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Por Francisco
Romero
Número 40
"El pan que retienes
le pertenece al hambriento, la ropa que desechas, al desnudo, y
el dinero que entierras es la redención y la libertad del
desposeído"
Tomas de Aquino, Summa Theologica, II-II, Q 66 A 7
"El ser humano
es aquel punto del universo donde se produce el desbordamiento de
la responsabilidad"
Emmanuel Levinas
Introducción
El rol que juega
el Estado en la economía se ha visto disminuido entre otros
factores debido a la liberalización del comercio internacional
y las grandes transacciones financieras, la consolidación
de los negocios como grandes corporaciones globales y el libre manejo
de la información por medio de nuevas tecnologías.
Todo esto ha contribuido al fortalecimiento de las empresas y en
algunos casos al debilitamiento de las habilidades del estado como
proveedor de bienes públicos y privados en los ciudadanos.
Como consecuencia de estos factores ha habido un incremento en la
conciencia de la responsabilidad social de las empresas privadas
en el entorno internacional. Bull, Benedicte (2003:2)
Este tema ha ido creciendo por parte
de los diferentes actores que están involucrados en el proceso,
dándose una serie de debates con respecto a los enfoques
con que se esta abordando el tema. De ahí que lo que se pretende
en este documento es revisar el rol que juega el ser humano como
elemento de trabajo, su relación con la naturaleza, la relación
del hombre con el hombre y la postura de la dignidad humana como
elemento humanizante.
Desarrollo
En una era posmoderna
donde hay una visión del mundo que nadie quiere identificar,
en una cultura que nadie quiere definir (Gasperín, 2004),
se siguen suscitando una serie de cambios que han venido afectando
a las instituciones mismas y sus relaciones con la sociedad. Las
empresas como entidades generadoras de economía, trabajo,
producción y transformación de bienes y servicios,
entre otros, juegan una parte muy importante del desarrollo de la
sociedad y su pensamiento.
Ahora, como bien ha dicho el Dr.
José María Mardones: “El siglo XX ha sido un
escaparate del horror de la inhumanidad”, y es por esto y
otras razones que es de vital importancia revisar el papel que esta
jugando la empresa en la sociedad, las funciones de sus empleados
como elementos de trabajo y lo que se ha denominado responsabilidad
social empresarial. Es pertinente mencionar que el presente trabajo
se divide en cuatro segmentos: La naturaleza humana y la relación
hombre-naturaleza (el ser humano y su capacidad de adaptación
delante de la naturaleza), doctrina social cristiana (la visión
del hombre y sus características), responsabilidad social
empresarial (concepto y situación actual), Ética de
la alteridad (visión de Emmanuel Levinas donde somos por
los otros) y las conclusiones.
Naturaleza humana y la relación
hombre-naturaleza
Sin querer entrar en reduccionismos y partiendo de la base que el
hombre es un ser cultural por naturaleza e inacabado como parte
de su condición humana, podemos decir que la naturaleza
humana exige la cultura, esa naturaleza del hombre implica
unas necesidades y unas capacidades o potencialidades,
desplegadas a partir de las aptitudes que reemplazaron los instintos.
Donde Erich Fromm va a manejar las capacidades como el “poder
de” relacionarse el hombre activamente con el mundo y con
los otros en el plano del pensamiento, sentimiento y acción.
De acuerdo al autor son precisamente estas potencialidades (trabajo
productivo, amor y razón) las que van a darle el carácter
de desarrollo humanizante a la vida del hombre. Pérez
Tapias, José Antonio (2000: 188)
José Antonio Pérez
Tapias va a realizar una correlación entre las tres potencialidades
humanas recién mencionadas y la temática habermasiana
de los intereses: el interés técnico,
el interés práctico y el interés
emancipatorio. Donde el interés emancipatorio va
a ser aquel que tarda más en madurar, ya que depende de la
autorreflexión en la que se aúnan conocimiento crítico
y voluntad para hacer valer las exigencias de la dignidad humana
frente a las relaciones de dominio. El interés técnico
aquel que promueve el dominio de la naturaleza y el interés
práctico el que tiene que ver con el entendimiento interindividual
y que dan lugar como factores posibilitantes al trabajo y la comunicación
como pilares de la cultura. Y es precisamente el interés
emancipatorio el que va a jugar el papel de establecer las
condiciones de una vida digna para todos buscando el sentido humanizante
que es derivado de los otros dos intereses, orientando el sentido
del trabajo y la interacción comunicativa.
Ahora, la relación hombre-naturaleza
se va a dar debido a la capacidad de adaptación que tiene
el hombre para transformar la naturaleza y así asegurar su
supervivencia inmediata, rasgo distintivo del ser humano como parte
del mundo cultural que genera. El trabajo, entonces, va a ser visto
como ese intercambio con la naturaleza – conceptualización
original que no contemplaba los procesos que no implican transformación
de la naturaleza y que se manejan hoy en día como “servicios”
– que presupone un esfuerzo y que va a configurar a la sociedad
y al hombre. Esta actividad laboral se da gracias a que hay una
producción de energía y bienes, así como actividad
económica organizada. Esta actividad económica a su
vez va a enmarcar determinadas relaciones sociales que implican
relaciones de poder – políticas – y que lo que
buscan como fin la obtención, distribución y consumo
de bienes. Pérez Tapias, José Antonio (2000: 189)
La postura de la Doctrina Social Cristiana se basa en cuatro principios
básicos: la dignidad de la persona humana, el bien común,
la subsidiariedad y la solidaridad. Dichos conceptos serán
revisados con detenimiento en el siguiente apartado.
Aquí cabe mencionar que el
enfoque utilitarista de John Stuart Mill y Bentham nos ha enseñado
que el fin último – como concepción original
- es la búsqueda de la felicidad para la mayor cantidad de
personas, traducido a la época actual, la obtención
máxima de bienes (output), con el mínimo esfuerzo
(input). O como lo pusiera Milton Friedman en 1970, maximizar el
beneficio económico lo más posible, que es precisamente
el tipo de conceptualización imperante y que ha regido a
la empresas que operan en el libre mercado.
Actualmente, en el trabajo se va
a ver reflejada la ambigüedad en la cual está enmarcada
la realidad del hombre, el trabajo que va a ser humanizante –
de acuerdo a la concepción de Hegel – como fenómeno
de autorrealización del propio hombre, y el que va a ser
alienante, que es cuando el hombre se visualiza solo como trabajador
– Marx menciona esto en sus Manuscritos - y es reducido solo
a eso, un mero trabajador. Es pertinente mencionar que el trabajo
a su vez es competencia y va a exigir colaboración, y es
en ese momento que se activa el interés técnico
el cual va a ir tras el dominio de la naturaleza y que en principio
va a ser visualizado como beneficio del hombre, sin embargo, que
no va a tener condiciones de una sociedad justa, sino que va a operar
bajo relaciones humanas configuradas como relaciones de dominio.
El objetivo inicial de la actividad humana va a tergiversarse así
en alienación debido al proceso de explotación económica.
La voluntad de dominio de la naturaleza que el trabajo requiere
evolucionará como siguiente paso en dominio de unos hombres
por otros. Pérez Tapias, José Antonio (2000: 193)
Como diría Pérez Tapias,
por la historia económica de la humanidad y su trabajo, va
a estar presente su alienación y emancipación. Aquí
cabe hacer hincapié en que si no hay formas humanizantes
de trabajo, no habrá emancipación.
La Doctrina Social Cristiana va
a estipular a este respecto que:
La relación capital-trabajo es actualmente injusta y
por eso conflictiva. En virtud de una ley económica
absolutamente incontrastable, toda acumulación de capital
corresponde a los ricos, los empresarios, propietarios o poseedores
de los medios de producción, y aplican el principio de máximo
rendimiento, sobre todo en salarios, mientras que los trabajadores
ofreciendo sus fuerzas para el trabajo, quedando totalmente desprotegidos.
Con esto llegamos al enfoque postmarxista
del trabajo, donde la visión ha evolucionado de una economía
capitalista de producción a una economía de consumo
–aquí Adela Cortina hará un análisis
del fenómeno en su libro “Por una ética del
consumo” donde se cuestiona si el hombre esta verdaderamente
“determinado” por éste tipo de economía
- . Al verse afectado nuevamente el sistema económico se
plantean problemas nuevos que requieren ser trabajados desde nuevas
perspectivas, ya que hay varias cuestiones que se visualizan:
1. La supervivencia de la especie,
la cual se encuentra en peligro debido a lo irracional de la producción
económica afectando a su vez el “desarrollo sostenible”,
ecología, materiales de producción, etc., acrecentando
a su vez las diferencias entre las sociedades (Norte-Sur). El mismo
Hans Jonas hablando de la tecnología como objeto de la ética
va a apelar a la responsabilidad con las generaciones futuras, esto
es, la posibilidad de poner en riesgo las generaciones futuras como
especie humana.
2. A este paso no habrá trabajo para todos, inducido
por el sistema económico que condena a personas y a sociedades
a la marginación de la periferia y todas sus consecuencias.
David Sobrevilla hace referencia
a la situación cultural postmoderna así: “La
época postmoderna conoce además la plena eclosión
de un nuevo capitalismo, el capitalismo consumista, que tiene en
el consumo inmediato el principal resorte para la misma producción.
Esa espiral de productivismo-consumismo, donde los dos vectores
se alimentan uno al otro de forma al parecer imparable, es uno de
los principales factores de la crisis ecológica provocada
ya por nuestra civilización científico-técnica
y su sistema económico industrial-capitalista”. Aquí
queda muy claro que la espiral en el sistema económico-social
parece ser una espiral sin fin, se visualiza que es necesario algún
tipo de cambio ya que este proceso de seguir como está planteado
hasta este momento va a generar rupturas fuertes que tienden a la
autodestrucción del ser humano como especie.
La Doctrina Social Cristiana
El sistema económico
actual occidental ha generado una profunda desigualdad social, lo
cual va a ser claramente expuesto por la Iglesia Católica
en una serie de documentos a lo largo de la historia de la institución.
En la actualidad hay una serie de principios que están agrupados
en lo que se puede conceptualizar como una doctrina moral y que
se denomina la doctrina social cristiana.
Con respecto al sistema económico
actual la doctrina menciona lo siguiente:
Sobre estas nuevas condiciones
de la sociedad ha sido construido un sistema que considera el
provecho como motor esencial del progreso económico la
concurrencia como ley suprema de la economía, la propiedad
privada de los medios de producción cómo un derecho
absoluto, sin límites ni obligaciones sociales correspondientes.
Este liberalismo sin freno, que conduce a la dictadura, justamente
fue denunciado por Pío XI como generador de "el imperialismo
internacional del dinero".... Sería injusto que se
atribuyera a la industrialización misma los males que son
debidos al nefasto sistema que la acompaña (Populorum Progressio
26 (1967) - Paulo VI). Textos olvidados de la Doctrina Social
de la Iglesia (1996).
Este texto es valioso por que plasma
la visión de la Iglesia Católica y su interpretación
sobre la evolución de un sistema económico que rige
al mundo occidental, lo más paradójico es que el texto
arriba mencionado tiene casi cuarenta años y tiene una vigencia
sorprendente. Algunas de las interpretaciones que se pueden extraer
son las siguientes:
1. Acumulación de recursos
y de poder que solo van a ser de unos cuantos. La dictadura económica
se apodera del mercado libre.
2. El sistema económico-social es antinatural. El sistema
no es de justicia y paz. Y lo es por que se basa en un materialismo
idólatra. Paulo VI
3. Radical primacía de las estructuras económicas
sobre las estructuras humanas.
El modelo económico social
no puede legitimarse por si mismo, por – mucho -más
tiempo ya que las divisiones y fracturas son cada vez mayores, la
pobreza y pobreza extrema se agigantan cada año y la capacidad
de mano de obra y de un consumo (economía de consumo) se
esta cerrando las puertas el modelo por si mismo. Los porcentajes
de personas que tienen poca o nula capacidad de consumo se va acrecentando
conforme pasa el tiempo. Algunas de las consecuencias del sistema
económico-social visualizadas por la Iglesia son:
1. El consumismo como antiecología
personal y ambiental . Éste fenómeno esta opuesto
per se como modelo económico a la satisfacción de
las necesidades humanas y al enfoque ontológico que ayudará
al hombre a ser una persona madura e integral. Como consecuencia
trae el peligro ecológico ya que el hombre consume de manera
excesiva y desordenada los recursos de la tierra generando un error
antropológico, que puede costarle la subsistencia a la especie.
Aquí hay una serie de posiciones de diversos autores e instituciones
que están peleando muy fuertemente este punto ya que en la
actualidad se tienen estudios que comprueban la alteración
del medioambiente y los efectos que están causando en el
equilibrio natural de la tierra. El mismo concepto de responsabilidad
social empresarial contempla como uno de sus puntos el desarrollo
sustentable y el impacto de sus acciones en el medioambiente.
2. La deuda externa como expolio perpetuo. En aras del
desarrollo el instrumento elegido para ayudar a los países
en vías de desarrollo se ha vuelto un mecanismo contraproducente.
No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas
con sacrificios insoportables.
3. La amenaza armamentista. La justicia, la recta razón
y el sentido de la dignidad humana exigen urgentemente que cese
ya la carrera de armamentos. Las consecuencias de esto son devastadoras.
Textos olvidados de la Doctrina Social de la Iglesia (1996).
Las consecuencias aquí mencionadas
de ninguna manera son todas las que el sistema económico-social
de occidente genera, solo son las que la Iglesia Católica
menciona como puntos más importantes.
Pero ¿qué es la Doctrina
Social Cristiana? La Iglesia deja claro que su doctrina social no
es una «tercera vía», un camino intermedio entre
el capitalismo y el socialismo. No tiene nada que ver con una agenda
económica o política, y no es un «sistema».
No es una propuesta técnica para solucionar los problemas
prácticos, sino más bien una doctrina moral, que surge
del concepto cristiano de hombre y de su vocación al amor
y a la vida eterna. Es una categoría propia. Es un conjunto
de principios, criterios y directrices de acción, con el
objeto de interpretar las realidades sociales, culturales, económicas
y políticas, determinando su conformidad o inconformidad
con las enseñanzas del Evangelio sobre la persona humana
y su vocación terrenal y trascendente. Williams, Thomas (2003)
Ahora ¿cuál es el
contenido de su enseñanza? Ellos la dividen en tres niveles:
1. Principios y valores fundamentales.
La doctrina social adquiere sus principios básicos de la
teología y la filosofía, con ayuda de las ciencias
humanas y sociales que la complementan. Incluyen la dignidad de
la persona humana, el bien común, la solidaridad, la participación,
la propiedad privada, y el destino universal de los bienes. Los
valores fundamentales incluyen la verdad, la libertad, la justicia,
la caridad y la paz.
2. Criterios de juicio: para los sistemas económicos, instituciones,
organizaciones.
3. Directrices de acción: opiniones contingentes sobre acontecimientos
históricos. Esto es el resultado de la experiencia pastoral
de la Iglesia y de la percepción cristiana de la realidad;
la opción preferencial por el pobre, el diálogo, y
el respeto por la autonomía legítima de las realidades
políticas, económicas y sociales. Williams, Thomas
(2003)
En cuanto a los fundamentos de la
Doctrina ellos estipulan que el primer fundamento es el primer mandamiento
de Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a
uno mismo. Éste es un principio muy importante para superar
la tendencia a ver la separación de la economía y
la política de la moral. Ahora, el mandamiento debería
representar el fundamento general de la Doctrina, sin embargo, hay
cuatro principios básicos que la soportan como si fueran
las columnas del edificio. Estos principios son: la dignidad de
la persona humana, el bien común, la subsidiariedad y la
solidaridad.
- Dignidad de la persona: Cada
persona es creada a imagen y semejanza de Dios tiene una dignidad
inalienable y, por tanto, debe ser tratada siempre como un fin
y no sólo como un medio. La Iglesia piensa primero en términos
del individuo, la persona individual y defiende la dignidad de
cada uno de ellos. Y como parte de su pensamiento el estado, en
particular, tiene el deber de proteger los derechos de las personas.
- El bien común: El Concilio
Vaticano II lo define como «el conjunto de condiciones de
la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno
de sus miembros el logro más pleno y más fácil
de la propia perfección» («Gaudium et Spes»
26, ver GS, 74; y El Catecismo de la Iglesia Católica,
1906). El «bien común» no es exclusivamente
mío o tuyo, y no es la suma de los bienes de los individuos,
sino que crea más bien un nuevo sujeto nosotros en el que
cada uno descubre su propio bien en comunión con los demás.
Por ello, el bien común no pertenece a una entidad abstracta
como el estado, sino a las personas como individuos llamados a
la comunión –posteriormente se va a analizar la concepción
de Levinas de la otredad y veremos que dice el autor al respecto-.
El hombre es fundamentalmente
(y no sólo circunstancialmente) social, relacional e interpersonal
–este punto coincide con el enfoque de la relatividad que
será fundamental ya que postula la relación de los
elementos como concepto incluyente del otro, también coincide
con la visión que tiene Levinas de que el ser es relación
antes que pensamiento-. Nuestro bien común es también
necesario para mi propia plenitud, para mi propio bien personal.
Cada persona crece y alcanza la plenitud dentro de la sociedad
y a través de la sociedad. Por ello, el bien común
se distingue pero no está en oposición al bien particular
de cada individuo. Con mucha frecuencia tu bien y mi bien se encuentran
en nuestro bien común. El
bien común se opone al utilitarismo, la idea de la felicidad
(placer) más grande posible para el mayor número
posible de personas, conduce inevitablemente a la subordinación
de la minoría a la mayoría. Por eso, la persona
humana individual excluye la posibilidad de subordinar el bien
de uno al de los demás, de tal modo que se convierta el
primero en un medio para la felicidad de los demás. Williams,
Thomas (2003)
- Subsidiariedad: Queda formulada
en la encíclica de 1931 “Quadragesimo Anno”
bajo el papado de Pío XI. Este principio nos enseña
que las decisiones de la sociedad se deben quedar en el nivel
más bajo posible, por tanto al nivel más cercano
a los afectados por la decisión. Este principio es formulado
cuando el mundo se ve amenazado por sistemas totalitarios con
sus doctrinas basadas en la subordinación del individuo
a la colectividad. Los problemas sociales deberán ser resueltos
primeramente desde la individualidad antes de que la colectividad
–alias el Estado– interfiera. El Filósofo Emmanuel
Levinas va a sostener que el tú interpela al yo como condición
básica de comunicación, relación, etc.
- Solidaridad: Es formulada en
1987 por Juan Pablo II en su carta encíclica “Sollicitudo
Rei Socialis". Al hacer frente a la globalización,
a la creciente interdependencia de las personas y los pueblos,
debemos tener en mente que la familia humana es una. La solidaridad
nos invita a incrementar nuestra sensibilidad hacia los demás,
especialmente hacia quienes sufren. Donde la solidaridad no es
simplemente un sentimiento, sino una «virtud» real,
que nos permite asumir nuestras responsabilidades de unos con
otros. Williams, Thomas (2003)
Si bien queda muy claro que la visión
del hombre que tiene la Iglesia Católica es desde la religión,
es sumamente importante tomar en cuenta y rescatar los elementos
humanizantes que proclama la Doctrina y que la misma antropología
ya tiene bien identificados. Esto es, el reconocimiento a la dignidad
humana del ser como principio primario y fundamental. A partir de
ahí - desde la ontología – se propone revisar
los demás conceptos (p. ej. Solidaridad, bien común,
subsidiariedad, justicia social, etc.) y hacer una propuesta que
retome al hombre sin absolutizar procesos.
Responsabilidad Social Empresarial
¿Por qué este
tema es de vital relevancia en nuestro tiempo? En la actualidad
hay un desorden social que requiere la especial atención
de todos. Dicho desorden se ha dado por la falta de participación
de los diversos sectores - que conforman la sociedad - para combatir
la pobreza. Este asunto es uno de lo signos inequívocos del
fracaso de la modernidad, donde el progreso económico y la
distribución de la riqueza han jugado un papel clave en la
desigualdad. Como consecuencia de esto y de una nueva conciencia
colectiva las funciones de la empresa están evolucionando,
perfilándose por medio de presiones y cuestionamientos –
internos y externos - hacia una nuevo concepto de empresa, que deberán
de derivarse en una definición de nuevos roles y funciones
a desempeñar.
¿Qué es lo que significa
Responsabilidad Social Empresarial?
El World Business Council
for Sustainable Development (WBCSD) va a definir la RSE como: “El
compromiso de la empresa para contribuir en el desarrollo económico
sostenido trabajando con, empleados, sus familias, la comunidad
local y toda la sociedad para mejorar la calidad de vida”
(Holliday, Schmidheiny and Watts 2002:103)
Adela Cortina va a mencionar con
respecto al tema:
La responsabilidad social va más
dirigida a lo que llamaríamos el interés universalizable.
No se trata de optar por una ética desinteresada, sino
que se trata de una ética del interés universalizable,
es decir, del interés de todos los afectados por la empresa.
Por tanto, la responsabilidad social se distinguiría del
derecho y también de la filantropía. Cortina, Adela
(2003:5)
En dicha conferencia Cortina parafraseará
a Alasdair MacIntyre diciendo que toda actividad se legitima socialmente
por perseguir un bien interno, una meta.
Por lo que preguntaríamos,
¿cuál es la meta de la empresa? Solo
habría dos metas para la empresa como primera instancia:
1. Maximizar le beneficio económico
(Milton Friedman, 1970)
2. Aumentar el beneficio para el accionista y, además, cumplir
la ley. – economía y ley serían por lo tanto,
las dos claves del mundo empresarial.
Sin embargo, hay la posibilidad
de tener una tercera opción que viene desde los años
20´s y es la que visualiza a la empresa como el organismo
que tiene que satisfacer necesidades humanas, asumiendo
su responsabilidad social corporativa a través de la obtención
del beneficio. El beneficio sería, pues, un mecanismo para
realizar esa meta de la empresa. Por lo que la responsabilidad social
va a consistir en
Asumir voluntariamente las consecuencias
de la empresa en el medio social y en el medio ambiente. Por tanto,
va más allá de lo que exige el derecho. Esto se
ve claramente en el inglés, con la distinción entre
accountability y responsibility, ya que no se trata sólo
de dar cuentas, que es lo que exige el derecho, sino de asumir
una responsabilidad que no se exige legalmente, sino que la empresa
asume voluntariamente y, por tanto, va más allá
del propio derecho. Cortina, Adela (2003:5)
Al respecto del concepto de responsabilidad
el Prof. Herman Roberto Thiry-Cherques comenta: “La responsabilidad
es distinta de la sujeción a la prestación de cuentas
– accountability -. Aunque ambas compartan la implicación
de pena, la sujeción a la prestación de cuentas es,
esencialmente, externa a la persona o a la empresa”. Thiry-Cherques,
Herman (2003:2)
El concepto de responsabilidad manejado
por el Profesor Herman Roberto Thiry-Cherques en su documento: “Responsabilidad
moral e identidad empresarial” parte del punto donde las empresas
están siendo interpeladas a las responsabilidad, ya que se
ha comprobado que hay una serie de equívocos con respecto
a la economía y los efectos sobre la sociedad. Se les esta
responsabilizando por la indiferencia e imprudencia que nos han
llevado a una situación de riesgo físico y espiritual.
La corrección que se vislumbra hasta el momento es integrar
la responsabilidad social al conformar la nueva identidad de las
empresas.
Para proseguir con este tema es
preciso comprender el concepto de responsabilidad. La responsabilidad
la vamos a entender como la obligación de responder (Mardones,
2004). Donde la responsabilidad social comprende el deber de personas,
grupos e instituciones con relación a la sociedad como un
todo, o sea, con relación a todas las personas, todos los
grupos y todas las instituciones. La responsabilidad es lo que nos
hace sujetos y objetos de la ética, del derecho, de las ideologías,
y si queremos de la fe. Es lo que nos torna posibles de sanción,
de castigo, de reprobación y de culpa.
Cabe aclarar que en este ensayo
por el objetivo que se busca solo se hará alusión
a la responsabilidad moral, sin dejar de mencionar que la empresa
tiene otros tipos de responsabilidades como: legal, institucional,
religiosa y moral. Sin embargo, todas ellas tienen la misma raíz
spondere que decir promesa. Re-spondere
que socialmente significa cumplir con el compromiso mutuo entre
el agente y la sociedad, es cumplir con una obligación mutua.
La última diferencia a tratar
es la que separa la responsabilidad social moral de la ética,
esto es, debido a que la ética trasciende en mucho a la responsabilidad.
La ciencia de la ética opera sobre dos pilares: uno teórico
(determinar los fundamentos de la moral), y el otro, práctico
(aplicación de los fundamentos). En resumen: la responsabilidad
social moral es solo un segmento de las obligaciones éticas.
Ser moralmente responsable es cuidar que el output de la empresa
no repercuta negativamente sobre los seres humanos, incluyendo a
las personas que allí trabajan. Eso comprende a cada ser
humano y a la humanidad como un todo -retomaremos este último
punto ya que Levinas maneja el concepto de responsabilidad partiendo
desde la posición que es el otro quién se nos revela-.
En cuanto a la responsabilidad
de la persona como sujeto moral que realiza la ética es pertinente
mencionar, que en el marco institucional hay tres elementos que
no se nos deben escapar –sin olvidar que en última
instancia se es moralmente responsable a nivel personal- :
- Específicos aspectos
coaccionantes de la iniciativa personal.
- Una expresión de corresponsabilidad
que puede tener efectos paradójicamente contrapuestos:
diluir la responsabilidad personal, por otro aumentarla, poniéndola
a la medida de los grandes retos que sólo desde las instituciones
y su inherente corresponsabilidad se pueden afrontar.
- Específicas y variadas
conexiones, según los casos, con la dinámica política
de la sociedad. Etxeberria, Xavier. (2002:180)
Como menciona Xavier Etxeberria
en su libro de Ética de las Profesiones, el parte
de la base que en la ética de la solidaridad se
revela el sentido pleno de la justicia y se afirma el deber de ayuda
positiva al otro necesitado. Entendiendo como solidaridad extragrupal
o abierta aquella que se define por los siguientes rasgos:
- Es solidaridad dirigida a todo
el ser humano (totalidad en profundidad) y a todos los seres humanos
(totalidad en amplitud). Es decir, ningún ser humano, me
es ajeno.
- Es solidaridad que se expresa
en el marco de la igualdad, es decir, solidaridad que asume la
justicia con todo lo que ella implica: obligatoriedad, horizonte
de igualdad, perspectiva estructural.
- Es solidaridad que se abre a
todos desde la perspectiva de los menos favorecidos. En realidad
se define por su compromiso respecto al amenazado, no se define
por su imparcialidad, sino por su “parcialidad” por
el débil y oprimido.
Sin embargo, hay que ser conscientes
de sus riesgos:
- Creernos secretamente superiores.
- Ayudar desde el horizonte de
nuestros propios objetivos y valoraciones, sin estar abiertos
a los del otro.
- Ser los únicos sujetos
ante unos “objetos” que reciben nuestras atenciones.
Para evitar estos riesgos es fundamental:
- Que la solidaridad se viva en
el marco del paradigma moral que sintetiza las tres dimensiones
aparecidas hasta ahora: justicia-solidaridad-autonomía:
que la justicia marque el mínimo moral prioritario y universalizable,
garantizando que la solidaridad sea auténtica; que la solidaridad,
por su parte, revele el sentido último de la justicia y
que la autonomía exprese la madurez moral.
- Que se tenga una fuerte conciencia
de nuestra independencia mutua y del amplio abanico de necesidades,
posibilidades y derechos en el que todos podemos vivir nuestro
papel de dar y recibir.
- Hay que vivir la solidaridad
no como pura iniciativa sino como secreta obediencia a la “extraña
autoridad desarmada” del otro que me interpela (Levinas).
Ética de la alteridad
El filósofo Emmanuel
Levinas va a postular que la ética no es un saber, tampoco
una toma de conciencia, sino es la revelación del otro donde
el yo responde a una interpelación que se esta haciendo.
La actitud ética va a ser precisamente el atender la necesidad
del otro, a su indigencia, acoger al otro en su desvalimiento. Recordemos
que para el filósofo el ser es relación antes que
pensamiento, somos por los otros. Levinas coincide en este punto
con lo que hemos visto en el curso de Filosofía de la cultura
donde se argumenta (Humanismo) que la postura de la relatividad
es aquello que esta relacionado, no en términos de imposición
como racionalidad absoluta, sino en términos incluyentes
donde vienen aparejados la responsabilidad y legitimación,
donde la responsabilidad va a ser legitimada y habrá, por
ende, un rompimiento en la emisión de juicios, habrá
un completo reconocimiento del otro como persona, se dará
el respeto a sus derechos y dignidad humana.
El otro es interesante, todos necesitamos
del otro. El otro es valioso, presupone mi limitante, mi finitud.
El otro más que constituirse en mi diferencia, es mi excepción,
es aquello que yo no soy. Parte del presupuesto que en la relación
lo primero no es el yo que se abre a un tú, sino que el yo
acepta una interpelación del tú. Yo respondo al otro
– obligación -, yo me debo al otro y soy su rehén.
Si esto es cierto, para ser entes morales nos tenemos que hacer
en cada una de las interpelaciones, la dignidad la obtenemos al
ser capaces de respuesta ante el otro. Más allá de
seguir viendo la responsabilidad social de las empresas como el
conjunto de deberes morales que en las personas que las dirigen,
tienen para con la sociedad y viéndolos desde el punto de
vista preventivo – deterioro del medio ambiente -, deberíamos
de buscar obtener nuestra dignidad como seres humanos al ser capaces
de dar respuesta ante el otro1
. Debemos ejercer la ética de la responsabilidad que significa
una ética de la heteronomía, donde la obligación
que tengo de interpelar al otro aparentemente es una arbitrariedad
del otro (Mardones, 2004).
Ahora, si nos pusiésemos
en los zapatos de las personas que difieren con el modelo de Levinas
y soportan el modelo de Buber donde primeramente el yo se abre a
un tú, ellos argumentarían que parten de conceptos
como igualdad, reciprocidad y simetría, que no es la interpelación
del otro lo que me va a mover a esa reciprocidad. ¿Qué
responderíamos? ¿Cómo se puede amarrar la concepción
de Levinas y la concepción del otro a la responsabilidad
que tienen las empresas para con la sociedad? Podríamos decir
que la ética no se funda en la voluntad liberal sino en la
acogida del otro, donde lo que se pone a prueba es la capacidad
de respuesta del Yo ante esa interpelación. La confianza
–Amor- del Tú – necesitado – sobre el Yo.
Pero ¿qué es lo que pide el otro ante el Yo? La última
instancia es Amor, por lo que la responsabilidad que Yo tengo es
ante cualquiera, sin entender esto como una carga moralista que
nos lleve al desentendimiento. No es moralina. Hay que entender
esto y contextualizarlo desde el punto en el que no soy culpable
de todo, pero si soy responsable. ¿De qué soy responsable?
Soy responsable de la posición que tome con respecto a la
desigualdad, pobreza, miseria, injusticia social, etc. No puedo
tener una neutralidad ya que somos por los otros. No se me pide
ser bueno, sino que se me empuja a ser bueno, esto es, estoy obligado
en la relación misma a hacer el bien. Levinas va a decir:
“La libertad es una vocación hacia el otro”.
Conclusiones
El proceso o movimiento
que ha seguido el enfoque económico-social nos ha llevado
a un callejón sin salida. Es más, las consecuencias
que se alcanzan a vislumbrar tienen resultados funestos –
como lo denunciaría el Papa Pío XI – para la
humanidad entera.
Para concluir: La responsabilidad
es la estructura esencial, fundamentación de la libertad.
Y es desde aquí desde donde las personas de manera individual
–aunque actúen en el marco institucional - podrán
y deberán tomar una posición personal y en junto con
los dirigentes de las empresas – grado deponer e influencia
de la corresponsabilidad -, para interpelar, precisamente a esas
personas necesitadas de la comunidad y sociedad –clientes
finales, trabajadores, accionistas, proveedores, entro otros - en
las cuáles se encuentre inmersa la empresa misma o tenga
un impacto en la sociedad. El ser humano como participante de una
empresa deberá de evitar la neutralidad y actuar en cada
interpelación tomando en cuenta todos los efectos que su
acciones conllevan a los diferentes otros en diferentes contextos.
Sin ser ilusos al querer cambiar
todo el modelo económico social, creo que se necesita hacer
una revaloración del ser generando un modelo relativo relacional
como posibilidad incluyente. Si en éstos momentos el único
camino que se podría llegar a vislumbrar es la estética
como punto de unión de la ética y la epistemología,
trabajemos desde ese enfoque para realizar una propuesta incluyente
que pueda ser real y que pueda recuperar la dignidad de la persona
como elemento humanizante. Si el discutir de lo bello nos
ayuda a ver la unión entre el bien y la verdad puede ser
que estemos más cerca de alcanzar la unidad del ser.
Notas:
1
En este punto de la dignidad el autor coincide con lo postulado
en la Doctrina Social Cristiana.
Referencias:
1. Bull, Benedicte. Corporate
social responsibility: The Norwegian Experience. Documento para
la Iniciativa de Ética y Desarrollo del BID (Banco Interamericano
de Desarrollo). Centro de Desarrollo y Medioambiente. Oslo, Noruega.
2003.
2. Cortina, Adela. Seminario Internacional de Responsabilidad
Social Empresarial. Santiago de Chile, Chile. Ponencia: “Las
virtudes cívicas de la Responsabilidad Social Empresarial”.
2003.
3. Etxeberria, Xavier. Ética de las Profesiones. Temas
Básicos. Desclée de Brouwer, S.A. 2ª Edición.
Bilbao, España. 2002.
4. Holme, Richard and Phil Watts. Corporate Social Responsibility:
Making Good Business Sense. Ginebra, Suiza: Reporte Mundial
de Negocios para el Desarrollo Sostenido (World Business Report
for Sustainable Development). 2002
5. Pérez Tapias, José Antonio. Filosofía
y crítica de la cultura. Editorial Trotta. Madrid. 2000.
6. Sobrevilla, David. Filosofía de la cultura /
edición de David Sobrevilla Madrid: Editorial Trotta. Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, c1998
7. Textos olvidados de la Doctrina Social de la Iglesia.
Centro de Estudios Cristianismo y Justicia” Fundación
Luis espinal. Marzo, 1996. <http://www.fespinal.com/espinal/castellano/visua/es70.htm>
8. Williams, Thomas D. Fundamentos de la Doctrina Social Cristiana,
videoconferencia mundial de teólogos sobre doctrina social
de la Iglesia. Noviembre, 2003. <http://www.catolicos.com/socialdoc11.htm>
Mtro.
Francisco Javier Romero Guerrero
Catedrático del Departamento de Comunicación, ITESM
Campus Estado de México, México |