conocimientos como para hacerse valer en la red
como tales.
La estructura
del nuevo medio no tiene por qué ser una
en concreto, pero debería parecerse más
a una red social que a un medio como lo conocemos
hoy en día. Una red social de noticias,
una ‘Info-social Network’. En mi
opinión, esto no conlleva la desaparición
del rol del periodista profesional ni el de la
redacción, aunque lógicamente tanto
uno como profesional y otra como ente que le
agrupa, deberán cambiar significativamente
para encontrar su lugar en esta nueva estructura.
Las diferentes maneras de conseguirlo serían
de por sí suficientemente interesantes
para dedicar un artículo aparte.
Como dice uno
de los más reconocidos expertos mundiales
en nuevo periodismo, Dan Gillmor: “El periodismo
ciudadano favorece el activismo social en otros
ámbitos”10.
Evidentemente, no sólo a través
de un ejercicio responsable del periodismo ciudadano
real se llegará a una ciberdemocracia
más directa que la actual.
Desde luego,
hace falta que el poder legislativo acompañe
esta evolución social con medidas administrativas
y legales que lo vayan posibilitando. Pero si
recordamos el papel supuestamente ‘garantista’
de los medios tradicionales ante los ciudadanos
y frente al poder establecido y conseguimos unos
nuevos medios lo suficientemente fuertes debido
a la conversión de sus audiencias en usuarios
gracias a la formación, nos encontraremos
con que serán los ciberciudadanos quienes,
por fin, representarán ese papel que ahora
juegan los medios tradicionales y serán
los garantes de su propia soberanía ante
el poder democrático establecido.
De esta manera,
se resuelve el misterio que significa para las
posturas tecnológicamente deterministas
que veíamos justo al inicio del artículo
el hecho de no entender que baste con la tecnología
para conseguir una ciberdemocracia: no hay tecnología
que valga sin verdaderos usuarios capaces de
usarla, aunque sea ‘la tecnología
de la democracia’. Con todo esto, pues,
podemos concluir que se habrá culminando,
paso a paso, sin saltarse ninguno, pero con éxito,
la revolución del periodismo ciudadano
e iniciando de inmejorable manera la siguiente
revolución, la que conduzca hacia una
verdadera ciberdemocracia.
Notas:
*
ROUQIE, ALAN. Entrevista concedida a TELAM. Nov.2006.
(http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=42246&id=111088&dis=1&sec=1)
1 Ver artículo
relacionado en la Wikipedia sobre la ‘Burbuja.com’.
URL: (http://es.wikipedia.org/wiki/Burbuja_.com)
2 LA ESPIRAL
DEL SILENCIO: OPINIÓN PÚBLICA.
Elisabeth Noelle-Neuman. Ed. Paidós.
3 LARA, TÍSCAR.
“Falta de autocrítica en la blogosfera”.
Tíscar. URL: (http://www.tiscar.com/2006/10/05/falta-de-autocritica-en-la-blogosfera/)
4 Un buen ejemplo
de activismo ciberciudadano a través de
los blogs lo encontramos en las recientes elecciones
legislativas estadounidenses, donde según
el propio New Cork Times, los blogs lideraron
la información sobre fallos en el recuento
de votos. URL: http://www.nytimes.com/2006/11/08/us/politics/08blogs.html?ei=
5088&en=7b91d083a24e2108&ex=1320642000&adxnnl=1&partner=
rssnyt&emc=rss&adxnnlx=1163010575-38UtDbKaJVHUzeb7RSU7ig
5 VARELA,
JUAN. “Todos son medios (y funcionan como
medios)”. Periodistas21.com. URL:
(http://periodistas21.blogspot.com/2006/10/todos-son-medios-y-funcionan-como.html)
6 ALMEIDA,
MANUEL. “Elpais.com: la blogosfera marca
el rumbo de los medios”. Mangas Verdes.
URL: (http://mangasverdes.es/2006/11/18/
elpaiscom-la-blogosfera-marca-el-rumbo-de-los-medios/)
7 VARELA, JUAN.
“El fin de la era de la prensa”.
Véase el apartado “rebelión
contra el periodismo”, donde cita cómo
editores tradicionales de todo el mundo debatieron
acerca de cómo incluir el periodismo ciudadano
en sus estructuras mediáticas. URL: (http://www.escolar.net/wiki/index.php/
El_fin_de_la_era_de_la_prensa#Rebeli.C3.B3n_contra_el_periodismo)
8 ROSEN, JAY.
“The People Formerly Known as the Audience”.
PressThink. URL: (http://journalism.nyu.edu/pubzone/weblogs/pressthink/2006/06/27/ppl_frmr.html)
9 LLOP, PAU.
“Sobre el periodismo ciudadano en La 2”.
E-contenidos. URL: (http://www.paullop.es/2006/10/26/sobre-el-periodismo-ciudadano-en-la-2/)
10 LLOP,
PAU. “Dan Gillmor: ‘El Periodismo
Ciudadano favorece el activismo social en otros
ámbitos”. E-contenidos. URL: (http://www.paullop.es/2006/10/19/dan-gillmor/)
Pau
Llop Franch
Periodista y escritor, España. |