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Por Jerónimo Rivera
Número 40
Desde el día
que al mundo llegamos
Y nos ciega el brillo del sol
Hay más que mirar donde otros solo ven
Más que alcanzar en lugar de soñar...
Y así encontrar nuestro gran legado
En el ciclo, el ciclo sin fin.
Canción de
la película El Rey León
Disney,
el autor inmortal
El sol aparece y llena con su luz toda la planicie, los
animales acuden con alegría y rapidez al que parece ser el
llamado de la selva, El sol en lo alto brilla como nunca, pero ellos
acuden presurosos a otro llamado: el llamado del rey sol, el único
rey de la selva, el gigante melenudo que con orgullo los mira desde
lo alto de su pedestal. Todo es armonía en la selva, porque
un nuevo rey león acaba de nacer. Los colores brillantes,
la armonía entre todos y, sobre todo, la agradable melodía
de El ciclo sin fin nos ubica de inmediato en una película
más del universo Disney, en el que personajes glamourosos
y situaciones dramáticas o divertidas nos llevan a olvidar
por momentos el potencial ideológico del cine.
Walt Disney, famoso productor cinematográfico,
falleció en 1966 y durante más de cuarenta años
se dedicó a construir un gran imperio del entretenimiento
conocido como el mundo de Disney (Disney World). Sin embargo, y
pese a su muerte ya lejana, su firma empresarial se convierte en
una especie de autoría corporativa que define fórmulas
reconocibles en la mayoría de sus producciones.
Hay una fórmula Disney
prácticamente inalterable. El tronco es un relato construido
de manera tradicional; las ramas más gruesas son las peripecias
de los protagonistas, las más pequeñas son los gags
protagonizados por los personajes secundarios (siempre una galería
colorida, variada y cómica). Hay un clímax o confrontación
final seguida por un cuadro coral que cierra el relato a la manera
del ‘y fueron felices para siempre’. La música,
omnipresente, ritma y complementa el movimiento dibujado; el diálogo
tiene poca importancia y el color refleja el ánimo de situaciones
y personajes. El tejido de estos elementos logra la densidad de
las películas (D'Esposito).
Esta fórmula permanece, de
forma casi igual, en la mayoría de las más de cien
películas que desde mediados del siglo XX se realizan bajo
el sello Disney. Es por esta razón que los cuentos de hadas
son permanentemente adaptados, pues son un claro ejemplo de la concepción
maniqueísta del bien y el mal encarnado en los buenos (protagonistas)
y los malos (antagonistas), sin términos medios.
Es importante reconocer, sin embargo,
que muchas veces las fórmulas aseguran taquilla y que la
habilidad de la productora consiste en crear productos audiovisuales
divertidos y agradables visualmente para los niños, generando
además, cierta complicidad en los adultos al utilizar por
momentos apuntes humorísticos que un niño podría
no entender. Independientemente de su condición artística,
el cine como industria busca vender y por esto acude a lo que le
ha dado resultado.
La estabilidad y crecimiento económico
de Disney asegura que sus fórmulas funcionan, sin embargo,
como plantea Santiago García: ”No hay nada de malo
en hacer un cine que busque la risa y el llanto, que contenga cierta
dosis de aventura y alguna que otra canción. Pero claro,
cuando uno ve en la pantalla una fórmula y no una historia,
el placer de todos esos elementos se diluye” (García).
El Rey León es una
de las pocas películas de Disney que no es adaptación
de ningún cuento de hadas. Sin embargo, no es la excepción
a la fórmula y podríamos partir por comentar que su
directora Julie Taymor poco aporta a la narrativa de la película
que obedece a esquemas tradicionales de las películas de
Disney. Sin embargo, desde su imagen esta película sugiere,
como pocas, algunos mensajes que van más allá de lo
estético y narrativo, añadiendo propuestas de sentido
relacionadas con la manera como la multinacional “forma”
a sus espectadores y futuros ciudadanos de todo el mundo.
El sol brilla, pero no para
todos
Desde la promoción
de El Rey León se ha asegurado que es la primera película
de Disney en la que no aparece ningún ser humano, lo cual
no es del todo cierto, pues si bien no hay hombres ni mujeres, tampoco
la historia está protagonizada por animales.
Los animales de esta historia, como
ha sido tradición en Disney, son animados, lo que implica
que tienen ánima (alma) y por lo tanto ideas, sueños
y autonomía. Estos personajes no obedecen al instinto, si
no a los sentimientos y esto los lleva a adquirir matices marcadamente
humanos, siendo capaces de tomar decisiones trascendentales para
el curso de sus vidas y adquiriendo (sin perder del todo su condición
animal) el don de la palabra y con él la libertad de expresar
y callar aquello que sienten.
El instinto animal pasa a un segundo
plano y encontramos personajes que se diferencian de manera individual
de los de su especie por su personalidad específica y su
capacidad para configurar su propio mundo social y afectivo. Sin
embargo, al asumirlos como animales, los espectadores no son muy
conscientes de este doble juego que implica un manejo de las emociones
humanas.
Entrando en materia, la película
inicia con la secuencia titulada El Ciclo sin Fin, en la cual se
hace la presentación en sociedad del joven príncipe
de la selva que siendo aun un cachorro observa atónito como
las especies de toda la selva acuden a su llamado para rendirle
una reverencia. A su lado el rey, su padre, figura de gran autoridad,
hace gestos de aprobación ante lo que el destino ha marcado
para todos los leones y que su cachorro tiene que aceptar: será
rey, aun a costa de sí mismo; es ley de la selva y mandato
divino. El viejo Rafiki1, gran
chamán de la tribu, está allí para ratificarlo
y como sacerdote supremo bautiza al futuro rey con la tierra y los
frutos de la tierra, esperando la llegada de Dios que, abriéndose
paso entre las nubes, da su bendición definitiva para cerrar
este gran rito de iniciación.
Esta primera escena de la película
sugiere de entrada que la historia se desarrolla en la naturaleza
y que, por lo tanto, obedece a su principal ley: la del más
fuerte. La sociedad así pensada está fuertemente estratificada
en clases sociales claramente definidas por la cadena alimenticia,
en donde los leones dominan por su facilidad de acceso a la comida,
que es la principal carencia de los personajes que en la historia
se presentan como antagónicos: las hienas.
La relación de los personajes
con la comida sugiere inmediatamente la desigualdad. La aparente
armonía se rompe cuando irrumpimos junto al pequeño
león en el cementerio de los elefantes, la tierra de las
hienas, el cinturón de miseria que rodea su iluminado territorio.
En la historia, el rey advierte a su hijo sobre los peligros acechando
al salir de sus dominios y caer en la periferia, el barrio de los
pobres, a los que se teme por su condición potencial de invasores
y a los que se llama, como hace Sazú, feos y roñosos.
Sus nombres son: Shenzi (bárbaro, salvaje), Banzai (grito
de guerra y género del ánime japonés) y Ed.
En la versión original de
la película, las hienas hablan con un acento que las identifica
como parte de las comunidades afroamericanas y en la versión
en español su acento es mexicano. Es claro, entonces, que
en la película las hienas son los marginales, potenciales
inmigrantes, y esta situación es aprovechada por Scar, el
político de turno que les dice abiertamente en una canción:
“Hienas vulgares e infames, carentes de toda virtud, guiadas
por mi talento e ingenio mi reino llegará a su plenitud”.
Las hienas, por su parte, son anárquicas y así lo
expresan cuando plantean: “¿quien necesita un rey?”,
pero Scar las convence cuando dice: “yo seré el rey,
apóyenme y nunca más tendrán hambre”.
Detengámonos ahora en el
antagonista principal de la historia: Scar, el león hermano
del rey y que nunca podrá serlo por no hacer parte de la
línea directa de la dinastía. Durante toda la película,
Scar es mostrado como el rey de las tinieblas (en inglés
significa horrible- scary- o cicatriz); a diferencia de su hermano,
este personaje nunca brilla, pero el sol tampoco brilla para él.
Su aspecto físico es claramente identificable: Delgado, frágil,
moreno y algo amanerado; así que no es difícil inferir
que, como en muchas películas de esta productora, el “malo”
no hace parte del reino (también es extranjero), por sus
facciones Scar puede ser el prototipo del árabe o del latino,
con tendencias dictatoriales y hasta nazis.
Aunque esta interpretación
puede parecer amañada, quiero recordar algunos momentos de
la película:
- En varias ocasiones los ademanes
de Scar son muy femeninos e inclusive él argumenta no poseer
la fuerza bruta de su hermano.
- En la escena en la que las hienas
deciden apoyar a Scar, éstas marchan al ritmo de las tropas
nazis en la reconocidísima “marcha prusiana”
y en el momento en el que lo enfocan, la sombra del conspirador
adquiere la forma de uno de los símbolos más claros
del movimiento nazi.
- Al final de la secuencia la
silueta de Scar se dibuja por delante de la media luna menguante
que se asemeja muchísimo al símbolo de los pueblos
árabes y a la hoz del emblema soviético.
Es claro entonces, según
este análisis, que El Rey León, como muchas
de las películas tipo Disney, escoge para los roles antagónicos
de la historias a personajes inspirados en los enemigos o molestias
para el sistema norteamericano, lo que da cuenta de la fuerte carga
ideológica que las películas de Hollywood, incluyendo
las infantiles, poseen. No podemos olvidar tampoco que la película
surge en 1994, cuando el presidente de los EEUU acababa de sostener
una guerra contra Irak y había endurecido las políticas
de inmigración de su país.
Hakuna Matata2,
no te preocupes, sé feliz
Uno de los puntos altos de la historia se da con la aparición
de los personajes simpáticos: Timón y Pumba, dos especímenes
que están fuera del sistema, pero a quienes poco les importa
ser institucionales. La relación de amistad que surge entre
ellos y Simba está marcada por el interés de protección
y supervivencia derivado de la alianza con alguien más fuerte.
Los graciosos personajes cantan
una canción que se ha hecho famosa y que resume parte del
sentido de la historia: Hakuna matata que puede resumirse
en la frase: “Sin preocuparse es como hay que vivir”.
La canción, pegajosa y divertida, es una invitación
abierta al conformismo, a dejar el sistema como está sin
intervenir ni protestar, una campaña a la cual se adhiere
el perezoso Simba, que no acaba de aceptar que su futuro es ser
el máximo gobernante.
“Si el mundo te da la espalda,
dale la espalda al mundo” es el mensaje de Timón y
Pumba, los personajes con los que los espectadores más se
identifican y que no constituyen una amenaza fuerte para el sistema
al aceptar su condición y elegir vivir en la periferia sin
molestar.
El joven Simba se siente seducido
por el estilo de vida de estos personajes que le ofrecen una vida
de apatía política, de evasión de las responsabilidades;
una vida relajada con cambios en los hábitos alimenticios
(se vuelve vegetariano) y en el que, inclusive, aparecen como referencia
las drogas (gusanos de todos los colores que provocan un efecto
alucinógeno) y el rock ‘n roll suave (el ritmo de la
canción). Al final de la canción, Simba ya está
metido en un “viaje” que lo aleja de su vida pasada.
El reino de Timón y Pumba3
es divertido y, aunque ellos tampoco tienen comida, se conforman
con lo que la naturaleza les da y se dedican al hedonismo, el placer
perpetuo. Estos personajes no son fuertes, inteligentes o trabajadores,
pero son sin duda los más recordados de la historia.
Padre y rey
El Rey León
es la película de un rey tan grande como un Dios, un
padre tan exigente y difícil de superar que lleva a su hijo
a atemorizarse frente a su legado, para sólo retornar a asumir
su misión después de que el mismo rey, en espíritu,
así se lo ordena. La historia está basada en la obra
Hamlet de William Shakespeare y tiene referencias directas a ésta
en momentos como el de la aparición del fantasma del padre
para mencionar a su hijo lo que ha ocurrido con su muerte y el diálogo
que Scar, ya rey, tiene con Zazú mientras mira una calavera
de león.
Mufasa y Simba construyen una relación
de respeto reverencial, matizada con algunos momentos de ternura.
Desde sus nombres la historia deja el primer mensaje sobre como
se construye la relación: Mufasa significa rey, mientras
que Simba sólo significa león y es esta situación
la que construye el punto nodal de la historia: si bien Simba está
predestinado a ser rey, sólo lo logrará cuando se
convierta en su padre Mufasa. La escena en la que Simba se asoma
al espejo (agua) y observa su cara temerosa e inexperta para después
descubrir en ella el rostro altivo y autoritario de su padre, ejemplifica
bien que el parecido entre ambos sólo es físico y
la figura del padre es una carga pesada para su hijo.
La autoridad del rey es incuestionable
y quien se decida a enfrentarlo, tendrá que asumir las consecuencias
del desequilibrio natural4. Nadie,
excepto Rafiki, puede hablar al oído del rey y todos los
personajes están en condición de absoluta inferioridad.
El rey brilla todo el tiempo, es de oro, y aun cuando desciende
donde su hermano a una cueva oscura, su color es amarillo brillante
y sólo compite en brillo con el color de piel de su heredero.
Por encima del rey, entonces, sólo está la tradición
representada en los reyes del pasado (el firmamento lleno de estrellas).
Sarabi, la esposa de Mufasa, es
leona pero no brilla. Su color, como el de todas las hembras de
la manada es amarillo opaco y su misión no va más
allá de acompañar a su esposo. En la lengua Swahili
Sarabi es espejismo y este nombre evidencia que su presencia es
meramente decorativa, una ilusión. Aunque Nala, la pequeña
leona se muestra como una hembra más fuerte y con carácter,
su función en la historia finalmente no va más allá
de convencer a Simba para que asuma sus responsabilidades.
Este papel secundario de las hembras-mujeres
es bastante común en las películas de Disney. Podríamos
afirmar sin temor a equivocarnos que sus películas no son
protagonizadas por mujeres, ni siquiera cuando es una mujer la que
le da nombre a la historia. Blancanieves, La Bella Durmiente, Pocahontas
y La Sirenita tienen como única misión en sus películas
obtener el amor de un príncipe azul y una de las pocas heroínas
que triunfa por sí misma es Mulán, que para hacerlo
debe vestirse como hombre.
El Rey León
Después de
que se resuelve el conflicto entre Simba y su tío y luego
de que el gran incendio provocado en el punto de mayor clímax
ha concluido; la lluvia aparece llevándose consigo los vestigios
del fugaz reino de los impíos que osaron cuestionar el mandato
divino de la dinastía. El agua purifica el bosque y se lleva
consigo los restos de la muerte, aparece entre las nubes la figura
autoritaria de Mufasa elevada a la categoría de Dios y con
su bendición permite a Simba ascender al poder en medio de
cánticos de alegría y del rugido de los leones que
ratifican su eterno poder.
El ciclo de la película termina,
o más bien empieza, cuando al final de la historia los sumisos
animales regresan a la gran peña para asistir al nacimiento
del nuevo rey, el hijo de Simba y Nala, en una escena idéntica
a la del comienzo. La película ha terminado y el público
queda con una gran sensación de tranquilidad porque todo
vuelve a la normalidad y al equilibrio. La hegemonía continúa
y ésta es incuestionable, pues no obedece a las leyes de
los hombres, aparentemente es la naturaleza de la selva la que la
ha dictado. El rubio, fornido y bien alimentado Simba ha llegado
por fin a ser El Rey León.
Notas:
1
La lengua Swahili hablada por más de 60 millones de africanos
es tomada para marcar el significado de los nombres en la película.
En esta lengua Rafiki significa amigo y éste es el papel
del personaje en la historia, es el único al cual el rey
escucha y respeta, por encima de su esposa y su consejero que están
en posición permanente de sumisión.
2 Significado: Hakuna- no Matata-
problemas
3 En la lengua Swahili Pumba significa
tonto y relajado, así puede entenderse su rol dentro de la
historia.
4 Recordemos que cuando Scar sube
al poder, las tierras se vuelven desérticas y frías,
el sol se esfuma y nunca aparece durante su reinado. Su ascenso
al trono se da en la noche y sólo cuando Simba lo derrota
como por arte de magia el equilibrio retorna.
Referencias:
D’Esposito Leonardo. La Vida
Disney: Instrucciones de uso en <http://www.elamante.com/nota/1/1828.shtml>
García, Santiago. Tres
miradas sobre Disney: La gente del futuro en:
<http://www.elamante.com/nota/1/1829.shtml>
Película El Rey León. Dir. Julie Taymor.
Disney Pictures1994
Banda Sonora de la película compuesta por Elton John y Tim
Rice
Jerónimo
León Rivera Betancur
Director del Grupo IMAGO, Facultad de Comunicación, Universidad
de Medellín, Colombia |