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Por Octavio Islas
Número
56
Las
verdaderas revoluciones reemplazan instituciones
y tecnologías (…) Las revoluciones
también destruyen límites.
Alvin & Heidi Toffler
Marshall
McLuhan sostenía que los viejos medios
de comunicación se convierten en obligado
contenido de nuevos medios. El término
remediación precisamente designa tal fenómeno.
Con el advenimiento del telégrafo, por
primera vez en la historia el tiempo de la comunicación
fue más rápido que el tiempo del
transporte. Internet ha revolucionado nuestra
percepción del tiempo y el espacio. Internet
efectivamente admite ser considerado como remediación
del telégrafo.
A través
de su historia, la televisión, en principio
un tecnología sin aparente destino, ha
sido objeto de importantes remediaciones. La
incorporación de determinadas tecnologías
propició el formidable desarrollo mundial
de la industria televisiva. Entre las exitosas
tecnologías que transformaron a la televisión
destacan: la introducción de las transmisiones
en color, el desarrollo de enlaces satelitales,
la incorporación de sistemas VCR, la televisión
por cable, la incorporación de modalidades
de acceso restringido, el desarrollo de la industria
de los videojuegos, la introducción del
control remoto y la consecuente generalización
del zapping, la introducción de la televisión
digital y la alta definición (HDTV) y,
por supuesto, el desarrollo de Internet, el “medio
de comunicación inteligente” (Islas
y Gutiérrez).
Debemos reconocer
a Internet como el metamedio que efectivamente
ha sido capaz de prolongar a los medios de comunicación
convencionales. Ninguna remediación de
la televisión será tan profunda
y decisiva como la resultante de Internet. Telmex
y Televisa lo comprenden. En la televisión
por Internet Telmex ha tomado la delantera a
través de Prodigy Media. Telmex dispone
de mejor talento y tecnología. La rígida
estructura de Televisa y sus contenidos –en
términos generales poco atractivos para
e-generaciones-, hoy la ponen en una posición
de delicada desventaja.
La edad
de la televisión
Del
23 al 27 de julio de 1979, Acapulco fue sede
del Segundo Encuentro Mundial de la Comunicación
“La Edad de la Televisión”,
organizado por Televisa. Las conferencias magistrales
fueron dictadas por destacados intelectuales
y comunicólogos, como: Abraham Moles,
Elihu Katz, Evereth Rogers, George Comstock,
Hilde Himmelweit, Hidetoshi Kato, Jesús
María Cortina, José Rogelio Álvarez,
Juan José Arreola, Lyle Nelson, María
Elena de Siva, Miguel Sabido, Octavio Paz, Pedro
Alegría, Rubén Jara, Robert Lindsay,
Rudolph Jonson y Wilbur Schramm.
En la primera
sesión del referido encuentro, el profesor
Wilbur Schramm, reconocido investigador de las
ciencias de la comunicación, relató
uno de los episodios más emotivos en la
historia de la televisión: la primera
demostración pública de la televisión
mecánica, a cargo del brillante inventor
escocés John Logie Baird1.
Vamos a hablar
pues de la Edad de la Televisión, es
decir, de este medio que en el corto espacio
de unos cuantos años se ha convertido
en parte de nuestra vida (…) En ocasiones
nos olvidamos de que la televisión es
aún muy joven. Incluso retrotrayéndonos
al Encuentro Uno, es posible observar los grandes
cambios que ocurrieron entonces. Tal vez ustedes
recuerden que la primera patente de televisión
fue sacada en Alemania hace noventa años.
¿Lo sabían ustedes? Claro que
entonces no eran capaces de fabricar los aparatos,
de modo que no funcionó. En 1904, en
Inglaterra, un ingeniero llamado Midford hizo
un diseño de televisión que hubiera
funcionado si hubieran podido fabricar los tubos.
Luego vinieron Farnsworth y Lee De Forest (…)
Creo que es un momento oportuno para que yo
les lea dos párrafos que fueron escritos
dos días después de la primera
presentación pública de la televisión.
Sucedió en Inglaterra, un martes 26 de
enero de 1926. Los principales invitados pertenecían
a la “Royal Society”: los grandes
hombres de ciencia del país. Voy a leerles
lo que ocurrió aquella noche: “Era
una fría noche de enero y los miembros
de la Institución Real llegaron por parejas
o de tres en tres. Al salir de la demostración,
sus observaciones, por lo que pude oír,
eran del tenor esperado. Algunos decían
que no era nada digno de consideración,
otros pensaban que era algo que un joven hacía
aunque realmente no sabía a ciencia cierta
qué estaba haciendo. Sólo unos
pocos pensaron que podría ser algo interesante,
a nadie se le ocurrió que este pudiera
ser el nacimiento de un nuevo medio, algo que
tendría más efecto en nuestra
vida que ninguna otra cosa desde la invención
del automóvil”. Y seguía
diciendo: “La imagen recibida era burda
pero reconocible, como un rostro o un florero
con flores, un libro abierto o cerrado o cualquier
otra cosa simple de uso diario. La imagen recibida
era de color rosado y tendía a oscilar
de arriba abajo. No era posible ver gran cosa
del aparato que estaba cubierto”. Al día
siguiente The London Times publicó esta
reseña: “Era un gran disco giratorio
de madera que contenía lentes tras los
cuales había un obturador giratorio y
una celda fotosensible. La cabeza de un muñeco
de ventrílocuo era manipulada como imagen
que se transmitía, aunque también
se reproducía un rostro humano, primero,
en un receptor portátil en la misma habitación
que el transmisor, y luego, en un receptor portátil
en otra habitación. Se mostró
a los visitantes una recepción reconocible
de los movimientos del muñeco y de la
persona que hablaba y la imagen, en la transmisión,
era débil y a menudo borrosa pero aún
así, confirmó que el televisor,
como lo llama el Sr. Baird, puede transmitir
y reproducir instantáneamente los detalles
de movimiento y cosas tales como las distintas
expresiones de un rostro” (Televisa. 1979:
14).
En sus inicios,
la televisión primero fue considerada
como avanzada tecnología, de dudosa utilidad,
cuyo desarrollo implicaría considerables
inversiones. Contra toda predicción, el
dos de noviembre de 1936 -diez años después
de la demostración realizada por Logie
Baird-, mil televisores pudieron captar las primeras
transmisiones de la British Broadcasting Corporation
(BBC), a través del sistema electrónico.
La televisión
rápidamente consiguió mermar la
economía de la radio al disputarle audiencia
y anunciantes. En pocos años la televisión
-esa tecnología de incierto porvenir-,
fue capaz de modificar el tiempo libre de millones
de personas en el mundo. Respecto a la relevancia
cultural de la televisión, Alejandro Piscitelli,
destacado investigador argentino, responsable
del portal “Educ.ar” afirma: “durante
varias décadas nuestra realidad fue co-construida
por la televisión. Creíamos en
los modos de vida ajenos –en especial el
yanqui- no porque pudiéramos comprobarlos
sino porque la televisión nos atestiguaba
que existían y eran deseables y alcanzables”
(Piscitelli. 1998:33).
En La Tercera
ola (1980), Alvin Toffler afirmó
que la televisión admite ser considerada
como el principal medio de comunicación
de las sociedades de la “segunda ola”.
La televisión gratificaba con entretenimiento
a la sociedad de la producción. La televisión:
Multiplicó
el número de canales por los que el individuo
obtenía su imagen de la realidad (…)
Por ejemplo algunas imágenes visuales
fueron distribuidas tan amplia y masivamente
e implantadas en tantos millones de memorias
individuales que, de hecho, quedaron transformadas
en íconos (…) Esta imaginería
centralmente producida, inyectada por los medios
de comunicación en la mente de la masa,
ayudó a lograr la uniformización
de comportamiento requerida por el sistema industrial
de producción (Toffler. 1980: 163).
En Comprender
a los medios de comunicación. Las extensiones
del ser humano, Marshall McLuhan empleó
una aguda metáfora para describirla: “gigante
tímido”, propuesta por Edith Efron
en un artículo publicado en TV Guide,
en la edición correspondiente a la semana
del 18 a 24 de mayo de 1963. Efron calificó
a la televisión como “gigante tímido”
porque: “no es adecuada para los temas
calientes ni para las conversaciones nítidamente
definidas” (McLuhan. 1986: 316).
De acuerdo con
McLuhan, la televisión es un medio “frío”
por la baja definición de sus imágenes.
La información que proporciona la televisión
debe ser “completada” por el auditorio:
“como la baja definición de la televisión
asegura un elevado grado de implicación
de la audiencia, los programas más efectivos
son los que presentan situaciones que consisten
en algún proceso que se ha de completar”
(McLuhan, 1986: 325).
La táctil
imagen de televisión representa un complejo
mosaico, que, de acuerdo con McLuhan: “no
es uniforme, continuo ni repetitivo. Es discontinuo,
oblicuo y no lineal” (McLuhan. 1986: 338).
Con una sola mirada, señala Piscitelli,
la televisión: “construye una audiencia
paedocrática a la que cautiva con un discurso
pedagógico que termina por no interpelar
a nadie” (Piscitelli. 1998:39-40). Por
ello resulta pertinente afirmar que el discurso
televisivo es obligado espectáculo de
la posmodernidad –como precisamente afirma
Jesús González Requena (1995).
El discurso de la televisión, afirma Piscitelli,
no cesa de hablar para no decir nada. El discurso
televisivo, según Lacan (1980), es un
discurso psicótico.
No pocos intelectuales
han criticado a la televisión por considerarla
culturalmente regresiva. Sartori, por ejemplo,
afirmó: “la televisión modifica
radicalmente y empobrece el aparato cognoscitivo
del homo sapiens” (Sartori: 1998:17). Sartori
además instaló a la televisión
en el debate relativo al desarrollo de la “poshumanidad”
al afirmar: “el vídeo está
transformando al homo sapiens, producto de la
cultura escrita, en un homo videns para el cual
la palabra está destronada por la imagen”
(Sartori. 1998: 11). La televisión, prosigue
Sartori: “no es sólo instrumento
de comunicación; es también, a
la vez, pandeia, un instrumento autopogenético,
un médium que genera un nuevo ántrophos,
un nuevo tipo de ser humano” (Sartori,
1988: 36).
La llamada “ventana
electrónica” (Verón, 1983),
demostró ser capaz de configurar un nuevo
tipo de sociedad, la cual algunos académicos
e investigadores han convenido en designar como
“sociedad del espectáculo”
(Guy Debord). La televisión, concluye
Piscitelli, nos ubicó en el reino de la
telestesia, de la percepción a distancia.
Internet.
El medio de comunicación “inteligente”
En
las primeras líneas de Comprender
a los medios de comunicación. Las extensiones
del ser humano2
-cuya primera edición en inglés
fue publicada por la editorial McGraw-Hill Book
Co., en 1964-, Marshall McLuhan pareció
anticiparnos el advenimiento de Internet:
Después
de tres mil años de explosión
por medio de técnicas fragmentarias y
mecánicas, el mundo de Occidente entra
en implosión. Durante las eras mecánicas
prolongamos nuestros cuerpos en el espacio.
Hoy en día, después de más
de un siglo de técnica eléctrica,
hemos prolongado nuestro propio sistema nervioso
central en un alcance total, aboliendo tanto
el espacio como el tiempo en cuanto se refiere
a nuestro planeta. Estamos acercándonos
rápidamente a la fase final de las prolongaciones
del hombre, o sea la simulación técnica
de la conciencia cuando el desarrollo creador
del conocimiento se extienda colectiva y conjuntamente
al total de la sociedad humana, del mismo modo
en que ya hemos ampliado y prolongado nuestros
sentidos y nuestros nervios valiéndonos
de los distintos medios (McLuhan. 1996: 26-27).
Paul Levinson
-uno de los más destacados pensadores
de la llamada “Escuela de Toronto”
y, autor de Digital McLuhan-, afirmó:
“Internet hace contenidos de todos los
medios. Aquello que comenzó como un medio
cuyo contenido era texto, se expandió
en la década de 1990 para incluir imágenes
y sonidos, y en los umbrales del nuevo milenio
ofrece servicios extendidos de telefonía
(Internet Telephone), radio (RealAudio) y televisión
(RealVideo)” (Levinson. 1999: 5).
En Ser Digital,
Nicholas Negroponte anticipó como Internet
consumaría la más profunda remediación
de la televisión. La televisión
del futuro –afirmó Negroponte-,
será la PC” (Negroponte. 1996: 67).
La clave para el futuro de la televisión:
Es dejar de
pensar en la televisión como televisión.
El mayor beneficio para la TV se logrará
considerándola en términos de
bits (…) El noticiero de las ocho no sólo
podrá serle enviado cuando lo desee,
sino que podrá ser editado especialmente
para usted. Si quiere ver una película
con Humprey Bogart a las 20:17 hrs, la empresa
telefónica se la podrá suministrar
a través de su par telefónico.
Cuando mire un partido de béisbol, podrá
hacerlo desde cualquier asiento de la tribuna
o, si lo desea, desde la perspectiva de la pelota
(de béisbol). Estos son los cambios que
introducirá en la televisión la
técnica digital, en contraposición
con la propuesta de ver el programa de mayor
audiencia con el doble de definición
actual. Cuando la televisión sea digital,
tendrá muchos nuevos bits: los bits que
le dan información sobre los demás
bits. Estos bits podrán ser simples informadores
sobre la resolución, la velocidad de
exploración o barrido o la relación
entre la altura y el ancho de la pantalla para
que su televisor pueda procesar y reproducir
la señal a su capacidad plena. Estos
bits podrán ser el algoritmo decodificador
que le permita ver alguna señal extraña
o críptica, combinada con el código
de barras de una caja de cereales. Los bits
podrán provenir de una docena de bandas
de sonido, que le permitirán ver una
película extranjera doblada en su propio
idioma. Los bits podrán ser los datos
de control para un pulsador que le permitirá
cambiar la clasificación de los programas,
según su contenido. El televisor actual
le permite controlar el brillo, el volumen y
el canal. El televisor de mañana le permitirá
cambiar el contenido de sexo, violencia y tendencia
política. La mayoría de los programas
de televisión, con excepción de
los eventos deportivos y de los resultados electorales,
no necesariamente necesitan ser transmitidos
en directo, lo cual es crucial para la televisión
digital y un hecho por lo común ignorado.
Esto significa que la mayor parte de la televisión
es como descargar una computadora. Los bits
son transferidos a una velocidad que no incide
en la forma que son visualizados. Lo más
importante es que, una vez que estén
en la máquina, no hay necesidad de mirarlos
en el orden en que hayan sido enviados. De la
noche a la mañana, la televisión
se puede convertir en un medio al que se puede
acceder en forma aleatoria, como un libro o
un periódico, hojeable e intercambiable
y ya no dependiente de una hora o un día
determinado, ni del tiempo que lleva el envío
de datos (Negroponte. 1996: 67).
De acuerdo con
Alvin Toffler, el desplazamiento de la infosfera
de la segunda ola a la ecología cultural
de la tercera ola impondrá profundas transformaciones
en las sociedades: “A medida que avanza
la tercera ola, los medios de comunicación,
lejos de extender su influencia, se ven de pronto
obligados a compartirla. Están siendo
derrotados en muchos frentes a la vez por lo
que yo llamo los “medios de comunicación
desmasificados” (Toffler. 1981: 164).
Avanzamos paulatinamente,
y sin siquiera percatarnos, de la llamada “edad
de la televisión” a la “sociedad
de la información y el conocimiento”,
en la cual el imprevisible y formidable desarrollo
de Internet, como la irreversible convergencia
tecnológica, resultarán decisivos
en la edificación de una nueva ecología
cultural.
You
Tube. Los últimos días de
la televisión abierta
“La televisión
por aire está moribunda porque ya no interpreta
a nadie”
Alejandro Piscitelli
YouTube
representa el principal referente de la
nueva televisión en Internet. Por esa
sencilla razón, en octubre del año
pasado, Google concretó la adquisición
de YouTube mediante una operación
millonaria.
Las posibilidades
expresivas que subyacen en la llamada televisión
del mañana imponen suponen la introducción
de nuevas reglas en los sistemas de producción
y distribución de contenidos. Toda persona
que disponga de un teléfono celular con
capacidades para grabar video, fácilmente
puede subir sus grabaciones a sitios como YouTube,
LiveLeak o en servicios similares.
En La revolución
de la riqueza, Alvin y Heidi Toffler, al
especular sobre la transformación del
tiempo en los medios de comunicación,
analizan los cambios que hoy experimentan los
sistemas de producción en la televisión
convencional:
Los formatos
de entretenimiento del futuro pueden incluir
segmentos conectados entre sí, de duración
irregular y variable. La NBC prueba versiones
talla supergrande, de media hora, en la serie
Friends, que, en realidad, duran cuarenta minutos,
y episodios abreviados de veinte minutos en
Saturday Night Live, y especula con la idea
de películas de un minuto para intercalar
entre anuncios. Y luego están los programas
formados únicamente por momentos estelares
de partidos de béisbol sin jugadas intermedias.
Algún día los teleespectadores
probablemente solo puedan descargar los ocho
minutos de un actor concreto en pantalla. A
su debido tiempo, el espectador podrá
reescribir el argumento, introducir nuevos personajes
y acortar o alargar las escenas a voluntad.
En palabras de Betsy Frank, vicepresidenta ejecutiva
de investigación y planificación
de MTV Networks, “se trata de un público
que desea hacer su propia programación”.
Los nuevos instrumentos del consumidor ya otorgan
a los teleespectadores el poder de cortar y
pegar partes de programas para adecuarlos a
sus preferencias personales. Este desplazamiento
continúo de los tiempos estándar
de los huecos en la programación se acelerará
a medida que las audiencias de los medios de
comunicación, provistas de nuevas tecnologías,
produzcan sus propios contenidos (…).
En palabras de William Randolph Hearst III,
la televisión basada en el proveedor
está muerta (Toffler y Toffler. 2006:99).
El televidente
pasivo de la televisión abierta puede
acceder a la condición de activo gestor
de información y conocimientos en la televisión
por Internet. Mientras los medios de difusión
convencionales promueven la pasividad dirigida,
Internet posibilita la interactividad y el consecuente
empoderamiento de sectores históricamente
marginados del imaginario de los medios de comunicación
convencionales.
La revolución
temática inclusive promete transformar
la publicidad y la mercadotecnia. El video ocasional
de un niño regiomontano, llamado Edgar,
arrojado a un riachuelo por otros niños,
alcanzó un considerable número
de visitas en You Tube. En consecuencia Galletas
Emperador decidió realizar una novedosa
campaña de “marketing viral”,
adaptando el referido video al mensaje clave
de su campaña promocional por televisión.
En al televisión
por Internet, la audiencia asume roles protagónicos
en la producción de contenidos.
La
“Ley Telmex”
“La televisión
cambiará dramáticamente, pero no
de la noche a la mañana, sino en los próximos
diez a quince años, ya que en estos momentos,
cuando uno mira televisión, todo mundo
mira lo mismo al mismo tiempo”.
Declaraciones
de Bill Gates al periodista Joaquín López
Doriga, consignadas en Milenio3.
No pocos académicos
e investigadores de la comunicación en
México aún insisten en señalar
a Televisa como la empresa más poderosa
en la industria de las telecomunicaciones en
México. Sin embargo, si analizamos detenidamente
la formidable expansión alcanzada por
Grupo Carso, propiedad de Carlos Slim, por lo
menos deberíamos poner en duda tan socorrida
tesis, elevada al rango de cómoda inercia
argumentativa desde mediados de la década
de 1970.
Hoy debemos
reconocer a Telmex como la empresa más
importante en México en el sector de telecomunicaciones.
Telmex prácticamente controla el 90% de
la telefonía fija, 75% del mercado de
larga distancia y casi el 80% de la telefonía
celular en México. Además las empresas
e inversiones de Carlos Slim se multiplican en
Centro y Sudamérica. En 2006, de acuerdo
con Jenaro Villamil:
Slim invirtió
800 millones de dólares en la compra
de Net Servicios de Comunicación, la
operadora más grande de Brasil, en la
adquisición de tres empresas de televisión
por cable en Colombia –TV Cable, Cable
del Pacífico y Superview Telecomunicaciones-,
que prestan servicios a 2.5 millones de hogares,
y en la licitación para operar la frecuencia
de 3.5 gigahertz en Argentina, Chile y Brasil,
importante para la señal WaiMax, que
también difundirá audio, video
e Internet” Este año Slim planea
adquirir la televisión por cable peruana
Boga, el segundo operador después de
Telefónica Multimedia, que le presta
servicio a 233 mil hogares. En Ecuador adquirió
la empresa Ecutel, competidora local de Andinatel,
la empresa telefónica gubernamental.
Ecutel tiene poco más de 5 mil usuarios
y presta servicios de telefonía local,
larga distancia, acceso a Internet y frecuencias
en la banda 3.5 gigahertz (Villamil. 2007:70).
En términos
de poder efectivo en México, la “capacidad
de negociación” de Telmex definitivamente
resulta equiparable a la de Televisa. La fortuna
de Carlos Slim –quien de acuerdo con la
revista Forbes desplazó a Warren
Buffett como segundo hombre más rico del
mundo, fue tema del artículo central del
número 1583 del semanario Proceso, correspondiente
a la primera semana de marzo. La fortuna de Slim
supera los 54 mil millones de dólares.
Esa misma semana, en un hecho que de ninguna
manera parece aislado, Joaquín López
Dóriga, el periodista estelar de Televisa,
fue desplazado a las oficinas centrales de Microsoft
para entrevistar a Bill Gates, principal accionista
de Microsoft, presidente de la Fundación
Bill & Melinda Gates, y segundo accionista
de Televisa.
La fortuna de
Carlos Slim –quien de acuerdo con la revista
Forbes desplazó a Warren Buffett
como segundo hombre más rico del mundo,
fue tema del artículo central del número
1583 del semanario Proceso, correspondiente a
la primera semana de marzo. La fortuna de Slim
supera los 54 mil millones de dólares.
Esa misma semana, en un hecho que de ninguna
manera parece aislado, Joaquín López
Dóriga, el periodista estelar de Televisa,
fue desplazado a las oficinas centrales de Microsoft
para entrevistar a Bill Gates, principal accionista
de Microsoft, presidente de la Fundación
Bill & Melinda Gates y, accionista de Televisa.
La autorización
de Cofeco a Televisa para difundir video a través
de la red telefónica, la cual abarca 95%
del territorio nacional –afirma Villamil-,
convirtió al emporio de Slim en competidor
directo de Televisa. Hoy Telmex y Televisa han
dejado de guardar las formas para competir por
obtener el mayor provecho posible del llamado
“triple play” (audio, video e Internet).
Entre los más agudos desencuentros entre
Televisa y Carlos Slim, Jenaro Villamil refiere
el siguiente:
En plena puja
por el control de Univisión, la compañía
televisiva más grande de habla hispana
en Estados Unidos, el hijo del dueño
de Grupo Carso adquirió 3.5% de las acciones
del consorcio en venta, generando reacciones
negativas en el sector bursátil estadounidense
por presunto tráfico de información
privilegiada. Televisa perdió su apuesta
por comprar Univisión. Debido a los candados
legales aplicados por Estados Unidos pero los
Slim ganaron cerca de 30 millones de dólares
con la operación, al comprar a 34 dólares
las acciones y luego venderlas en 40 dólares.
Algunos medios
informativos han destacado el interés
de Carlos Slim por adquirir Grupo Prisa (España),
empresa con la cual Televisa ha tenido algunas
diferencias en determinadas operaciones de negocios.
Cablevisión pronto comenzará a
ofrecer servicios de telefonía IP –el
interés por adquirir la empresa Cable
TV, que pertenecía a Televisión
Internacional (TVI) del Grupo Multimedios, y
el interés por Cablemás, la segunda
compañía de cable más importante
del país, precisamente responden a tal
propósito-. Televisa además ha
procurado acelerar su blindaje financiero. Roberto
Hernández –ha desplazado a Carlos
Slim como el segundo accionista nacional más
importante de Televisa, y hoy tiene el control
del 11% de las acciones, con su socio, Alfredo
Harp Helú-.
Aquellos directivos
de Televisa o de Televisión Azteca que
temían el advenimiento de una tercera
gran cadena de televisión –la cual
suponían podría derivarse de una
eventual alianza comercial entre el acaudalado
empresario Saba con General Electric, hoy definitivamente
deben sentir mayor preocupación por la
decidida incursión de Prodigy Media en
servicios de televisión en Internet. A
través de Prodigy Media, Telmex comenzó
a ofrecer, desde diciembre de 2006, películas
y contenidos de los canales Fox, News, Telefórmula
y Canal 22.
Entre los analistas
que con notable anticipación advirtieron
el inevitable enfrentamiento de Televisa con
Grupo Carso, destaca Jenaro Villamil, quien afirmó:
“cuando dos consorcios de telecomunicaciones
se enfrentan, “invariablemente se impone
la ley del más fuerte y no el interés
público” (Zócalo. Número
82: 11).
Notas:
1
Véase el interesante artículo “Eye
of the World. John Logie Baird and Televisión”,
de Malcolm Baird, hijo del brillante inventor
John L. Baird. Disponible en Internet en: (http://www.kinema.uwaterloo.ca/baird962.htm)
Fecha de consulta: 6 de marzo de 2007.
2 Comprender
a los medios de comunicación. Las extensiones
del ser humano fue el tercer libro de Marshall
McLuhan. Sin ser su “best seller”,
el citado libro ha sido traducido a más
de 20 idiomas.
3 (http://www.milenio.com/tampico/milenio/nota.asp?id=472038)
Fecha de cosulta: 6 de marzo de 2007.
Referencias:
Debord,
G. (2002). La sociedad del espectáculo.
España: Pre-textos.
Fidler,
R. (1997) Mediamorphosis. California:
Thousand Oaks.
González Requena, J. (1988). El discurso
televisivo: espectáculo de la posmodernidad.
España: Cátedra. Signo e Imagen.
Islas, O y Gutiérrez, F. (2000). Internet:
El medio inteligente. México: CECSA.
McLuhan, M. (1996). Comprender los medios
de comunicación. Las extensiones del ser
humano. Barcelona: Paidós Comunicación.
Negroponte, N. (1996). Ser digital.
México: Editorial Océano.
Levinson, P. (1999). Digital McLuhan. A guide
to the information millennium. New York:
Routledge.
Sartori, G. (1998). Homo videns. La sociedad
teledirigida. Madrid: Taurus.
Televisa (1981). Segundo Encuentro Mundial
de la Comunicación. La Edad de la Televisión.
México: Televisa.
Televisa voracidad sin freno. Jenaro Villamil.
Proceso. Número 1582. 25 de febrero
de 2007, p. 70.
Toffler, A. (1980). La tercera ola.
México: Edivisión.
Toffler,
A., y Toffler, H. (2006). La revolución
de la riqueza. España: Debate.
Verón,
E. (Comp.) (1983): La ventana electrónica.
TV y comunicación. México:
Ed. Eufesa.
Dr.
Octavio Islas Carmona
Director de Proyecto Internet-Cátedra de
Comunicación Estratégica y Cibercultura
del Tecnológico de
Monterrey, Campus
Estado de México, México. |