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Por Jorge Oropeza
Número
44
Según
la última Encuesta sobre Disponibilidad y Uso
de Tecnología de Información en los Hogares (EDUTIH)
realizada hace dos años, en México existen 10
764 715 usuarios de Internet, de los cuales el
26.5% ingresa a la red con fines educativos (INEGI
2002). Habría que analizar el tipo de educación
a la que se está teniendo acceso a través de
este medio, sobre todo en países como el nuestro
en donde emporios de la imagen, como la hegemónica
Televisa, imperan (Gómez Mont, 1992, pp.38-43).
Por ejemplo en un país como México, en donde
su nivel de desarrollo, incluyendo el rubro educativo,
se refleja en el lugar 53 ocupado en el actual
Índice de Desarrollo Humano1
(2004), a pesar de tener la posibilidad que le
da la modernización para que algunos de sus habitantes
utilicen Internet, en muy pocos casos la aprovecha
en todas sus dimensiones. Aquí radica el principal
problema clasista: el ser o no ser digital.
Asimismo, las tecnologías de
la información y de la comunicación determinan enormes
brechas entre países (Gómez Mont, 2004). ¿Qué podemos
esperar cuando en Estados Unidos un 54.3% de la población
es usuario de Internet y en América Latina y el Caribe
solamente un 3.2%? De hecho, un tercio de la población
mundial ni siquiera tiene acceso a la electricidad
(IDH 2001).
La educación debe intimar con
las nuevas tecnologías basándose en el principio de
lectura de la realidad presente en educadores como
Freinet, Freire y Kaplún. Sin embargo, nosotros mismos
podemos ver que esta hibridación cuando se da entre
modernidad y sociedades tercermundistas está cediéndole
el protagonismo a las tecnologías electrónicas por
encima de lo educativo (García Canclini, 2002, p.269).
Porque la ciencia se está limitando al resumen, al
párrafo, al juego dinámico del hipertexto, al abstract,
principalmente en los jóvenes. La razón:
la desarrollada cultura de la imagen que hace del estudiante,
esencialmente, un buscador eterno de la síntesis; situación
que evita un desarrollo cognitivo en búsqueda del ‘‘pensamiento
complejo’’ (Morin, 2004).
La Internet, al ser un medio
visual basado en íconos, símbolos e imágenes, presenta
mayor interactividad y dinamismo en su manejo y consulta
que el texto convencional, es decir, el libro. Es por
eso que, aunado al bajo nivel de lectura en el país,
2 848 714 mexicanos utilizan esta herramienta como
medio educativo (INEGI 2002), seguramente, por encima
del texto escrito.
Un mass media cuya naturaleza
implica a la imagen, también involucra al fragmento,
al dinamismo, al abstract. Roland Barthes (1976,
p.127) decía que la imagen, del latín imitare,
es una analogía de un objeto real que permite una posibilidad
de mayor sensibilización que el texto lingüístico,
pero no así una claridad como este último. Precisamente,
esa imitación parte de la vista, un sentido unilateral,
es decir, sin posibilidad de interacción directa con
otro. Por lo tanto, los rasgos pertinentes de la mirada
definen las características de la imagen. ‘‘La visión
es rápida, perspicaz, simultáneamente analítica y sintética.
Requiere de tan poca energía para funcionar, tal como
lo hace, a la velocidad de la luz, que permite a nuestra
mente recibir y retener un número infinito de piezas
de información en una fracción de segundo’’ (Gattegno,
1979, p.16). Además, la imagen es imperialista porque
no da la opción de elegirla una vez que se ha visto
y, asimismo, su fugacidad no da tiempo de juzgarla,
principalmente en los mass media (Fulchignoni,
1991, p.47).
La Internet es, entonces, un
apoyo tecnológico para la educación, sin embargo, también
resulta un factor de subinformación y desinformación,
sobre todo cuando, en esta ‘‘era de la información’’
(Castells, 2000) con un enorme background de
datos, cifras y documentos, no se recurre a otro medio
como apoyo a una información mutilada.
Una de las características
de la cultura contemporánea es la existencia de la
‘subinformación’, del fragmento, es decir, del abstract.
Pero... ¿cómo es esta cultura contemporánea?, ¿es
simplemente una cultura de la imagen, o hemos acuñado
una cultura del abstract?
La cultura es el sedimento de
las sociedades. Las costumbres, tradiciones, acciones,
leyes, ideas, imaginarios y demás resultados de la
acción social conforman este sustrato social (Blauberg,
1978, p.64). El hombre es un formador de culturas más
que un simple producto de éstas, por lo que, podemos
partir de que la ‘cultura de la imagen’ que poseemos
ha sido formada por el hombre mismo mediante un proceso
dialéctico (Gattegno, 1979, p.64). Nuestra civilización
tiene, entre otras características, la de proponerse
como una civilización de la imagen. El hecho es
que la imagen ha tomado posesión de nuestra sensibilidad,
de nuestra inteligencia: nos ha impuestoactitudes,
reacciones y conductas, se ha convertido en un elemento
esencial de nuestro modo de existencia…(Fulchignoni,
1991, p.269).
El problema de la cultura de
la imagen no es el lenguaje visual per se, sino
lo fragmentado de éste, su naturaleza subinformativa,
la ‘cultura del abstract’ que se ha acuñado.
De todo lo anterior se deriva
un fenómeno que atañe directamente a la capacidad cognitiva
humana. En el pasado un individuo aprendía a hablar
y luego a escribir. Actualmente con el desarrollo de
las nuevas tecnologías y de la imagen misma, el hombre
aprende la oralidad, luego a ver la televisión y finalmente
a escribir. Existe un brinco en el desarrollo humano,
estamos pasando del homo sapiens al homo
videns (Sartori, 2000, p.48), es decir, ya no somos
los hombres pensantes sino los hombres que ven.
El abstract detiene la
posibilidad de un ‘‘pensamiento complejo’’ (Morin,
2004), es decir, holístico mas no desordenado, esto
es, con un orden y un objeto, pero expandido por el
universo de exploración. El ‘pensamiento complejo’
no resuelve con la linealidad del pensamiento ordinario,
sino plantea, cuestiona, cimienta estrategias. Este
modo de estructurar nuestra mente propone una acción
constante, una indagación, un inquiry2Éste
no es el resumen, ni la simplicidad. El pensamiento
complejo no se puede reducir al término ‘complejidad’
porque está en contra del fragmento, del abstracto,
es decir, del abstract.
La ‘cultura del abstract’
moldea subjetividades lineales e incompletas. Además,
fomenta la ‘ley del mínimo esfuerzo’, la alimenta.
Es decir que el fragmento abstracto favorece a una
ley que busca minimizar, por mera comodidad, el esfuerzo
que requiere una acción. Existen dos dimensiones en
este fenómeno: la fisiológica, cuestión de articulación,
y la psicológica, cuestión de atención (Saussure, 1968,
p.244). La primera evoca a la pereza del cuerpo, al
cansancio. La segunda, que es la que predomina en los
seres culturizados por la imagen, es mental. El cerebro
acostumbrado a la velocidad y a la subinformación no
está dispuesto a realizar un esfuerzo mayor al efectuado
con la iconicidad del lenguaje visual. El homo ludens
ya no se esfuerza en leer, sólo busca diversión
y ludismo (Sartori, 2000, p.42).
La educación no se puede basar
en la fragmentación. No se tiene que sustituir una
obra completa por un fragmento que puede ser un texto
arbitrado o no. No se puede aspirar al conocimiento
del ‘todo’ partiendo de un abstract, y mucho
menos en un nivel superior académico que implica, aunque
sea, una mínima ‘‘curiosidad epistemológica’’ (Freire,
2003, p.31). De ahí la preocupación de explorar la
relación problemática existente entre la cultura de
la imagen que poseen los jóvenes universitarios y el
uso que éstos le dan a la Internet como medio educativo.
La necesidad de una aproximación
epistemológica a la ‘cultura del abstract’ existe,
el universo de investigación es amplio, las preguntas
son muchas. Las respuestas aún no se han trabajado,
lo que es un hecho es que debemos partir del conocimiento
de esta culturización del fragmento. Se tienen que
considerar qué sitios en Internet son los más
frecuentados con fines educativos, qué tipo de artículos
son los que se revisan, quiénes son los autores, cuáles
son las características de la cultura de la imagen
predominante, por qué la Internet es el medio educativo
más socorrido, por qué se prefiere la Internet al libro,
qué relación existe entre la cultura de la imagen y
el uso de la Internet como medio educativo y todas
las preguntas que guíen la búsqueda epistemológica
de una ‘cultura del abstract’.
Entonces para iniciar por este
periplo epistemológico, tendríamos que hacernos este
cuestionamiento: ¿la naturaleza de la imagen per
se (el dinamismo, la fácil comprensión, la concisión,
etc.) provoca una cultura en la que el fragmento sintético
evita el desarrollo del diálogo, es decir que, reduce
el proceso dialéctico sólo a la síntesis, nulificando
‘la contradicción de la contradicción’ que evoca la
disertación intelectual entre una tesis y una antítesis,
es decir, existe la acuñación de tal ‘cultura del abstract’?...
Probablemente.
Notas:
1
El IDH mide los logros en términos de esperanza de vida,
educación e ingresos reales ajustados.
2 El anglicismo inquiry
peirciano evoca a la indagación, al amor a la investigación,
es decir, a la filosofía desde el romanticismo.
Referencias bibliográficas:
BARTHES, Roland (1976).
La semiología. Editorial Tiempo contemporáneo.
BLAUBERG, I. (1978). Diccionario de filosofía marxista.
Ediciones de cultura popular.
CASTELLS, Manuel (2000). La era de la información,
Editorial Siglo veintiuno.
FREIRE, Paulo (2003). Pedagogía de la autonomía.
Saberes necesarios para la práctica educativa. Editorial
Siglo veintiuno.
FULCHIGNONI, Enrico (1991). La imagen en la era
cósmica. Editorial Trillas.
GARCÍA CANCLINI, Néstor (2002). Culturas híbridas.
Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Editorial
Grijalbo.
GATTEGNO, Caleb (1979). Hacia una cultura visual.
Editorial Diana.
GÓMEZ MONT, Carmen (1992). El desafío de los nuevos
medios de comunicación en México. Editorial Diana.
MORIN, Edgar (2004). Introducción al pensamiento
complejo. Editorial Gedisa.
SARTORI, Giovanni (2000). Homo videns. La sociedad
teledirigida. Editorial Taurus.
SAUSSURE, Ferdinand de (1968). Curso de lingüística
general. Editorial Losada.
Documentos y revistas:
Gómez Mont, Carmen
(2004, agosto-septiembre). La insalvable sociedad de
la información. Revista mexicana de la comunicación.
Recuperado el 12 de noviembre de 2004 de http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/RMC/rmc85/tecnologia.html
Encuesta sobre Disponibilidad y Uso de Tecnología de
la Información en los Hogares. 2002
Informe sobre el Desarrollo Humano (2001). Alianzas
contra la pobreza. Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD).
Informe sobre el Desarrollo Humano (2004). La libertad
cultural en el mundo diverso de hoy. Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
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