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Por María Lourdes
Vinuesa
Número
55
Introducción
El
paso de la sociedad industrial a la sociedad
de la información quedó claro con
la publicación, en 1981, del libro La
Sociedad de la Información como Sociedad
Posindustrial de Yonesi Masuda. Este nuevo
tipo de sociedad se empezó a llamar “la
nueva sociedad de la información”
y destaca por contar con una forma específica
de organización social en la que las nuevas
tecnologías propician que las fuentes
fundamentales de la productividad y el poder
estén en la generación, el procesamiento
y la transmisión de la información
(Castells, 1997, p. 47). El manejo de la información
y del conocimiento supone, pues, la posibilidad
de control.
Pues bien, la
sociedad de la información es en estos
momentos una realidad porque la importancia social
y económica del traslado de la información
y la diversificación y extensión
de las formas de comunicación son cada
día más evidentes. Por tanto, este
tipo de sociedad implica el surgimiento de nuevos
medios de comunicación de masas como consecuencia
de los avances tecnológicos que se van
sucediendo y que se materializan en lo que se
ha venido llamando las nuevas tecnologías
de la información.
Las
Nuevas Tecnologías de la Información
Ordenadores,
teléfonos celulares (móviles),
fibra óptica, redes de comunicación,
digitalización de la información,…representan
las nuevas tecnologías de la información.
Javier Díaz Noci, en la Lección
Introductoria al Seminario sobre Edición
Electrónica, organizado por la Sociedad
de Estudios Vascos (Díaz Noci, 1988, p.
4), nos habla de las redes telemáticas
en alusión a la descripción de
las nuevas tecnologías de la información
Los ordenadores
e Internet
En España ha habido una fuerte implantación
de los ordenadores pues, según un informe
realizado por la Fundación BBVA, la mitad
de los hogares españoles tiene ordenador
(el 49 por ciento) y un tercio lleva utilizándolo
desde 1995 y más del 50 por ciento antes
del 2000 (BBVA, 2005)1.
Respecto de
Internet tenemos que decir que esta nueva realidad
que empezó a finales de los años
60 en Estados Unidos empieza a alcanzar, en los
años 90, a millones de usuarios en todo
el mundo y deja de ser una red para convertirse
en una red de redes. Hace unos días, la
Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio
y el Desarrollo (UNCTAD) publicó su informe
anual donde se señala que España
cuenta con 15,12 millones de usuarios2.
Y, el 35, 1 por ciento de la población
española navega por Internet, lo que supone
una tasa de penetración que duplica la
media mundial, pero sin llegar a los porcentaje
de los países desarrollados de Europa3
(UNCTAD, 2006).
Estos datos,
lejos de reflejar el buen estado de la cuestión,
son el indicativo de que nos encontramos en los
últimos lugares en el ranking de utilización
de Internet entre los países desarrollados.
Y, todo ello, a pesar de que, después
de un período de ralentización
en el crecimiento del número de usuarios
de Internet (no sólo en España,
sino en todo el mundo), la penetración
de esta red de redes y la de los ordenadores
en los hogares –en España- ha vuelto
a aumentar desde el 2003 según los datos
facilitados por la Asociación de Investigación
en Medios de Comunicación, AIMC.
Además,
hay que decir que, a pesar de la mucha o nula
penetración de estas nuevas tecnologías,
el impacto de las mismas no ha tenido la fuerza
de lugares como Norteamérica donde, incluso,
han sido tomados como referencia para definir
a una especie que se mueve al ritmo de las nuevas
tecnologías y que no puede vivir sin el
ordenador: “hiperconectado día y
noche, incapaz de distinguir entre el trabajo
y la vida, casado con su stock options y empeñado
en buscarle a todo un valor añadido”
(Fresneda, 2000).
Pero, lo que
parece bastante evidente es que Internet es toda
una revolución, no sólo en el plano
tecnológico, sino en relación a
las derivaciones que tiene en los diferentes
ámbitos que definen o estructuran una
sociedad. Nos estamos refiriendo al tema de las
relaciones entre los ciudadanos, entre estos
y sus gobernantes, a la comunicación que
se establece (entiéndase relaciones horizontales,
verticales y comunicación política).
Los teléfonos
móviles
Aunque se ha considerado al año 2003 como
el de la telefonía móvil en España
por la venta de 14,2 millones de terminales.
Ni más ni menos que 19,7 millones de móviles
son los que la consultora Gartner prevé
que serán vendidos este año 2006
en España. De este modo, en nuestro país
se queda un 12% del mercado de la telefonía
móvil de Europa Occidental. Según
datos del Instituto Nacional de Estadística
(INE), en España el uso de móviles
entre niños y adolescentes está
muy extendido. Baste decir que, en el año
2003, el 34,3% de los niños entre 10 y
14 años tenían móvil, en
2004 ese porcentaje se elevó al 45,7%
y en 2005 al 54,3%. ¡Espectacular! (Rueda,
2006). Las ventas de teléfonos continúan
con su progresiva positiva, al venderse 14,2
millones de terminales, según datos recopilados
por la Asociación Nacional de Industrias
Electrónicas y de Telecomunicaciones (ANIEL).
A nivel global, (ahora que se habla y se escribe
tanto de la globalización) podemos decir
que un tercio de los habitantes del planeta usa
teléfono móvil o celular (UNCTAD,
2006). Lo anterior no hace sino demostrar que
el teléfono móvil es un medio de
comunicación al que nadie está
dispuesto a renunciar gracias al mundo multimedia.
La
comunicación política en la sociedad
de la información
La comunicación
política
Comunicación política ha sido,
es y será un concepto lleno de controversia,
ambigüedades e imprecisiones que nace con
los primeros intercambios que la organización
de la ciudad exige a los hombres (relaciones
horizontales, relaciones verticales y comunicación
política). O, lo que es lo mismo: hablar
de comunicación política es aludir
a la comunicación que se establece entre
los gobernantes y los gobernados. La esfera de
lo privado o sociedad civil (los ciudadanos)
frente a la esfera de lo público o sistema
político.
Entre la esfera
de lo privado y la de lo público se establecen
comunicaciones y relaciones, que implican información,
interés, participación, demandas,
apoyos, críticas o control de los ciudadanos
sobre el poder político ya que éste
responde, a su vez, desde las leyes, los mandatos,
las obligaciones, los impuestos, los servicios
y la administración.
La comunicación
política adquiere, por tanto, una gran
importancia que, en parte, debe a la llegada
de los medios de comunicación masiva y
a los sondeos. Ya que éstos han sido lo
que han obligado a los políticos a introducir
cambios en su relación con la prensa y
a prestar una mayor atención a la opinión
pública.
¿Hacia
dónde va la comunicación política?
En los últimos años se están
produciendo una serie de cambios respecto de
los métodos tradicionales de movilización
de la opinión pública, de actuación
de los medios de comunicación, y del papel
de los políticos.
Eduardo García
Matilla empezaba un reportaje con las siguientes
palabras:
Pienso que
las campañas electorales están
anticuadas, son ineficaces, muy costosas para
los resultados obtenidos y que no responden
en absoluto a los profundos cambios que se vienen
produciendo en nuestra sociedad en la última
década: desinterés de amplios
núcleos de población por la actividad
política, fragmentación de las
audiencias, incorporación de nuevos medios
y nuevas tecnologías, evolución
de los hábitos y de los comportamientos
de los electores más jóvenes.
(García Matilla, 2004, p. 4)
Más que
la opinión personal de alguien que se
ocupa de estos temas, son palabras que recogen
la idea de que la sociedad de la información
debe suponer cambios, también, en la comunicación
política. Es más, ciertos pensadores
ven en las nuevas tecnologías de la comunicación
y la información, la ocasión para
relanzar la participación ciudadana en
las decisiones que a todos afectan.
Desde siempre
o casi siempre y hasta hace un par de años,
las campañas electorales en los medios
de comunicación se circunscribían
a los anuncios, spots, espacios cedidos a los
partidos políticos, entrevistas a los
diferentes líderes y, sobre todo, a los
numerosos actos y mítines. Donde la transmisión
de la imagen de los líderes y las apariencias
formales del discurso electoral ocupaba un primer
plano, como mandaban los cánones del más
puro estilo norteamericano. Aunque para hacer
honor a la verdad, no todo se ha seguido al pie
de la letra porque en España los partidos
políticos o líderes no han incluido
los debates electorales, toda una institución
en Norteamérica y sólo un experimento
en nuestro país.
Este modo de
conectar con el pueblo hace que se hable del
“star system” de la política,
de los líderes electrónicos, de
que todo está supeditado a los dictámenes
de la televisión. Alejandro Muñoz
Alonso, profesor y político, dice que
« la política depende ahora más
que nunca de los medios y, sobre todo, de la
televisión » (Muñoz Alonso,
1999, p. 16).
Si las relaciones
entre los gobernantes y los gobernados han estado
ligadas a la prensa hasta la llegada de la televisión
¿qué ha ocurrido o puede ocurrir
con la llegada de Internet y de otros avances
tecnológicos en materia de comunicación?
La nueva comunicación
política
Teniendo en cuenta que Internet está siendo
considerada como un medio más, no solamente
en el sentido de la posibilidad de mediación,
sino también como medio de comunicación
de masas, las últimas tendencias nos lo
han venido presentado como una de las novedades
tecnológicas que se están aplicando
a la comunicación política, no
solamente en España, sino en gran parte
de los países avanzados.
Antes de los
comicios del 14 de marzo de 2004, García
Matilla dijo « El próximo mes de
marzo viviremos la última campaña
con diseño y herramientas del siglo pasado.
Por necesidad, dentro de tres o cuatro años
asistiremos a las primeras elecciones del siglo
XXI» (García Matilla, 2004, p. 4).
Pues bien, no
hemos tenido que esperar tres o cuatro años.
La campaña de las elecciones del 2004
se inicio con los parámetros del siglo
pasado, pero terminó con los del siglo
XXI. Como consecuencia del atentado del 11 de
marzo en Madrid, entraron en la escena política
nuevos medios de comunicación que no eliminan
a los tradicionales, pero si se les añaden.
Por una parte Internet y los chat. Por otra,
los mensajes SMS (Ortega, 2004, p. 9).
Los ejemplos,
en España, de la entrada en escena de
una nueva forma de hacer comunicación
política empiezan a ser numerosos desde
que Internet estuviera presente en las manifestaciones
tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco
a manos de ETA. Una página abierta por
las Juventudes Socialistas de la agrupación
madrileña del distrito de Latina (junio
de 1997) buscando adhesiones a Alfonso Guerra;
una proposición no de Ley presentada por
Izquierda Unida ante la Asamblea de Madrid para
la incorporación de Internet a la actividad
política; las páginas web de candidatos
y partidos en las elecciones del 2000 (www.aznar2000.pp.es,
www.pp.es, www.psoe.es, www.izquierda-unida.es,...);
la utilización de la red de redes por
parte de los medios de comunicación tradicionales
para suministrar información; la difusión
de los datos de la noche electoral, en tiempo
real, por parte del gobierno desde 1996 (ABC,
2000), serían otros ejemplos.
En España,
la campaña de 2004 empezó en Internet
con la presentación de la página
personal del candidato del PP, Mariano Rajoy.
Con unos días de retraso respecto a la
de Rajoy, apareció la de Rodríguez
Zapatero. También en clave humorística,
encontramos el dominio marianorajoy.com. Otras
propuestas de webs de candidatos han sido la
de Gaspar Llamazares, la de Josep Durán
i Lleida, etc. Páginas que según
los expertos se caracterizan por la tibieza de
las propuestas, lo que aumenta al ser comparadas
con las iniciativas desarrolladas en las primarias
de EEUU. Además los partidos políticos
han rivalizado para ocupar los mejores puestos
en las búsquedas patrocinadas de Google,
con la intención de conducir a los internautas
hacia sus direcciones oficiales.
Pero esos ejemplos
entran dentro de los que podríamos considerar
como normalidad, porque en el ámbito de
la política, es sabido que en períodos
electorales y de cierto aumenta, así como
la de las propias páginas web de los principales
partidos. Un ejemplo lo tenemos en las últimas
elecciones al Parlamento de Cataluña del
pasado 1 de noviembre, donde la página
web del Partit dels Socialistas de Catalunya,
que hace auditar sus datos periódicamente,
obtuvo un crecimiento del 95,25 por ciento (76.073
visitantes). Y, según los datos de OJD
interactiva los medios de comunicación
online de Cataluña, controlados por este
organismo, registraron aumentos de visitantes
y de visitas en relación al mes anterior.
(Gutiérrez, 2006)
Porque lo novedoso
o no habitual, es el intento de votar utilizando
Internet y la utilización de los mensajes
SMS para hacer algún tipo de llamamiento
desde los partidos políticos.
Los mensajes
SMS
«Aznar de rositas? Lo llaman jornada de
reflexión y Urdaci trabajando? Hoy 13M,
a las 18h. Sede PP C/Génova 13. Sin partidos
¡Pásalo!». Este fue uno de
los mensajes que se empezó a pasar por
e-mail, y sobre todo, por sms el día antes
de los comicios del 14 de marzo. El tráfico
de mensajes a móviles aumentó el
20% durante la tarde del día 13 de marzo.
Además, los medios tradicionales de comunicación
(radio, televisión y diarios en su versión
digital) actuaron como amplificadores del fenómeno
al hacerse eco de la noticia. Acababa de nacer
una nueva forma de hacer política, porque
dicho mensaje consiguió movilizar a muchas
personas frente a las sedes del PP de diferentes
ciudades españolas. Esta forma de convocar
a los españoles supone el claro ejemplo
de la fuerza y la eficacia del nuevo marketing
viral, de tal manera que se está produciendo
un desplazamiento de los logros de la publicidad
tradicional.
En el Congreso
de Publicidad Interactiva celebrado en Málaga
se ha analizado lo ocurrido los días previos
a las elecciones generales y se ha puesto de
manifiesto la enorme pujanza de las nuevas formas
publicitarias para las futuras campañas.
Más recientemente
y, ante la convocatoria de las próximas
elecciones municipales y autonómicas en
Madrid – primavera 2007-, hemos sido testigos
del papel, tan importante, que están jugando
las nuevas tecnologías en los comicios
electorales. «Queremos que María
Teresa Fernández de la Vega siga siendo
vicepresidenta. Pásalo».
Y «Queremos
a De la Vega en La Moncloa. Pásalo»
han sido los SMS enviados, no se sabe muy bien
por quién, y que han circulado por miles
de móviles, principalmente de Madrid,
para conseguir que la candidata del PSOE a la
Alcaldía de Madrid sea la actual vicepresidenta
del Gobierno (El Mundo, 2006). Internet también
ha sido utilizado como parte de la campaña
a través del correo electrónico.
La Red Ciudadana de Europa ha enviado un correo
en el que apoya la permanencia de Fernández
de la Vega en La Moncloa y está firmado
por Elena Arnedo, según informes de EFE.
El correo ha sido enviado a numerosas mujeres
socialistas y simpatizantes
Conclusiones
Internet
y la telefonía móvil ofrecen, por
tanto, la posibilidad tecnológica de establecer
el debate de ciudadano a ciudadano, de grupo
a grupo (incluidos, naturalmente, los partidos
políticos, las asociaciones y sindicatos),
sin límites de espacio o de tiempo. La
ideología contemporánea se caracteriza
por la instantaneidad.
Internet y la
telefonía móvil rompen los esquemas
de la comunicación política vertical,
y por eso dan pánico a los Gobiernos y
suscitan la desconfianza de partidos (aunque
estos últimos intenten, ahora, hacer llegar
sus mensajes a través de esta herramienta
e incluso se baraje la posibilidad de votar a
través de Internet.
Internet y la
telefonía móvil posibilitan una
rapidez de actuación difícil de
conseguir por los cauces tradicionales, de ahí
que los partidos políticos, especialmente
los dos grandes, hayan estado enviando constantemente
mensajes y órdenes de actuación
a sus seguidores más activos. La comunicación
es, pues, no sólo más rápida
sino más directa con lo que la efectividad
es mayor.
Entonces, si
la tecnología está, si la voluntad
política parece que existe y si los ciudadanos
están dispuestos a entrar en este nuevo
juego ¿estaremos, de verdad, en la comunicación
política de las sociedades de la información?
Lo que necesitamos pues, no sólo los españoles
sino todos, es conseguir una mayor accesibilidad
a esas herramientas que facilitan la transmisión
de la información y que, al mismo tiempo,
permiten la participación inmediata de
los receptores. ¿Cómo? Eliminando
las barreras que pueden estar obstaculizando
el asentamiento en nuestras vidas y en el hacer
político de Internet y de la telefonía
móvil, entre otras tecnologías,
porque lo que nadie puede negar es que estos
cambios en la comunicación política
han hecho posible una nueva forma de participación
directa del pueblo, virtual e interactiva.¿Serán
los cables de fibra óptica los sustitutos,
veinticinco siglos más tarde, del ágora
ateniense o del foro romano? (Stagliano, 1998,
p. 145).
Al margen de
interrogantes, lo que queda claro es que Internet
y la telefonía móvil ganan terreno
como fuentes de información, de acción
y de relación entre los ciudadanos, lo
que acaba modificando la comunicación
política del siglo XX.
Notas:
1
Llama
la atención que el 84 por ciento de los
hogares que carecen de ordenador aseguran que
no tienen pensado adquirirlo , al menos en los
próximos 12 meses. Las razones argumentadas
se centran en la falta de utilidad y de interés,
así como su elevado precio.
2
En el mundo hay
1020 millones de usuarios de Internet, el 15,6
por ciento de la población mundial.
3
Aunque la tasa
de penetración es inferior a los 31 países
desarrollados de Europa, donde navega el 42,
5 por ciento de la población.
Referencias:
ABC
(2000) “Historia de un voto”, en
Revista Blanco y Negro, Domingo 5 de
marzo.
Castells, M. (1997) La Era de la Información:
economía, sociedad y cultura. Madrid,
Alianza Editorial.
Díaz Noci, (1988) Lección Introductoria
al Seminario sobre Edición Electrónica.
Sociedad de Estudios Vascos.
Fresneda, C. (2000) “El advenimiento del
Homo Siliconus”, en El Mundo,
domingo 26 de noviembre.
Fundación BBVA (2005): Estudio realizado
por la Fundación BBVA, Diciembre.
Disponible en (http://www.pc-actual.com).
García Matilla, E. (2004) “Las últimas
elecciones a la antigua”, en Revista
de la Asociación de la Prensa de Madrid.
Nº 52. Febrero, pp 4-9.
Gutiérrez, a. (2006): “Internet
y las redes sociales”. Disponible en (http://www.gobiernoelectronico.org)
Mundo (El), (2006): “Campañas políticas
y el uso de SMS”, Madrid, octubre.
Muñoz Alonso, A. (1999) “La democracia
mediática”, en Democracia mediática
y campañas electorales. Barcelona.
Ariel.
Ortega, A. (2004) “Tigres de papel, avispas
digitales”, en El País,
lunes 22 de marzo.
País (El) (2000) “Los electores
del Estado de Arizona votarán a través
de Internet”, Jueves 2 de marzo.
Rueda, F. (2006): “Se venderán 19,7
millones de móviles en España en
2006”. Disponible en (http://www.xatakamovil.com).
Stagliano, R. (1998) “¡Hacia una
democracia electrónica!”. En Ramonet,
Ignacio Internet, el mundo que llega. Los
nuevos caminos de la comunicación.
Madrid, Alianza Editorial.
UNCTAD, (2006): “La economía de
la Información”. Informe presentado
en la Conferencia de la ONU para el Comercio
y el Desarrollo, Ginebra, Suiza.
(http://www.noticiasdot.com)
(http://www.directoriodelestado.com)
(http://www.elconfidencial.com)
Dra.María
Lourdes Vinuesa Tejero
Docente del Departamento de Sociología
VI, Facultad de Ciencias de la Información,
Universidad Complutense de Madrid. España. |