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Por Jesús Galindo
Número 40
Presentación
Han pasado sólo un par de
décadas, el mundo de los setenta parece aún presente,
de hecho lo está, buena parte de sus habitantes aún
vive, y desde la matriz de su percepción y visión
actúan el día de hoy sintiendo la continuidad de un
tiempo y espacio que sigue ahí, en ellos, mirando, sintiendo,
imaginando. Pero otros han nacido sin esos referentes directos,
no tan directos. Estas nuevas generaciones oyen la música
de los primeros, miran las películas que aquellos vieron,
leen sus historias, los observan e imitan, desde cierta perspectiva
son muy semejantes, se parecen a su padres y hermanos mayores. Pero
algo ha cambiado, con una tolerancia que asombra a la gente se ha
ido acostumbrando a las computadoras, a los videojuegos, a la internet,
a sus mayores les sucedió casi lo mismo con la televisión,
con la radio, con el cine, la fotografía. Todo parece tan
cotidiano, tan común. Sólo cuando salimos de ciertos
círculos sociales, ciudades, regiones, nos damos cuenta que
no vivimos en el mismo mundo, que somos contemporáneos de
algo que parece de un poco hasta un mucho diferente. Y entonces
la reflexión aparece, y tal vez el asombro. Y notamos que
es impresionante que algo tan diverso, múltiple, heterogéneo,
al mismo tiempo este unido con algo que les es común, compartido,
omnipresente. El mundo hoy es más complejo que nunca, tal
vez. ¿Cómo entenderlo?, ¿cómo participar
en su movimiento?, ¿hacia dónde?
La respuesta está en la
exploración y evaluación de nuestros sistemas de conocimiento
actuales. Entre todos el que ha mostrado tener mayor competencia
en la organización de la percepción de lo complejo
es el que representa a la perspectiva epistemológica Sistémica.
Y este es un asunto aún en emergencia. Podríamos afirmar
que la propuesta Sistémica empieza a estabilizarse hasta
los años noventa, en un camino constructivo que inicia en
forma oficial con la Cibernética en los finales de los cuarenta
y principios de los cincuenta, pero que tiene antecedentes en la
revolución de la Física de principios del siglo veinte,
y en otras áreas del conocimiento como la Biología,
la Química y las Matemáticas. Como sea la Sistémica
está aquí, y es nuestro recurso más importante
para construir conocimiento en este momento. Y lo interesante es
que aún dentro de su estabilidad relativa no es aún
un paradigma que tenga todas las respuestas, ni las guías
para responderlas, pero si algunos principios y operaciones que
pueden enfrentar asuntos y problemas que años antes era imposible
visualizar ni estructurar con pretensión de claridad.
En el caso de las Ciencias Sociales
es asunto es muy, pero muy interesante. Este nombre acuñado
en una epistemología decimonónica, hoy pasa por un
reajuste muy grande. Hoy, no hay separación clara ni necesaria
entre lo que antes se denominaba como lo social y lo no social,
la naturaleza. Hoy, el pensamiento complejo es ambicioso y poderoso,
mira en forma integral lo que antes sólo aparecía
en forma fragmentada. Lo social tiene nuevos rostros, y uno de ellos,
el más dinámico, el menos estático, es el de
la comunicación. Y esto se debe a que la complejidad y la
Sistémica son parte ya de la mirada con la cual observar
e intentar entender lo que antes se nombraba como hechos sociales.
El ensayo que a continuación se presenta es parte de este
movimiento general y particular, general en la constitución
de una nueva epistemología, la Sistémica, y particular
en la conformación de una nueva guía de percepción
científica, la Comunicología. El proyecto de una Comunicología
posible se monta en una trayectoria, la que viene de diversas fuentes
de todo tipo, con énfasis en las sistémicas, como
las de Palo Alto, o las de Luhmann, pero también en una configuración,
la que asume que el pensamiento sistémico puede ser desarrollado
integrando elementos diversos en una nueva presentación.
Todo esto es parte de un ensayo de sentido, de trabajo técnico,
y de vocación de intersubjetividad.
Sistémica y ecología
Imágenes del Desarrollo del
Pensamiento Sistémico y la Emergencia de la Sistémica
Ecológica
El primer punto es la percepción
de la vida social como una configuración sistémica.
Esto implica que todos los elementos por observar se encuentran
integrados dentro de una forma sistémica, son parte de un
sistema de relaciones que los ubica y los relaciona dentro de una
matriz de orden y organización. No hay elemento aislado,
todos los elementos individuales forman parte de un nivel de configuración
superior, y a su vez pueden ser el universo de una multitud de componentes
en un nivel inferior. Todo esto desde cierto punto de observación,
el cual alterado abriría otras posibilidades de composición
e integración. Así el cuerpo de un individuo humano
forma parte de un campo de relaciones en el cual interactúa
con otros cuerpos y con otras especies, y al mismo tiempo es un
campo de relaciones de una multitud de componentes celulares y microscópicos
integrados en su forma cuerpo. Esta es la primera imagen.
En un mismo nivel de interacción,
lo que llamamos por ejemplo el mundo de los seres pluricelulares
del que forma parte el ser humano, hay varios sistemas que interactúan
como un cuerpo con otros. Por ejemplo el sistema de los seres humanos
interactúa con el de otros mamíferos. De esta manera
podemos dividir el espacio conceptual de lo único y particular
en generalidades, y ubicarlas a su vez en un mismo tiempo y espacio.
Así hasta tener un censo de la totalidad de grupos de particulares
posibles en nuestro nivel de interacción. En este programa
la ciencia biológica lleva ya algunos cientos de años.
Segunda imagen.
Hay subsistemas dentro de un cuerpo
sistémico general. Hay tipos de seres humanos, y esos diversos
tipos conviven unos con otros. Y son al mismo tiempo un sistema
menos general, y parte de un sistema general. Y al mismo tiempo
interactúan con otros sistemas generales y con otros subsistemas
de su propio cuerpo sistémico y de otros cuerpos sistémicos.
Este es un ejercicio de clasificación, de taxonomía,
que la ciencia lleva tiempo realizando, y con resultados a veces
de una gran economía de percepción. Tercera imagen.
Después de este ejercicio
de organización conceptual lo que tenemos ante nosotros es
un catálogo de sistemas y subsistemas construido a partir
de diversos criterios de cualidades observables casi siempre ligadas
a la apariencia, a la forma exterior. Algo así como clasificar
a los seres humanos por su altura, por el color de su piel, por
el rizado de su cabello, y cualidades semejantes. O desde una perspectiva
más social cultural observar sus oficios, el lugar del mundo
donde viven, sus comportamientos expresivos. Algo que la Antropología
ha hecho siguiendo el ejemplo de la Botánica y la Geología.
Pero que sucede cuando lo observado es interrogado desde su principio
de construcción y su patrón de interacción.
Ahí aparece otra dimensión de la observación,
y otra dimensión de la objetivación de los cuerpos
sistémicos y subsistémicos. Por una parte aparece
lo invisible, lo no evidente, lo que está detrás de
lo visible, y por otra parte aparece el patrón de relación
entre las figuras sistémicas y entre los particulares de
cada sistema. Y la ciencia da un paso adelante y el conocimiento
aparece en formas menos estáticas y cada vez más dinámicas,
el mundo empieza a verse como un entramado de interacciones entre
todos los particulares con los particulares, y de cuerpos sistémicos
con particulares y entre sí. Cuarta imagen.
Al aparecer el horizonte de lo
complejo, y sólo en su forma de extensión y diversidad
de composición, la mirada sistémica necesita nuevos
recursos para observar y entender. El más importante es el
tiempo, el movimiento. En todo el ejercicio anterior el tiempo se
reduce a espacio y el resultado en sistema de información
y conocimiento son tablas de nombres que ponen en forma lo visible
en un mundo que parece estable y estático, la imagen del
mundo como una pizarra con renglones y columnas. Cuando la interacción
y la comunicación son introducidas como dimensiones de composición
y organización, el movimiento y el tiempo aparecen. Todo
cambia, y sin embargo el mundo parece continuar ahí. Aquí
es donde surge la imagen de contexto ecológico, y de la ecología
en general. Los sistemas ecológicos están compuestos
por todos los componentes sistémicos antes mencionados, más
uno, la dimensión de la vida y muerte sistémica. Todo
sistema en cuatro dimensiones vive y muere, y lucha por vivir y
por no morir. Aquí empieza otra mirada. Y por otra parte
las relaciones sistémicas son relaciones de vida y muerte,
por lo tanto construidas en el tiempo termodinámico de la
entropía, todo se gasta, todo se consume, todo se enfría.
Así que la lucha por no morir es tan dura como la lucha por
vivir, a veces ambas se confunden en la misma frase, a veces no.
Quinta imagen
Sistémica, Ecología
y Mundos Sociales
Parece que las figuras sistémicas
no son infinitas, incluso sus formas parecen formar un catálogo
no tan extenso. Hay un esfuerzo para sistematizar en forma positiva
lo que se ha descubierto en sus fronteras, el movimiento, el cambio,
la creación. En este esfuerzo las figuras sistémicas
parecen implicar en un nivel de abstracción mayor la semejanza
entre un juego infantil y el movimiento del sistema solar o la galaxia,
entre el fluido de la sangre en el cuerpo y el comercio en la vida
social, entre la formación de una idea y el objeto que parece
derivar de su aplicación. Y de esta manera la sistémica
está en un proceso de complejización también
en sí misma, dividiéndose entre una sistémica
general y otras particulares, entre una sistémica teórica
y una sistémica aplicada. Los patrones de composición
y organización del conocimiento anterior toman forma en las
nuevas propuestas de método para comprender el mundo. Pero
la Sistémica es nueva y poderosa aún dentro de los
límites de su emergencia, por parecer muy semejante a lo
anterior o incomprensible desde lo anterior.
En el caso de lo social-cultural
la historia ha sido muy interesante. El mundo social puede representarse
en forma estática con taxonomías y clasificaciones.
Pero también puede representarse como un sistema que se mueve,
que desarrolla patrones de actividad, que cambia. Y en esa guía
de observación, lo aparentemente diverso y único empieza
a configurarse como una organización matricial que tiene
ciertas formas implicadas y otras excluidas, y que se estabiliza
en unas y se reordena y cambia en otras. Mirado así el mundo
socio-cultural el problema consiste en identificar esos cuerpos
de formas, ponerles nombre y probar su potencial comprensivo o explicativo
aplicado a diversos contextos ecológico-sociales concretos.
Lo cual no es tarea simple ni rápida.
El tema del paralelismo entre formas
de vida o de movimiento es una constante en el pensamiento contemporáneo,
calibrado en algo que tiende a la construcción formal de
modelos y esquemas, en la guía de la ecuación matemática.
En ese camino aparecen los conceptos de información y energía
como universales para entender lo que se mueve, lo que cambia, lo
que se complejiza o no. La imagen sería, un sistema necesita
energía para vivir, muere cuando no la tiene, desaparece
como forma sistémica. Lo que le permite buscar, obtener y
procesar la energía es la información. Por lo tanto
la información es clave para la para la vida o la muerte
de un sistema. Pero el punto es que hay formas ecológicas
que viven de la muerte, promueven la muerte para que haya vida.
Todo esto es un territorio con imágenes simples y complejas.
La información es la representación del exterior del
sistema para el movimiento necesario y pertinente del sistema. Pero
también es la representación del contacto del sistema
con el exterior, y del efecto de ese contacto en el interior. Y
todo está conectado, el espacio tiempo de la afectación
es universal, todo está relacionado. Y la manera de identificar
los patrones de ese movimiento es el flujo y configuración
de la información.
Es claro que para la vida social
la información también es clave en tanto configurada
en forma sistémica. El punto es que los sistemas sociales
percibidos como entidades empíricas parecen moverse con sus
propios intereses de información. Pero no sólo sucede
eso, también el movimiento hacia la complejidad de lo social
crea estructuras especializadas en información para la supervivencia
del todo social, y esas estructuras se configuran en un tipo de
sistema social también con su autonomía y su propia
lucha por la vida y contra la muerte. Y ahí empieza otra
película.
Sistema social, sistema
de información y sistema de conocimiento
La Figura del Sistema como Posibilidad
de Percepción
Nuestro mundo social puede ser visto
desde una perspectiva sistémica. Este ejercicio requiere
de una perspectiva que lo construya en la percepción de esa
forma. Mirar lo social como sistema es observarlo como una totalidad,
como una unidad en movimiento que actúa como un solo ser,
buscando su sobrevivencia, su desarrollo, impidiendo su desaparición
y muerte. En la calificación de social está implicado
lo humano, la creación y producción de vida por la
relación entre esos individuos que juntos, sólo unidos,
forman algo que les da contenido a todos en lo particular y a todos
como un todo en lo general. Lo social es la forma que conjunta,
que reúne, que promueve la vida de los individuos particulares
por su esfera de inclusión. Los individuos interactúan,
son incluidos en esa esfera por el lenguaje, por la participación
cotidiana en el ámbito de las normas de una familia, un grupo,
o una corporación aún mayor, como una colectividad,
un pueblo, una nación, una cultura, una civilización.
Aquí lo que importa es la mirada que implica a los individuos
en algo mayor, llegando a niveles de implicación tales que
todo lo humano les es propio. Y sólo se puede concebir lo
humano y sus rasgos grupales desde lo general, aunque en lo particular
sea percibido.
La mirada sistémica requiere
cierto entrenamiento, pero es parte de la forma general del lenguaje,
acostumbrado a operar con categorías que miran lo particular
desde rasgos que incluyen muchos particulares semejantes. Pero aquí,
como se había mencionado ya, de la apariencia, del afán
clasificador, se pasa a otra dimensión, la de la acción,
la de la función, la del aparato, la del dispositivo. Ahora
se trata de mirar cuerpos en movimiento que buscan sobrevivir como
un todo integrado en una unidad. Al percibir esta cualidad estamos
distinguiendo algo que puede ser considerado una forma sistema,
aunque no tenga un cuerpo visible, y una unidad orgánica
clara, pero si la función, la operación, la alianza,
el vínculo, la articulación, eso que posibilita percibir
que algo es parte de algo mayor, y que ese algo mayor tiene la figura
de una unidad en operación, cuyo primer objetivo es mantenerse
como tal, sobrevivir, no morir.
En esta forma pueden encontrarse
figuras sistema por todas parte, algunas más desarrollada,
otras menos, algunas más evidentes, otras poco claras. Y
así una familia es un pequeño sistema, un todo, una
unidad. Pero también un grupo de amigos es un sistema. Y
puede percibirse como sistema una fábrica, con máquinas
y gente, o una ciudad, con edificios, personas y aparatos varios.
El punto clave es hasta dónde operan estos sistemas como
tales, y hasta dónde se dan cuenta de que lo son y luchan
por seguir siendo. Y después, cómo es que se reconocen
entre sí, y luchan por el espacio y el tiempo sociales, por
la subjetividad y la objetividad de la vida humana, social, común
y extraordinaria. Dos familias conviven como sistemas distintos,
autónomos, hasta que empiezan a disputar por el prestigio,
por la riqueza. Entonces sólo puede quedar uno. Pero hay
una alianza, se forma una pareja con un miembro de las dos familias,
las dos familias son ahora un sistema mayor a ambas por separado,
y más poderosas que otra familia aislada. La mirada sistémica
permite ver estos y otros fenómenos. La guerra, la formación
de un imperio, la paz, el comercio. Y también la religión,
el sentido étnico, el racismo, el sexismo. Todo lo social
puede mirarse desde la Sistémica, y toda acción particular
o grupal puede calificarse desde ese punto de vista. Siempre mirando
a los individuos humanos agrupándose, luchando, haciendo
alianzas, negociando. Pero hay más, mucho más, detrás
de todos estos fenómenos.
Sistemas de Información,
Sistemas de Comunicación, Sistemas de Conocimiento
La ciencia en su afán
de penetrar lo evidente para entender su composición y transformación,
fue encontrando que lo evidente corresponde a un sistema de información,
a un orden de relaciones que permanece estable sin contacto con
el exterior, y que es alterado cuando algo del exterior lo afecta,
o cuando algo de su propio interior así lo determina. Existe
un margen de determinación que depende de las relaciones
ecológicas del sistema entre su interior y el exterior. Lo
que en un nivel percibimos como un fenómeno, en otro es sólo
información, que indica, que prescribe, que cambia, que desaparece.
La mano que agarra un objeto, es una manifestación de un
sistema de información que hace posible la acción
porque la estructura. Una parte de esa información se hereda
en silencio social, en lo biológico, pero otra parte se adquiere
en el mundo social, en lo semiótico. Ambos mundos tienen
sus propios sistemas de información actuando, en ocasiones
se contradicen, en otras colaboran, y en algunas mueven a la entidad
actuante a otra dimensión, la dimensión de la complejidad,
integran un mayor número de elementos en la acción,
implican un horizonte mayor de posibilidades. La cultura es parte
de este fenómeno, la vida social en su totalidad puede ser
percibida de esta manera.
La información es una abstracción,
y al mismo tiempo un dispositivo de operación real y sencillo.
En Biología se ha ido desentrañando este sistema de
prescripción de operaciones que permite entender porque unas
personas son altas y otras bajas, unas rubias y otras morenas, unas
propensas al alcoholismo y otras no. En la vida social parece operar
algo semejante, en algunos lugares les gustan las enchiladas, en
otros el pan blanco, en algunos grupos las mujeres no hablan y son
propiedad de los hombres, en otros no sucede así. Y en otra
dimensión ambiental, en algunas familias los hijos deciden
lo que hacen, en otras hacen lo que dictan los padres. Hay normas,
formas, comportamientos, que se reproducen, que se repiten, o cambian
y desaparecen. La figura que se va construyendo con estas observaciones
es que el gusto, la costumbre, la cultura, también son formas
sistémicas, y buscan sobrevivir, no morir, desarrollarse.
Y la imagen es de personas que son un territorio en el cual ciertos
sistemas de información biológicos buscan sobrevivir,
reproducirse, y al tiempo territorios donde ciertos sistemas de
información cultural y social buscan lo mismo, permanecer,
continuar vivos en la siguiente generación. Todo aparece
entonces como una matriz de información organizada en sistemas
que se desarrollan, que sobreviven, que mutan, que permanecen, encarnados
en personas, en cuerpos, en instituciones, en normas morales, en
costumbres y tradiciones.
La primera fase de vida de los
sistemas de información se mueve en una sola dirección,
la de su sobrevivencia, operan para continuar, para seguir. Y en
el encuentro ecológico con otros sistemas mueren en la lucha
por la energía y recursos que requieren y que no es suficiente
en ocasiones para todos. Pero también sucede que se van complejizando,
aprenden y heredan lo que han asimilado. Esto sucede en los sistemas
biológicos y en los sistemas sociales. La complejidad los
dota de más recursos internos y externos para sobrevivir
en la lucha, pero también para convivir, para colaborar,
para compartir. Los sistemas de información se transforman
en sistemas de comunicación. Lo que se movía en un
vector en sólo una dirección, ahora reacciona y comprende
al otro, recibe al otro en sus necesidades sistémicas y colabora,
comparte, convive. Esto sucede en la naturaleza, en la vida biológica,
desde el principio, y un poco después de la primera configuración
sistémica. Y desde entonces los sistemas de información
y comunicación comparten el mismo espacio y tiempo, tienen
distintas finalidades, en ocasiones unos constituyen el ejercicio
hegemónico de la información, y en otras se presenta
el ejercicio hegemónico de la comunicación. Y no sólo
sucede eso, sino que se enriquecen mutuamente, un buen sistema de
comunicación puede traer muchos recursos de información
a un sistema de información. Y un sistema de información
puede asimilar muchos elementos útiles para un sistema de
comunicación. Y de nuevo todo esto toma cuerpo en personas,
en formas de vida social y cultural.
Y todo esto así percibido
constituye otra forma sistema, una tercera, que implica a las dos
y le da curso en nuestra vida humana social-cultural, los sistemas
de conocimiento. La pregunta aquí es cómo podemos
mejor percibir todo lo anterior, cómo lo podemos mejor cifrar,
construir, para compartirlo, para difundirlo, para complejizar a
todo el sistema social con sus efectos cognitivos de mejor comprender,
entender, sentir, al mundo. Este es un problema para los seres sociales
humanos viviendo en esa peculiar comunidad de la información
y la comunicación que es el conocimiento, información
sintetizada en beneficio de la comunicación, de la convivencia,
de la colaboración, de la solidaridad. Pero también
información sintetizada para mejor operar, actuar, ser eficiente,
económico, eficaz. Dos tipos de sistema de conocimiento,
dos proyectos que pueden ir juntos, o separados, que pueden colaborar
o luchar entre si, que pueden configurar horizontes alternativos
de complejidad en las relaciones humanas, y en las relaciones humanas
con la naturaleza.
De la sociedad de información
a la comunidad de comunicación
De la Sociedad de
Comunicación y la Democracia.
El nombre de comunicación tiene una presencia muy extendida
hoy día, se aplica a una gran variedad de fenómenos
y situaciones. La palabra es parte del lenguaje cotidiano y por
tanto está cargada de usos y costumbres. Pero el tiempo contemporáneo
exige mayor precisión y poder a lo que tenemos en las manos
como una noción con cierta polisemia que lleva incluso a
la ambigüedad y a la sólo determinación de algún
hábito. La reorganización del espacio conceptual de
la comunicación no es un asunto sencillo, depende del encuentro
entre un campo de principios constructivos con parámetros
de ciencia, y un campo de repeticiones casi ciegas de las formas
del lenguaje en la vida cotidiana. Y en este territorio en movimiento
sólo hay suposiciones, apuestas, algún dogma, cierta
necedad, y por cierto una intención de mejor entender, sentir
y actuar. Y todo parte de los discursos con los cuales hacemos referencia
al mundo que vivimos, y la percepción con la cual pretendemos
darle sentido. Complicado, si, complejo, mejor.
Suponiendo que el elemento constructivo
básico de la comunicación es la puesta en común,
siguiendo etimologías y nociones bibliográficas, el
siguiente punto es comprender cómo sucede eso, qué
es lo que está en juego. Desde una perspectiva sistémica
la comunicación se presenta cuando dos sistemas colaboran,
comparten, dejando su impronta de sólo ver por ellos mismos.
El hecho también implica conveniencia, pero sobre todo una
configuración de posibilidad no sólo de convivencia,
sino de ventaja en esa convivencia sobre la situación de
lucha o competencia. La observación es estricta en este punto,
la comunicación es una ventaja para la sobrevivencia de los
sistemas en acuerdo, de lo contrario no se presentaría. Aparece
aquí la pregunta sobre las condiciones que hacen posible
su emergencia, su aparición.
En el mundo social tenemos sobre
todos sistemas organizados por el desarrollo y evolución
de su vector de información. Pero hay momentos en que la
complejidad interior llega a un punto en que es necesaria la organización
en sentido horizontal, de interacción, de colaboración.
Esto sucede en grupos pequeños y en grandes sociedades estado.
Lo que mueve al sistema es su dirección en un sentido, pero
su interior necesita un equilibrio vertical perfecto, porque si
falla, el sistema está en peligro, y es entonces que la comunicación
aparece, son momentos de necesario acuerdo, puesta en común
de información, para continuar con la guía general
del orden del sistema, su configuración de información
básica. Esta imagen es una visión general necesaria
para esta argumentación, pero requiere muchos matices y casos
concretos.
El tipo social general de la sociedad
de información es centralizado, vertical, muy ordenado, una
figura de lo social guiada por un sistema de información
que lo prescribe y lo determina. Este tipo es el que ha guiado la
historia humana, figura construida por la información codificada
y perfeccionada en sus métodos de reproducción. Aparece
desde los imperios antiguos hasta las formas estado actuales. En
todas estas figuras la información, y el control que permite,
han sido el centro de la organización y la voluntad política.
La fuerza es una figura ordenada por ese operador vertical casi
inflexible, que sólo persiste bajo la forma de la identidad,
y sólo cambia lo necesario para continuar y ser el mismo.
Una imagen poderosa y sintética que también supone
matices.
La sociedad de comunicación
aparece cuando la conveniencia del acuerdo y la negociación
adquieren un valor mayor que la conquista y la dominación.
La energía necesaria para mantener un sistema puede ser demasiada
cuando se invierte en combatir, en conquistar, y además en
ese movimiento el riesgo de perder lo ganado aumenta. El sistema
debe buscar otras opciones. Averiguar cómo ha sucedido es
un programa de estudio en sí mismo, porque ha sucedido, y
si la Biología nos habla de la colaboración para sobrevivir,
la historia social también nos habla de la colaboración
para progresar, para mejor vivir. Los imperios son muestra de la
eficiencia de los sistemas de información y comunicación
para conquistar y después convivir con los vencidos, pero
también son muestra de que el equilibrio es frágil,
el desorden es un enemigo poderoso y siempre está presente
cuando sólo se vive en la búsqueda de un orden por
reproducir. La comunicación es el antídoto contra
el desorden, cuando las situaciones cambian, cuando las reglas no
aplican ni son eficientes, es posible reconsiderar, explorar opciones,
conversar visiones y referentes, y adaptarse a las nuevas circunstancias.
En la sociedad de comunicación el cambio no es una excepción,
no es un mal que pude o no ser vencido, es parte de la vida social
misma, se promueve, porque permite avanzar, mejorar, incrementar
la complejidad. Y la forma de institucionalizar al movimiento, al
cambio, tiene un nombre en nuestra cultura occidental, democracia.
Democracia, Comunicación
y Comunidad de Comunicación
La sociedad de la información
y la sociedad de la comunicación conviven en nuestro mundo
actual, la primera sigue siendo la principal, pero algo ha pasado
en el movimiento de los últimos dos siglos. Para dominar
hay que cambiar, para controlar hay que mantener una corriente de
transformación constante. Este es un fenómeno inédito
hasta esta época, los medios de difusión de información
han sido claves, la revolución industrial aparece ahora sólo
como un antecedente de la revolución de la difusión
de información, con sus maravillosas tecnologías y
milagros. La guerra ha perdido terreno frente al comercio, y hoy
no hay comercio sin enormes y sofisticados sistemas de información,
y la guerra depende cada vez más de ellos. Esto aparece como
una continuación clara de la sociedad de información,
evolucionada, desarrollada hacia otros horizontes ecológicos.
Pero el cambio ha sido la palanca del desarrollo del capitalismo,
y en él apareció como una necesidad en aumento la
comunicación. La sociedad de información no planeaba
que así sucediera, pero ha pasado. Son los cambios promovidos,
provocados por los sistemas de información-economía,
los que han impactado los sistemas de información-política
y cultura. Y el resultado es que unos no se mueven sin los otros,
y el costo es que el control ya no es como antes, y no puede ser
como antes. Las libertades han aparecido y se han posicionado dentro
del sistema de información emergente general de este movimiento,
y ese sistema supone los sistemas de comunicación complementarios.
El resultado es una nueva configuración ecológico
social en la cual muchos entienden que las reglas han cambiado y
hay que convivir para progresar en lo particular, y otros no han
cambiado lo suficiente. Y quedan las inmensas mayorías que
se mueven en forma espontánea al cambio y terminarán
por transformarlo todo. Y este escenario se presenta junto con muchos
otros que habría que visualizar e interconectar. Pero todo
se detona, desde este punto de vista, con los movimientos en la
interacción entre sistemas de información y sistemas
de comunicación.
La democracia aparece aquí
como una figura de la comunicación, pero también como
una figura de la información. En un sentido es la dominación
de un sistema de información por otros medios, y en otro
sentido es la aparición de la convivencia de la pluralidad
de sistemas de información en un escenario de diálogo
y puesta en común. Como sea está cargada de la figura
de la interacción, no de la difusión. Pero la pregunta
es por los contextos donde se presenta, si la democracia como forma
aparece en un contexto de difusión, será instrumentalizada
por él, si aparece en un contexto de interacción puede
colaborar al desarrollo de la convivencia y la colaboración.
La democracia como forma comunicación requiere de un contexto
donde la forma sistema de comunicación sea el eje de organización
social. Y aquí se presentan muchas preguntas sobre si esto
puede ser estable, sólo coyuntural, o puede configurarse
como algo alterno según las necesidades sociales percibidas
y previstas. Y aquí entra la figura de la comunidad de comunicación.
Nuestro mundo contemporáneo
ha recibido en las últimas décadas un medio de comunicación,
el ciberespacio y la internet. Este es el primer gran medio de comunicación
electrónico en la historia, su potencial está siendo
explorado aún, sus horizontes potenciales son casi inimaginables,
y sus desarrollos y evolución son imágenes de ciencia
ficción. Para que la forma comunidad y la forma comunicación
se asocien, el sentido de colaboración y solidaridad debe
ser enorme. En nuestras actuales sociedades de información
y comunicación esas cualidades ya están presentes,
pero no son los principios constructivos sistémicos centrales.
Imaginar cómo sería una sociedad con forma comunitaria
global es hoy una propuesta utópica. Pero el punto es que
ese horizonte de lo posible se ha incrementado con la aparición
del internet y el ciberespacio. No es posible en nuestros parámetros
de autopercepción concebirnos como una gran comunidad salvo
en el efecto discursivo de lo religioso, pero ahora eso no es del
todo necesario, el ciberespacio es el lugar donde todos podemos
ser uno. Y por otra parte la comunicación entre personas
alejadas en el espacio parecía una metáfora, el teléfono
la empezó a concretizar, pero ahora es real, la internet
la ha convertido en algo casi tangible. Estos son algunos de los
elementos que están en juego en la construcción de
una nueva sociedad.
La democracia pide participación,
requiere propiciar el espacio donde sea posible. En agrupaciones
masivas como nuestras ciudades el asunto se había convertido
en un cuello de botella. Pero ahora, con la internet y el ciberespacio
esto es posible, la participación de todos en los diversos
asuntos, a través de parámetros de interacción
que la tecnología permite. Estamos ante un nuevo escenario
que permite una nueva configuración ecológica. Comunicación,
democracia y ciberespacio parecen elementos de una nueva composición
y organización emergente, una nueva forma de estructuración
de la vida social relacionando sistemas de información y
de comunicación de manera nunca antes vista. Popper decía
que los medios de difusión eran un peligro, un enemigo para
la democracia. En ese mismo sentido la internet y el ciberespacio
parecen ser dos grandes amigos de la participación, de la
interacción, de la desestructuración de los controles
y los poderes centralizados y absolutos.
Sistémica y Comunicología
Lo hasta aquí expuesto presenta los perfiles generales de
un proceso en construcción. Por una parte el estudio y reconocimiento
de fenómenos y situaciones, con nuevas miradas, lo que aquí
estamos llamando Sistémica, y en forma complementaria la
emergencia de nuevas ciencias como la Comunicología o la
Memética, y por otra parte, la aplicación posible
de estas nuevas representaciones en la acción directa en
nuestro medio. Por una parte la Sistémica y sus postulados,
por otra la Comunicología y la posible construcción
de una ciencia de la comunicación desde la perspectiva Sistémica.
Y en este contexto la relación entre sistemas de información,
sistemas de comunicación y sistemas de conocimiento, tanto
en el estudio como en la acción. Y este es el centro del
proyecto aquí presentado con algunos apuntes e hipótesis,
la reflexividad de segundo orden que permite la promoción
de una cibercultura y una cibercosmología, permitirán
que al tiempo que se forman las comunidades de estudio, se formen
las asociaciones de acción, y en la interacción de
todos los participantes, la construcción y creación
de un nuevo parámetro de lo que la democracia nos ha enseñando.
Es posible progresar, interactuando, conviviendo, participando,
y hacerlo en orden, con sentido de organización y con objetivos.
Una relación armónica entre información y comunicación.
Dr.
Jesús Galindo Cáceres
Universidad Veracruzana, Ver, México |