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Por Eduardo Vizer
Número 40
Las
grandes transformaciones
En el siglo XX, la
ciencia y la tecnología han producido tres fundamentales
transformaciones en tan solo medio siglo: primero la tecnología
nuclear (producción de energía física).
Luego las tecnologías de la comunicación y la información
(producción, procesamiento y reproducción de símbolos,
de información, y de conocimientos); y finalmente la
bio-tecnología, como producción y transformación
tecnológica de procesos biológicos. Es sumamente sugestiva
la articulación sistemática y estratégica entre
las tres. Las dos primeras en función del conocimiento y
el dominio tecnológico de la naturaleza; las dos últimas
-las ciencias de la información y la comunicación
conjugadas con la biología- como tecnologías biológicas,
tecnologías del cuerpo y tecnologías de la mente -a
las que Lucien Sfez (des)califica como peligrosas tecnologías
del "espíritu". Ante las Nuevas Tecnologías
(NT), Umberto Eco no pondría reparos en reconocer la supervivencia
de las dos actitudes que hizo célebres en los 70 hacia los
medios de comunicación de masas: una mayoría de "integrados"
(hoy no tan optimistas como hace un par décadas atrás),
y una minoría de "apocalípticos" (pesimistas
y aguafiestas?). Ni lo uno ni lo otro! En contextos sociales adecuados,
las NT pueden ser utilizadas al “servicio”
de la mente, con la biología, la medicina y la psiquiatría
como ciencias y tecnologías al servicio tanto del cuerpo
como de la mente. La conjunción entre la informática,
la telemática y la biotecnología, la nanotecnología
y la digitalización, imprimen la realidad y los imaginarios
sociales de los siglos XX y XXI con imágenes, creencias y
actitudes potenciadas por el cine, la televisión y las industrias
culturales. Este conjunto de procesos tecnológicos y culturales,
acompañan y potencian un proceso de transformaciones humanas
mayores a las que se hayan producido en cualquier otra instancia
histórica. La telemática (informática y comunicación
a distancia) permite operar ya no solamente sobre la información,
sino también sobre la manipulación estratégica
y el control de procesos físicos, sociales y mentales a distancia.
Como toda actividad, como cualquier
expresión de la cultura -en su mas amplio sentido antropológico-
las tecnologías son una construcción social, una manifestación
de cultura, a pesar de que una visión simplista tiende a
contraponerlos. En este sentido, una característica de la
cultura occidental a partir de la Modernidad, ha sido precisamente
la de combinar el conocimiento científico con el desarrollo
permanente de instrumentos y aplicaciones prácticas. Mas
aún, una institucionalización y una autonomización
de la racionalidad técnica como un instrumento de expansión,
y una práctica cultural de control y transformación
de la(s) realidad(es). Es precisamente el desarrollo autosustentado
-e ilimitado?- de la "racionalidad instrumental" hacia
todos los órdenes de la realidad lo que caracteriza los rasgos
de lo que podemos denominar la "cultura tecnológica".
Como en toda tecnología, su valor y su legitimación
se determinan por sus usos, por el contexto social, y por las consecuencias.
Cuando se habla de temas conflictivos
o sobre conceptos demasiado amplios y "polisémicos",
es conveniente explicitar y acotar su significado a alguna definición
(no por una referencia objetiva en sí misma, sino para definir
un acuerdo comunicativo con el lector, lo que en el lenguaje
técnico de la semiología -valga el ej.-, se llamaría
un "contrato de lectura" entre las dos partes). Según
el diccionario Webster, tecnología es 1) "La
suma de los medios en que un grupo social se provee de los objetos
materiales de su civilización", o bien 2) "la terminología
de un arte o ciencia, la nomenclatura técnica",
y también 3) "la rama del conocimiento que trata con
ciencia aplicada, ingeniería, etc.". Sobre el término
técnica, la define como "El estudio o ciencia de un
arte o de las artes en general, especialmente las artes mecánicas
o industriales". Vale la pena hacer algunas observaciones sobre
el campo de realidad que se adscribe a las diversas definiciones:
para la primera acepción, la tecnología es el conjunto
de los medios -eminentemente materiales- con que una sociedad
se provee de los objetos materiales. Para la segunda, se inscribe
como arte o lenguaje, una terminología específica;
y en la tercera se refiere a la tecnología como un saber,
un conocimiento aplicado. Resumiendo, la tecnología se concibe
como un medio material, como lenguaje o como saber. El término
"técnica" implica en cambio un estudio, el cultivo
de un conocimiento, el proceso de producción de un saber.
Pero, hablar de "Nuevas"
Tecnologías implica preguntarse por la naturaleza y el sentido
de la novedad. Que hay de "nuevo" en las NT? : "this
is the question"!, o bien "is this the
question"? (podemos convenir que es ésta la cuestión
desde la perspectiva del conocimiento, de la interpretación?).
Desde la tecnología en sentido estricto, no hay "question",
no interesa, no es un problema en sí. Solo interesa el "para
qué sirve"? (y sobre todo: "cuál es su mercado"?).
Esta es la lógica elemental que asocia lo instrumental con
lo económico. El "pensamiento único de los integrados".
Hace tres décadas atrás, pensando las relaciones entre
la televisión, los medios y la cultura, Umberto Eco hizo
célebre a la metáfora de los "apocalípticos
y los integrados". Y las metáforas siempre son útiles,
mientras sirvan para abrir perspectivas y no para cerrarlas en pequeños
dominios. Pero la real disyuntiva hoy no se halla entre apocalípticos
o integrados (caras opuestas de una misma obsesión tecnologicista).
Tanto los integrados como los apocalípticos se hallan obsesionados
por la tecnología, ya sea por las promesas o por los miedos
hacia un inevitable determinismo tecnológico. Quienes están
en el "otro lado"? Es que hay un otro lado, una alternativa
viable? Es que el desarrollo de conocimientos críticos es
realmente una alternativa viable? No sabemos si es viable, pero
sí que la reflexión crítica es inevitable.
Precisamos de nuevas metáforas que aseguren independencia
intelectual; más sentido, y mejores interpretaciones
sustentadas en proyectos y en más investigación.
Qué hay de nuevo en las NT?:
nuevos medios de producción (procesos materiales, informacionales,
etc.); nuevas terminologías, nuevos discursos, nuevas artes;
y además -en su tercera acepción- nuevos saberes asociados
a conocimientos aplicados. En cuanto a la noción de "técnica",
o nuevas técnicas, han surgido nuevos procesos de producción
de conocimientos, nuevas metodologías, concebidas como nuevas
artes. Pero, que hay sobre los conocimientos y los discursos
sobre las propias realidades sociales? Que pasa con la investigación
científica, la interpretación, la construcción
discursiva que debería hacer sentido sobre tanto
caos? También es inevitable -y necesario para articular las
diferentes disciplinas que construyen los discursos y las interpretaciones
sobre el hombre, la sociedad y la cultura- concebir la problemática
de las relaciones entre tecnología y sociedad desde
las perspectivas de la sociología, las ciencias políticas,
la economía y -obviamente- desde el "gran encuadre"
de la antropología. Sin embargo.., aquí es donde surgen
otro tipo de problemas de caracter epistemológico: los que
hacen a las relaciones entre discurso y realidad, lenguajes
y objeto, el mundo de las teorías y el mundo de "los
hechos". Surgen las limitaciones de "lo impensado"
en las ciencias sociales (Wallerstein 1998). El corset cultural
y epistemológico del siglo XIX a partir del cual
se construyeron los recortes de la realidad, las metáforas
y las preguntas originarias de las disciplinas sociales nomotéticas
(las que buscan las "leyes objetivas" de la economía,
las ciencias políticas, la sociología); concebidas
todas como dominios de conocimiento autónomos, conocimienos
construídos sobre "realidades" humanas separadas
en compartimentos: la sociedad, la cultura, y la persona.
Para la gran tradición del
siglo XIX (salvo raras excepciones), y sobre todo a partir del antihistoricismo
positivista del siglo XX, todo cambio en la sociedad -ya sea tecnológico,
político o cultural- debería ser ubicado
dentro del espacio de uno u otro dominio, enmarcarse y encorsetarse
dentro de paradigmas y cuerpos disciplinarios ya prefijados (psicología,
sociología, antropología, etc.). Esta visión
científica ha producido deformaciones y limitaciones en el
lenguaje, en la metodología, en las instituciones de producción
de conocimiento, y en las prácticas de intervención
social, y las concepciones sobre la aplicación de los
saberes en la sociedad. Tenemos Viejas metáforas, y nuevas
realidades: las tecnologías actuales son sólo
parte de una continuidad histórica y social que arranca con
las pinturas de las cavernas, y vá por etapas (la escritura,
la imprenta, las máquinas de procesar información,
la realidad virtual)? O bien las NT transforman cualitativamente
la propia lógica de los sistemas y las estructuras sociales?
¿Cuál es la relación entre tecnología
y estructura social (económica, política y cultural,
en un sentido integral y unitario, no disociado en compartimentos
de conocimiento)? ¿Cuál es la relación con
los actores sociales, las implicancias para las formas de asociación
y de organización social? ¿Cuáles son las implicancias
sobre las formas de producción, percepción y consumo
cultural? ¿Cuál es la relación entre tecnología
y cultura (y que és cultura en el mundo contemporáneo?):
cibercultura, cultura tecnológica? ¿Y más aún,
cuál es la relación -casi metafísica- entre
tecnología(s) y realidad(es). Si para el paradigma constructivista,
los hombres -y la sociedad- construyen la realidad, construyen sus
realidades mediante las prácticas y por medio de
los recursos de la cultura; acaso la penetración
universal de las NT -y en especial las TIC´s-, no estarán
reconstruyendo y atravesando con sus recursos
materiales, energéticos e informacionales, toda forma de
realidad humana y social (la rv, o realidad virtual, la teleinmersión,
etc.?) ¿A partir de que metáforas podemos construir
proposiciones valederas sobre la nanotecnología que puede
dirigir operaciones de nuestro cuerpo desde su propio interior,
al punto de asimilarnos -milagrosamente, peligrosamente?- a la figura
de un cyborg? ¿Desde que discursos instituídos
de las ciencias sociales podemos desarrollar interpretaciones sólidas,
argumentos coherentes sobre las implicancias y posibilidades del
uso social de las NT y las TIC´s?
Más aún, el conocimiento
científico no es sólo sentido y discurso,
es también acción, prácticas, producción
de conocimientos aplicables, de usos y valores sociales y culturales.
Cuando en 1984 se inaugura en Buenos Aires la primera de las Conferencias
Usuaria sobre Informática, tal vez ni un 1% de los participantes
provenía de las ciencias sociales. Armar 1 mesa (y sola)
sobre el tema "informática y sociedad", fué
producto de una dádiva más que un logro (curiosamente,
a partir de ese momento, fueron los propios técnicos e ingenieros
los que pasaron a mostrar mayor interés sobre éstos
temas; los sociólogos tardarían aún bastante
en reaccionar, no así los comunicólogos). La necesidad
de contar con buenas proposiciones desde el campo social (economía
política, sociología, etc.) es imprescindible para
definir programas y políticas de desarrollo, y tomar decisiones...
correctas (1) (como se puede apreciar, evito expresamente la tentación
de rellenar el espacio entre ambos términos con la palabra
"políticas", lo que nos llevaría al lema
de "políticamente correcto").
Curiosamente, los logros de la
sociología del conocimiento sobrepasan en relevancia y significación
a los de la sociología de la técnica. La herencia
del siglo XIX favoreció la creación de una visión
y un discurso "telescópico" y generalista sobre
la sociedad, y el siglo XX un discurso y una metodología
"microscópica". Las viejas metáforas, los
modelos de realidad (a los que el gran historiador F. Braudel se
refería como "botes") hacen agua por toda su estructura,
y difícilmente puedan "navegar sobre el mar de los hechos"
(Braudel decía algo así como que cuando "los
modelos teóricos comienzan a hacer agua, debemos dejar que
se hundan, como los botes", a lo que podemos agregar que si
flotan, subámonos a ellos y veamos adonde nos pueden llevar).
Las transformaciones impuestas por las NT ciertamente constituyen
un mar embravecido. Pero, es que podemos navegar a la deriva? Sin
las palabras adecuadas, sin la interpretación que
ponga cierto orden, cierta coherencia (por mínima
que ésta sea)?
Este no es el espacio para tratar las NT en relación a la
naturaleza ni en relación a la biología (aunque, como
afirman los místicos orientales "en la última
realidad, todo es Uno"). Me limitaré a las NT, -específicamente
a las Tecnologías de Información y Comunicación
(las TIC´s)- en relación al mundo social, al mundo
de la cultura, y más específicamente, a la problemática
de la necesidad (inevitabilidad?) de contar con metáforas
capaces de articular relaciones de sentido: argumentaciones,
conceptos, instrumentos teóricos, términos sintéticos,
discursos, como se quiera llamarlos. Precisamos de "elementos
teórico-metodológicos que permitan a los colectivos
e individuos hablar intersubjetivamente del mundo" (2). La
idea es que no es posible lidiar con problemas y con realidades
sino somos capaces de ponerlas en palabras (mucho antes
que Freud, ya el teatro y la filosofía griegas nos enseñaron
que es fundamental "poner en palabras" el drama y los
problemas humanos). A. Piscitelli (1995, 129), sin hacer juicios
de valor al respecto observa "Mientras el viejo mundo cultural
se organizaba alrededor de una cascada de interpretaciones, el mundo
contemporáneo está apuntalado por una red de operaciones.
Antes, el hilo conductor era el gesto; ahora es la programación.
Se abandona la materia inerte en pos de modelos numéricos
proteiformes, libres del tiempo largo de la maduración. El
orden del control efectivo y calculado suplanta la interpretación;
el orden del código borra el del signo. El lenguaje comienza
a subordinarse al cálculo".
Ciertamente, las NT reconfiguran las coordenadas de tiempo y
espacio: un tiempo continuo y eternamente presente, y un espacio
construído por las propias operaciones de las tecnologías.
El espacio y el tiempo de la vida social, el "tiempo humano",
el tiempo de la reflexión y la maduración, del ahora-ayer-mañana,
o del nunca jamás. Los espacios y las distancias del
aquí y del allá, de la vecindad,
de los amigos y del trabajo... y hasta los tiempos y los espacios
de la vida y de la muerte, y el sentido y las interpretaciones subjetivas
que las acompañan... Todo parece ser transmutado en el mundo
real/artificial de la computación, de las operaciones
sobre la realidad. Gradualmente, las relaciones entre el pensamiento
y la realidad son intervenidas (mediadas?) por las operaciones
constructivas de la tecnología. Como se decía del
arte hace ya tiempo atrás (el arte como copia de la realidad
y viceversa, la realidad como una mala copia del arte). Hoy podemos
decir que la realidad tiende a copiar los modelos de simulación;
la realidad copia al simulacro. Y por último, el delirio-realidad:
y si la ficción fuera la última realidad?
Pero la batalla aún no está definida, los hombres
siempre "le encuentran la vuelta" a los grandes desafíos.
No hay paradojas que resistan a la historia, y el hombre es
tiempo, y hace la historia. No hay "cierre" definitivo,
ni aún en los sistemas naturales (para Prygogine, aún
la naturaleza tiene su historia, los sistemas disipan energía,
emiten, emergen, se transforman; y para un constructivista radical
como Von Foerster, la paradoja no es ontológica, sino epistemológica,
con lo que todo dilema encontrará sus alternativas, bifurcaciones,
salidas, reconstrucciones). La interpretación y el sentido
siguen siendo los constructores de la realidad a escala del hombre
(y la mujer). Como el mismo Piscitelli reconoce "afuera de
la metáfora no hay nada".
Es interesante observar que algunos de los avances mas sugestivos
en la investigación y la experimentación de las NT
siguen los principios del paradigma de los sistemas vivientes. Las
máquinas "inteligentes" (pobre simulacro de la
inteligencia humana), deben imitar al hombre, a las organizaciones
sociales, y en fin, a los sistemas vivientes. Las "operaciones"
superiores no son computaciones lineales y algorítmicas,
son mas bien gestálticas (S. Pappert, y S. Turkle, hablan
de pluralismo epistemológico, y de "una pluralidad de
epistemologías")(1992). Además, las experiencias
de las máquinas capaces de aprender no responden a un programa
interno, sino a la interacción con otras y con el medio (como
máquinas sociales). Las tecnologías expresan su mayor
utilidad en tanto tecnologías "socializadas" o
"socializables", y como productoras de valor social,
y valor cultural: a través de los usos, los medios,
los contextos y las consecuencias de las NT. En la práctica,
estamos hablando de la construcción de nuevas realidades
sociales. Y por último, nuevas realidades sociales implican
nuevos problemas, y nuevas perspectivas de observación
y de análisis. En conclusión, precisamos interpretar
y construir sentido a partir de nuevas metáforas.
Nuevas formas de pensar cómo se destruyen y como
se (re)construyen cada vez mas aceleradamante las relaciones, los
vínculos, y las nuevas formas de organización y complejización
de la vida social y cultural, rearticuladas o mediatizadas por las
NT .
Para Castells, (1997). "Se manifiesta en una nueva estructura
social dominante", a la que denomina "la sociedad red";
una nueva economía "informacional/global" y una
nueva cultura: la de la "virtualidad real". "Nueva
estructura social dominante"; nuevas formas de organización
social (en red); nueva economía, y nueva cultura. Ya no es
la ficcionalización de la realidad, el simulacro de lo real
(crítica tan cara al Baudrillard de los setenta/ochenta).
Es la virtualidad real-izada. No hay simulacro propiamente dicho:
mas bien, lo "real" se realiza en tanto simulacro de una
virtualidad diseñada -en ciertos casos hasta programada-
por medio de modelos formales. Las NT coronan la utopía del
control de la naturaleza por su suplantación. La mejor "realidad
ideal" es la que se asemeja a la de los diseños y los
modelos virtuales (hace algunos años, se hubiera hablado
de "futuribles"). Es lo "real" lo que pasa a
ser apenas un simulacro de lo virtual. Si efectivamente la ecuación
entre ficción y realidad tiende a invertirse, el debate entre
los que sostienen que hay una continuidad en el desarrollo tecnológico,
los que no esperan cambios estructurales profundos en la sociedad,
y los "transformacionistas" que efectivamente afirman
que habrá cambios revolucionarios, parece volcarse mas bien
hacia éstos últimos (aunque habrá que ver cual
será el sentido de esos cambios, porque las resistencias
y los quiebres sociales comienzan a manifestarse violentamente en
casi todo el mundo).
Las transformaciones tecnológicas, motorizadas por la globalización
exponencial de las estructuras de producción y los mercados
de consumo, asociadas a la precarización de la fuerza de
trabajo -en especial por efectos de la Nueva Economía y una
nueva división internacional del trabajo- a las
que se agrega la profundización de los procesos de marginación
social, tienden a expresarse como crisis estructurales. La íntima
asociación entre tecnología y economía -relegando
lo social y lo cultural a acciones adaptativas de supervivencia-
genera tendencias irreversibles de cambio estructural mas que coyuntural,
augurando la presencia inminente de procesos de aguda bifurcación
tanto a niveles locales como globales. Tan es así que cuando
I. Wallerstein intenta abordar los profundos procesos de transformación
actuales en los términos de la ciencia social clásica
(sobre todo la sociología), debe recurrir a la construcción
de un nuevo marco conceptual que no los encorsete en los discursos
tradicionales. Así propone nociones como "economía-mundo
y sistema-mundo". Una nueva metáfora que ayude a construir
proposiciones fructíferas para interpretar nuestras cambiantes
realidades actuales, sin perderse en discusiones escolásticas
o en estudios microscópicos.
Por ej.: se puede desarrollar una perspectiva de análisis
diferente y original si concebimos la "globalización"
bajo la hipótesis de una economía-mundo-global, la
que bajo un discurso de racionalidad y pragmatismo neoliberal, pretende
la reconversión total de las sociedades nacionales (la reconversión
económica, política e institucional, y los famosos
"ajustes" consiguientes). Las fuerzas hegemónicas
pretenden instaurar un sistema mundial exclusivamente bajo la metáfora
de una lógica instrumental (lógica de la máquina
y también lógica de la eficiencia económica).
Las operaciones y los valores del mercado como paradigma (metáfora)
de los procesos fundantes de la vida institucional y asociativa
de las sociedades humanas. Es una metáfora sobre la vida
social, que en la práctica, -en tanto modelo social excluyente-
reduce la complejidad de los sistemas sociales a los mecanismos
y las lógicas de las operaciones racionales guiadas
solo por principios de eficiencia económica e interés
individual (ver la referencia de 1, presentada al final del trabajo).
El corolario que evidencia las limitaciones y falencias de esta
metáfora económica sobre lo social, es que para que
un sistema de economía-mundo (como todo sistema económico)
pueda tornarse autosustentable, requiere de regulaciones, de
valores culturales y operaciones extraeconómicas (o
sea externas al propio modelo). Es la propia complejidad
del sistema social la que genera las condiciones que permiten subsistir
al sistema económico, y no viceversa. Para subrevivir y legitimarse,
la economía precisa del marco institucional y cultural, el
que a su vez crea las condiciones para la estructuración
de un incipiente "sistema-mundo" (instituciones como las
Naciones Unidas y los bloques regionales como el Mercado Común
europeo, el Mercosur y el ASEAN asiático, precisamente reflejan
la ambigüedad y los conflictos entre la necesidad de crear
organismos supranacionales dentro de un incipiente "sistema-mundo",
y los miedos a perder los márgenes de autodeterminación
y de soberanía e identidad cultural nacional).
Redes informáticas
comunitarias: una experiencia estratégica
Desde una perspectiva tanto
microsocial, como institucional y macrosocial, un programa estratégico
fundamental que avanza profundamente en los diseños de articulación
entre las TIC´S y los actores sociales, y que busca reconfigurar
los espacios de acción y de decisión tanto locales
como globales, consiste en la creación de redes sociotécnicas
comunitarias de información y comunicación, a las
que S. Finquelievich (1999) denomina "redes comunitarias electrónicas
sustentadas por TIC's". Con respecto a Internet, D. Wolton
clasifica los diferentes sitios en cuatro categorías: aplicaciones
de servicios; aplicaciones de entretenimiento; aplicaciones ligadas
a la información-evento y aplicaciones de tipo información-conocimiento.
Acceder a cualquiera de estas categorías implica instalarnos
desde la perspectiva del uso de la tecnología. La
actividad que realice el usuario dependerá de la intención,
el objetivo, las decisiones y los criterios de selección.
Como en toda tecnología, su desarrollo depende de una compleja
ecuación entre ofertas y demandas. Internet, en tanto tecnología
de información-comunicación digital, cubre en forma
cada vez mas acelerada, la posibilidad de digitalizar cualquier
orden de hechos: naturales, sociales y culturales. Esto significa
prácticamente todo el orden de hechos y objetos materiales,
energéticos e informacionales que puedan ser referenciados
o expresados digitalmente.
En relación a las redes sociales
sustentadas por TIC's, se pueden mencionar en principio cuatro clases
bien diferenciadas según su origen de formación y
los modos de participación de los individuos en las mismas.
En primera instancia podemos mencionar
la creación de redes comunitarias de TIC´s en forma
de redes electrónicas voluntarias, implementadas por grupos
preocupados por la promoción o el mantenimiento de valores
de capital social y cultural, o bienes e intereses públicos
comúnes (espacios públicos, derechos humanos,
salud, etc.). En un segundo caso, existen grupos que pueden nacer
o crecer a partir de la promoción de redes de creencias corporativas,
como expresión de sectores con intereses políticos
o económicos específicos, los que se atribuyen la
representación de esos valores o intereses en nombre del
grupo o sector, y que sostienen actitudes de defensa, ataque o de
presión pública. Un tercer caso representa mayormente
la oferta de servicios especiales, de redes virtuales a partir de
su origen y de sus fines, muchas veces ligadas a nuevas formas surgidas
de la propia dinámica de ofertas y emprendimientos -o microemprendimientos-
de las redes virtuales, y la posibilidad de promover e incrementar
servicios hacia sectores con nuevas necesidades y demandas.
Por último, hallamos la formación de redes surgidas
de la economía privada tradicional, que buscan expandir las
ventas de bienes y servicios cubriendo los nuevos mercados virtuales
con información y publicidad (la economía y el comercio
"real", explorando la expansión de los mercados
virtuales). A la larga, se verá si las cuatro formas
no buscarán por la propia lógica avasalladora del
mercado, una tendencia hacia la convergencia, en un espacio virtualizado.
En la práctica de la investigación
social, la universalización-globalización de éstas
redes sociotécnicas implica la necesidad de una revisión
téorica y epistemológica. De nuevas proposiciones
y nuevos términos teóricos que ayuden a deconstruir
y reconstruir (en los términos originarios de Derrida)
las categorías fundamentales a través de las cuales
tradicional -e inconscientemente- pensábamos "la realidad"
(actores, espacios y tiempos). Nuevas categorías y dimensiones
espaciales y temporales en las que debiéramos asentar el
análisis de los procesos sociales: las estructuras, las formas
organizativas e institucionales, los cambios en los actores y los
procesos decisionales, las creencias, las lógicas de secuenciación,
las nociones de sentido común sobre la "materialidad",
etc.
Las TIC's ya no pueden ser pensadas
como meras mediaciones (en el sentido atribuído
a los medios de comunicación de masas). Las TIC´s efectivamente
construyen y constituyen nuevas formas, espacios y tiempos
de relación social, nuevas formas institucionales, nuevas
categorías de aprehensión de la experiencia personal
y social, nuevas dimensiones de la cultura. En resúmen, las
TIC´s efectivamente (re)construyen la(s) realida(des) humanas?
El capital social, cultural e intelectual de una comunidad
puede efectivamente acrecentarse mediante el uso y el acceso generalizado
a las TIC´s, o por el contrario, tienden inevitablemente a
generar un "efecto desigual" en la formación del
capital humano? La respuesta a las preguntas requiere investigaciones
empíricas, pero -inevitablemente- se requiere de metáforas
y marcos interpretativos capaces de transformar los datos en información,
y la información en interpretación, y ésta
en nuevos conocimientos. Por último, en un ciclo recursivo
-o mas bien en una espiral-, los nuevos conocimientos deben cumplir
la función de alimentar nuevas hipótesis, y éstas
promover el desarrollo de nuevas inquietudes e investigaciones.
Al fin y al cabo "La historia de la ciencia ha sido y debe
ser una historia de programas de investigación (o paradigmas
si se prefiere) en competencia" (I. Lakatos,1975). Sirva de
ejemplo la proposición revulsiva para el sentido común
de P. Vidali sobre la relación entre la comunicación
y el espacio "El espacio no es … la distancia que la
comunicación supera y cancela: es el lugar que la comunicación
construye y destruye. La comunicación construye el espacio."(1995:271).
Otro ejemplo de los profundos cambios de paradigma que han tenido
lugar en las últimas décadas, se halla en las concepciones
sobre el objeto de las disciplinas geográficas. Ya no es
"la naturaleza" en tanto objeto natural, sino en tanto
objeto "social" (como naturaleza "socializada"):
la modificación física de la naturaleza como consecuencia
de la acción humana espacial y temporal sobre los procesos
ambientales. En otras palabras, la problemática fundamental
para la geografía moderna ha llegado a ser la relación
entre naturaleza y sociedad.
La metáfora del capital social
La emergencia reciente
del paradigma del capital social (C.S.) provee un marco teórico
para entender y/o construír relaciones sumamente fructíferas
entre diferentes ciencias sociales. El término C.S. -originariamente
representativo de los procesos y los valores generados en los vínculos
asociativos de la vida social- ha comenzado a asociarse a las mutuas
influencias e interrelaciones entre redes, ya sean éstas
estrictamente sociales o bien tecnológicamente mediadas (redes
sociotécnicas apoyadas en medios tecnológicos). La
noción de C.S. vá insertándose paulatinamente
en diferentes disciplinas con sentidos específicos, cada
una con una interpretación particular. Por otro lado el crecimiento
exponencial de los sistemas de redes electrónicas y telemáticas
tanto públicas como privadas (TIC's), puede concebirse teórica
y empíricamente desde la perspectiva de su función
en la promoción y desarrollo tanto cuantitativo como cualitativo
de los contactos -como conexionismo social- entre diferentes actores
sociales (comunidades, agencias estatales y públicas, instituciones,
etc.). Así también el acceso a medios de intercambio
de información y comunicación pueden considerarse
como agentes de crecimiento (o bien de transformación) del
capital social, y de la formación y capacitación de
capital humano y de conocimientos de una comunidad, ya sea ésta
local, regional o mundial, circunscritas a un espacio geográfico
o bien virtual (comunidad virtual sustentada en TIC's).
El "Grupo de Interés
del Capital Social" de la Univ. de Michigan define al CS como
"Los beneficios potenciales, ventajas y tratamiento preferencial
que resulta de la simpatía y sentido de obligación
de una persona o grupo hacia otra persona o grupo de personas. El
Capital Social también incluye los potenciales beneficios,
ventajas y tratamiento preferencial que se origina en la simpatía
y sentido de obligación hacia el yo idealizado".
Esta definición incluye
consideraciones de otras definiciones de C.S.: para Bourdieu (1986),
las obligaciones sociales o "conexiones" son convertibles
en capital económico bajo ciertas condiciones; como un recurso
de los individuos que emerge de sus relaciones sociales (Coleman,
1988); como actividades mutuamente beneficiosas que promueven y
refuerzan un sentido de bien común (Fannie May Foundation,
1996); bien común evidentemente asociable a la noción
de bien público; a la habilidad para crear y sostener asociaciones
voluntarias (Putnam, 1995); a la confianza (Fukuyama, 1995); y a
las relaciones de mutuo cuidado ("caring" en el original
en inglés) entre personas y sus instituciones (Robinson y
Schmid, 1991).
La intensidad y duración
de las relaciones sociales varía de acuerdo a la durabilidad
e intensidad del C.S. creado por las interrelaciones sociales. La
intensidad de éstas puede describirse como una función
directa del tipo regular de comunicación involucrada entre
los actores: cara a cara o bien a través de un medio de comunicación.
La intensidad de las relaciones sociales puede también depender
del sentido y el objetivo de la comunicación establecida.
Si el propósito es fortalecer la propia posición económica,
es totalmente diferente de la que se establece entre amigos o una
pareja que intenta fortalecer sus vínculos emocionales y
su compromiso mutuo.
Una característica del C.S.
es que -a diferencia de otras formas de capital- es intrínsecamente
social desde su origen (las propias relaciones sociales). El capital
financiero se origina en los mercados financieros. El capital humano
se origina en las instituciones y los contextos educativos y de
capacitación, dentro de los cuales -o a través de
los cuales- las "capacidades de funcionamiento", en el
sentido que le otorga el economista hindú A. Sen, pueden
desarrollarse como talentos, técnicas y conocimientos enseñados
y aprendidos (según la calidad del sistema y de los procesos
de enseñanza-aprendizaje). El capital físico, se origina
en la producción y el empleo de bienes materiales utilizados
para el propio proceso productivo. Bourdieu originariamente concibió
el término de capital simbólico para referirse
al acceso y la posesión de bienes culturales, y
otros autores agregan a la lista conceptos como capital emocional
para describir los sentimientos de apoyo, pertenencia y adscripción
a círculos y redes sociales (familia, amigos, iglesias, terapias,
instituciones de contención, etc.).
En el C.S. juegan un rol fundamental
la sociabilidad, las simpatías y el sentido de obligación
y solidaridad que se desarrollan debido a la durabilidad -a veces
la permanencia de por vida- así como la capacidad de las
relaciones sociales para proveer al individuo de afectos, y de la
percepción de que puede recibir con seguridad y repetidamente
un tratamiento preferencial y beneficios en la forma de apoyo afectivo,
bienestar y cuidado material. Así también éste
C.S., en la forma de confianza y simpatía, puede comenzar
a disminuír si no hay reciprocidad, o sea si un individuo,
grupo o institución "usan" su C.S. en forma de
abuso, engaño o extorsión sin demostrar interés
de compensar con alguna forma de acción o de aporte hacia
los demás (interés en mantener y reponer su propio
C.S.).
En todas las relaciones sociales,
los vínculos sólo son posibles si se logra crear un
estado de confianza (propiedad fundamental del capital social de
un grupo humano). En momentos muy especiales de la historia colectiva
o grupal -revoluciones, grandes éxitos, ceremonias religiosas
e institucionales, la muerte de un líder, o el triunfo del
propio club o el seleccionado de fútbol nacional en un evento
deportivo- los grupos humanos pueden expresar una forma de mística
social que podríamos definir como “estado de gracia
secular”. Esto expresa la función de unión y
reunión de un grupo humano en una identificación común
-comunión- con un sentido y un símbolo supraindividual.
La noción de comunión es una dimensión
fundamental de la teoría del C.S.Pero las tramas de la vida
social también son la envidia, los celos, la ambición,
el secreteo y el rumor, que -como la otra cara del mundo de los
sentimientos y las emociones- son las arenas movedizas en que se
disgrega la confianza primordial.
El C.S. del que pueda disponer una
persona, grupo o comunidad, condicionan el acceso a una amplísima
gama de bienes y servicios. Se puede mencionar servicios públicos,
legales, vivienda, educacionales, de empleo, bienestar social, consumo
cultural y simbólico, etc. Así también, el
C.S. puede determinar en gran parte diferentes términos del
intercambio de bienes y servicios: entre miembros de familias, desconocidos,
grupos de interés, etc. El C.S. incide enormemente sobre
los logros laborales y educativos de la persona, sobre las pautas
migratorias (la migración hacia las ciudades, el apoyo al
migrante y la convivencia con parientes).
¿Nuevas metáforas ?: cultura tecnológica,
ciberculturas, etc.
La relación entre los términos cultura y tecnología
revela una estrecha convivencia entre dos universos sociales de
formación de sentido. En una versión neutra, la tecnología
actual ha sido concebida como “control de la naturaleza, y
permanente medio de desarrollo y transformación social al
servicio del hombre”. La "cultura" por otro lado,
es presentada tanto por el Romanticismo como en la incipiente Antropología
del siglo XIX como la descripción y la interpretación
de las tradiciones, las permanencias y la identidad nacional (en
Europa), así como un "muestrario" de la diversidad
humana y de los pueblos en el resto del mundo. También a
comienzos del siglo XIX, en la visión de Saint Simon la cultura
y la tecnología se asocian en una relación positiva
y constructiva. Medio siglo después ya se contraponen entre
sí, con la separación establecida por Dilthey: Ciencias
de la Naturaleza por un lado, y Ciencias del Espíritu por
el otro. La tecnología quedaría en un indefinido rol
de mera aplicación instrumental del saber de las ciencias.
En una mediación entre el saber racional y la realidad.
Pero habrá que esperar la
Segunda Guerra Mundial con sus tecnologías de la muerte masiva
y el surgimiento de las tecnologías de la información
y las técnicas de persuasión y manipulación
al servicio de una racionalidad política y económica,
para que la tecnología revelara sus verdaderas potencialidades.
Potencialidades ya no al servicio de la razón y del sentido,
sino del “sistema”, de los estrategas, del técnico
capaz de manipular el instrumento, el profesional del medio. Surgen
inevitablemente dos posiciones ante lo evidente: la tecnología
como signo del Apocalipsis, o bien como símbolo de la integración
y el desarrollo humano permanente.
Las Tecnologías de la Información
y la Comunicación (TIC's) y las denominadas industrias culturales,
constituyen (junto a la biotecnología) los capítulos
más brillantes -y preocupantes- que ha producido la Cultura
Tecnológica de la era moderna (trabajo del autor, 1982).
Sintetizando, son las “tecnologías de la mente”
por un lado (comunicación, procesamiento de la información
y los conocimientos, producción cultural); y por el otro
las tecnologías del cuerpo (biomedicina, biotecnología,
que tienden a converger con las primeras en complejas tramas de
procesamiento, control, acción y manipulación a distancia).
En las primeras décadas del
siglo XX, los medios de comunicación surgieron como un nuevo
campo de “hechos” tecnológicos, sociales y culturales.
Sociológicamente se han manifiestado como instituciones
sociotécnicas de producción cultural y simbólica
(op.cit, l982). En otras palabras, como una nueva forma de organización
de la producción, la circulación y el consumo simbólico
y cultural que adopta la tecnología moderna de la información
y la comunicación.
Es interesante observar -por debajo
de los discursos y los argumentos promisorios sobre las tecnologías-
la presencia de preocupaciones e intereses políticos y sociales
diversos. Éstos han marcado históricamente tendencias
de desarrollo de los medios de comunicación y las tecnologías
en general, al menos desde el siglo XIX en adelante. Una primera
línea de preocupación evidencia como característica
central lo que podríamos ver como un control centralizado
del espacio y de los intercambios. Una segunda tendencia
se asocia con una temática hegemónica de la CT de
nuestros días: las utopías de futuro,
asociadas a los logros tecnológicos (la Autopista de la Información,
por ej.). La tercera línea de fuerza se asocia con la expansión
constante en el espacio y el tiempo, que en
nuestros días tiende a acelerarse en forma exponencial. Por
último, la relación entre la comunicación y
el individuo muestra una preocupación siempre presente sobre
dos temas: por un lado el crecimiento de la autonomía
individual, y por el otro la preocupación por
la manipulación de las mentes (el "apocalíptico"
tendería a preocuparse por el poder de los medios; el mas
"integrado", por usar la tecnología para su desarrollo
personal excluyente).
En resúmen, podemos sustentar
la hipótesis de que es factible construir tecnológicamente
espacios y tiempos donde los seres humanos establecen interrelaciones
mutuas en tanto actores y observadores (dentro de ecosistemas tecnológicamente
reales, y socialmente "virtuales"). La CT se
va expandiendo con la demanda social inducida por las propias corporaciones,
los medios de comunicación, el mercado omnipresente y la
constante ayuda de alguna “mano invisible”. Es la construcción
sociotécnica de la realidad humana. Es
el pasado y el futuro fundidos en un presente mediático virtual,
registrable y reproducible interminablemente por medios tecnológicos.
La cultura tecnológica mediática puede crear una realidad
fractal. En un futuro no lejano, la miniaturización creciente
podría llegar a incluír el todo en cada parte
componente de un sistema complejo. Cada parte de un conjunto
tecnológico –real o virtual- podría reproducir
a la totalidad del sistema. Las categorías racionales tradicionales
con las que el hombre ha construído su percepción
-ordenada?– de la realidad y el mundo de la experiencia espacio-temporal
y de sentido común podrían volverse obsoletos, como
el individuo sometido al efecto de drogas alucinógenas. Para
el hombre de la calle, la tecnología -la NT-, el conformismo
acrítico y el “mainstreaming” podrían
diluir la débil distancia que separa la realidad de la fantasía
(personal o colectiva ). El control y la manipulación tecnológica
por parte de grandes intereses y la creación de una raza
de tecnólogos hiperespecializados, podrían ser los
reales gestores de una sociedad desmovilizada e inerme,
en el caso de que no se desarrollaran controles y regulaciones efectivas
por parte de un "poder institucional" surgido de los propios
ámbitos de la comunidad y sustentado en instancias legítimas
y legales (acaso los yuppies contemporáneos no representan
un adelanto de este "sistema" global impersonal?; no "gestionan",
orientan y ayudan a tomar decisiones a los inversores en los mercados
financieros del mundo, condicionando la supervivencia de cientos
de millones de seres humanos en todo el planeta?)
Podemos pensar a la cultura a partir
de varios enfoques -y metáforas- diferentes: como un capital
-fundamentalmente simbólico-, o
bien desde la concepción que la literatura francesa ha denominado
"lo instituído", o bien como una
topología de objetos producidos por el hombre.
Los que en sus interrelaciones mutuas han creado los espacios y
los tiempos que habitamos –las “realidades” que
habitamos-. Podemos concebir la cultura como un instituyente ordenador
y “codificador” de la praxis social, y de la producción
y reproducción de bienes tanto materiales como simbólicos.
La cultura concebida como la infinita multiplicidad de objetos producidos
por los hombres, pero además como el universo espacial y
temporal –materializados- que hemos construido para vivir,
creando formas y modelos de artefactos. Podemos pensarla como recursos
tanto materiales como simbólicos e imaginarios, a los cuales
los hombres y las comunidades pueden acceder (en forma totalmente
desigual). Al promover mecanismos e instituciones para el acceso
social al capital simbólico y cultural, -por medio
de sus "objetos", o bien a través de rastros de
la memoria que permanecen del pasado-, una sociedad puede “activarlos
como recursos” utilizados para construir y reconstruir tanto
las prácticas del presente como la interpretación
de la historia, de sus tiempos, de su memoria y sus modelos de identidad.
La cultura en este sentido puede concebirse como el proceso
y la estructura a través de las cuales se construyen y regulan
los usos de los espacios y los tiempos públicos y privados,
colectivos, físicos y también imaginarios. En
todas las sociedades, la cultura ha sido la depositaria del tiempo,
tanto del tiempo pasado-futuro como del presente, y por ende la
fuente de reconocimiento del ser y de la identidad de cualquier
sociedad.
Una característica crítica
de nuestros tiempos, consecuencia en buena medida de la revolución
tecnológica, es la pérdida de estos marcos de referencia
en los tiempos y los espacios, determinados por la aceleración
tecnológica, las demandas de los mercados globalizados, los
cambios de los procesos productivos, el trabajo y el consumo. Se
trastrocan los tiempos, los valores y las necesidades de grandes
masas de población, las que tienden a ser marginadas de todo
control sobre los cambios y sobre sus propias vidas. Es interesante
recordar que la antropología denomina a este proceso aculturación,
y que el antropólogo francés M. Augè define
la pérdida de identidad y significado de los espacios públicos
en ésta posmodernidad (o "sobremodernidad", como
prefiere llamarla), como un "no lugar", un vacío
de espacio significativo, la pérdida de una marca de identidad.
Con respecto a la formación y la pertenencia de los individuos
a colectivos y a identidades sociales (un buen ej. de capital social
y cultural), R. Castel describe el proceso de pérdida de
sentido de pertenencia social en los inmigrantes, como "desafiliación
social". En este sentido, los síntomas de desafiliación
social parecen una característica común de nuestros
tiempos de cambios acelerados, de incertidumbre generalizada. No
estaremos todos "desafiliados" con la realidad, con la
cultura, con la historia? No es ésto lo que revela el arte
contemporáneo, como síntomas de una "pérdida
de realidad", como un reflejo de espejismos en una constante
búsqueda de la novedad?
Estudiar las lógicas sociales
y culturales de los procesos asociativos, la incidencia de las NT
en los mismos; los discursos que circulan, las instituciones, sus
mecanismos y creencias, sus transformaciones, su crecimiento y estabilización,
así como los procesos de conflicto y destrucción de
los mismos; constituyen un objetivo fundamental de investigación
para las diferentes disciplinas sociales, y en especial para promover
el conocimiento de los sistemas, las estructuras y los procesos
de producción y reproducción social y cultural.
Solitario y final
El "estado
de situación" creado por un nuevo universalismo, inducido
por las aperturas de los mercados y las comunicaciones ha puesto
en jaque valores, y "conceptos fuerza" tradicionales como:
identidad, democracia, equidad, diferencia, etc. "El extrañamiento
domina la escena: desestabilizados, desorientados, perdidos en el
tiempo y el espacio, es como si todos fuéramos homeless,
sin casa; sin una consistencia subjetiva palpable, sin la familiaridad
de ciertas relaciones con el mundo, sin sentimientos compartidos.
De esa casa invisible -pero real- carece la humanidad globalizada"
(S. Rolnik, escritora brasileña). Esta es una hermosa manera
de describir en clave poética, la sensación de desencanto,
desrealización y precariedad que aqueja a buena parte de
la humanidad. Y también podría ser una descripción
de la sensación de pérdida de capital social, simbólico
y afectivo, desde la perspectiva del "estado de situación"
de la subjetividad de nuestros tiempos.
1) En febrero de 1987, se organizó
en las Naciones Unidas un seminario sobre "Internacionalización
de la Economía de la Información y los Servicios,
un nuevo desafío para el Tercer Mundo". Como único
representante sudamericano, podía argumentar entre dos posiciones
enfrentadas: la postura dominante, sostenida por los representantes
de los Estados Unidos, expresaba la necesidad de un "libre
flujo de información y de tecnologías". La postura
opuesta -sostenida por el Brasil y en especial por la representación
hindú- argumentaba que en una nación de casi mil millones
de personas y sin recursos-, era inevitable desarrollar una industria
informática nacional. La respuesta norteamericana parecía
partir de una lógica de hierro, sostenida en el argumento
del acelerado desarrollo tecnológico y la consiguiente obsolescencia
de la producción autónoma en un país subdesarrollado.
Con paternalismo primermundista, un investigador de la universidad
de Columbia aseguraba que en un par de años, la tecnología
hindú sería obsoleta. El hindú sin embargo
parecía contradecir esa lógica con argumentos de economía
política que encrespaban el determinismo tecnológico
norteamericano "los hindúes no tenemos otra alternativa
que proteger y desarrollar nuestro propio mercado".
14 años después -en el 2000- la India exporta software
por mas de 6.000 millones de U$S (y también sus ingenieros,
que constituyen 1/3 del plantel norteamericano). Ha construído
su versión del Silicon Valley en Bangalore, aunque
solo tiene 1 millón de usuarios en un océano de cientos
de millones de marginados.
2) Vale la pena reproducir parte
de la propuesta elaborada por S. Finquelievich, como temáticas
para la Comisión de "Innovación Tecnológica
y Sociedad". XXIII Congreso de la Asociación Latinoamericana
de Sociología (ALAS). Octubre/noviembre del 2001, Guatemala.
"Los estudios de la innovación
aportan elementos para mejorar la comprehensión de las dimensiones
social, material y simbólica en las que se despliega el fenómeno
tecnocientífico. Se estudia cómo la innovación
produce nuevos elementos teórico-metodológicos que
permiten a los colectivos e individuos hablar intersubjetivamente
del mundo. Cómo ella proporciona los artefactos para la reproducción
material de la sociedad; y, finalmente, cómo recrea las relaciones
entre los actores sociales e institucionales de la sociedad contemporánea
y entre los actores y la naturaleza. Algunas de las cuestiones que
proponemos explorar en esta comisión de trabajo son las siguientes:
¿Cuáles son las nuevas formas de socialización
en los espacios de relación facilitados por las nuevas tecnologías?
¿Qué nuevas fragmentaciones sociales se crean? ¿Cómo
narra la gente sus mundos tecnológicos (máquinas,
cuerpos reinventados, naturalezas modificadas) y cómo las
instituciones se reorganizan a partir de las nuevas tecnologías?
¿Cómo se organizan las comunidades de científicos
e ingenieros para producir hechos científicos y tecnología?
¿Cómo se transfieren, adoptan y adaptan los resultados
de la tecnociencia? ¿Cómo inciden en el desarrollo
social en América Latina? Y finalmente, ¿Cómo
se está estudiando, desde la sociología latinoamericana,
la interfase entre innovación tecnológica y sociedad?"
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Eduardo
A. Vizer |