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Por Javier Esteinou
Número
56
El contexto
del desarrollo
La ciudad
de México con una población de
aproximadamente 25 millones de personas distribuidas
en una superficie de 1,500 km2, es la metrópoli
mas grande del mundo que experimenta los mayores
conflictos urbanos del continente y quizás
del Planeta. Así, esta zona del país
diariamente encara conflictos de abastecimiento
de alimentos, dotación de agua, seguridad
pública, transito, contaminación,
surtimiento de electricidad, desempleo, crecimiento
demográfico, invasiones urbanas, educación,
alimentación, vivienda, concentración
de basura, manifestaciones callejeras, incremento
del stress, neurotizacion de la sociedad, etc,
que se requieren resolver para conservar las
condiciones de gobernabilidad.
Para solucionar
dichos problemas los últimos gobiernos
del Distrito Federal han aplicado diversas acciones
económicas, políticas, jurídicas,
demográficas, ecológicas, fiscales,
policíacas, viales, etc. para solucionarlos,
pero al no construir una cultura para la sobrevivencia
del Valle de México, éstas contradicciones
han ido en aumento en tamaño y en diversidad,
y en consecuencia, no se han podido resolver.
Por ello, el Valle de México, cada vez
más, es una enorme bomba social con una
mecha crecientemente mas corta.
Ante dicha
realidad caótica, debemos considerar que
“el crecimiento entendido como el mejoramiento
general de los niveles económicos, políticos,
culturales, psíquicos y espirituales de
la vida de los individuos y de las comunidades,
a través de la satisfacción de
sus necesidades básicas y secundarias1,
es producto de un conjunto de factores y procesos
sociales complejos, dentro de los cuales, el
detonador de todos esos elementos es la adquisición
de conciencia sobre las realidades o problemas
que se tienen que resolver para avanzar. Esto
significa, que para que se produzca un desarrollo
material de la sociedad antes de ejecutar acciones
prácticas u operativas, se requiere generar
un previo crecimiento mental de la misma. De
lo contrario, no existen condiciones apropiadas
para la gestación del desarrollo: el desenvolvimiento
de los individuos, comunidades, regiones o de
un país, parte de la evolución
de su intelecto o conciencia amplia y no de la
simple multiplicación pragmática
de acciones materiales o administrativas externas”2.
En éste
sentido, la comunicación no es una variable
independiente o aislada del desarrollo social
como tradicionalmente lo han propuesto algunas
visiones instrumentalistas de la modernidad tecnológica
que la entienden como la comunicación
por la comunicación misma; sino que por
lo contrario, es un elemento central de éste,
sin el cual no se puede alcanzarse el crecimiento
humano y social3.
Por ello, la revolución más
radical de una sociedad no se da con las grandes
inversiones económicas, con los cambios
de poder externo, con la incorporación
de nuevas técnicas, con la imposición
de nuevos modelos administrativos, con los grandes
pactos internacionales, etc; sino que se alcanza
a partir del momento en que los individuos que
la conforman modifican su concepción del
hombre, del mundo y de la vida y la llevan a
la práctica. La evolución profunda
de una nación o comunidad empieza con
su cambio cerebral y no con la simple mutación
material de su entorno4
.
De esta forma,
existe una relación totalmente proporcional
entre el grado de conciencia obtenida por los
sujetos y su aplicación; y el grado de
desarrollo material y social que alcanzan los
grupos humanos: a mayor consolidación
de la conciencia y de su puesta en práctica,
mayor desarrollo social, y viceversa.
En este sentido,
si la adquisición de conciencia es la
base del desarrollo, es necesario saber ¿Cómo
es que se forma la conciencia? Ante ello, podemos
decir que el proceso de construcción de
la conciencia individual y colectiva, no se da
de manera lineal, sino que el progreso del pensamiento
surge del conocimiento (racional, afectivo y
espiritual) que nuestros sentidos adquieren de
la realidad y esto depende del grado de información
veraz, amplia y oportuna que se recibe de ésta
y de la manera como se procesa y asimila en nuestro
interior. Por lo tanto, en última instancia
existe una relación directamente proporcional
entre el tipo de información que se genera
y distribuye, individual y socialmente, y la
formación del tipo de conciencia, de cultura
y de espíritu de cada persona y comunidad
en cada ciclo histórico por el que atraviesa
la evolución social.
En síntesis,
el hombre y la sociedad somos de lo que estamos
informados y de lo que conocemos; y por lo tanto,
el punto de partida del desarrollo o del subdesarrollo
está en la mente y no en otra esfera de
la sociedad. Así, los medios se convierten
en instituciones básicas para la generación
del conocimiento y para la participación
ciudadana sobre los asuntos públicos del
país. De ésta forma, el manejo
de la información se transforma en poder,
pues de la adquisición de esta se deriva
la administración del conocimiento, y
de éste emana el tipo de control y la
naturaleza de participación de los sujetos
y de la sociedad sobre su realidad.
La rentabilidad
de los medios de comunicación de servicio
público
Dentro del proceso de transformación política
que vive el país a principios del siglo
XXI, la razón de existencia de los medios
públicos no se debe a un capricho burocrático,
o a una moda de los tiempos de la transición
democrática, o a un proyecto consentido
de un grupo de poder en turno, o a una experimentación
comunicativa osada, etc; sino se justifica por
la eficaz rentabilidad social y política
que aportan para respaldar el proceso pacífico
de la gobernabilidad y la creación de
la nación plural5.
Su rentabilidad no se comprueba con los criterios
comerciales con que se mide el éxito o
raiting de los canales privados, sino
mediante los beneficios estabilizadores que introducen
para nivelar y desarrollar comunicativa y culturalmente
a la sociedad mexicana. Dentro de las contribuciones
que ofrecen, destacan, entre otras, las 13 siguientes:
1.- Contribuyen
a establecer un nuevo pacto de convivencia comunicativa
entre el Estado, los medios y la sociedad al
permitir que las comunidades se expresen, a través
de estos, para manifestar sus intereses, necesidades
y propuestas de solución6.
2.- Construyen
un nuevo modelo de comunicación colectivo
que se caracteriza por ser de servicio público
que permite que los ciudadanos se conviertan
en emisores y no sólo en receptores, facilitando
que la sociedad se interrelacione consigo misma
alrededor de sus prioridades o intereses. El
objetivo de la comunicación comercial
es que el emisor se comunique con la sociedad
para realizar los intereses del emisor, como
son, por ejemplo, vender, hacer publicidad, difundir
servicios, legitimar el sistema, promover elecciones,
etc; sin embargo, la finalidad de los medios
ciudadanos es permitir que la sociedad organizada
se contacte consigo misma para resolver sus necesidades
y plantear su modelo de crecimiento.
3.- El prototipo
de comunicación de Estado se distingue
por ser servicio público, participativo,
plural, abierto, crítico y ciudadano,
y compensa la presencia abrumadora del modelo
de información comercial que hemos heredado
en la atmósfera cultural de nuestra nación,
especialmente en las últimas décadas.
La existencia de éste modelo reduce el
surgimiento de otros modelos de comunicación
ilegales o “piratas” del “México
Bronco” como los que surgieron en el 2006
en la República mexicana con la toma de
estaciones de radio y televisión en Oaxaca,
Chiapas, Guerrero, Veracruz y en otras localidades.
4.- Generan
una relación directamente proporcional
entre comunicación y democracia, pues
les permiten participar a diversas comunidades
en el espacio mediático para intervenir
en la constitución de lo público,
y por consiguiente, para reforzar la pluralidad
de la democracia. No se puede pensar en una sociedad
verdaderamente democrática sin una participación
activa del tercer sector civil en los medios
de difusión colectivos, como auténticos
actores sociales con capacidad de negociación
y toma de decisiones7.
5.- Contribuyen
a restaurar el tejido colectivo dañado
por el proyecto de desarrollo desigual y la desintegración
social, al fomentar la participación,
la integración y la canalización
de la energía comunitaria, a través
de los medios de información de Estado,
y no mediante otras vías que pueden ser
violentas o a funcionales.
6.- Son un detonador
cultural para la formación una ciudadanía
consciente de sus derechos y obligaciones, frente
a si misma y frente a las instituciones que componen
la nación, que es uno de los fundamentos
que requiere el nuevo proyecto de crecimiento
equilibrado del país. De esta forma, mediante
los medios públicos la sociedad civil
ejerce funciones que no realiza el Estado y también
ejecuta funciones que deja de hacer el Estado.
7.- Posibilitan
el ejercicio del Derecho a la Información
reconocido en la Constitución de la República
Mexicana que permite la existencia de la democracia
republicana, al consentir la libre expresión
de los individuos y sus organizaciones civiles,
con respeto a sus derechos humanos, políticos
y cívicos. Los cambios culturales de la
democracia pasan por promover la palabra en los
ciudadanos acostumbrados a reservar su opinión
o moverse en el ámbito individual, creando
un vacío de opiniones, sin encontrar eco
en los grupos sociales con los que se pueden
identificar y permitiendo que la opinión
de los sectores que si se manifiestan, adquieran
una importancia desmedida y unilateral8.
8.- Permiten
que se pueda ejercer el derecho a “ser
ciudadano” al facilitar que las personas
puedan obtener información oportuna, abundante
y cotidiana para tomar las decisiones adecuadas
para actuar en el campo de lo colectivo. En las
sociedades de masas del siglo XXI, no se puede
ser ciudadano, sin ejercer la ciudadanía,
y para ello, se requiere contar con la existencia
de un sistema democrático que permita
la libre difusión informativa y de opiniones
cuya sustancia brinde elementos para decidir
sus destinos personales y sociales. La condición
de ciudadanía sólo puede realizarse
si se garantiza, promueve y respeta el derecho
a la información, ya que en la naturaleza
de este subyace el prerrequisito de toda democracia:
La transparencia del ejercicio público,
el debate e intercambio de ideas e informaciones,
la rendición de cuentas, la asunción
de reglas claras en todos los terrenos de la
vida social y política ...”9.
En pocas palabras, sólo con la aplicación
del Derecho a la Información, se puede
ser ciudadano; sin la aplicación de éste,
sólo se es súbdito del poder o
consumidor del mercado.
9.- Logran encausar
por conductos civilizados las inquietudes o el
malestar social, evitando con ello, la existencia
de mayores expresiones de agresión o inconformidad
en las calles, avenidas, zócalos, plazas,
explanadas públicas, toma de medios de
información, u otras instituciones públicas,
etc. En este sentido, los medios públicos
son una herramienta para atender los reclamos
de la sociedad civil, y con ello, actúan
como, válvula de distensión de
conflictos colectivos importantes.
10.- Enseñan
a comunicarse públicamente a la ciudadanía
para expresar su opinión sobre sus inquietudes
y problemas comunitarios, y crear, vía
los medios de difusión colectivos, otros
consensos necesarios para edificar el proyecto
plural de convivencia colectiva.
11.- Promueven
los valores de la democracia que, son entre otros,
la tolerancia, el respeto, la participación,
la crítica, la pluralidad, el derecho
a disentir y el reconocimiento de los derechos
y obligaciones propias y del otro.
12.- Cubren
un espacio y una función abandonada por
el Estado mexicano desde hace décadas,
que es el crear las condiciones infraestructurales
para que todos los sectores de la sociedad se
puedan comunicar entre sí y con la comunidad
en su conjunto, y no sólo unilateralmente
con un sector de poder privilegiado históricamente
por el modelo de comunicación desigual10.
13.- Finalmente,
se han convertido, gradualmente, en un modelo
de comunicación ciudadano invernadero,
que sirve de detonador para la creación
y operación de otras emisoras estatales,
universitarias, ciudadanas, e independientes
que posibilitan que la ciudadanía crezca
en el país.
Por consiguiente,
el beneficio social que aportan los medios públicos
para la comunidad nacional es tan significativo
que de lo contrario el Estado tendría
que gastar sumas mayores, vía otros organismos
públicos, para obtener esa rentabilidad
social que estos generan. Ante ello, debemos
preguntarnos, por ejemplo, ¿Cuánta
inversión pública representa alcanzar
esa ganancia social y política?. ¿Cuánto
cuesta cubrir con política pública
la demanda ciudadana del derecho de libertad
de expresión y derecho a la información?.
¿Cuánto gana la sociedad mexicana
al tener instrumentos de difusión para
que las organizaciones civiles se puedan comunicar
pacífica y no violentamente, evitando
que estalle la ingobernabilidad?11.
Por ello, así
como ha sido una Razón de Estado financiar
la existencia y operación del Instituto
Federal Electoral (IFE), de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH), del Tribunal
Federal Electoral (TRIFE), el Instituto Nacional
Para la Educación de los Adultos (INEA),
etc., por las aportaciones que proporcionan para
la construcción de la democracia, de la
cultura básica, de los procesos civilizatorios
de convivencia colectiva y de la estabilidad
en México; así también,
es una Razón de Estado el financiar los
medios de comunicación de servicio público
por las contribuciones culturales que aportan
para el proceso de formación de ciudadanía
y de gobernabilidad de la República .
Financiar a
los medios públicos por el Estado, no
es producir un daño patrimonial a la nación
como se argumenta por los sectores de la comunicación
monopólica en algunos momentos cuando
se reflexiona sobre la existencia o el respaldo
de estos; sino todo lo contrario, es aportar
un gran ahorro para el Estado y para la sociedad,
desde el momento en que estas son instituciones
que colaboran a crear una conciencia para la
resolución de los grandes problemas locales,
regionales y nacionales. No es un gasto, sino
una inversión para mantener la paz, intensificar
la participación comunitaria, fortalecer
la pluriculturalidad, respetar las libertades
de información, respaldar la gobernabilidad,
reforzar la formación de la ciudadanía,
crear equilibrios para la expresión colectiva
y construir condiciones civilizatorias elementales
para la coexistencia en comunidades plurales.
En consecuencia,
por la gran rentabilidad social que producen
los medios de servicio públicos es una
Razón de Estado financiar la
existencia de éstos, pues con ello se
están respaldando las bases para el surgimiento
de una nueva sociedad equilibrada que exige el
México del siglo XXI. No financiarlos
desde el sector público sería comprobar
que el Estado mexicano ha abandonado su función
de rector de la comunidad nacional, para convertirse
en un simple gestor o administrador de los intereses
de las empresas monopólicas de la comunicación
mexicana.
La propuesta
Para
poder resolver los enormes problemas de la mega
urbe de México además de aplicar
todas las acciones infraestructurales que se
ejercen cotidianamente a nivel material, ahora
sea necesario contar con medios de comunicación
de servicio público dedicados a educar
a la población para su desarrollo. Es
por ello, que a principios del siglo XXI ha llegado
el momento histórico de crear el nuevo
Sistema de Radio y Televisión para
el Distrito Federal (SRyTVDF) cuyo objetivo
sea contribuir a construir una nueva Cultura
para la Sobrevivencia de la Zona Metropolitana
y sus Áreas Conurbadas, y mediante
esto, crear en los cuidadnos las condiciones
mentales y las actitudes civilizatorias básicas
para poder existir armónicamente en esta
franja del territorio nacional.
Para alcanzar
su objetivo de educar para el desarrollo del
área metropolitana, dicho sistema de información
debe evitar, a toda costa, ser un instrumento
de propaganda o ideologización del Presidente,
el Gobernador, el partido, los grupos o los funcionarios
del gobierno en turno. Por ello, para crear esa
nueva Cultura para la Sobrevivencia Metropolitana
es necesario fundar el Sistema de Radio
y Televisión Para el Distrito Federal,
como medios de comunicación de Estado,
de servicio publico, con estructura ciudadana,
cuya principal acción sea producir permanentemente
los niveles o mapas de conciencia mínimos
que se requieren para resolver los grandes problemas
que existen en la capital de la Republica mexicana.
En el actual
contexto de reforma al marco normativo de la
radiodifusión y las telecomunicaciones
nacionales, es muy importante subrayar la estructura
ciudadana que deben adoptar dichos nuevos medios
electrónicos, pues en los tiempos comunicativos
del Estado-Cero que vivimos a principios del
siglo XXI, donde los representantes de los grandes
monopolios privados de la radio y la televisión
comercial controlan el 88 % de la estructura
de comunicación electrónica de
la República y cuyo proyecto de contenidos
esta basado en la óptica de la información
parasitaria (telebasura) y el triunfo de la Cultura
Idiota; el sector privado oligopólico
de la radiodifusión sostiene insistentemente
que los medios de comunicación de servicio
público deben desmantelarse pues son onerosos
para el erario federal y representan una competencia
desleal para las empresas de comunicación
comerciales. Así, antes de que nacieran
estos 2 nuevos sistemas de información
del Estado mexicano, el simple hecho de haberse
anunciado su existencia el 24 de febrero del
2006 por Marcelo Ebrard, candidato al gobierno
del Distrito Federal, y señalar el aspirante
“que se quiere tener medios para promoverse
a sí mismo, sino para ofrecer servicios
al público; es decir, contar con una estación
de radio y televisión propios y autónomos
para el Distrito Federal, que no sean un anexo
propagandístico del área de Comunicación
Social del gobierno local, sino que sean un espacio
donde se difundan temas de interés para
los capitalinos y promueva la expresión
de la sociedad”13;
esta iniciativa desató en la prensa nacional
diversas criticas severas, irónicas, descalificadoras,
e intolerantes sobre su posible existencia.
De ésta
forma, se difundió a la opinión
pública que:
El deseo de
los políticos mexicanos de controlar
los medios de comunicación, o de tener
sus propios medios para contrarrestar a los
privados, no es nuevo. En los años setenta
Luis Echeverría arrebató el Canal
13 de televisión de la Ciudad de México
a sus dueños privados; y con éste,
y otros canales en todo el país, construyó
el sistema Imevisión, con dos cadenas
nacionales. Lejos de quitarle a Televisa el
monopolio de la televisión como pretendía,
sin embargo, cavó un hoyo sin fondo en
el que se perdieron miles de millones de pesos
de los contribuyentes que se pudieron haber
utilizado para mejores propósitos.
Ni siquiera
en lo político se convirtió Imevisión
en un contrapeso a la televisión privada.
El propio gobierno prefería hacer sus
anuncios importantes en Televisa porque, al
igual que cualquier otro emisor de mensajes,
quería llegar a un máximo posible
de receptores. E Imevisión, agobiada
por los cambios de directores y por el peso
de su estructura burocrática, simplemente
no podía ser competitiva.
En radio el gobierno federal creó la
Hora Nacional, que enlaza forzosamente a todas
las emisoras del país, con el supuesto
propósito de crear un momento de unidad
de todos los mexicanos. Y efectivamente lo ha
conseguido. A esa hora, puntualmente, quienquiera
que esté escuchando radio en el país
apaga el aparato. Y a pesar de que se transmite
en miles de estaciones de radio a lo largo y
ancho del país, no existe una sola persona
que escuche la estación.
El Congreso no ha sido inmune a la tentación
mediática. Inquietos los diputados y
senadores por el desprecio en que los tienen
los ciudadanos, no encontraron razón
de esa actitud en su propia conducta y prefirieron
-humanamente- culpar a los medios. Pensaron
así que con la creación de su
propio Canal del Congreso podrían mejorar
su imagen y la comprensión de su labor
entre los ciudadanos comunes y corrientes. Pero
el Canal del Congreso padece del mismo mal que
la Hora Nacional y todos los demás espacios
estatales: falta de público. Un chiste
muy socorrido en el ambiente periodístico
es que sería más barato enviar
los programas del Canal del Congreso por motociclista
a todos sus televidentes que continuar pagando
sus actuales costos.
El gobierno y el Congreso cuentan también
para comunicar con los Tiempos Fiscales y de
Estado en los medios privados, desde los cuales
nos bombardean constantemente a los mexicanos.
Los spots tratan de persuadirnos de que los
políticos realmente se preocupan por
nuestro bienestar; pero por falta de inventiva
e iniciativa, resultan insulsos y confusos.
Además, sus pautas se vuelven eternas
y aburridas. Por eso, con el tiempo se convierten
simplemente en parte del ambiente. Se emiten,
pero no se ven ni se oyen; quitan el tiempo,
pero no convencen. Son un desperdicio más
de recursos del gobierno y de tiempo valioso
en los medios de comunicación”
.
¿Cuántas veces hemos visto al
presidente Fox diciéndonos que el país
marcha a las mil maravillas? ¿Cuántas
hemos escuchado todo lo que hacen los diputados
y los senadores por nosotros? ¿De qué
ha servido?.
Pero ante
la experiencia de tantas décadas, es
difícil, si no imposible, creer dicha
intención política, pues de hecho
se señaló, que una prioridad del
PRD es favorecer la televisión pública
sobre la privada. No hay político que
haya resistido la tentación de utilizar
cualquier medio a su alcance para promoverse
en lo personal; ni Fox, ni López Obrador,
ni ningún gobernador prísta están
libres de culpa. Por otra parte, incluso la
labor social la hacen mejor los medios privados
que los públicos. Si no, hay que ver
los logros de programas como A Quien Corresponda,
Movimiento Azteca o el Teletón.
En un país con tantas necesidades como
el nuestro es inaceptable que el gobierno gaste
dinero en manejar medios de comunicación.
De hecho, esto es incluso peligroso. Para lograr
un buen equilibrio de poderes, la autoridad
política debe estar separada de los medios.
Una sociedad sana es aquella en que los periódicos,
las revistas, la radio, la televisión
y el Internet son independientes del gobierno14.
El modelo
de radio y televisión para el Distrito
Federal
Dentro
de este contexto, es fundamental crear este nuevo
sistema de comunicación radiotelevisivo
con naturaleza de medios de Estado de servicio
público y con perspectiva ciudadana, cuyas
funciones deben ser entre otras, las 8 siguientes:
1.- Contribuir
a colocar en el espacio público los intereses
del Valle de México y de la Nación,
por encima de los intereses particulares o de
grupo, en el marco de la pluralidad democrática
y la tolerancia.
2.- Considerar
a la información y al conocimiento de
la realidad local y nacional como un bien y un
derecho público a las cuales tienen derecho
de acceder y ejercer todos los mexicanos, particularmente
del área metropolitana.
3.- Fomentar
la difusión del análisis, la discusión
y el debate de los problemas regionales de la
metrópoli y nacionales, para que la opinión
pública se construya con plena libertad,
investigación y tolerancia;
4.- Construir
ciudadanía para que la población
conozca cuáles son sus derechos y deberes
en la sociedad mexicana moderna, los ejecute
y participe en la construcción del proyecto
público de sociedad.
5.- Contribuir
al fortalecimiento educativo y cultural que requiere
el avance de la zona metropolitana para lograra
su sobrevivencia, fomentando el desarrollo de
la cultura cívica y política de
la sociedad en estas coordenadas geográficas
del país.
6.- Construir
un vínculo entre el Gobierno del D.F,
los órganos que lo integran y los diversos
sectores de la sociedad metropolitana, con el
fin de que se establezca una mutua, sólida
y fluida relación de información
y acción entre las partes.
7.- Promover
la libre expresión de las ideas y fomentar
un permanente debate ciudadano sobre los temas
vinculados con el desarrollo del Valle de México;
y
8.- Coadyuvar
a difundir el pensamiento, la cultura, las ciencias
y las artes en sus diversas manifestaciones con
el fin de impulsar el crecimiento material y
humano de ésta región del país.
Además
de su naturaleza de medio de Estado de servicio
público, el Sistema de Radio y Televisión
del Valle de México debe tener una
estructura eminentemente ciudadana, entendiendo
por ello el “promover la cultura democrática
a través de la participación ciudadana,
que ejerciendo su libertad de expresión
y su derecho a la información, proponga
y realice contenidos programáticos en
formatos innovadores de comunicación,
que estimulen el conocimiento, el análisis
y la solución de los asuntos de interés
público, y ejecute la pluralidad informativa
y refleje la diversidad compleja de los sectores
que componen a la sociedad metropolitana”15.
Para lograr
lo anterior el Sistema de Radio y Televisión
del Distrito Federal debe contar con un
Consejo Ciudadano que será un órgano
plural de representación social, conformado
por once ciudadanos o ciudadanas, de amplio y
reconocido prestigio profesional, en el campo
de los medios de comunicación, particularmente
de la radio y televisión y posean un conocimiento
amplio sobre los conflictos de crecimiento del
Valle de México16.
El Consejo Ciudadano del Sistema deberá
tener, entre otras, las siguientes a 7 atribuciones
y responsabilidades:
1.- Coadyuvar
al cumplimiento de los objetivos del Sistema
de Radio y Televisión del D.F.
2.- Colaborar
a edificar una Cultura Orgánica para la
sobrevivencia del Valle de México.
3. Sugerir mecanismos
que vinculen a la sociedad metropolitana con
el Sistema.
4. Fungir como
órgano de consulta hacia los sectores
público, social y privado.
5. Promover
la libertad, pluralidad, corresponsabilidad,
calidad y rigor profesional en el desarrollo
general del Sistema de Comunicación
6. Presentar
al Consejo las sugerencias de la sociedad en
materia de programación; y
7. Contribuir
a consolidar procesos de evaluación del
desarrollo del Sistema17.
Hacia
un sistema de medios de difusión inteligentes
Con
la estructura organizativa de medios de comunicación
de Estado de servicio público y con perspectiva
ciudadana el Sistema de Radio y Televisión
Metropolitano deberá crear a través
de su programación una permanente Cultura
Orgánica que contribuya a crear las condiciones
psíquico culturales para resolver las
contradicciones de crecimiento de la Ciudad de
México.
Esto requiere
la creación de un nuevo proceso de educación
y reeducación cotidiana de nuestras inteligencias
y sentimientos para adquirir a través
del Sistema de Radio y Televisión
del D.F, mayores márgenes de claridad
y sensibilidad colectivas sobre nuestras demandas
de desarrollo y sus respectivas soluciones. Tenemos
que pasar de aplicar un proyecto de comunicación
narcotizante y fugaz que diariamente ejecuta
el modelo de comunicación mercado en México,
que en el mejor de los casos informa espectacular
y morbosamente sobre algunos hechos aislados,
fragmentados y descontextualizados de nuestra
realidad nacional; a instrumentar ahora un proyecto
de comunicación inteligente que nos sensibilice
sobre nuestras necesidades de desarrollo y movilice
a la sociedad en función a la superación
de sus contradicciones de crecimiento. Ello implica
producir para cada momento de nuestro crecimiento
urbano una ecoconciencia, vía los medios
de información, que nos permita abrir
nuestros horizontes de conocimientos y sentimientos
individuales hacia una nueva macrovisión
urbana que amplíe nuestros límites
de lo posible y nos permita regresar al ciclo
vital de la vida y de la naturaleza del cual
velozmente nos hemos alejado tanto, especialmente
en la zona metropolitana.
Finalmente,
sin la creación del Sistema de Radio
y Televisión del D.F. y su desempeño
como medios de comunicación de Estado
de servicio público, con orientación
ciudadana, para construir la Cultura de la
Sobrevivencia Metropolitana, el Valle de
México entrará, cada vez mas, en
una espiral de crisis de desarrollo mas aguda
que lo llevará a la calcutización
social y que no podrá ser resuelta por
las simples vías tradicionales para desactivar
conflictos. Será cada vez mas desde el
ámbito de la creación de conciencia
colectiva desde los medios de difusión
social y de la organización social de
las comunidades como podrán crearse las
condiciones materiales básicas para la
sobrevivencia humana en la capital de la República.
Notas:
1
Casares Arrangois, Pablo, "Preparación
básica de la formación de recursos
humanos en comunicación para el desarrollo",
Coordinador General, Segunda Reunión
de Consulta, UNESCO-Universidad Iberoamericana
(UIA), México D.F,18 al 20 de mayo
de 1987, pagina 1. Conceptos definidos a partir
de las ideas expuestas para el trabajo de grupo
del proyecto en cuestión.
2 Esteinou
Madrid, Javier, "Hacia un Modelo de Comunicación
Sustentable", Universidad Autónoma
de Yucatán, Facultad de Ciencias Antropológicas,
3º Coloquio Nacional y Encuentro de
Estudiantes: Comunicación, Cultura y Desarrollo,
Prácticas, Discursos y Tecnología,
Mérida, Yucatán, 17 al 19 de noviembre
del 2004, pagina 5.
3 Ibídem,
p. 6.
4 Ibídem,
p. 6.
5 Esteinou
Madrid, Javier, "La Rentabilidad de los
Medios de Comunicación de Servicio Público",
Documento interno, Consejo de Programación,
Radio Ciudadana, Instituto Mexicano de la Radio
(IMER), Secretaría de Gobernación
(SEGOB) y Secretaría de Educación
Publica (SEP), México, D.F, noviembre
del 2006, 8 paginas.
6 Ibídem.
7 Ibídem.
8 La Radio
Ciudadana. Contribución de los Consejeros
de la Secretaría de Gobernación
(SEGOB) para el Programa de Trabajo 2007-2012,
Radio Ciudadana, Instituto Mexicano de la Radio,
México, D.F., noviembre del 2006, documento
fotocopiado, pagina 5.
9 Omar Raúl
Martínez, "Comunicación, democracia
y derecho a la información, Un desafío
de gobierno, medios y sociedad", Revista
Mexicana de Comunicación No. 68,
Año 13, Fundación Manuel Buendía,
México, D.F., marzo abril del 2001, pagina
4.
10 Esteinou
Madrid, Javier, "La Rentabilidad de los
Medios de Comunicación de Servicio Público",
Documento interno, Consejo de Programación,
Radio Ciudadana, Instituto Mexicano de la Radio
(IMER), Secretaría de Gobernación
(SEGOB) y Secretaría de Educación
Publica (SEP), México, D.F, noviembre
del 2006, 8 paginas.
11 Ibídem.
12 Ibídem.
13 "Ebrard
quiere frecuencias de radio y televisión
para el gobierno", El Universal,
24 de febrero del 2006.
14 Sarmiento,
Sergio, "Jaque mate/medios libres",
Reforma, México, D.F, 24 de febrero
del 2006.
15 "Misión,
Visión y Objetivos de la XEQK: La Radio
de los Ciudadanos, en: La Radio de los Ciudadanos
a Un año de su Creación”,
Instituto Mexicano de la Radio (IMER),
Secretaría de Gobernación, Gobierno
de México, México, D.F, 11 de marzo
del 2003, paginas 51 a 52.
16 Reglamento
del Canal de Televisión del Congreso de
la Unión, Canal de Televisión del
Congreso, Cámara de Diputados, Palacio
Legislativo de San Lázaro, H. Congreso
de la Unión, México, D.F, 25 de
abril del 2003, paginas 12 y 13.
17 Reglamento
del Canal de Televisión del Congreso de
la Unión, Canal de Televisión del
Congreso, Cámara de Diputados, Palacio
Legislativo de San Lázaro, H. Congreso
de la Unión, México, D.F, 25 de
abril del 2003, paginas 11 y 12.
Referencias:
LIBROS, REVISTAS
Y DOCUMENTOS.
- Casares Arrangois,
Pablo, "Preparación básica
de la formación de recursos humanos en
comunicación para el desarrollo",
Coordinador General, Segunda Reunión
de Consulta, UNESCO-Universidad Iberoamericana
(UIA), México D.F,18 al 20 de mayo
de 1987.
- Esteinou
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Dr.
Javier Esteinou Madrid
Investigador Titular del Departamento de Educación
y Comunicación de la Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco,
México, D.F., México |