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Por Iñigo Sarriugarte
Número 40
Puntualizaciones biográficas
sobre William Blake
Este poeta, dibujante, pintor y grabador inglés fue considerado
por muchos como un prerromántico, que anticipó las
teorías de este movimiento cultural en una época en
que las tendencias eran clasicistas. De hecho, su posicionamiento
fue siempre crítico frente a la razón y la religión.
El 28 de noviembre de 1757 nace
William Blake en el Soho de Londres. De niño fue un ávido
lector, mostrando un precoz talento para el arte, que su padre continuamente
quiso estimular. No acudió a la escuela, sino que recibió
clases de su madre Catherine. En este sentido, se puede decir que
su principal formación fue autodidacta, de hecho, se han
encontrado en los manuscritos originales numerosos errores de ortografía
y gramática. A la edad de 10 años, empezó a
asistir a la escuela de dibujo de Henry Pars. Una vez finalizados
estos estudios, comenzó sus primeras experiencias en el campo
del grabado en el estudio de William Ryland y posteriormente en
el estudio de James Basire. Al no llevarse bien con sus compañeros,
decide pasar unos meses en la abadía de Westminster, copiando
y dibujando formas góticas de la arquitectura local.
Más adelante, se matricula
en la Royal Academy of Arts, donde su director, Sir Joshua Reynolds,
le profesó una auténtica aberración. No obstante,
forjaría una sólida amistad con el escultor e ilustrador
John Flaxman. También, entre sus pocas amistades se encontraba
Henry Fuseli. Estos dos artistas mostraron una notable predilección
por los temas de la imaginación en lugar de por el retrato
o el paisaje, que por entonces dominaba el arte inglés. Especialmente,
este segundo se acercó al arte que realizó Blake,
ya que también este se sintió inspirado por el poeta
inglés John Milton, realizando unas obras pictóricas
marcadas por una visión terrorífica y fantástica.
A la edad de 25 años, comienza
a trabajar como grabador, lo que le supone una fuente de ingresos
necesarios para subsistir. En 1782, se casa con Catherine Boucher,
hija analfabeta de un florista ambulante, instruyéndola en
la lectura y la escritura, el arte del grabado y el dominio del
color, de esta manera además de ser su compañera sería
su más cercano colaborador profesional. A pesar de la diferencia
cultural e intelectual entre ambos, su unión duraría
hasta la muerte del poeta.
Para William Blake, las distintas revoluciones que se producen en
su época: la revolución norteamericana de 1775 y la
francesa de 1789 son generadas por fuerzas de inspiración,
siendo el reflejo de uno de los anhelos del género humano:
la libertad y con ella la total liberación del corazón,
con la llegada de un nuevo orden basado en la virtud, la paz y la
felicidad. Aboga por una libertad caracterizada por el individualismo
absoluto y la anarquía moral, aspectos que se acercan también
a los planteamientos de Nietzsche.
En 1818, conoce al mecenas, retratista
y paisajista John Linnell, que le presentó a un círculo
de jóvenes pintores idealistas que habían mitificado
su figura y lo consideraban el único practicante de un arte
espiritual. Parece que conocedor y consciente de la cercanía
de su partida final, los últimos años se dedica con
esmero a finalizar dos de sus obras literarias fundamentales de
carácter espiritual “Milton” y “Jerusalén”.
Igualmente, en 1821, comienza a elaborar dos de sus últimos
grandes proyectos: veintidós grabados para ilustrar el “Libro
de Job”, publicado en 1826 y unas ilustraciones para la Divina
Comedia, de Dante, quedando incompleto al sorprenderle la muerte
el 12 de agosto de 1827 tras sufrir de ictericia.
¿Genio o loco?
Existen varias versiones sobre el comienzo de sus repetidas y habituales
visiones, encontrándose en algunos casos una gran disparidad
de relatos respecto a estas experiencias paranormales. Una de sus
primeras visiones se produce a la edad de 4 años, cuando
Dios se le aparece a su ventana, observando el entierro de un hada
cuyo cuerpo se asentaba en el pétalo de una rosa. Nuevamente,
cuatro años después, experimenta otra visión,
en este caso con el profeta Ezequiel, que aparece en uno de los
árboles del jardín familiar. A la edad de 10 años,
en el momento de la muerte de su hermano Robert, dijo que había
visto con sus propios ojos como “el alma salía del
cuerpo y subía hacia el cielo, exultante de alegría”.
(Angrill, 2001, p. 4)
Ningún miembro familiar creyó
ni quiso asumir las supuestas excentricidades de este imaginativo
niño. En cualquier caso, a partir de la adolescencia serán
continuos los contactos con ángeles y arcángeles,
que se le presentaban de manera amistosa durante los largos paseos
que solía dar por la campiña inglesa. Especialmente,
prolíficas serán sus apariciones durante los meses
que se recluye en la abadía de Wetminster, para copiar y
dibujar las diferentes formas góticas existentes en el lugar.
Entre estas visiones propias del mediumnismo, se le aparece Cristo
y sus discípulos, con ciertos mensajes, que le hacen ser
consciente del trabajo futuro que debe realizar. Quizás,
sea durante su estancia en Wetminster cuando más se desarrollan
su clarividencia y conocimientos de hermetismo. Otro momento muy
productivo de experiencias sobrenaturales fue su estancia en Felpham
(1800-1803). En definitiva, parece que los periodos que pasa en
recogimiento interior y viviendo en el campo son los momentos donde
se produce una mayor intensidad de estos fenómenos paranormales.
Fueron muchísimas las experiencias
sobrenaturales, según los diversos biógrafos del poeta,
con toda una larga serie de personajes históricos que conversaban
con el visionario de una manera totalmente amistosa. Estas visiones,
contactos o experiencias paranormales fueron aceptadas por el artista
con total normalidad y naturalidad. Ante todo parece que William
Blake pudo ser un auténtico médium, ya que estos fenómenos
paranormales se presentaban como algo cotidiano. Se le podría
definir bajo este concepto ya que él mismo se presentaba
como un intermediario entre el mundo de los hombres y el mundo de
los espíritus, transmitiendo los pensamientos de estos mediante
sus poesías y obras artísticas.
Entre sus libros más proféticos,
encontramos “Urizen”, “El Libro de Athanía”,
“El Libro de Los”, completado posteriormente con el
“Canto de Los”, “Vala o los Cuatro Zoas”
y “Milton”. Entre estos, quizás sea “Vala
o los Cuatro Zoas” el que mantiene un aire más dramático.
La obra se concibe durante su estancia en Felpham, pero nunca llegó
a ser grabada, perdiéndose posteriormente el manuscrito durante
largo tiempo. El libro mantiene una clara influencia de la filosofía
oriental, de hecho, Vala es sinónimo de Naturaleza y por
lo tanto de todo tipo de engaño e ilusiones1.
El libro versa sobre el destino del hombre, que debe salir de este
espejismo, alejándose de una angustia continua que le hace
encarnar en distintos estados, que lógicamente serán
los cuatro Zoas, a los que hace referencia el título, para
encontrar finalmente su verdadera unidad interior.
Con motivo de este tipo de experiencias
místicas o simples alucinaciones mentales, le apodaron Bad
Blake (el loco Blake), ya que nunca ocultó su facultad paranormal
de conversar con los espíritus, especialmente con los de
Voltaire y Milton. Para muchos, más que visiones místicas
sufría de una galopante esquizofrenia. En cualquier caso,
todas estas experiencias generan una obra tanto poética como
pictórica de carácter indudablemente místico.
Sus trabajos se apoyan en revelaciones concretas, que parecían
ser claramente vividas por el artista. William Blake siempre mantuvo
la tangibilidad de sus alucinaciones, asignando la misma fe a sus
visiones que el hombre común puede darle a lo que tiene ante
los ojos.
Sus fuentes principales residen
en la lectura de Shakespeare, Dante y el poeta inglés John
Milton. Especialmente, a este último lo admiró por
su libertad imaginativa, aunque no compartió su actitud puritana
y moralista. Le dedicaría la colección de poemas titulado
“Milton”, además de realizar numerosas obras
inspiradas en sus trabajos. Pero, también sintió una
notable atracción por otros herejes de su tiempo como Jacob
Boehme, Emmanuel Swedenborg y sobre todo Paracelso; y movimientos
como el agnosticismo, la alquimia, la cábala hebraica y la
astrología, en definitiva, movimientos y personajes que estuvieran
influenciados por la imaginación (entendida como visión
espiritual).
De este primero, el interesó
su capacidad mística e intuitiva, así como sus alucinaciones
y visiones; igualmente de Swedenborg además de atraerle su
capacidad científica, filosófica y místico-vidente,
le interesó su doctrina espiritual basada en la manifestación
de Dios en su persona y en su supuesta capacidad de comunicarse
con los espíritus y los ángeles2.
De Paracelso, extrae la doctrina de la existencia de los dos cuerpos
en toda cosa creada: el visible y el invisible, que se verá
planteada en la publicación “Matrimonio del Cielo y
del Infierno”; igualmente, tuvo en cuenta los planteamientos
de Paracelso sobre la imaginación como medio para lograr
las metas.
Mantuvo un pensamiento notablemente
peculiar, ya que defendió el placer del sexo ante una sociedad
claramente marcada por la hipocresía del puritanismo y la
represión sexual. No obstante, esta alegato de tipo más
carnal no fue un elemento antagónico con su defensa a ultranza
de la religión, como pilar vital y esencial en el sentido
de su vida. De hecho, se trataba de una visión religiosa
profundamente individual, bajo interpretaciones muy personales,
donde las figuras de Satanás y Jesús eran las principales
en esta nueva visión religiosa.
La Biblia fue una fuente inagotable
de mensajes y conocimientos ocultos que simplemente había
que interpretar y saber leer, para ello no se podía hacer
una lectura ortodoxa del texto sagrado, sino que debía ser
interpretado lejos de cualquier imposición eclesiástica,
de ahí su condena a todas las religiones autoritarias. Su
visión de la religión no sólo se basaba en
la lectura de la Biblia, sino también en el cultivo de la
imaginación como herramienta para la percepción espiritual.
William Blake rompe todos los cánones
y convencionalismos de la época, intentando hacer trizas
los planteamientos religiosos de la Iglesia Anglicana, así
como las posturas políticas más conservadoras. El
objetivo de todo cambio político y religiosos consiste en
la búsqueda de un nuevo mundo basado en la felicidad universal,
cósmica y mística. De hecho, participó en un
círculo de políticos radicales, entre los que figuraban
William Godwin, Tom Paine y la primera escritora feminista Mary
Wollstonecraft.
Su obra literaria no fue entendida
y desde luego menos sus grabados, lienzos y dibujos, relacionados
con las visiones, según unos, y con alucinaciones y degeneraciones
mentales de un auténtico loco, según otros, de ahí,
que las diferentes exposiciones que realizó fueran un fracaso
cantado.
Evidentemente, este tipo de posicionamientos
visionarios y religiosos se mantenían totalmente alejados
de la visión racionalista del momento, marcada por Locke,
Newton y Bacon, siendo considerados por este como la falsa trinidad
del racionalismo inglés y los detractores del alma. Para
Bad Blake, todo lo racional y empirista era enemigo de la auténtica
verdad mística, ya que lo racional limitaba la capacidad
perceptiva y creativa del género humano en su acercamiento
a otras verdades ocultas, de ahí, su defensa acérrima
de la imaginación y alejamiento de todo modelo racional y
sensitivo.
Aspectos poéticos
y artísticos
Su época vio en él a un pintor neomanierista más
bien torpe y a un poeta neogótico no mucho más diestro,
ya que su métrica resultaba incorrecta y en sus frases abundaban
las reiteraciones. No obstante, su obra sería valorada en
pleno siglo XX, exactamente con motivo del centenario de su muerte,
en 1927.
Anteriormente, ya en 1847 el poeta
y pintor Dante Gabriel Rossetti, siendo adolescente, tuvo un notable
interés por la figura de este visionario, adquiriendo un
libro de esbozos del artista, del que intentó corregir parte
de los errores gramaticales y ortográficos existentes en
el texto. Más adelante, el texto sería prestado a
Alexander Gilchrist, ya que estaba trabajando en una voluminosa
biografía sobre el artista, que sería publicada en
1863 con el título de “Vida de William Blake”.
En 1868, el poeta y crítico Algernon Charles Swinburne publicó
un extenso ensayo sobre su figura. Posteriormente, otros grandes
poetas también se ocuparían de su obra y figura, caso
de W.B.Yeats, contribuyendo a preparar una edición de sus
poesías, publicada en 1893 y T.S.Eliot, que le dedicó
un ensayo en 1920.
Quizás, el referente más
cercano lo tengamos cuando Jim Morrison, entusiasta lector del poeta
místico y líder carismático de “The Doors”,
extrajo el nombre de la formación musical de uno de sus versos:
"If the doors of perception were cleansed, every thing would
appear to man as it is, infinite"
La exposición más
amplia y extensa que se ha realizado de su obra ha sido gestionada
por la Tate Gallery de Londres, en 1978, con motivo del 150 aniversario
de su muerte, una muestra que estuvo integrada por más de
trescientas obras entre las que se incluían pinturas, grabados,
xilografías, libros miniados, etc.
Desde mediados del siglo XX, se ha preferido imprimir los poemas
tal y como se escribieron, con todos los diferentes errores, por
ejemplo, respetando el libre uso que hace de las mayúsculas
como medio para enfatizar una sentencia o cuando las omitía
después de un punto. Numerosos recopiladores de su obra,
como David V. Erdman, Morton D. Paley y Alicia Ostriker así
lo han exigido. Simplemente, “Esbozos Poéticos”
es la única colección de poemas que ha llegado a nuestros
días de manera corregida por la labor de Flaxman y Matthew,
amigos y protectores del poeta, que introdujeron puntos y comas
donde lo creyeron acertado dentro de la edición original.
En la actualidad, se le considera un poeta moderno en todos los
sentidos de la palabra,
porque es uno de los precursores
de la moderna anarquía. Individualista y narciso, no podía
sino suscitar adhesiones en época como la nuestra, tan
afecta a dinamitar jerarquías para interesarse sobre todo
en la aventura personal, así la misma poco muestre de admirable
en términos convencionales. En Blake se ha visto –con
razón, que duda cabe- una oportunidad para cargarse a los
formalistas y un argumento fuerte a favor de una creación
artística que en la espontaneidad y el ultraísmo
encuentra buena parte de su justificación. (Mañe,
1992, p. 13)
Su estilo se considera confuso,
extraño e incongruente en muchas ocasiones, donde los tonos
saltan de manera inarmónica y desmesurada. Se supone que
sus poesías mantienen mensajes subliminales, es decir, que
requieren de una lectura entre líneas, donde las contradicciones
son claves que se deben interpretar. Este estilo más toda
la serie de visiones reales que él defendía experimentar
le generaron una indudable fama de loco, aunque nunca se probó
médicamente que lo estuviera. Muchas de estas visiones, donde
se solían aparecer todo tipo de ángeles, arcángeles,
apóstoles, profetas y su estimado colega Milton se traspasaron
a sus grabados y poemas. De hecho, según el propio Blake,
el resultado de estas obras era motivado por los diferentes mensajes
que se le daban en estas apariciones.
Igualmente, en sus cuadros y grabados
aparecen numerosas figuras de inspiración cristiana, pero
extraídos de sus visiones personales y totalmente alejadas
de la habitual iconografía tradicional, ya que el artista
consideraba que arte, religión e imaginación eran
inseparables. Igualmente, muchas de las escenas giraban en torno
a leyendas, mitos de la Antigüedad y otras fuentes de naturaleza
moral. El significado de sus escenas es observado como hermético,
oculto y muy difícil de descifrar.
Toda la poesía romántica
se basa en el poder de la imaginación, aspecto fundamental
para entender la obra de William Blake. La teoría neoclásica
de la poesía se fundamenta en un tratamiento refinado de
la antigua teoría mimética, en donde la poesía
se presta como una imitación de las acciones humanas. A diferencia
de esto, la poesía romántica aflora en derroche de
fantasía e imaginación. La poesía de Blake
gira en torno a la violencia fanática libertaria y sensual
del romántico y la más profunda mística del
amor. Por otra parte, sus poemas y grabados intentan romper la apariencia
engañosa del mundo con el objetivo de lograr la auténtica
verdad.
El primer libro ilustrado de Blake
sería “Esbozos poéticos”. Posteriormente,
con la aplicación de una técnica que inventa denominada
“estampa miniada”3,
aparece la colección de poemas “Cantos de inocencia”,
de 1789, que sumados a los “Cantos de experiencia”,
formarán el conocido “Cantos de inocencia y experiencia”,
de 1794. El primero son meditaciones sobre la infancia, mientras
que la segunda parte se refieren a la inocencia perdida de la edad
adulta. Entre estas dos colecciones de poemas, se encuentra la más
importante de las obras de prosa titulada “Matrimonio del
Cielo y el Infierno”, publicado en 1793 como libro miniado,
donde se expresa la rebeldía ante los convencionalismos y
los diferentes valores impuestos de su época, entre otros
temas. En 1804, comienza a trabajar con el proyecto de poesía
“Milton”, donde se introducen los famosos versos conocidos
como “Jerusalén”, abordando el tema de la caída
de la humanidad y su posterior regeneración.
El tema de la locura aparece ya
en un temprano texto “Canción loca” dentro de
sus “Esbozos Poéticos”. Igualmente, en el libro
de “Urizen”, Blake aporta un análisis sobre la
demencia durante el siglo XVIII.
Su visión de Dios plasmada
en la poesía generó críticas y denuncias religiosas,
por ejemplo en “Songs of Experience”, Dios es asumido
como un tirano vengador que hace reinar el mal. En general, la creación
fue interpretada por Bad Blake como una obra nefasta de un dios
caído. Para numerosos expertos, este tipo de propuestas religiosas
parecían estar extraídas de los antiguos textos griegos,
donde la mitología anunciaba en muchas ocasiones este tipo
de pasajes. Tanto los poemas como las escenas artísticas
giran repetidamente en torno a una misma idea: la narración
de la creación, caída y regeneración del ser
humano.
Algunos de los pensamientos claves
de Blake se observan en “Proverbs of Hell”, como por
ejemplo:
“Las cadenas que llevamos todos han sido forjadas por nuestro
espíritu.”
“La satisfacción del deseo, engendra las frutas de
la vida y de la belleza.”
“La Biblia tiene una interpretación diabólica
que el mundo conocerá si se porta bien.”
“Todo lo que existe es Santo. Todos los deseos, todas las
pasiones, todos los placeres son sagrados.”
“La inspiración profética o la imaginación
arrancan a la Humanidad de la muerte y de la perdición.”
Respecto al apartado artístico,
tuvo una gran predilección por las formas góticas;
la fuerza plástica de Miguel Angel, caracterizada por la
extrema limpieza de su trazo y la fuerza expresiva; y el encendido
esplendor de los colores, que reflejaban la intensidad de sus visiones.
Ante todo, rechazó las escenas difuminadas y borrosas que
caracterizaban la obra de Sir Joshua Reynolds.
Especialmente, le interesó
el grabado, lo que no obstaculiza su proceso experimental con otras
técnicas, como la acuarela para realizar esbozos y paisajes.
Igualmente, le atrajo la pintura al temple sobre tela y cobre, de
uso corriente en lienzos y paneles renacentistas, antes del advenimiento
de la pintura al óleo. No obstante, sus obras maestras se
observan con la estampa de color, siendo denominado como monotipo4.
Notas:
1
El nombre de Vala mantiene un cierto parecido con el concepto sánscrito
“Maya”, procedente del hinduismo, que también
se traduce como ilusión y engaño, es decir, la existencia
fenoménica. El término aparece frecuentemente en los
Upanishads (tratados sagrados hinduistas), entendido como una fuerza
proyectada de si misma en forma de universo material y de todo lo
que este contiene.
2 A raíz de las teorías
de este visionario sueco, se crea la Nueva Iglesia de Jerusalén,
por el impresor londinense Robert Hindmarsch y el pastor anglicano
John Cloves en 1788. Esta rama cristiana se inspira en las obras
místicas de Swedenborg y su características más
sobresaliente es la afirmación de un mundo espiritual que
penetra en la materia.
3 La técnica se basa en
grabar en la misma plancha el texto y las ilustraciones. En esencia,
era una variante del aguafuerte, pero mientras que en esta técnica
la estampación se realiza gracias al ácido que graba
una plancha metálica, en la de Blake se invertía el
procedimiento y se empleaba el ácido para grabar las partes
vacías y dejar el dibujo en relieve. Posteriormente, las
páginas eran retocadas a mano, con pincel y acuarela, por
lo que cada copia podía tener algunas diferencias con el
resto.
4 La técnica se basa en
pintar una imagen sobre una superficie rígida y plana (Blake
utilizaba la cartulina, pero otros artistas empleaban el vidrio
o metal) e imprimirla sobre una hoja de papel ejerciendo presión
con la mano. A la imagen resultante se le dan más tarde los
últimos retoques a mano con pincel o lápiz. Teóricamente,
de cada dibujo sólo se podía realizar una estampa,
de ahí el concepto de monotipo, pero en la práctica
se podían obtener algunos más.
Referencias:
Angrill,
A. (ed.) (2002). William Blake. Grandes Maestros de la Pintura.
Barcelona: Altaya.
Banda Monroy, V. M. (sin fecha). El genio, en <http://www.origina.com.mx/colaboradores/anteriores/artBanda.htm>
Givone, S. (1990). Historia de la estética. Colección
Metrópolis. Madrid: Tecnos.
IGNIS. (sin fecha). Arte-Terapia y creatividad, en <http://www.cobweb.com.ar/ignis/actid_art.htm>
Jiménez, J. (1992). Imágenes del hombre. Fundamentos
de la estética. Colección Metrópolis.
Madrid: Tecnos.
Kreimer, R. (sin fecha). Música Oculta. El genio, en <http://www.terra.es/personal5/aed-mus/articulos/elgenio.htm>.
Mañe Garzón, P. (1992). Prólogo. En Llorente,
A. (Dir.), William Blake. Obra poética Barcelona:
Ediciones 29.
Nietzsche, F. (1993). Humano, demasiado humano. Madrid:
M.E. Editores.
Iñigo
Sarriugarte Gómez
Profesor Asociado en el Departamento de Historia del Arte de la Facultad
de Filología, Geografía e Historia, Universidad
del País Vasco, EspañaSan
Antonio de Murcia (UCAM), España |