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Por Manuela Bueno
Número
45
Resumen
En el trabajo que presentamos, analizamos los
cambios que se han producido en la realización
de las labores cotidianas de los periodistas
como consecuencias de los notables avances que
han tenido lugar, en los últimos años,
en los medios de comunicación e información.
Para ello, partimos de la especificidad del factor
de producción trabajo en las empresas
informativas, debido a la naturaleza de su producto.
Estimamos que es el factor de producción
trabajo el que convierte a la noticia en producto
informativo, una vez que ha aportado una fuerza
de trabajo intelectual al dato informe, en el
seno de una empresa informativa.
A continuación, estudiamos la incidencia
que la aparición y el posterior desarrollo
de Internet han originado en los medios de comunicación,
lo que ha dado lugar a un nuevo tipo de periodismo
y, en consecuencia, a un nuevo profesional. Internet
ha supuesto un desarrollo del periodismo digital,
lo que a su vez ha producido una modificación
en los usos y en los contenidos de la prensa
tradicional y también en las tareas que
los profesionales de la información realizan
en las redacciones de los medios de comunicación.
Además se han originado cambios en la
estructura organizativa y en el funcionamiento
de las redacciones, así como en la dinámica
de trabajo de los periodistas.
Posteriormente, examinamos cómo afectan
estos cambios a las notas que determinan la especificidad
del factor de producción trabajo: profesionalidad,
genuinidad, creatividad y profesionalidad.
Finalmente, y a modo de conclusión, realizamos
unas reflexiones sobre el perfil del periodista
del futuro y del modo en que éste desarrollará
su trabajo profesional en los próximos
años.
Consideraciones
previas
Los
periodistas, como indican los profesores Población
y García-Alonso (1997, p. 254), configuran
los mensajes informativos mostrando los acontecimientos,
a través de textos escritos, de grabaciones
audiovisuales, etc., dependiendo del medio elegido
para la propagación del mensaje. Los modos
de informar y los medios de comunicación
configurados para informar, constituyen los elementos
donde el periodista se mueve para ejercer su
labor, siendo necesario además una buena
dosis de trabajo personal y profesional. Por
tanto, únicamente nos encontraremos ante
el producto informativo, una vez que el profesional
de la información ha aportado su trabajo
personal a los acontecimientos de la actualidad,
a la propaganda o a un anuncio.
Los profesores
Población y García-Alonso (p. 255)
definen el producto informativo como “todo
aquel bien que proviene o resulta de la actividad
empresarial en ese campo, siendo admisible como
objeto individual de oferta en el mercado de
la información”. Para determinar
con precisión este concepto, los citados
profesores destacan como elementos esenciales
del producto informativo los siguientes:
Su naturaleza
es de índole informativa. Por este motivo,
el producto informativo debe contener fundamentalmente
ideas, juicios, hechos u opiniones vertidas sobre
un soporte, como medio de comunicación
colectiva.
Es el resultado
del proceso ordinario de producción que
se desarrolla en las empresas informativas. Por
lo tanto, no es consecuencia de la acción
aislada de una o varias personas que trabajen
al margen de ellas.
Debe reunir
los requisitos necesarios para que pueda ser
ofrecido en el mercado1
de la información. Una de estas condiciones
es que sea demandado, lo que implica siempre
que a cambio de él se esté dispuesto
a entregar valor.
El destino del
producto informativo es el mercado y nunca podrá
serlo el autoconsumo.
Para los profesores
Población y García-Alonso (pp.
255-256), el producto informativo tiene cuatro
características que justifican de la siguiente
manera:
- Variabilidad.
Esta propiedad supone que cualquier producto
informativo será diferente a otros que
traten al mismo acontecimiento, a pesar de que
todos tengan como punto de partida la misma
noticia concreta. Por lo tanto, esta característica
es consecuencia del trabajo realizado por el
informador, que por ser siempre una tarea personal
o intelectual, imprime un carácter determinado
al producto.
- Caducidad.
En sentido estricto, la caducidad implica que
la utilidad de un bien o servicio ha finalizado.
Ello puede deberse al uso o simplemente a que
ya no es útil para la satisfacción
de la necesidad que inicialmente cubría.
Cuando los citados profesores afirman que el
producto informativo es caduco, no quieren decir
que su utilidad haya acabado inmediatamente
después de ser difundido, sino que, tras
ese momento, deja de ser producto informativo,
al perder uno de los atributos que lo constituyen
como tal, que es la novedad.
- Flexibilidad.
Esta característica supone, por parte
del informador, la existencia de un deseo expreso
por adecuar constantemente el contenido informativo
a la noticia, conforme a los nuevos datos que
se vayan recibiendo. La flexibilidad afecta
al estilo, al enfoque y al contenido, pero no
supone una alteración de la objetividad
ni la verdad de la información.
- No almacenabilidad.
Esta nota indica que la noticia, como describe
un hecho curioso o interesante, insólito
y novedoso, pierde esas cualidades al intentar
ser almacenado o guardado. Dado que la noticia
constituye la materia prima del producto informativo,
y, por definición, no es almacenable,
se entiende que tampoco lo es el producto informativo2.
Desde nuestro
punto de vista, las empresas informativas no
son especiales sino específicas por la
naturaleza de su producto. Estas empresas producen
conocimientos para satisfacer una demanda intelectual,
por la que el público está dispuesto
a pagar. Pero es el factor de producción
trabajo el que convierte a la noticia en producto
informativo, una vez que ha aplicado al dato
informe una fuerza de trabajo intelectual, en
el seno de una empresa informativa (Tallón,
1992). Por lo tanto, la naturaleza del trabajo
empleado en la producción de informaciones,
actúa directamente ligado a las facultades
intelectuales de la persona humana. De este modo,
constituye un trabajo inmaterial: fundamentalmente
creativo y por tanto original, que exige una
adecuada profesionalidad. Como indican los profesores
Nieto e Iglesias (1993), además debe estar
presidido por la verdad, condicionado a la ética
y sometido al imperio de la Ley.
De todo lo anterior
se deduce que la labor desarrollada por el factor
de producción trabajo en las empresas
informativas es fundamental. Sin él no
sería posible la conversión de
la noticia en producto informativo, ya que la
información en sí misma no es elaborada
por ninguna máquina, sino por personas.
Las máquinas únicamente la reproducen,
pero no la venden ni la difunden. Pero, al igual
que ocurre con las empresas informativas, el
factor de producción trabajo de las mismas
presenta una serie de especificidades que, en
este caso, vienen determinadas por las cuatro
notas de: profesionalidad, genuinidad, creatividad
y personalidad.
Incidencia
de las nuevas tecnologías en las empresas
informativas
Las
empresas de comunicación, como cualquier
otra empresa, quieren vender su producto en el
mercado, en este caso, el producto informativo.
Pero su objetivo prioritario es la subsistencia
en el mercado de la información. Como
todas las empresas, las informativas, están
expuestas a las leyes que rigen en el mundo empresarial,
al que no son ajenas. En este sentido, quieren
reducir costes, mejorar la calidad del producto
informativo, establecer una adecuada política
de recursos humanos y gozar de las últimas
tecnologías.
En las últimas
décadas, han tenido lugar grandes avances
en las comunicaciones, lo que ha producido la
aparición de Internet. La red permite
obtener información con unas características
de uso muy cómodas para los usuarios.
Internet es un conjunto de redes de telecomunicaciones
informáticas, enlazadas por un entramado
muy denso de servidores, que permite el acceso
a ordenadores remotos.
Como expone
Jon Murelaga Ibarra (2005), “la digitalización
de la sociedad y la globalización socio-político-económica
actual desarrollan nuevos modos de actuar en
el individuo que adecua los nuevos términos
evolutivo-digitales a sus necesidades y configura
un nuevo marco de trabajo y ocio”. En este
sentido, los hombres hemos adaptado los avances
de las nuevas tecnologías a nuestras necesidades.
Por otro lado, los conceptos de espacio y tiempo
se han alterado. El concepto de espacio se ha
“globalizado” y el concepto de “tiempo”
se va a detener hasta que el usuario estime oportuno.
También el mensaje va a cambiar en el
sentido que puede permanecer en la mente digital
de la red.
En lo referente
a los medios de comunicación, Internet
ha supuesto un desarrollo del periodismo digital,
lo que a su vez ha producido una modificación
en los usos y en los contenidos de la prensa
tradicional y también en las tareas que
los profesionales del periodismo realizan en
las redacciones de los medios de comunicación.
Además se han originado cambios en la
estructura organizativa y en el funcionamiento
de las redacciones, así como en la dinámica
de trabajo de los periodistas.
La aparición
y el posterior desarrollo de Internet han determinado
el nacimiento de un nuevo medio de comunicación.
Al igual que sucedió primero con la prensa,
posteriormente con la radio y después
con la televisión, este nuevo soporte
será la materia prima más importante
de este siglo.
Dado que Internet
se presenta como un nuevo soporte, originará
un nuevo tipo de periodismo y en consecuencia
un nuevo profesional. Lo mismo que en su momento
ocurrió con la aparición de la
radio y de la televisión. Estimamos que
ahora es necesario un profesional con una formación
integral, frente al periodista especializado
de antaño.
El nuevo profesional
de la información, a veces, no tendrá
que escribir sus artículos en la redacción
del medio en el que trabaje, sino que tiene la
posibilidad de hacerlo desde el lugar del suceso,
por lo que la profesión ganará
rapidez y efectividad. Las “antiguas redacciones”
podrían ir dando paso a las redacciones
“virtuales”, en las que el profesional
de la información va a trabajar de manera
independiente con la ayuda de su correo electrónico
o de la videoconferencia.
Por otro lado,
la aparición de Internet y del periodismo
digital suponen una revolución y también
una ruptura en la concepción que existía
respecto a que la comunicación que se
realizaba a través de los medios de comunicación
era unidireccional. Tanto la prensa, como posteriormente
la radio y la televisión hacían
posible una comunicación, aunque masiva,
unidireccional. Koldobika Meso Ayerdi (2002)
indica que este nuevo tipo de periodismo “rompe
con la comunicación lineal y unidireccional
de un emisor a un receptor”. Para María
Teresa Sandoval Martín (2001), “con
Internet, los periodistas se han convertido simultáneamente
en emisores y receptores de la información
que circula por la red”, lo que hace posible
que reciban y emitan la información simultáneamente
usando el mismo canal de comunicación.
De este modo, el periodista digital puede actualizar
constantemente y en tiempo real la información,
ofreciendo las aportaciones realizadas por el
consumidor.
El periodismo
digital permite que los usuarios se comuniquen
con el periodista formulándole dudas,
aportando datos y haciéndole sus comentarios,
lo que, sin duda, ayudará a que el profesional
realice su labor de una manera más completa.
“Habrá contacto directo con el lector,
podrá interactuarse con él, conocerle,
y saber cuál y cómo es la información
que necesita y solicita” (Meso Ayerdi,
2002). Así el receptor de la información
puede, de alguna forma, participar en su elaboración.
También
supone una modificación de la actitud
del receptor ante el medio. En este sentido Canga,
Coca, Martínez Ribera, Cantalapiedra y
Martínez Odriozola (2000), estiman que
no es tan cómoda y relajada como ante
la radio y la televisión, ni permite tantas
posibilidades en el momento y lugar de la recepción
de los mensajes como con la prensa clásica.
Requiere, asimismo, del dominio previo de una
serie de habilidades y conocimientos técnicos
que no son exigibles en ninguno de los otros
medios.
Por otro lado,
Internet es un medio cuya distribución
puede llegar a todos los lugares del mundo, su
distribución es universal. Puesto que
la red es mundial, la información a través
de Internet llega a todos los rincones del planeta,
por lo que su audiencia puede ser multicultural
y multilingüe. Según los datos facilitados
por el Estudio General de Medios, los diarios
digitales han aumentado notablemente el número
de lectores muy por encima de lo que lo han hecho
los diarios impresos, incluyendo en éstos
los lectores de los nuevos diarios gratuitos.
Internet hace
posible que se produzca una síntesis de
los tres tipos de periodismo y sus tres elementos
característicos como son: el texto escrito,
típico de la gráfica; las imágenes
en movimiento, propias de la televisión;
y el audio, característico de la radio.
Canga, Coca, Martínez Ribera, Cantalapiedra
y Martínez Odriozola (2000), estiman que
Internet comparte
las características de los otros tres
medios de información clásicos:
la inmediatez de la radio, el impacto visual
de la televisión y un uso de la escritura
similar, que no igual, al del periódico.
Pero la conjunción de todas estas características
no hace que este medio sea similar a ninguno
de los anteriores, sino que, por el contrario,
nos lleva a la conclusión de estar ante
un nuevo medio muy superior en sus prestaciones
conjuntas a cada uno de los clásicos en
sus facetas individuales.
Estudio
de las especificidades del trabajo realizado
en las empresas informativas
Profesionalidad
En España,
la Ordenanza Laboral de Prensa, desarrollada
en la Orden Ministerial de 9 de diciembre de
1976, definía a los periodistas como “aquellos
que crean, seleccionan, preparan, redactan y
confeccionan informaciones literarias y gráficas”.
Dicha Ordenanza destacaba la singularidad del
trabajo realizado por los periodistas y establecía
ciertas garantías en lo referente a la
preparación de quien ejecuta estas tareas,
puesto que obviamente no se pueden confiar a
cualquier persona.
La fuerza de
trabajo es el componente básico de la
información; es decir, el elemento humano
ya que dicha fuerza de trabajo deriva de las
facultades intelectuales de la persona. Por este
motivo, lo que fundamentalmente le interesa al
empresario es la preparación, capacitación
y grado de experiencia de los profesionales que
desean integrarse en la empresa informativa.
Por ello, lo usual es que el empresario de la
información incorpore a su empresa al
profesional de la información, que después
de evaluar de modo objetivo los factores anteriores,
haya obtenido alta calificación o muy
alta en cada uno de ellos. Los profesores Población
y García-Alonso (1997, p. 245) explican
en qué consisten cada una de estas tareas.
La preparación
es el resultado de la acción de preparar,
que significa disponerse para ejecutar con éxito
una tarea, reuniendo el conjunto de conocimientos
que son imprescindibles para la consecución
de dicho éxito. Algunos autores consideran
que el periodista necesita una formación
universitaria, aunque ésta no sea específica
en Periodismo. Nosotros estimamos que como se
trata de producir información, es obvio
que ese conjunto de conocimientos son los proporcionados
por las Ciencias de la Información. Por
lo tanto, contar con el título académico
correspondiente constituiría una conditio
sine qua non para poder estar en situación
de asumir las responsabilidades del informador.
La capacidad
de una persona es la aptitud o suficiencia que
posee para conseguir algo. Puesto que hoy día
las noticias se producen en campos tan variados
como la economía, la tecnología,
etc., el concepto de capacidad aplicado en su
más estricto sentido, obligaría
al profesional de la información a adquirir
grandes conocimientos sobre dichos campos; esta
tarea es imposible, porque resulta inabarcable
saberlo todo. Así pues, para estos autores,
la capacitación que normalmente se exige
está matizada por la denominada “especialización”,
cualidad que hace destacar a una persona, en
la realización de una tarea concreta.
De este modo, el empresario seleccionará,
entre todos los candidatos, los que le parezcan
estar más capacitados, para conseguir
la ejecución exitosa de las tareas asignadas
a los puestos de trabajo que desea cubrir.
El grado de
experiencia es la estimación sobre los
conocimientos que una persona pueda poseer, con
vistas a la ejecución de un cometido,
en función del número de veces
que la ha realizado, avalado por los resultados
obtenidos. Aunque el grado de experiencia suele
ligarse con el tiempo de ejercicio, lo importante
es el grado de éxito obtenido al desempeñarlo.
Para los profesores
Farias García y Farias Batlle (1994),
la unidad económica de producción,
la empresa, no tendría carácter
institucional si careciera de la figura del empresario
y no podría ser informativa si en ella
no estuvieran los profesionales de la información.
Para los citados autores, las operaciones empresariales
siempre están presididas por las decisiones
humanas libres, pero guiadas por el principio
de profesionalidad. De este modo, la libertad
no significa carecer de límites y hacer
lo que la persona quiere, sino hacer lo adecuado
para conseguir mejor el fin que se persigue.
Y como no se puede ser libre siendo ignorante,
todos los empresarios de la información
deben ser profesionales de la misma.
Por lo tanto,
debido a la especificidad de la empresa informativa
y del producto informativo y al hecho de que
sea el factor de producción trabajo el
que convierte la noticia en información,
creemos necesario que, tanto las personas que
elaboran la información como los directivos
de las empresas informativas deben ser profesionales
de la información. Esto exige que posean
conocimientos universitarios superiores impartidos
en las Facultades de Ciencias de la Información.
Queremos hacer hincapié en que hablamos
de “conocimientos” no de “títulos”.
Pero la aparición
de Internet ha supuesto nuevas formas de elaborar,
producir y transmitir el producto informativo.
Ello ha implicado, además de nuevos hábitos
y formas de trabajo, que el periodista posea
formación sobre las nuevas tecnologías.
Ahora se necesitan profesionales de la comunicación
polivalentes.
En la actualidad,
la profesionalidad del periodista también
englobará la formación y la capacitación
necesaria para trabajar con las nuevas tecnologías.
Ante esta nueva situación se hace imprescindible
la necesidad de formación continua por
parte del periodista, el cual podría aprovechar
las ventajas que en este campo ofrecen las nuevas
tecnologías de la información (teleformación).
En este sentido,
Mª Teresa Sandoval (2001) afirma que en
el caso del periodista, “el informador
aprende simultáneamente los recursos propios
de la formación continuada y el uso efectivo
de las nuevas tecnologías como herramienta
de aplicación práctica en las rutinas
productivas de su propio trabajo”.
Actualmente
el periodista es consciente de las nuevas necesidades
de formación que debe poseer. Las nuevas
tecnologías se han configurado como una
herramienta imprescindible para su trabajo. Virginia
Luzón Fernández (2000) estima que
el periodista “no es un mero receptor en
la formación, es a la vez emisor de los
contenidos aprendidos”.
Todos estos
avances están produciendo una modificación
de los contenidos de los planes de estudios de
las diferentes Facultades de Ciencias de la Información
o de la Comunicación. Puesto que el fin
de la universidad es preparar personas capaces
de integrarse con éxito en el mercado
laboral, difícilmente lo lograrán
si no han sido formados en las nuevas tecnologías
que se utilizan en los diferentes medios de comunicación
o no poseen un adecuado conocimiento de la red
y de los recursos que ésta ofrece.
Lógicamente,
también implica un reciclaje y un aprendizaje
por parte del profesorado de la universidad,
que debe ser consciente de las nuevas necesidades
de formación que requieren las actuales
y futuras generaciones de periodistas. Por otro
lado, sería aconsejable aprovechar las
inmensas posibilidades que ofrecen los medios
de comunicación en las estrategias de
enseñanza y aprendizaje.
Genuinidad
El Diccionario
de la Lengua Española de la Real Academia
indica que genuino significa puro, propio, natural,
legítimo. A pesar de que todos los informadores,
ante una misma noticia, aportan trabajo, el resultado
no es el mismo. Cada producto informativo será
distinto, dependiendo de la persona que lo haya
elaborado. Dado que no hay dos hombres iguales,
cada profesional de la información convertirá
la misma noticia en información de una
manera propia y diferente a como lo haya hecho
otro compañero.
Algunos autores
como Gillespie (1996, pp. 92-93) afirman que
el periodista debe utilizar un estilo literario
propio que exige, principalmente, tener una redacción
concisa, clara y atractiva. Si el informador
redacta de manera concisa, logrará, con
las menos palabras posibles, dejar muy claro
el contenido de la información. Si la
redacción es clara, el profesional de
la información consigue que el público,
de nivel cultural medio, pueda comprender el
contenido de la información. Con una redacción
atractiva, los lectores captarán rápidamente
la información y se sentirán interesados
en su contenido.
Según
esta autora (p. 141), existen una serie de elementos
o circunstancias modificadores de la redacción
final de la información, aportados por
el periodista. Éste, convertido en agente
creador y mediador dentro del proceso de comunicación,
debe atender las limitaciones del lenguaje periodístico,
pero no puede evitar su propia y personal forma
de escribir, una clara labor con incidencia intelectual.
Es evidente
que existen una serie de factores que provocan
el éxito de una información. Entre
los factores positivos, Gillespie (p. 100) destaca
la actualidad, la exclusividad y la originalidad.
Respecto a la originalidad, esta autora indica
que la información se redacta de forma
que, su contenido, sea de interés para
el mayor número de personas.
También
el trabajo del periodista digital va a venir
caracterizado por esta nota de genuinidad. El
producto informativo que se elabora para un medio
digital tiene identidad propia en cuanto a los
contenidos, el medio al que va dirigido y, por
supuesto, dependiendo de la persona que lo ha
realizado. Bajo nuestro punto de vista, quizás
esta nota cobra especial relevancia en el medio
digital puesto que ofrece más posibilidades
al profesional de la información para
presentar el contenido de la información.
Nos referimos a los diferentes recursos que el
periodista puede utilizar como son la infografía,
diseño, hipertexto, documentos complementarios,
enlaces con otros medios o páginas web,
entre otros.
Dado que a través
de Internet el periodista podrá transmitir
su información a un mayor número
de personas y también a un público
más diverso, esta nota característica
será observada por un mayor número
de personas. Por otro lado, también el
periodista pondrá especial hincapié
en “diferenciar” su producto para
que el público destinatario pueda distinguirlo
con respecto al resto.
Creatividad
El informador cuenta unos hechos, en base a la
noticia, pero para ello hace uso de su imaginación,
de sus ideas o recursos intelectuales para realzar
el mensaje. Esta tarea siempre se realiza mediante
un esfuerzo intelectual, es decir, no por la
realización de un trabajo físico
sino debido a un trabajo de tipo intelectual.
Por lo tanto, una de las características
del producto informativo es que la naturaleza
de la fuerza de trabajo empleada en su obtención
es siempre de tipo intelectual y creativo. Esto
no quiere decir que no utilice medios técnicos
para elaborar la información (ordenadores,
cámaras de televisión, etc.). De
este modo, la especificidad del factor de producción
trabajo en las empresas informativas también
vendrá determinada por esta nota: la creatividad.
Gillespie (p. 141) afirma que el informador se
convierte en agente creador y mediador dentro
del proceso de comunicación.
La creatividad
también puede ser entendida como capacidad
de innovación y de cambio. De este modo,
los periodistas deben actuar en función
de las evoluciones que se produzcan en el ámbito
de la información procurando adecuar su
producto informativo a las nuevas circunstancias,
además de tener en cuenta las transformaciones
de la sociedad.
El nuevo periodista
debe hacer uso de las infinitas y novedosas posibilidades
que le ofrecen las tecnologías de la información
para elaborar su trabajo, pero indudablemente
no debe ceñirse a ellas. Dado que las
fuentes son accesibles para todos y muy numerosas,
el periodista debe mediante su intelecto elaborar
la mejor información, haciendo uso de
su habilidad, inteligencia y capacidad de selección
para poder buscar y encontrar los datos que necesite.
El periodista
digital realiza labores de identificación
de fuentes, extracción de información,
procesamiento de contenidos y publicación.
Pero como indica Koldobika Meso (2002) “también
dedica buena parte de su tiempo y esfuerzos a
interactuar con sus lectores. De ahí que
debe conseguir que los usuarios que más
trabajo le den sean también los que más
compensaciones aporten”.
Quizás
el periodismo digital es el que requiere mayor
creatividad puesto que permite al periodista
trabajar desde una perspectiva multimedia lo
que supone que puede facilitar información
a través de del texto, imágenes
y sonido.
Estimamos que,
puesto que el periodista de nuestro tiempo dispone
de más medios y fuentes, quizás
tendrá que hacer un mayor uso de sus capacidades
creativas e intelectuales para elaborar el producto
final.
Personalidad
Los profesores
Población y García Alonso (1997,
p. 313) definen la personalidad como “un
atributo de los seres humanos que carece de definición,
ya que existen tantas personalidades como personas”.
Es un atributo que las distingue entre sí,
pero que no las diferencia. Si partimos de la
definición dada, cada profesional de la
información elaborará el producto
informativo, aunque cumpliendo con las características
que debe reunir este tipo de producto, de una
manera diferente, utilizando su propia personalidad.
La información estará impregnada
de rasgos de su personalidad y, dentro de la
objetividad, de sus propias ideas.
Podemos decir
que, de alguna manera, la personalidad del informador
se manifiesta en su producto y lo impregna de
un estilo distinto. Todas las informaciones parten
de la misma noticia, pero cada producto informativo
será diferente dependiendo del profesional
que lo haya elaborado. Así, a veces, y
sin leer el nombre del autor, acertamos a adivinar
el profesional que ha elaborado una información.
Gillespie (1996,
pp. 140-141) afirma que “existen circunstancias
que influyen en el tratamiento de la noticia,
siendo un factor muy importante la personalidad
del propio elemento humano que debe cumplir la
acción de redactar el contenido de la
información”. Por ello, añade
esta autora, será muy importante el posicionamiento
social, moral, intelectual y económico,
entre otros, del propio periodista, como elemento
de influencia en la transformación codificada
de la noticia.
Según
Gillespie, los elementos o circunstancias modificadores
de la redacción final de la información,
aportados por el periodista, son dos: las circunstancias
personales del periodista y las circunstancias
profesionales del periodista. Respecto a las
primeras, indica que pueden influir, desde sus
costumbres y hábitos sociales, hasta sus
posibles excesos o defectos, que pueden ser todo
lo humanos del mundo, pero con posibilidades
inconscientes para poder actuar sobre la redacción
definitiva de la noticia. Lo anterior no afecta
al atributo de calidad denominado objetividad
porque éste se refiere a la noticia y
no al trabajo del informador.
De este modo,
cada periodista aplicará toda su personalidad
al elaborar la información. Quizás
en los medios escritos, en los que no hay tanta
inmediatez, la implicación del informador
es mayor que en los medios audiovisuales donde
se impone la actualidad. Así, en la prensa
podemos apreciar más implicación
de los profesionales en la información
que si sobre la misma noticia nos informan a
través de la televisión o de la
radio. El informador se implica más en
las informaciones realizadas para un medio escrito
que en las realizadas para un medio audiovisual.
Por otro lado,
dentro de los géneros periodísticos,
el periodista puede demostrar su personalidad
de diferentes maneras. Así, en una noticia
es más difícil que si elabora,
por ejemplo, una crónica. En la noticia,
el periodista no manifiesta su sensibilidad de
la misma manera que puede hacerlo en una crónica
o en otros géneros periodísticos.
A veces esa sensibilidad queda de manifiesto
en la manera en que el informador comienza su
información.
Actualmente,
por ejemplo, en el periodismo deportivo, se tiende
a que el profesional que retransmita un partido
de fútbol por televisión o radio
sea hincha de uno de los equipos que disputan
ese partido porque de esa manera pondrá
más énfasis en la realización
de su trabajo, que naturalmente quedará
impregnado de su personalidad.
El periodista
de nuestro tiempo, a través de Internet,
está en contacto permanente con sus lectores,
por lo que podrá actuar “como inspirador
y animador de la inteligencia colectiva de la
comunidad digital. Su habilidad consistirá
no sólo en tomar la iniciativa en el proceso
de información, sino en saber canalizar
todo el conocimiento que se genere en el seno
del grupo” (Meso Ayerdi, 2002).
Actualmente,
también podemos hablar de personalidad
desde la óptica del destinatario de la
información. La información transmitida
a través de los medios “convencionales”
o “tradicionales” va dirigida a un
público muy concreto y localizado en el
tiempo y en el espacio físico. Por el
contrario, la red Internet permite que el producto
informativo llegue a todos los lugares del mundo,
por lo que la audiencia se multiplica; es más
amplia y diversa. Como consecuencia de lo anterior
no toda la información que llega a una
persona determinada le va a interesar. Pero el
periodismo digital permite la personalización
de los contenidos ya que a través de Internet
éstos pueden ser personalizados y dirigidos
de forma específica a determinados individuos
o colectivos. La prensa tradicional no permite
esta personalización.
Estimamos que
la personalización no afecta sólo
a los contenidos en sí, sino también
a la forma de ser presentados y a las diferentes
versiones que se realizan. En cuanto a las versiones
podemos distinguir entre las de acceso libre
y gratuito y las más completas de acceso
restringido.
En la actualidad,
debido a la gran proliferación de medios
de comunicación, éstos se encuentran
en una dura lucha por conseguir fidelizar a sus
clientes. Por ello, ofrecen una gran variedad
de servicios accesorios e individuales como pueden
ser la personalización de la pantalla
del diario digital, o la posibilidad de recibir
las noticias que interesan a un determinado receptor.
Este fenómeno se denomina “periodismo
a la carta”. De este modo, hemos pasado
de un “modelo clásico” donde
la información era un bien escaso y estaba
controlado, a un sistema donde es necesario seleccionar
la información y elaborar las estrategias
de búsqueda para separar lo interesante
de lo puramente accesorio. Este tipo de información
se basa en el “gatekeeping mixto”,
“el receptor selecciona los temas de la
actualidad diaria que son de su interés,
si bien continúa siendo el periodista
quien elabora la información” (Meso
Ayerdi, 2002).
Perspectivas
del ejercicio de la profesión periodística
A modo de conclusión
nos gustaría realizar unas reflexiones
sobre cómo estimamos que debe ser el periodista
que desarrolle su labor profesional en los próximos
años y cómo va a realizar su trabajo.
El periodista,
si quiere desarrollar adecuadamente su profesión,
deberá poseer unos estudios universitarios
adquiridos en las Facultades de Ciencias de la
Información o de la Comunicación
así como tener conocimientos de las nuevas
tecnologías de la información.
El profesional
de la información nunca debe dar por concluida
su formación y deberá actualizar
sus conocimientos mediante su asistencia a seminarios,
conferencias, talleres o mediante la realización
de cursos presenciales, semipresenciales o a
distancia.
Se requerirán
profesionales con capacidad para adaptarse a
los cambios. Batista Bacallado (2004) estima
que “la capacidad de cambiar es clave para
que cualquier estrategia de gestión sea
susceptible de tener éxito”.
Aumentará
progresivamente el trabajo individual en detrimento
del trabajo en equipo. Puesto que la difusión
de los diarios electrónicos es universal
o inmediata, la información transmitida
a través del periodismo digital cada vez
llegará a mayor número de personas.
De este modo, se producirá un aumento
de los lectores de periódicos digitales
y se irá estancando o produciendo un ligero
descenso de los lectores de los periódicos
impresos.
El periodismo
digital adquirirá, poco a poco, una mayor
identidad propia. Se producirá una mayor
personalización de la información,
ya que se tenderá a una mayor actualización
y personalización de los contenidos en
los medios digitales. En el futuro, estimamos
que la tendencia, como afirma Koldobika Meso
(2002) “consistirá en dar al internauta
la mayor información posible, para que
cada uno elija lo que quiera leer, ver o escuchar”.
Creación
de nuevos periódicos digitales. Puesto
que los periódicos electrónicos
requieren menos inversiones por parte de los
editores (mano de obra, maquinaria, materia prima,
red de distribución, naves industriales,
etc.), ello podría animar a los empresarios
de la comunicación a la creación
de nuevos periódicos digitales.
Aparición
de “otros informadores”, competidores
de los verdaderos profesionales de la información.
Las nuevas fórmulas que han surgido en
Internet pueden convertirse en un fuerte competidor
o en un peligro para el periodista. En la red
podemos encontrar muchos contenidos, que no son
productos informativos, puesto que no están
elaborados por periodistas y a los que fácilmente
se puede acceder. De hecho puede ocurrir que
algunas personas se “autoproclamen”
profesionales de la información y difundan
sus contenidos a través de Internet. Ello
puede conducir al desprestigio de la profesión
periodística y cuestionar determinados
atributos del producto informativo como la calidad.
Simplificación
de las empresas informativas. Los avances producidos
en las comunicaciones también pueden afectar
a la concepción de los grandes medios
de comunicación tradicionales ya que un
periodista con un terminal en su propia casa
y los medios técnicos necesarios puede
crear y gestionar su propia empresa de comunicación.
Por otro lado, este hecho presenta la ventaja
de terminar con el monopolio existente de y en
los medios de comunicación.
Estimamos que
en el futuro, se va a producir un mayor desarrollo
de la utilización de la red Internet,
puesto que se trata del medio de comunicación
más barato y sencillo para difundir la
información. Por otro lado, estamos seguros
que también surgirán nuevas aplicaciones
al mundo periodístico a las que tendrán
que adaptarse las empresas informativas y los
profesionales de la información si quieren
permanecer en el mercado.
Notas:
1
Para que
un producto sea verdaderamente informativo, es
suficiente que esté en condiciones de
concurrir al mercado, aunque no haya sido ofrecido
en el mercado informativo.
2
Sí es almacenable
la existencia de una historia de la información,
aunque no en cuanto producto noticiable, como
lo demuestra la existencia de las hemerotecas.
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Dra.
Manuela Bueno López
Directora Académica de CEADE
(Centro Andaluz de
Estudios Empresariales) , España. |